VIVA CRISTINA FERNANDEZ de KIRCHNER NOBEL de la PAZ 2013 ¡¡¡

En este sitio encontras noticias, opiniones y material de consulta sin censura.



Te permitirá estar bien informado y podras sacar tus propias conclusiones , sobre lo que pasa en Argentina y los paises de America.



Nuestra linea editorial es la defensa estratégica de los Derechos Humanos, la Democracia popular y la Justicia Social.



Buscamos que durante este siglo XXI, concretemos la Revolución Cultural que soñaron nuestros compañer@s y familiares desaparecidos y asesinados , por todas la dictaduras y tiranias a los largo de America.



Nos mueve, la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Reparacion Integral para con las victimas de la Doctrina de la Seguridad Nacional y los pueblos de America.



Córdoba, Argentina



19 y 20 de diciembre de 2001.-



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domingo, 31 de octubre de 2010

PENSION a PRESOS POLITICOS ARGENTINOS

Acto en Gobernación(31/10/2010)
Scioli entregó 250 pensiones a presos políticos de la dictadura




Las Madres de Plaza de Mayo fueron de la partida.

El gobernador Daniel Scioli entregó este lunes 250 pensiones sociales graciables a presos políticos de la última dictadura militar y recibió un especial reconocimiento de la secretaria de Derechos Humanos, Sara Derotier de Cobacho, por el "cúmulo de políticas" que lleva cumplidos la gestión.



La secretaria de DDHH destacó el Programa de Fortalecimiento Institucional de la Provincia, "que permite llevar a la Secretaría a todos los distritos", y puso en valor la participación de su dependencia como querellante en juicios de lesa humanidad.



Cobacho detalló que la gestión de Scioli otorgó subsidios vitalicios para progenitores de desaparecidos; eximió del pago de impuestos a los hijos de desaparecidos y a sus viudas, y por la resolución 340/08 les permitió a éstos que puedan ser incorporados en distintas dependencias del Estado provincial.



La funcionaria ponderó la sanción de la ley que otorga pensiones graciables a detenidos, procesados y condenados durante el período 1955-1963, en la denominada "Resistencia Peronista", y otorgó pensiones sociales a quienes participaron del 'Operativo Cóndor', llevado a cabo en las Islas Malvinas en 1966. Además, consideró que iniciativas como el Plan Envión, la Asignación Universal por Hijo y el programa de Alfabetización Digital "buscan garantizar los derechos humanos de los más chicos", resaltando que "ninguna otra provincia tiene el Programa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia".



"Sabemos que sólo alguien que se pone los pantalones largos y nos da la posibilidad de llevar estas cosas y leyes adelante es un hombre especial", concluyó.



Del acto -en el que no faltaron cánticos de la Juventud Peronista- estuvieron presentes representantes de Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos, además del presidente del Instituto de Previsión Social, Javier Mazza, y el subsecretario provincial de Derechos Humanos, Fernando Cano.



Por su parte, el diputado Alfredo Antonuccio, impulsor de la iniciativa, recordó que "esta ley venimos trabajándola y luchándola desde el regreso de la democracia, en 1983".



"Este país está cambiando, somos parte, testigos y protagonistas de un país que está viviendo un momento bisagra. Estamos dejando atrás aquel Estado terrorista, ausente y egoísta, y estamos construyendo un país solidario, con un Estado presente, que se hace cargo de las necesidades del pueblo", consideró el legislador.



La pensión para ex detenidos fue dispuesta por la Ley 14.042 con el objetivo de "reparar el sufrimiento padecido por gran cantidad de compatriotas que durante la dictadura fueron perseguidos, encarcelados y condenados por el sólo hecho de expresar sus ideas", según se indica en los fundamentos de la normativa reglamentada este año.



El monto del beneficio previsto en la ley será equivalente al nivel de remuneración del personal superior categoría 24 de la Ley 10.430 y sus modificatorias.

DESPEDIDA

Esto lo mandó un compañero de Familiares y me pareció hermoso, se los mando.

Me tomo el atrevimiento de compartir con todos, lo escrito por nuestro hijo Mariano, con sus ojos de periodista, supo entender porque no pudimos dejar de llorar durante dos días.


Mis viejos despidieron a un compañero:



Agarro el teléfono y los llamo, quiero saber cómo están: cómo se sienten, cómo van viviendo éste momento.

Invirtiendo temporariamente los roles, yo (34), quiero asegurarme de que pueden hacer lo que están haciendo.





Mi vieja (56) se oye exhausta y emocionada, como quien vuelve de un casamiento.

Mi viejo (55) está un poco ronco.

Ya están en el colectivo que los lleva de regreso a Mar del Plata.





Me cuentan cómo esperaron el paso del cortejo fúnebre que llevaba el cajón de Néstor hacia Aeroparque, bajo la lluvia y con un poco más de tres horas de demora.

¨No sabés lo emocionante que fue”, me dice ella.

¨En un momento sin darnos cuenta pasamos la valla y empezamos a correr detrás del coche¨ respira y hace una pausa, sorprendida ella misma con lo que me está contando.

¨Era cómo... era cómo que no podíamos dejarlo ir¨.





Hablamos más, seguro, soy digno hijo de mis padres y a los dos se les dá por la palabra.

Pero a mí que quedaron repiqueteando esas imágenes.

Y entendí recién un rato más tarde por qué mis viejos no podían soltar ése momento: la partida del auto en el horizonte de manos, banderas y policías se llevaba en un suspiro el final de un entierro que se había demorado 34 años.

Mis viejos, por fin, acaban de despedir a un compañero.





No era quien se había plantado junto a ellos 36 años atrás para impedir que un camión atravesara una calle repleta de manifestantes; no habían compartido mates ni arroces escuálidos; no habían militado juntos durante años, a través de discusiones, hijos, ciudades, alegrías y desconsuelos.





No le habían guardado un bolso con fierros bajo la cama del ¨comedor¨.

No se habían peleado a los gritos por el futuro de Montoneros.

No lo habían pasado a través de un cerrojo policial escondido en el asiento de atrás bajo unas camperas.





No les había dejado puesta en el Winco una canción de Miguel Abuelo que rezaba en el estribillo ¨Mi amigo ya partió¨.

No era ni su hermano, ni su cuñado.

No lo habían visto, como tantas, tantas veces, desaparecer.





Sin embargo esta vez y por única vez; él era.





Y después de años de llorarlo, de extrañarlo, de soñarlo, de buscarlo, de verlo, de olerlo, de perderlo de nuevo en las temibles zonas fallidas de la memoria, de entenderlo, de no saberlo, de leerlo, de reconstruirlo en los relatos de los que sobrevieron, de sentirlo en el Faro, en la playa y en todos los putos mares del mundo, ellos le habían dado un entierro.





No había sido un entierro común.

Miles de personas lograron despedirse.

Y habían esperado por horas bajo el sol o la lluvia o ambos para pasar unos segundos frente a la viuda y el cajón.

Lo habían saludado con cartas, con flores, con banderas, con marchas, con gritos quebrados que rompían los ojos tras los lentes negros, con la más maravillosa música, con manos que tocaban la pantalla de la tele y llevaban suspiros a miles de kilómetros de distancia.

Lo habían saludado con infinita belleza y con bajeza zoológica.

Lo habían saludado sus seguidores, sus detractores, los ciervos, los hermanos, los hipócritas, los roedores, las serpes y todas las palomas de Plaza de Mayo.

Lo habían despedido cientos de miles de lágrimas y otras tantas gotas de lluvia.

Y repito, increíblemente, maravillosamente, lo habían despedido







Después de 34 años, mis viejos despidieron a un compañero



Un fraternal abrazo para todos

Negro

Carlos Díaz

NEUQUEN : LOS MUERTOS QUE VOS MATAS

Portada :: Argentina
23-10-2010



Más de cuatro mil personas marcharon en la provincia donde mataron al maestro en el 2007
En Neuquén Mariano y Fuentealba estuvieron juntos en la calle


Elio Brat
Rebelión




“En estas 48 horas la fiscalía debe detener a los policías que dejaron que mataran a Mariano (Ferreyra) y también a toda la patota sindical de la Unión Ferroviaria. Los tienen que detener e investigar si no ni siquiera vamos a tener un autor material en este asesinato, donde hay muchos que van a querer borrar todas las pruebas” exigió Sandra Rodríguez ayer frente a más de cuatro mil trabajadores que marcharon en la capital neuquina repudiando la muerte del joven estudiante militante del Partido Obrero. Una larga columna de más de siete cuadras de largo marchó por las calles céntricas de esta ciudad exigiendo nuevamente por justicia en la misma provincia donde exactamente hace tres años y medio asesinaron al compañero de vida de Sandra, el maestro Carlos Alberto Fuentealba.

Trabajadores ceramistas de la fábrica expropiada Zanon, estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue y decenas de maestros de Neuquén capital, Plottier, Centenario y la rionegrina Cipolletti dieron una contundente respuesta al llamado a paro general convocado por la CTA Regional Neuquén. La marcha tuvo como punto de encuentro el Monumento a San Martín, llegando luego hasta las mismas puertas de la Casa de Gobierno provincial, donde se desarrolló un acto en repudio a la muerte del joven Ferreyra en Buenos Aires.

Luego de ese mismo acto que fue multitudinario, la misma Sandra Rodríguez de Fuentealba dijo a Rebelión que “quiero enviarle desde aquí toda mi solidaridad y apoyo a la compañera docente, la mamá de Mariano (Ferreyra), brindándole todo mi apoyo para sostener este momento tan difícil. A ella y también a Elsa Rodríguez, por quien hacemos fuerza desde Neuquén”. “En este caso, como en el de mi compañero Carlos, hay que dilucidar bien claramente quienes fueron el o los autores materiales de este asesinato y por supuesto aclarar y conocer todas las responsabilidades políticas. De los que estuvieron presentes y los que están más arriba también” siguió diciendo Sandra R., agregando que “en el caso Fuentealba seguimos peleando a más de tres años y medio porque aún las responsabilidades políticas están impunes y eso también tiene que servir como ejemplo para este asesinato de Mariano Ferreyra”. “Nosotros siempre lo dijimos: si la impunidad de ayer en Arroyito continúa, lo que pasó en Avellaneda y Barracas iba a volver a suceder. Si los responsables políticos de estos hechos estuvieran presos y condenados en un justo tiempo, no ocurrirían estas cosas tan lamentables para todos los trabajadores… El límite, lo dijimos muchas veces, es la vida. La vida de un maestro, de un estudiante, de un trabajador. Y en esa vereda siempre van a contar conmigo los que están dispuestos a luchar” culminó la trabajadora docente neuquina.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.




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HONDURAS : CARTA del Dr. ZELAYAM

Portada :: América Latina y Caribe
28-10-2010



Carta de Pésame
José Manuel Zelaya Rosales a Presidenta Cristina Kirchner


Jose Manuel Zelaya
Rebelión




Santo Domingo, 27 de octubre de 2010
Excelentísima Señora

Cristina Fernández de Kirchner

Presidente Constitucional de la República Argentina

Excelentísima Señora:

El repentino fallecimiento de Néstor Kirchner ha causado en nuestros sentimientos un impacto tal, que temo que estas pocas palabras, que hoy le hago llegar, que están impregnadas de poderosos pensamientos de dolor y pesar por la partida definitiva del ex presidente de los argentinos, no serán suficientes para expresar lo que él ha dejado como huella indeleble, y la estela que no solo anidó en el corazón del pueblo argentino, sino en los pechos de millones de latinoamericanos, ni para resaltar en su exacta dimensión la solidez de sus convicciones y el apoyo que de Néstor recibimos para la sobrevivencia de la democracia de nuestro continente.

Este es un testimonio de pesar por la desaparición física de Néstor Kirchner, en quien reconozco una trayectoria de extraordinaria identidad y compromiso social por el desarrollo del pueblo, y abrigo la esperanza que comparta mi criterio que la figura de su marido, mi distinguida amiga, trasciende largamente los lazos de amistad o familiar para convertirse en símbolo del pensamiento, de la lucha del pueblo latinoamericano por un mundo mejor.

Estoy plenamente convencido de que esta pérdida, motivo de pesar para el pueblo argentino, habrá de fortalecer las motivaciones que nuestro amigo y líder latinoamericano tuvo en vida, y que la bandera democrática, de profunda sensibilidad humana, por la justicia, la libertad y la independencia seguirá siendo levantada por las manos de su pueblo hasta el total cumplimiento de los sueños y utopías que acompañaron a lo largo de toda su gesta a nuestro ilustre desaparecido.

Le ruego Señora Presidente y amiga, recibir de mi familia, del pueblo hondureño en resistencia y en el mío propio, el testimonio de muestro profundo pesar por el fallecimiento de Néstor Kirchner.

José Manuel Zelaya Rosales

Presidente Constitucional de Honduras

2006-2010
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.




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EZEQUIEL MELERA: LA HERENCIA DE NESTOR

Portada :: Argentina
28-10-2010



Néstor Kirchner, un pilar de Nuestra América


Ezequiel Meler
Rebelión




“Quienes lo conocimos y batallamos junto a él lo recordaremos como uno de los grandes pilares en esta nueva hora de América”
Hugo Chávez Frías.
“Las madres argentinas sentimos en este momento el mismo dolor que cuando se llevaron a nuestros hijos durante la dictadura, porque Néstor era un hijo nuestro”
Hebe de Bonafini.


En las primeras horas de la mañana del miércoles 27 de octubre, fallecía en su casa de Los Sauces, Río Gallegos, el ex presidente y diputado nacional, Dr. Néstor Carlos Kirchner. Por lo que se sabe hasta el momento, una serie de paros cardíacos derivaron en su muerte súbita.

Kirchner, presidente de la República entre 2003 y 2007, había sufrido dos internaciones previas, el 8 de febrero y el 11 de septiembre de este año.

Pese a ello, su repentino deceso, a los 60 años de edad, convulsionó a la sociedad argentina y suscitó la consternada solidaridad de diversos líderes regionales y mundiales.

Doce años gobernador de la austral provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner saltó a la política nacional luego de la crisis de 2001 – 2002. En las presidenciales de 2003, accedió a una segunda vuelta contra el ex presidente Carlos Menem arañando apenas el 22%. Menem, sin embargo, consciente de la magnitud de la derrota que le esperaba, no se presentó.

De ese modo peculiar, un dirigente casi desconocido a nivel nacional, de una pequeña localidad del sur del país, llegaba a la primera magistratura de la República.

El panorama no podía ser más desolador. Carente de una base de sustentación independiente, Kirchner enfrentaba los coletazos de una espectacular crisis económica, política y social. Con el desempleo rondando el tercio de la población y la pobreza superando largamente la mitad, muchos le pronosticaron un futuro breve al frente del gobierno nacional.
Claramente, no lo conocían.

Con voluntad decidida, arrojo y atrevimiento, Kirchner encaró la renovación de la Corte Suprema de Justicia, donde predominaba la “mayoría automática” ligada al menemismo. También encaró una profunda reestructuración de las Fuerzas Armadas. Antes de cumplir un año en el poder, ya había dado impulso político decisivo a la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y ordenaba descolgar los cuadros del ex presidente de facto Jorge Rafael Videla del Colegio Militar.

A esas alturas, el kirchnerismo mostraba un fuerte repunte en la economía, que se replicaba en el crecimiento del empleo, la baja de la pobreza y de la indigencia y el crecimiento del consumo y la inversión.

Pero la iniciativa política del presidente no dejaba margen ni respiro. La renegociación de la deuda externa culminaba con un inusitado éxito en marzo de 2005. Ese mismo año, pero en octubre, Kirchner alcanzaba la medida de su independencia política, cuando su esposa, la senadora Cristina Fernández, vencía con facilidad a los candidatos del duhaldismo.

Y todavía quedaba tiempo para más, pues sobre el cierre del año, la Argentina anunciaba su decisión soberana de pagar por adelantado toda la deuda al Fondo Monetario Internacional, terminando de este modo con la grosera injerencia de los organismos multilaterales de crédito en los asuntos internos del país. Menos de un mes antes, la tarea mancomunada de Néstor Kirchner y Hugo Chávez en la cumbre de Mar del Plata forzaba el fracaso definitivo de las iniciativas continentales de libre comercio fomentadas por los Estados Unidos.

Y así, en apenas dos años, todas nuestras discusiones habían sido reformuladas; nuestras teorías, desafiadas; nuestras esperanzas, superadas. La Argentina se embarcaba en el lustro de mayor crecimiento de su historia, consolidaba y ampliaba los alcances de su ciudadanía, daba pasos decisivos en la consolidación de un rumbo que poco tiempo atrás hubiese parecido impensable. Néstor Kirchner había borrado la frontera de lo imposible, y ahora todo podía suceder.

Tras la rotunda victoria de su esposa, Cristina Fernández, en las elecciones de octubre de 2007, Néstor Kirchner pasó a un no tan cómodo segundo plano, y pese al declive electoral de su fuerza política, producto del conflicto agropecuario y la enajenación de amplios sectores de las clases medias metropolitanas, las medidas trascendentes continuaron: la estatización de los fondos privados de pensión, el establecimiento de la asignación universal por hijo, la promulgación de la ley de servicios de comunicación audiovisual son sólo algunas de las marcas de un tiempo indeleble.

Le tocó irse hoy, 27 de octubre, el mismo día en que el país del Bicentenario dejaría, a través del Censo Nacional, una foto tan distinta de aquella de 2001, una foto tomada por Néstor Carlos Kirchner.

Ezequiel Meler es Profesor de Historia, UBA.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.




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DIVERSIFICAR LA PRODUCCION

03-08-2008



Entrevista a Marie-Monique Robin, autora del best seller "El mundo según Monsanto"
"Un pueblo que se dedica a un solo cultivo se suicida"


Heber Ostroviesky y Enrique Schmukler
Página 12




Marie-Monique Robin, autora del best seller "El mundo según Monsanto" que llegará en diciembre a la Argentina. 'Un pueblo que se dedica a un solo cultivo se suicida' es el ensayo periodístico más leído de los últimos meses en Francia y está dedicado en gran parte a la Argentina. En esta entrevista, su autora, Marie-Monique Robin se pregunta qué pudo haber ocurrido para que 'Eduardo Buzzi cambie de bando en tres años'.

-¿Cuáles son los aspectos ligados al modelo de explotación agrícola en Argentina que, según lo que usted pudo investigar en nuestro país, han quedado hasta ahora afuera de la discusión política?

-Si bien es necesario que el Gobierno intente reglamentar las exportaciones debería, sobre todo, limitar la expansión absolutamente demencial de la soja transgénica. Aunque las retenciones contribuyen a limitar la producción indiscriminada, no es suficiente. A mi juicio es urgente analizar el peligro de los organismos genéticamente modificados (OGM) a fondo. En la actualidad la producción cubre un total de 18 millones de hectáreas. ¿Y esto que quiere decir? Una sola cosa: aumento del monocultivo. Se trata de una constatación que, para mí, es inobjetable y confirma lo que había observado hace tres años, en otra visita que hice a la Argentina. La frase 'Un pueblo que se dedica al monocultivo se suicida' es evidente en este caso. Lo que hay que entender es que la expansión de la soja transgénica va en detrimento de los pequeños y medianos productores, al verse obligados a abandonar la producción de alimentos para la población. En primer lugar, porque las semillas que suministra la multinacional Monsanto, de nombre Roundup Ready (Soja RR), se fumigan con el herbicida Roundup, de modo que el resto de las tierras queda contaminado, puesto que es un herbicida muy volátil. Es decir, los pequeños agricultores deben abandonar su hacienda porque sus plantaciones son sencillamente destruidas por el herbicida. La soja provoca problemas sanitarios graves. Y esto ha sido confirmado por un informe del Hospital Italiano de Rosario. Pero también constituye un terrible problema social. No regular la producción de soja transgénica es darle la llave de la agricultura del país a unos inversores que nada tienen que ver con la agricultura. Darles todo el poder de maniobra a los 'pools de siembra', como lo describía Eduardo Buzzi en una entrevista que le realicé en 2005, es poner en juego la seguridad alimentaria de la Argentina.

-¿Cómo fue el desembarco de las semillas de Monsanto en la producción agrícola Argentina? ¿Tuvo resistencias este modelo?

-En 2005 Monsanto y el gobierno argentino estaban en medio de un conflicto por el tema de las regalías que la multinacional estadounidense pretendía cobrar por la exportación de la soja, ya que Argentina no reconoce la patente que reclama Monsanto sobre el gen Roundup Ready. Por ese tiempo Monsanto quería cobrarle 15 dólares a cada cargamento de granos o harina de soja a su llegada a los puertos europeos, ante la imposibilidad de cobrar tres dólares a los productores en territorio argentino. Allí Monsanto comenzaba a mostrar su verdadera cara. Pero antes, en la década de 1990, la totalidad de los productores recibieron a esta empresa con entusiasmo, por supuesto. Recuerdo haber entrevistado a agricultores que me dijeron que, al principio, llamaban a las semillas transgénicas 'semillas mágicas'. Inclusive Buzzi me había dicho en esa oportunidad: 'Nosotros sostuvimos ese modelo, pero caímos en la trampa. Estaba todo calculado'.

-¿De qué se trata el llamado 'principio de equivalencia en sustancia', retomado en Argentina?

-Este principio aceptado inicialmente en los Estados Unidos no tiene ninguna base científica que lo valide. Sin embargo, al impedir que los OGM sean considerados como aditivos alimentarios, las empresas de biotecnología pudieron evadir pruebas toxicológicas y evitar el etiquetado especial de sus productos. La decisión que permitió comercializar los OGM sin ninguna evaluación fue aceptada también en la Argentina. Gracias a estas mentiras los OGM llegaron al país y desde allí invadieron Paraguay y Brasil, donde no estaban autorizados. Como me había dicho Eduardo Buzzi en 2005, se trató de una estrategia planificada por Monsanto para forzar la legalización y generalización de los OGM. Como Brasil no autorizaba los transgénicos, Monsanto se implantó en la Argentina de Menem y desde allí elaboró su estrategia, que terminó contaminando a buena parte de América del Sur.

-¿Le parece lógico que durante el conflicto por las retenciones, el presidente de la Federación Agraria Argentina se uniera a los 'pools de la siembra', como él mismo los apodaba?

-Que Eduardo Buzzi en un comienzo haya defendido el modelo de la soja transgénica es posible, porque para él, como para muchos productores, se trataba de 'semillas mágicas'. Es decir, se puede entender que los productores, dejándose llevar por la propaganda fraudulenta, hayan creído en lo que Monsanto les prometía. Lo realmente curioso, y que da lugar a sospechas, es que hoy en día Buzzi se haya cambiado de bando, por así decirlo, y comulgue con los 'pools de la siembra', que en 2005 le habían tendido una trampa. Me pregunto ¿qué habrá pasado desde 2005 que explique ese cambio abrupto de posición? Yo filmé a Buzzi hace tres años para un documental sobre la soja en Argentina, que transmitió la cadena francoalemana Arte. Allí, Eduardo Buzzi hacía un balance del modelo agrícola sojero, y concluía señalando que lo único que podía garantizar la seguridad alimentaria del país era la pequeña y mediana agricultura, a partir del suministro de cultivos diversificados. En esa oportunidad, Buzzi diferenciaba a los productores nucleados en la Federación Agraria de lo que él llamaba 'un modelo agrícola destinado al agrobusiness' . Ahora bien: ¿qué hace hoy en día Buzzi? Está con los 'pools de la siembra'. ¿Qué pasó? No sé exactamente, no tengo pruebas. Todo lo que puedo decir es que Monsanto desembarcó en Argentina en 1997, e impuso los OGM en un gobierno corrupto como el de Carlos Menem. Y en esa operación es muy probable que haya habido maniobras oscuras. Monsanto tiene una vasta experiencia en hacer cambiar de opinión a la gente.

-En uno de los capítulos de su libro, usted habla del rol que juegan ciertos medios de comunicación en la difusión y apoyo de los OGM en nuestro país. ¿En que consiste este apoyo concretamente?

-Hay medios de comunicación en Argentina que hacen claramente propaganda de los OGM. Al leer diarios como Clarín vemos perfectamente este tipo de discursos y nos hace por lo menos sospechar que, en ese ámbito, habría también una importante corrupción. Cuando uno lee los artículos de su colega Héctor Huergo de Clarín Rural, no puede más que preguntarse cuál es la relación de este hombre con Monsanto. Lo que escribe es propaganda pura, con informaciones falsas. Se les quiere hacer creer a los lectores que van a terminar con el hambre gracias a los OGM, que no habrá más problemas de malnutrición, pero es mentira. Estas cosas hay que investigarlas en profundidad. Hay que tener en cuenta que Monsanto es capaz de corromper al más fuerte. En Indonesia, por ejemplo, hay casos probados y condenas a Monsanto por corromper a más de cien funcionarios del gobierno.

-En general, los antecedentes non sanctos de Monsanto son poco a nada conocidos, o por lo menos no han sido lo suficientemente difundidos...

-En Argentina los medios no dicen que Monsanto ha sido condenada en Estados Unidos y Francia por publicidad falsa, que no tienen más derecho a marcar en sus productos que no afectan al medioambiente. He verificado en varios países la manera de actuar de Monsanto: compran... En el libro y en el film se demuestra que hubo científicos comprados durante más de 20 años para contar mentiras. Hoy sabemos que el Roundup es cancerígeno. Está claro que en un tiempo será prohibido, como ocurrió con tantos productos de Monsanto en el pasado (el PCB, la dioxina, entre otros) que generaron polución en el planeta por cuarenta años y que finalmente fueron prohibidos. El Roundup es altamente tóxico, en la Argentina más de la mitad de las tierras cultivadas son regadas con un producto que no es biodegradable, que llega a las napas freáticas, que contamina los suelos. Al ritmo actual, a mediano plazo los suelos serán inutilizables. Los OGM manipulados resisten al Roundup y lo absorben. Cuando una madre argentina les da la denominada leche de soja a sus hijos, les está dando un producto regado con una sustancia tóxica. Hoy tienen la oportunidad de hacer un balance y sacar conclusiones, es lo que debería hacer el Parlamento. Hoy los productores ya no pueden decir que no saben. Hoy hay pruebas, tenemos los datos. Sabemos que la soja transgénica va a generar enfermedades y va a disminuir el rendimiento de la tierra. En Argentina hay que hacer una evaluación seria antes de que sea demasiado tarde. Hay que dejar bien claro que esta empresa no quiere ganarle al hambre sino hacer grandes negocios.

-Los países europeos debaten en la actualidad sobre los OGM y estudian los controles a poner en práctica. ¿Cuál es la situación en Francia?

-En Francia, al igual que en el resto de los países, hay sectores que proponen legalizarlos. Conozco bien al sector del campo francés porque soy hija de agricultores. Estamos en lo que yo llamaría una guerra de información. Hay agricultores que durante encuentros de discusión me dicen que los OGM les permitirían usar menos pesticidas. ¡Cómo menos pesticidas! Si se trata de plantas que producen tóxicos y que desarrollan una resistencia cada vez mayor a los pesticidas utilizados. Cuando la discusión es profunda se entiende, pero hay una enorme propaganda. Claro que los agricultores, no los pools de siembra que son industriales y especuladores, tienen problemas en todo el mundo. Los verdaderos agricultores son víctimas de estos nuevos modelos, no les alcanza para vivir y se los inunda con la publicidad de estas 'semillas mágicas'. En Francia también existe un lobby muy fuerte de los grandes agricultores que militan por la introducción de los OGM. También hay diputados franceses que mienten en la Asamblea Nacional en defensa de los intereses de estas empresas. En Francia, algunos senadores tuvieron el coraje de denunciar que los legisladores son presionados por Monsanto. El aspecto esencial de esta disputa es controlar las semillas, que son el primer eslabón de la cadena alimentaría. Lo que le interesa a Monsanto es vender el Roundup y tener las patentes sobre las semillas para luego cobrar las regalías sobre la producción ajena. Hoy, en países como la India, sólo hay semillas transgénicas. Monsanto compró todas las empresas semilleras, y los campesinos que comienzan a ver los efectos negativos ya no tienen cómo volver atrás. Peor aún, los agricultores deben pagarle regalías a Monsanto al utilizar las semillas o les mandan la policía. Es un negocio redondo. Lo mismo intentó Monsanto en la Argentina. Primero dijeron que no cobrarían regalías, pero en 2005 cambiaron el discurso por el de o nos pagan o vamos a un conflicto fuerte.

-¿Cómo puede salir Argentina de este chantaje que usted describe?

-Todavía es posible. Recordemos que Monsanto tuvo mucha suerte, porque Argentina no era un país productor de soja. El primer productor de soja en América latina era Brasil. Si Argentina hoy es un enorme productor se debe a una circunstancia particular: la gran crisis del 2001. Argentina necesitaba encontrar una salida, y al mismo tiempo la crisis de la vaca loca en Europa generó la prohibición de harinas animales y la necesidad de soja. Esta doble coincidencia benefició a Monsanto. Pero en la actualidad la mitad de los campos de la Argentina están contaminados de OGM, y ésta es una lógica muy cercana a la de tener un país endeudado. Continuar con este modelo sin regulaciones importantes sería pensar a cortísimo plazo. Ya no se trata de la salida de una crisis extrema sino de la viabilidad de un modelo a largo plazo. Esto significa analizar todos los datos y actuar en consecuencia con una visión clara. No hay que olvidar que por el momento Argentina no reconoce la patente sobre el gen Roundup Ready, pero las presiones en la Organización Mundial de Comercio son enormes. Si se llega a la uniformización del sistema de patentes, es decir a la imposición del sistema norteamericano, los problemas de Argentina serán mayores. El debate ciudadano sobre estos temas es fundamental, el debate político en el Parlamento es esencial aunque genere manifestaciones. En Europa, los movimientos de resistencia a los OGM son cada vez más fuertes, debemos alentar la agricultura natural que es la única salida. La pregunta es cómo volver a estos modelos naturales cuando Argentina tiene 18 millones de hectáreas regadas con Roundup.

-¿Está al tanto de que el sector que se opone a las retenciones subraya que, con el avance de la producción de la soja se ganará la guerra contra el hambre?

-Sí, lo sé, y es completamente falso. Los OGM son todo lo contrario, reproducen el hambre a largo plazo justamente porque condenan a los países al monocultivo, como señalaba antes. La prueba está en que, con el avance de la soja, en la Argentina un alto porcentaje de los tambos se están cerrando, por culpa del Roundup desperdigado por los pastizales. La soja se cultiva cerca de donde pastan los animales. Una vez que las vacas se alimentan de las hierbas contaminadas con herbicida quedan afuera del proceso de producción de productos lácteos. Lo mismo ocurre con la producción de arroz y lentejas, que están en la base de la cultura alimentaria argentina, que también ha disminuido considerablemente, sin contar el hecho de las grandes superficies de árboles que fueron arrancados para cultivar soja, sobre todo en el norte del país. Todo un desastre ecológico destinado a producir alimento para vacunos, bobinos y pollos de Europa.





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EL ABANDERADO DE LOS HUMILDES

Portada :: Argentina :: Opinión
31-10-2010



Dolor popular tras la muerte de Néstor Kirchner


Daniel E. Benadava
Rebelión






El pasado 27 de octubre murió Néstor Kirchner quien, además de ser un carismático político argentino, era Secretario de la Unión de Naciones Suramericanas , presidente del Partido Justicialista y Diputado de su país.


Sus primeros pasos en la política los realizó militando en la Juventud Peronista la cual estaba vinculada con la izquierda y en donde conoció a su esposa, y actual presidenta argentina, Cristina Kirchner. Tras el golpe militar del año 1976, que provocó el debacle económico argentino y la desaparición de 30.000 personas, Néstor y Cristina abandonaron la militancia política y se refugiaron en el sur argentino en donde empezaron a trabajar en la actividad privada.


Poco tiempo antes de la vuelta de la democracia argentina Néstor Kirchner retomó su militancia, ocupó diferentes cargos políticos y desde 1991, hasta el 2003, gobernó la provincia de Santa Cruz. Durante su gestión gubernamental realizó numerosas obras públicas, favoreció la inversión privada en los ámbitos de la minería y el turismo, apoyó la privatización de la empresa petrolífera argentina (YPF) y recibió del estado argentino US$654 millones en concepto de regalías petroleras mal liquidas que depositó fuera del país.


El 25 de mayo de 2003 asumió la presidencia argentina y, con un fuerte liderazgo basado en su carisma y habilidad política, logró sortear la crisis institucional y social que su país. A lo largo de su presidencia estabilizó la economía argentina, bajó los índices de desocupación, políticamente se alejó de los Estados Unidos y del ALCA, impulsó la creación del ALBA y promovió el afianzamiento del MERCOSUR, renovó la Corte Suprema Argentina cuyos nuevos integrantes anularon los indultos que gozaban los militares que habían intervenido en el golpe de estado de 1976.


Desde el 10 de diciembre del 2007, hasta el día de su fallecimiento, Néstor Kirchner acompañó en su gestión presidencial a su esposa Cristina. En el transcurso de estos años ambos promovieron la estatización de Aerolíneas Argentinas, la eliminación de las jubilaciones privadas, la utilización de fondos públicos para la realización de obras estatales, la creación de la Asignación Universal por Hijo y la promulgación de una ley de medios para impedir la formación de monopolios mediáticos.


En el transcurso de los últimos años Néstor Kirchner tuvo una relación formal, y muchas veces tensa, con la jerarquía católica ya que pensaba que muchos de sus integrantes tenían visiones discriminatorias, oscurantistas y cercanas a la represión del último gobierno militar. Por su parte numerosos miembros de la cúpula católica criticaban a Néstor Kirchner porque consideraban que él creaba antagonismos entre los argentinos, ocultaba los verdaderos índices de pobreza y no promovía una equitativa distribución de la riqueza.


Además de las mencionadas críticas Néstor Kirchner también fue cuestionado por numerosos movimientos sociales por comprar decenas de terrenos fiscales mientras gobernaba Santa Cruz; construir un fastuoso hotel y participar en numerosas empresas privadas mientras presidía su país; enarbolar la bandera de los derechos humanos cuando menos de un 5 por ciento de los represores están en la cárcel; aumentar su fortuna mas de un 150% desde el 2003 en adelante; no impulsar una profunda democratización sindical; avalar la utilización de los fondos del Banco Central para seducir al mercado financiero internacional y volver a relacionarse con el FMI; y poseer una estrecha relación con el líder de la Confederación General del Trabajo que, según Hebe de Bonafini, delató a trabajadores de izquierda en la última dictadura militar, etc.


Ahora bien, más allá de los posibles análisis políticos y cristianos que pueden realizarse sobre la persona de Néstor Kirchner, nadie puede negar que su muerte originó un profundo dolor en gran parte de los sectores más pobres argentinos que veían en él al abanderado de los humildes.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.




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LOS ESTUDIANTES SECUNDARIOS

Portada :: Argentina :: Opinión
10-10-2010



Auge de las tomas de colegios y reclamos juveniles
Esa vieja costumbre de denigrar a los movimientos populares en Argentina


Emilio Marín
La Arena




Antes se cuestionó a los nacientes sindicatos. Luego a los organismos de derechos humanos. Ahora le pegan duro a los secundarios. Es una vieja costumbre en Argentina de los que defienden el “status quo”.

El 19 de agosto los alumnos del colegio Mariano Acosta, a mitad de camino entre Plaza Once y la Iglesia de la Santa Cruz, decidieron tomarlo. Estaban hartos de la pésima situación edilicia y las promesas incumplidas de Mauricio Macri. Paradojalmente, el marketing del PRO son los carteles amarillos de “Hace Buenos Aires”.

Dante Stringa, secretario del Centro de Estudiantes del Mariano Acosta, declaró diez días después de haber ocupado el colegio: “no aceptamos el plan que nos presentaron, pensamos que iba a ser un proyecto superador y en vez de eso mostraron un papel sin la firma de Bullrich. Además mentía, decía que los ascensores y las escaleras están arreglados y no es así. Encima el presupuesto general que mostraba era de 3 millones de pesos y el que presentaron hace dos semanas era de 5 millones. En quince días desaparecieron 2 millones de pesos”.

Inmediatamente, como por arte de contagio, otras escuelas fueron ocupadas. Entre otros, los normales 1, 4, 5, 6, 7 y 10, la Media Nº 2, las escuelas Juan Pedro Esnaola, Cornelio Saavedra, Confederación Suiza, Rogelio Yrurtia, Urquiza, Cerámica Nº 1, Mariano Moreno, La Roque, Manuel Belgrano, Lengüitas, María Claudia Falcone, Julio Cortázar, Nacional Nº 17, Fernando Fader, Nicolás Avellaneda, Otto Krause, Norberto Piñero y Escuela de Danzas Nº 2.

Hubo 28 colegios donde los pibes se quedaron incluso a pernoctar, acompañados de algunos padres y docentes. Con ese gesto concreto, más grandes carteles colgados a la vista del público y sus declaraciones públicas muy maduras para su edad, el conflicto no pudo ser más invisibilizado.

Después hubo establecimientos que reanudaron sus tareas, en pequeña medida porque el gobierno les hizo promesas de obras más o menos inmediatas. Y en buena medida también, porque las tomas largas producen desgaste. Jorge Lanata mintió al decir que “tomar un colegio es lo más fácil” porque se trata de algo difícil, riesgoso, que provoca un desgaste físico y por momento anímico entre los ocupantes. ¿Habrá tomado algún colegio Lanata en su vida? Capaz que fue hace tanto tiempo que ya se olvidó, como de tantas otras cosas, con su corrimiento a la derecha.

Frente a la aparición de ese formidable movimiento de masas, espontáneo –sin menospreciar a las agrupaciones secundarias preexistentes, más bien reducidas-, la reacción de Macri fue agresiva, descalificadora y con un sesgo de espionaje policial.

Su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, acusó a los secundarios de estar manejados por intereses políticos y ¡el chavismo! Esteban Bullrich, mandó una directiva para que las autoridades escolares confeccionaran una “lista negra” con los revoltosos. La jueza Elena Liberatori la revocó por juzgarla una “decisión gravísima desde el punto de vista de los valores democráticos, que viola los derechos y garantías que la Constitución de la ciudad reconoce y garantiza a los estudiantes”.

Otras prioridades

¿Acaso el jefe de gobierno procesado por espionaje ilegal no tenía recursos para obras en Educación?
Rodríguez Larreta admitió a varias radios y la agencia DyN, que el gobierno de la Ciudad “sólo ejecutó en lo que va del año el 7% del presupuesto destinado a infraestructura escolar”. Esa admisión dio la razón a la legisladora opositora, María José Lubertino, quien en plena sesión y vistiendo un guardapolvos blanco, acusó: “el gobierno de Macri subejecutó el presupuesto en Educación en un 95 por ciento en el marco de una política sistemática y reiterada”.

Había recursos presupuestarios y no se emplearon en infraestructura para la educación pública, y se aumentó el subsidio gubernamental a escuelas privadas, por solicitudes del cardenal Jorge Bergoglio. Ese contraste seguramente estuvo en la base de la indignación de los estudiantes secundarios, que se politizaron más en estas semanas que antes en años.

Los chicos y chicas no tienen un pelo de tontos. Cuando les presentaron planes de obras sin fechas ni sellos ni firmas, los rechazaron y mantuvieron las tomas. Cuando periodistas tan reaccionarios como Eduardo Feinmann les hacían reportajes para “hacerles pisar el palito”, los desairaron con mucha altura. Pobre José Pablo Feinmann, ¡cómo habrá sufrido de ver a su homónimo de C5N interrogando a los secundarios sobre si sabían qué día de 1983 se había votado cuando ganó Raúl Alfonsín!

La idea de esos medios era desprestigiar al movimiento estudiantil, haciéndolo quedar como vago y mal entretenido. En realidad es Macri el que necesita muchas lecciones de historia y cultura general, porque suele confundir el Día de la Bandera con el de la Independencia., y dijo haber leído novelas de Jorge Luis Borges que este nunca escribió.

Un paso importante del movimiento fue coordinar con otros colegios, una necesidad por el complicado y politizado conflicto. Así nació la Coordinadora Unificada de Escuelas Secundarias (CUES), uno de los mejores frutos del mes de movilizaciones.

Cuando aquéllas decayeron en Buenos Aires, tomaron la posta otras provincias. Esta semana había 16 colegios tomados en la ciudad de Córdoba y uno en el interior provincial. A los aspectos similares de Capital, en lo referido a las deficiencias de edificios que ya no dan más, los cordobeses sumaron un punto político-educativo. Se oponen al proyecto de ley de Educación provincial que le abre espacio a la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
Lejos de arrepentirse de su memorando para armar “listas negras”, el ministro Bullrich siguió tratando de meter miedo a los secundarios. A las radios La Red y Continental, les declaró: “lo que tenemos que entender que estas acciones tienen consecuencias; la toma de un edificio público, hasta que se cambie el Código Penal, es un delito”. “Mirá como tiemblo”, se le rieron.

Denigrar y mentir

Macri denostó a los estudiantes, asegurando que eran parte de un complot en su contra. El ingeniero está contra las cuerdas con el caso de espionaje, pero si se dedicara un poco más a la política, y menos a esas actividades ilícitas, debería saber que el 18 de mayo de 2005, cuando gobernaba Aníbal Ibarra, los alumnos del Mariano Acosta ocuparon la escuela. “La intención de extender los piquetes estudiantiles y tomar edificios escolares en protesta por el avanzado deterioro de las escuelas públicas repercutirá hoy en varios establecimientos educativos de la ciudad”, podría haber leído en “La Nación” (19/5/2005).

Los jóvenes de entonces planteaban -hace un lustro- un pliego de diez puntos: mejoras en la infraestructura de todas las escuelas públicas de la ciudad, un boleto estudiantil de $ 0,05, más becas y viandas para los alumnos de bajos recursos, aumento en el presupuesto educativo, la derogación de la leyes federales de educación y educación superior. En ese momento era Ibarra el que veía una mano política traviesa de la izquierda y el macrismo…

Este ejemplo demuestra palmariamente que la rebelión secundaria tiene razones reivindicativas profundas y gana en contenido político a medida que los gobiernos de turno la ignoran y calumnian.

Las nuevas camadas de jóvenes que han luchado desde agosto a la fecha tendrán que curtirse para enfrentar tanta patraña de la derecha y los periodistas afines. Desde que Cristina Fernández dijo comprender el reclamo estudiantil porteño, esos medios se pusieron más agresivos con los jóvenes. Así de funcionales son a Macri.
Esos muchachos y muchachas deberán saber que en Argentina siempre se ha cuestionado a los movimientos populares. “La Nación” se burló de los 2.000 obreros que en 1890 conmemoraron por primera vez el 1 de mayo porque dijo que eran muy pocos y hablaron en cuatro idiomas distintos. A los luchadores de los ´70 los estigmatizaron como “agentes de Moscú”. A las Madres de Plaza de Mayo las llamaron “locas de la plaza” y también “madres de subversivos”; el genocida Luciano B. Menéndez las criticaba porque “usan los pañuelos como las mujeres soviéticas”. A los piqueteros les dijeron que eran “vagos”, “violentos” y que andaban “armados”, pero los que terminaron asesinados fueron Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. A los periodistas que lucharon tantos años por una nueva ley democrática de comunicación los tacharon de “estar pagados por los K” y de defender una “ley mordaza”.

Pese a tantas mentiras, al final la realidad, que es tozuda, se mostrará tal cual es. Los estudiantes sabrán librarse del estigma de los Macri, Bullrich, Feinmann y Lanata. Los jóvenes están estudiando, luchando y participando de algo social, para mejorar una parte de la vida, cosa que estos tipos nunca hicieron.

Fuente original: www.laarena.com.ar




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LIMA : VENCIO EL PUEBLO

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El mundo|Miércoles, 27 de octubre de 2010
Después de veintitrés días, Susana Villarán fue confirmada ganadora
La izquierda se queda con Lima
Villarán venció a su rival conservadora Lourdes Flores. Por segunda vez en la historia de Perú, una fuerza progresista asumirá el poder en la capital. La demora en dar los resultados siembra preocupación para los comicios del 2011.
Por Carlos Noriega

Susana Villarán, de Fuerza Social, pudo celebrar una victoria largamente esperada.Desde Lima

Terminó la incertidumbre. Finalmente, Susana Villarán, 61 años, de la izquierdista Fuerza Social, fue confirmada como la ganadora de las elecciones para la alcaldía de Lima, realizadas el 3 de octubre. Una confirmación que demoró veintitrés interminables días, en los que quedaron en evidencia la lentitud y las deficiencias de las autoridades electorales. Esta demora no tiene precedentes y siembra preocupación y dudas para las elecciones presidenciales de abril de 2011. Con este triunfo, la izquierda asumirá el gobierno de la capital del país por segunda vez en su historia; la anterior fue en 1983.

“Me comprometo a gobernar con limpieza, con honestidad, a sacarme la mugre (trabajar muy fuerte) para darle a Lima lo que quiere: una Lima para todos”, fueron las primeras palabras de Susana Villarán, después que su rival, la derechista Lourdes Flores, finalmente aceptara ayer su derrota, algo a lo que se había resistido por más de tres semanas. “Reconocemos que hay una triunfadora en las elecciones y es Fuerza Social y su candidata, Susana Villarán, a quien saludo y le deseo el mejor de los éxitos”, fueron las palabras con las que Flores admitió su derrota, poniendo así fin a su larga agonía de veintitrés días. “Lourdes Flores ha reconocido la verdad, que yo he ganado. Estoy muy contenta”, respondió poco después Villarán. De esta forma, llegaba a su fin el proceso electoral más largo e incierto que se recuerde.

Todo pudo haberse definido en no más de 48 horas, cuando dos días después de las elecciones los resultados oficiales correspondientes al 74 por ciento confirmaban la victoria de Villarán –adelantada por todas las proyecciones extraoficiales el mismo día de las elecciones– por una diferencia estrecha, de unos 40 mil votos, que los expertos coincidieron en definir como irreversible. Pero la derecha se negó a admitir lo inevitable y jugó a prolongar el mayor tiempo posible una definición. La observación del 26 por ciento de las actas, por errores menores que no cambiaban el sentido de la votación, detuvo el conteo oficial y retrasó todo el proceso. Entonces vino la incertidumbre, alimentada por la mayor parte de los medios que, desafiando las cifras, alentaron la posibilidad de una victoria de la derecha. Pero, a medida que las observaciones se resolvían y las actas entraban al conteo, las cosas no cambiaron. Sin embargo, cuando el conteo oficial había superado el 90 por ciento de los votos y Villarán mantenía su ventaja, los voceros de Lourdes Flores insistían en decir que su candidata era la ganadora. Su estrategia fue impugnar una gran cantidad de actas en las que ganaba la izquierda para intentar revertir el resultado en la mesa, pero esas impugnaciones fueron rechazadas.

Recién ayer, luego de que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dio los resultados del 97 por ciento que confirmaban a Villarán como ganadora con 38,39 por ciento contra 37,57 por ciento de Flores, que representa una ventaja de 36.492 votos, y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) desestimó las primeras 81 actas impugnadas por el equipo legal de Lourdes Flores, la candidata de la derecha se quedó sin juego y se presentó ante los medios para admitir su derrota. “Damos por terminada nuestra participación en esta contienda”, dijo, rodeada de sus colaboradores más cercanos y congresistas de su partido. Flores, que participó en estas elecciones en un intento por relanzar su carrera política luego de dos derrotas consecutivas en las elecciones presidenciales de 2001 y 2006, y que partió como la gran favorita, se veía afectada al admitir su nuevo fracaso electoral. La rodeaban caras largas y desencajadas. Pero no quiso irse sin dejar de sembrar dudas sobre la victoria de Susana Villarán y cuestionó la decisión del JNE de rechazar la impugnación de actas presentada por sus asesores legales.

Villarán, que ayer finalmente pudo celebrar sin reservas una victoria que tenía en el bolsillo desde hace tres semanas pero que no se hacía oficial, dijo que “perdonaba” a su rival por los ataques que le lanzó en la campaña. Flores había acusado a la candidata de la izquierda de tener vínculos con el terrorismo. Acusación que no tenía ningún sustento, pero que se repitió permanentemente durante la campaña. “No podemos tener rencores. Hay cosas que me hirieron en esta campaña, pero ya la perdoné”, dijo Villarán, antes de ir a su local partidario a celebrar la confirmación de su triunfo. Al momento del envío de esta nota, los partidarios de la futura alcaldesa de Lima, que asumirá el cargo el próximo 1º de enero, se comenzaban a congregar frente al local de Fuerza Social para un festejo largamente esperado.


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LOS MEDIOS

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La ventana|Miércoles, 27 de octubre de 2010
medios y comunicación
Que podamos
Dos aportes mirando hacia el futuro de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y los desafíos que plantea. Javier Piñeiro y Luis López advierten, entre otros temas, sobre la necesidad de estudiar la financiación de los medios comunitarios para producir contenidos de calidad y la consolidación de un sistema de medios estatales no gubernamentales.
Por Javier Piñeiro y Luis López *
El poder mediático atraviesa el entramado social, permea nuestros juicios y percepciones sobre el mundo. Si la afirmación sonara a mucho podríamos trocar el arrebato semántico diciendo que modelando el sentido común de los ciudadanos se configura la sensación térmica del humor social. Hablamos de la potencialidad de insuflar malhumor o beneplácito en la red de significaciones compartidas que un país posee. De los medios, el poder. Antonio Pasquali –comunicólogo venezolano– planteó la tesis de que las sociedades se estructuran de acuerdo con los modos y condiciones en que los hombres que las conforman se comunican. La capacidad de participación y de acceso equitativo a la palabra se revela como una condición sine qua non para poder darle forma a un modelo de sociedad más justo, plural, respetuoso de las diferencias e integrador. La promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) constituye un paso fundamental en esa urgencia tardía del mapa mediático: garantizarnos un sistema de medios en, por y para la democracia.

Esta nueva ley nos embarca como sociedad en un proceso que intenta doblegar la argucia maniquea de la que fuimos rehenes durante mucho tiempo: la Verdad. Con mayúsculas, por ser ella única y revelada. La Verdad que deriva de una situación anómala, de un poder mediático con la capacidad de repicar/replicar una y mil veces su verdad contada como la Verdad. En ese derrotero al enmascaramiento fue desgastándose el proceso de discusiones estructurales necesarias sobre los destinos de esta Argentina y todas las que le precedieron hasta hoy. Es por eso que la LSCA plantea como valor fundamental garantizar pluralidad de voces: sindicatos, iglesias, universidades, pueblos originarios y demás organizaciones sin fines de lucro tienen ahora destinado un tercio del espectro radioeléctrico para sus licencias. Un tercio de espacio para edificar el tono de otras voces contando la Argentina. Otros actores, otro relato. Otras voces. Pluralidad de relatos. De voces.

La puesta en marcha de una iniciativa como ésta abre una serie de desafíos en relación con cuestiones como la financiación de los medios comunitarios más modestos, la capacidad de los licenciatarios estatales y privados sin fines de lucro de producir contenidos de calidad en todos los géneros, la efectiva consolidación de un sistema de medios estatales no gubernamentales y la instrumentación de concursos públicos transparentes para obtener las licencias. Enfrentar estos desafíos implica militancia con el sueño de ayer que hoy muta en realidad. Los anhelos que durante años circularon por los claustros universitarios deberán transformarse en políticas militantes propositivas que permitan vislumbrar el objetivo central después de tantos años: que la ley cobre vida en el ecosistema mediático argentino a pura aplicación, insuflarle vida haciéndola cotidiana.

Habrá que poner proa hacia la promoción de producción local y del federalismo, la defensa del trabajo y del capital argentino; aquellos estandartes en función de los cuales se cimienta una nueva cosmovisión de los contenidos que circulan por el sistema nervioso central mediático argentino. Bregar por que se cumpla con que el 60 por ciento de los contenidos de los servicios de radiodifusión y el ciento por ciento de los avisos publicitarios sean de producción nacional, por que cada licenciatario emita como mínimo un 30 por ciento de producción propia. Poner el foco en lo micro para que la macro se robustezca desde la base. Allí donde el unitarismo denigrante de la otrora Capital Federal operaba sobre el deber ser de todo el territorio, amanece una promesa de relatos federales, de un espectro coral de voces articulando múltiples capas de ojos contando la Argentina.

Lo que está en juego es algo muchísimo más rico y valioso que la confrontación entre un gobierno y monopolios mediáticos; ésa es la reducción de la cuestión. De estas transformaciones en el sistema de medios depende el modelo de sociedad por venir y el porvenir de las próximas generaciones de argentinos. La clave de normativas como la LSCA radica en la trascendencia que en ellas habita, el legado indeleble que las futuras generaciones podrán usufructuar en virtud de la decisión política de hoy. Estamos siendo contemporáneos de una época obstinada en ser bisagra, en instalarse como línea divisoria: estamos cruzando la frontera que divide los tiempos del antes y el después. Nuestro desafío: convertir los tiempos venideros en después. Poder desconcentrar para no desconcertar. Que podamos.

* Licenciados en Ciencias de la Comunicación (UBA). Miembros del Dpto. de Comunicación de la Sociedad Internacional para el Desarrollo. Capítulo Buenos Aires (SIDbaires).


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LA PLAZA LLENA 2010

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Sociedad|Domingo, 31 de octubre de 2010
LUIS ALBERTO QUEVEDO HABLA DE LA MOVILIZACION QUE GENERO EL FUNERAL DE KIRCHNER
“Fue un mensaje con vista al futuro”
El sociólogo sostiene que quienes se movilizaron “salieron a decir que el ciclo no está terminado”. Destaca también la variada “composición social y etaria de esa multitud” y la sorpresa que significó la masiva presencia de jóvenes.
Por Soledad Vallejos
La muerte de Néstor Kirchner sembró una incógnita inmediata: qué iba a pasar en el velatorio. Eso opina el sociólogo Luis Alberto Quevedo, remarcando de tanto en tanto, como si la alerta pudiera puntuar las frases, que todo análisis es, todavía, “en caliente”. La multitud en las calles, los rostros jóvenes, las familias, el acompañamiento hasta el último minuto posible: todo está, sí, “en caliente”, pero las imágenes no dejarán de repetirse ni de pedir imperiosamente, más que alentar, interpretaciones. “La calle es escenario de un dolor político, no sólo del dolor por la muerte del líder y el acompañamiento de su cuerpo”, señala Quevedo, antes de indicar que a la incógnita no la sació una respuesta, sino tres sorpresas.

–La primera de las sorpresas fue la masividad de la respuesta. Y digo que fue una sorpresa porque sucedió contra todos los diagnósticos que hablaban del fin del ciclo kirchnerista y que insistían sobre la desconexión entre el Gobierno y la sociedad, a los que se sumaban los diagnósticos de que la gente se acercaba porque se les paga, se los acarrea, se los obliga. En lugar de todo eso, apareció una masividad militante. Es el aluvión.

–¿Cuál fue la segunda sorpresa?

–Sin duda la composición social y etaria de esa multitud. Asombró porque era realmente una muestra de transversalidad: estaban todos los sectores sociales, y eso también implicaba una transversalidad territorial. A la Plaza de Mayo llegó gente de todos los rincones del país. Sorprendió la cantidad que viajó desde el interior. Y en cuanto a lo etario, la sorpresa fue encontrarse con mucha preeminencia de jóvenes: pibes de veinte años, treinta años, que no conocieron a Perón, que no lo tuvieron como referencia de la experiencia política. Son jóvenes de la democracia, porque alguien que tiene 20 años hoy no es un pibe de los ‘70.

–¿Por qué cree que salieron a la calle?

–Creo que todos fueron a decir algo que la derecha no soporta y es que están interesados en la política, pero en esta manera de ver y vivir la política que se identifica con Kirchner: el compromiso, el salir a la calle, la defensa de ideas muy específicas vinculadas con el crecimiento económico, la redistribución de la riqueza, los derechos humanos, la independencia de los organismos internacionales. Quiero decir: no es la política en un sentido general lo que les interesa, sino una manera de vivir y ver la política. Por eso apareció en escena un sector del pueblo invisibilizado por los grandes medios de comunicación, y que se presenta como una minoría consistente. Era decir: “Nosotros tenemos a Néstor Kirchner como referente y venimos por ese modelo y esas ideas políticas”. Al recorrer la calle, subyacía la idea de que la gente había ido a despedir a un tipo corajudo de la política. Políticos hay muchos, corajudos tal vez también, pero no hay muchos a los que la gente vaya a despedir así: en actividad militante, ocupando la calle por las ideas. Por eso digo que la calle volvió a ser escenario de la política. La capilla ardiente en Casa Rosada fue una tribuna de expresión popular. En ese sentido, me interesó el clima que se vivía en la cola, entre el silencio respetuoso y la consigna militante.

–¿Tiene hipótesis acerca de por qué estaban ahí?

–Creo que la idea que los llevaba ahí, lo que los unía, era la respuesta al modo de enamorar que tuvo Kirchner, al volver a hacer creer en la política. Eso es lo que me parece que demostraba, y no la idea de que estaban por vivir en tal barrio o pertenecer a tal agrupación o movimiento. La gente fue por Kirchner y le fue a rendir homenaje a alguien que los hizo volver a creer en la política.

–¿Y la tercera sorpresa a la que hacía referencia?

–Fue encontrarse con un entierro militante. Mientras que el entierro de Ricardo Alfonsín fue el entierro de un pedazo de historia argentina, éste fue un entierro que se hizo mirando al futuro. Fue una multitud ocupada en hablar del futuro, y eso se sintetizó en las consignas “Gracias Néstor” y “Fuerza Cristina”. Fue un mensaje con vista al futuro, y no la despedida de un hombre que fue gobernante entre 2003 y 2007. Negar esa carga de futuro sería hacer una lectura mezquina y pobre de una plaza que fue a reafirmar su apoyo. Esas lecturas según las cuales ha muerto el líder y el hombre de coraje, incluso la lectura de que el kirchnerismo murió porque murió Kirchner son pobres y negadoras. De esas lecturas, lo que más indigna es la anulación que hacen de Cristina Fernández. Estando ella, que además todavía es la Presidenta, no puede decirse “se cierra el ciclo”, “se murió el líder”. Creo que la calle fue a decir “estamos acá para despedir a Néstor, pero también para defender el modelo, y creemos que el modelo está representado en Cristina Kirchner. Ella es la Presidenta y la bancamos”. Es la diferencia, enorme, entre una multitud que simplemente lloró a un líder. Acabamos de asistir a un entierro político, no solamente de homenaje, como sucedió con el de Alfonsín, que era claramente un hombre del pasado. En estos días, la gente salió a decir que el ciclo no está terminado. Y eso para la derecha es insoportable.

–¿Y por qué sorprende que haya sucedido todo esto? ¿Por qué no era tan fácil de prever?

–Primero, creo que realmente hubo en Argentina grandes medios de comunicación responsables de la invisibilización del fervor K. Creo que hay un efecto mediático de mostrar a este hombre en el fin de su historia. La sorpresa es encontrarse ante el sentido que dio la gente a esta muerte. Es algo que sorprende a todo el mundo. De hecho, guiándose por lo que fueron los diagnósticos de los últimos tiempos, uno debería decir que Kirchner formaba parte de la Argentina del odio y el rencor. Y, sin embargo, se lo despidió como el hombre que construyó un liderazgo a fuerza de tener ideas políticas y querer sostenerlas. Era muy impresionante oír las cosas que la gente gritaba en la capilla ardiente, muy impresionante notar la fuerza que querían darle a Cristina, no como esposa sino como Presidenta de la Nación con un proyecto político.

–Podría decirse que una idea terminó de cuajar esta semana, como si la muerte hubiera permitido hacer un click.

–Sí, por lo que se escuchaba en la calle, mucha gente se dio cuenta de todo lo que respetaba, quería y deseaba para la Argentina que tenía en sus manos Kirchner, al saber que ya no está. Pero eso sucede en caliente. Va a decantar en mucha gente en estos días. Pero en caliente, lo que hizo la gente cuando fue a la Plaza, fue más bien pararse para decir “yo no tengo ninguna duda de que el lugar donde tengo que estar es acá; no necesito unos días para darme cuenta del lugar en que debo estar”. Y creo que estos días, la muerte y lo que siguió van a hacer madurar a mucha gente. Creo que se está abriendo un debate hoy sobre la necesidad de no mirar a Kirchner simplemente como un ex presidente. La derecha quiere interpretar su política como un ciclo que terminó y muere con él. Pero en la sociedad el de-safío es una pregunta que toda la ciudadanía tiene que hacerse: ¿querés que siga el proceso o tiene que ocurrir la muerte de una política? Esa pregunta la responde lo que decanta de estos días y toda esa gente en la calle. En cierta forma, esa multitud dijo “siempre estuvimos acá”. Eso es lo que sorprende. ¿Son todos ésos? Sí, todos ésos.


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JUVENTUD

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El país|Domingo, 31 de octubre de 2010
LA PRESENCIA DE LOS JOVENES EN LA DESPEDIDA A NESTOR KIRCHNER
Protagonistas
Llamaron la atención en la Plaza de Mayo, en la fila para entrar en la Casa Rosada. Adolescentes y sub-30 con ganas de participar. Sus testimonios y el análisis de un fenómeno que la muerte del ex presidente hizo visible.
Producción y textos:
Federico Poore y Werner Pertot

Se los vio en la Plaza. En el velatorio. Corriendo detrás del cortejo fúnebre. Lloraban, cantaban, hacían pogo, coreaban consignas contra Cobos. Los jóvenes fueron protagonistas de los tres días de vigilia por la muerte de Néstor Kirchner. ¿Se trata de un resurgimiento de la participación política en los sub-30? ¿Se volcarán a la militancia o a otras formas de participación? ¿Cuándo empezó este fenómeno? Algunas pinceladas para empezar a descifrar lo que se vio en la despedida del ex presidente.

Josefina observó con sus ojos verdes cómo partía la caravana, el viernes al mediodía. No lloró, a diferencia de una de sus hermanas, con las que viajó desde Rosario a despedir a Kirchner. Tiene 29 años y es docente de primaria. “No milito, bah, estoy en el sindicato docente”, afirma. “En la secundaria, en los noventa, empecé a militar en la agrupación Venceremos. Fue a los 16 años”, relata. Luego tuvo una impasse, hasta que en el 2000 se sumó al Equipo de Investigación por la Memoria Político-Cultural. “Hicimos un trabajo sobre un centro clandestino de detención de Rosario, El pozo (ex Servicio de Informaciones)”, detalla.

“¿Y tus viejos cómo veían tu participación en política?”, pregunta Página/12. “Bueno, mis viejos son dos militantes de los setenta. Mi viejo ahora está en el Movimiento Evita y mi vieja, en Proyecto Sur”, sorprende. “Con mi mamá ni hablé antes de venir a Buenos Aires”, aclara. “Mi papá está ahí”, completa, y señala a Horacio Baster, ex militante del Movimiento Revolucionario Peronista (“ahí estaba cuando hicimos el Rosariazo”). “En los noventa nos sentíamos desahuciados con Reutemann y el peronismo trucho. Cuando llega Kirchner, nos juntamos varios ex montos y nos metimos en el kirchnerismo. Ahí andamos desde 2003”, cuenta. Su hija no siguió ese camino, sino que hizo el propio. Mientras se acomoda el impermeable improvisado, Josefina advierte: “Una siempre pensó que los gobiernos estaban para robar. Yo no lo voté a Kirchner. Me identificaba más con Pino Solanas. Pero a partir de lo que pasó con el campo, se empezaron a generar cosas en mi generación que yo realmente no esperaba ver. Empecé a encontrarme con gente que nunca estuvo en nada y se te acercaba a hablar de lo que estaba pasando en el país”, detalla, antes de alejarse con sus dos hermanas y su padre por una Plaza de Mayo cubierta de pancartas y bañada por la llovizna.

Alto, de impermeable naranja, Diego se acercó hasta Aeroparque junto a su novia para despedir a Kirchner. Tiene 26 años, vive en Caballito y se define como “independiente”. Minutos después de que despegara el avión rumbo a Río Gallegos, intenta explicar su repentino interés: “Pasé de todo en este país”, suspira. “Cuando fue la hiperinflación, con mi mamá hacíamos huevitos de Pascua y alfajores de maicena que vendíamos en el edificio para sobrevivir. Sufrí mucho los noventa y a los dieciocho años, con De la Rúa, me quedé sin mi carrera y sin mis amigos: todos se fueron a vivir afuera.” En retrospectiva, Diego piensa que “con Kirchner y el gobierno pude volver a recuperar mis proyectos. Por eso estoy acá. Porque en nueve años volví a creer en la mística que puede llegar a tener un gobierno”. “No milito en ningún lado, pero sentí que tenía que estar”, sostiene. ¿De dónde viene su interés por la política? “De mi familia, de mi mamá más que nada. Ella siempre militó, me inculcó y me enseñó”, dice.

Este mismo reconocimiento generacional aparece en el blog El Buen Salvaje (las redes de microblogging son uno de los principales lugares de discusión de los jóvenes). “Para los que oscilamos en torno a la frontera de los treinta años, el kirchnerismo y Néstor Kirchner representaron la posibilidad de ver con nuestros propios ojos que era posible torcer el rumbo que el país seguía desde, probablemente, el fracaso del proyecto alfonsinista”, escribe Mariano, el autor del post. “Nos incorporamos al mercado laboral cuando no existía un mercado laboral. Nuestra educación sentimental se dio entre las ruinas de un país asolado, y así, precarizados, desempleados, descreídos, con la piel curtida malamente, vimos llegar a Kirchner a la presidencia”, recuerda.

“Kirchner nos hizo, en estos años, más difícil el ejercicio libre de nuestro cinismo generacional y eso es algo que le vamos a agradecer para siempre. ¿Qué carajo es la Anses? ¿Qué son las retenciones? ¿Qué significan las paritarias? Nosotros crecimos mirando a Chacho y Graciela en el estudio de Hora Clave, repitiendo ‘corrupción’ como santo y seña del mal argentino. La pedagogía de Lanata y compañía nos enseñó a buscar el origen de la crisis nacional en las declaraciones juradas. El 2001 voló en mil pedazos todo eso”, reflexiona el joven blogger.

Para el psicólogo Sergio Balardini, titular del programa de estudios sobre juventud de Flacso, la crisis del 2001 fue, en efecto, un punto de inflexión en la participación juvenil. “Produjo una suerte de fin de la infancia para muchos: la ilusión del uno a uno, del país del ‘primer mundo’ y otras sandeces”, sostiene. “De su mano, muchísimos jóvenes de clase media y sectores populares expresan una voluntad de acompañar, sin llegar a la militancia. Vimos encuestas que nos hablaban de sus ganas de intervenir y de su cuestionamiento a la política partidaria. Allí aparecía la brecha: participación sí, pero no en partidos”, precisa.

“Ahí es donde surge la figura de Kirchner y adquiere relevancia. Con él, viene a recuperarse la dimensión de la política como lucha de intereses y herramienta de transformación de la sociedad y mediante sus peleas con las corporaciones, los militares, la Iglesia, los organismos internacionales de crédito, los medios de comunicación concentrados, fue ampliando la frontera de lo que se aceptaba como posible. Generó una agenda con fuertes debates, sumamente atrayente, en especial para los jóvenes”, explica Balardini, rememorando la descripción de Jean-Paul Sartre del Mayo del ’68 como ampliación del campo de lo posible. Para Balardini, esta repolitización que empezó en 2001 se acentuó a mediados de esta década.

Lo que se vio esta semana contrasta con un cierto imaginario del joven de los noventa. “Se pone en escena nuevamente a los jóvenes como protagonistas de la política, a diferencia de la generación de los años noventa que aparecían como identificados con el modelo antipolítica y competitivo individualismo propuesto por el neoliberalismo”, compara Ana Wortman, socióloga e investigadora del Instituto Gino Germani. “A pesar de que la consigna era ‘que se vayan todos’, no quería decir que no exista la política sino que impugnaba los principios antipolíticos de los noventa, fuertemente economicistas”, analiza. Advierte que la militancia juvenil se despliega tanto en el kirchnerismo como en la CGT, la CTA, el PO y el PRO.

Wortman también señala matices entre la militancia de los años setenta y la actual: “El interés por la política hoy recupera un nuevo tono emocional irónico de la cultura, menos trágico y sacrificial, en búsqueda de nuevos fundamentos”, considera la socióloga y pone como ejemplo las tomas de los secundarios en Capital y Córdoba. “Son jóvenes de clase media los que toman los colegios obligando a los políticos a hacerse cargo del fundamento de sus discursos y promesas incumplidas: piden educación de calidad, no socialismo. Pero tampoco sólo estufas y tizas”, indica.

¿Por qué se percibe este revival de la participación política en torno de la muerte de Kirchner? “Lo que se manifiesta estos días se vincula con la necesidad de recuperar la creencia como factor que constituye el sentido de nuestra vida, y en algún punto Kirchner tuvo algo que ver –estima Wortman–. Estos jóvenes están lejos del escepticismo y la indiferencia de los noventa. Por suerte.”


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ZAFARONI

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El país|Domingo, 31 de octubre de 2010
EL JUEZ DE LA CORTE SUPREMA RAUL ZAFFARONI HABLA SOBRE KIRCHNER
“Hasta ayer era una persona, hoy es un mito”
La relación del Poder Judicial con el kirchnerismo. El futuro. El recuerdo del momento en que el ex presidente le ofreció postularlo como ministro del alto tribunal. “¿Vos me conocés?, le preguntó Zaffaroni.
Por Irina Hauser
El día que Néstor Kirchner le ofreció ser juez de la Corte Suprema, el primero del histórico recambio, Raúl Zaffaroni se quedó “mudo”. Tiene el recuerdo intacto. “Era algo que no había entrado en mi proyecto existencial”, explica a Página/12. Pero, además, semejante proposición –pensó– sólo se le podía ocurrir a alguien tanto o más “transgresor” que él mismo. “¿Vos me conocés?”, le preguntó al entonces Presidente. “Quedate tranquilo”, le respondió, en tono bromista. La relación entre ellos, para colmo, había empezado muy mal, con fuertes críticas del penalista a la reforma constitucional de Santa Cruz que establecía la reelección indefinida. Aunque no se veían con asiduidad, Zaffaroni se sorprendía de cómo Kirchner lograba “que uno se sintiese como si lo hubiese conocido siempre”. Hoy, asegura el juez supremo, ese hombre que solía tener “una actitud humilde que lo hacía ‘querible’” ya “renace como un mito” que “entra a jugar en la política” y “ni los medios ni nadie pueden evitarlo”. Ese sentimiento de irrealidad que invadió a tanta gente al conocerse la noticia de la muerte de Kirchner, también le tocó a Zaffaroni. “La sensación –describe– fue de desconcierto ante lo inesperado del hecho. Pero tuve dos sensaciones, además: la personal, la afectiva, siempre me pareció un buen tipo, ‘querible’ por así decir; otra, la política, aunque uno no participe activamente, es obvio que no puede dejar de valorar el vendaval que la desaparición del precandidato con mayor intención de voto causa. Además, Kirchner fue el más importante político de la década, no es fácil predecir las consecuencias de su desaparición. Y, en lo personal, sesenta años hoy no es nada, se es joven, pensás que tenés más años, la fragilidad de la vida. En otro orden, te salta la idea de que en pos de la política, del estrés permanente, de la lucha, exigió demasiado a la máquina, pasó por sobre su propia resistencia física.”

–¿Cómo fue que conoció a Kirchner y en qué devino la relación?

–La relación no empezó bien, sino con una fuerte crítica de mi parte a la reforma constitucional de Santa Cruz que establecía la reelección indefinida. Después de años lo volví a encontrar cuando se anunciaba su candidatura, conversamos un largo rato, un poco sobre todo, en particular sobre las instituciones, los problemas estructurales, la necesidad que iría a tener de hacer un gobierno de transición, etc. Estábamos apenas flotando en la crisis. Después hablé un par de veces, cuando me ofreció el cargo y cuando me entregó el decreto con el nombramiento. Con posterioridad hablamos algunas veces, pero no mucho, nos encontrábamos en algún acto, no tenía un diálogo permanente con Kirchner. Era un tipo con mucho sentido del humor también. Nos encontramos hace poco más de un año en Olivos, la última vez nos vimos en San Juan en ocasión del congreso de ciencia política. Después hablamos una vez por teléfono, muy brevemente. Siempre me trató con mucha deferencia y respeto, creo que nos llevamos bien pero sin una intimidad ni mucha frecuencia de trato.

–¿Y cómo llegó a ofrecerle un lugar en la Corte?

–La verdad es que yo nunca había soñado con integrar la Corte, más aún, considero que conforme a las pautas tradicionales, nunca había “hecho los deberes” para eso. No cultivé la imagen del “mesurado”, no lo soy mucho que digamos en algunos aspectos. Un buen día me llamó un ministro de Kirchner y me invitó a ir a verlo con cierta urgencia. Creí que tenía algún problema que resolver. En cuanto llegué, me largó que habían hablado y si yo aceptaría ser ministro de la Corte.

–¿Usted cómo reaccionó?

–Me quedé mudo, primero porque no tenía idea de lo que Kirchner imaginaba que ocurriría al proponerme, segundo porque era algo que nunca había entrado en mi proyecto existencial. La verdad es que me asumo como un tanto transgresor, pero sólo un presidente más o menos simétrico (o que me superase) podía proponerme. Al día siguiente conversé con Kirchner y, sinceramente, le pregunté si realmente me conocía, no quería hacerle asumir riesgos en que no hubiese calculado o pensado. Mi pregunta la tomó a broma, pero en realidad iba en serio. Creo que en análogo tono me respondió que me quedase tranquilo, que me conocía bien y por eso me propondría.

–¿Por qué aceptó si no lo tenía en los planes? ¿Qué le atrajo?

–Hay ofrecimientos que imponen deberes. Si alguien critica no puede negarse cuando le dicen que entre al ruedo, de lo contrario pierde legitimidad. En ese momento dije que era una “carga pública”, y lo sigo pensando. Hace exactamente siete largos años, desde el 31 de octubre de 2003 que vengo sintiéndolo, no lo dudes.

–¿Qué significaba Kirchner como líder político?

–Sin duda que se fue como persona, pero dada su centralidad en los últimos diez años, es obvio que renace como mito. Un hombre relativamente joven o al menos en plenitud, luchador, tenaz, que abusa hasta la muerte de sus limitaciones físicas en la lucha política, que abrió frentes donde nadie se había animado y que desaparece de repente, creo que nada le falta para renacer como mito. Es casi inevitable.

–¿Le sorprendió la respuesta colectiva, del común de la gente, que generó su fallecimiento?

–No me extraña en absoluto la reacción popular: hasta ayer era una persona, hoy es un mito.

–¿Un mito como Perón, como Evita?

–Ningún mito es igual a otro ni borra otro. Los mitos forman parte de la vida de los pueblos, surgen en su historia, se enlazan con las primeras y las últimas páginas de los libros de historia, las que se perdieron. No se pueden comparar entre sí, cada uno es original porque responde a un momento diferente.

–¿Qué cambió a partir de Kirchner en el Poder Judicial?

–En cuanto a la Corte y al Poder Judicial, soy protagonista de lo que pasa, creo que no puedo incurrir en valoraciones, es cosa que debe evaluar la sociedad. Por mi parte, trato de hacer las cosas lo mejor que puedo y nada más.

–¿Fue un error la reforma del Consejo de la Magistratura?

–No lo sé, el Consejo de la Magistratura nació mal en 1994, no está constitucionalmente claro cómo se integra ni cuál es su competencia y, por tanto, siempre es opinable lo que se haga al respecto.

–¿Cree que desde ahora va a cambiar la relación del Gobierno con la Justicia?

–La relación del Ejecutivo con el Judicial en general y pese a muchas exageraciones, ha sido respetuosa. No dejará de serlo. Si Kirchner o la Presidenta se sintieron molestos alguna vez, bueno, tienen todo el derecho a decirlo y a criticarnos, del mismo modo que como ciudadano me reservé siempre todo el derecho a criticarlos a ellos. Ninguna función pública, por alta que sea, nos priva de los elementales derechos de la ciudadanía. Cuando sienta que pierdo ese derecho me voy y pienso que la misma sensación deben haber sentido Kirchner o la Presidenta cuando algunos pretendieron que no pueden criticarnos.

–¿Qué cambios intuye que va a haber en el Gobierno, en la oposición y los medios?

–Es obvio que va a haber cambios, es un golpe fuerte, la política argentina tiene una dinámica que desafía cualquier imaginación, todo cálculo a mediano plazo deviene fantaciencia y mucho más cuando se produce un hueco de esta magnitud. Se trata de un hueco, una ausencia personal, que es reemplazada de repente por un mito, nadie puede impedir el nacimiento del mito, son cosas que salen del sentimiento y los medios ni nadie puede evitarlo, pero que entran a jugar en la política. No creo que nadie pueda hacer “previsiones muy previsibles”, ahora el sentimiento popular arrastra a la política, más allá e incluso a pesar de los dirigentes. La historia nos demuestra esto.

–¿Pero imagina que el mito bastará para sostener al kirchnerismo?

–No me animo a predecir nada, entran en juego dos planos muy diferentes, el de la realidad y el mítico, interactúan, son acontecimientos que desafían a la imaginación.

–Cuáles son las huellas que considera más destacables de la gestión de Néstor Kirchner?

–Creo que Kirchner restableció la confianza en el país, en el futuro, en la posibilidad de consolidar y ampliar la base de ciudadanía real, en que el Estado social no es un recuerdo del pasado sino una realidad que hay que defender y consolidar, fue la contracara de la última década del siglo pasado.

–¿Sus virtudes y defectos como dirigente?

–Como virtud, su forma de hacer política. Kirchner, igual que Alfonsín, buscaba el trato personal con la gente, no era un político mediático, sino que iba por todos lados y se contactaba con las personas en forma directa, personal. Se movía por todo el territorio. Kirchner y Alfonsín, en este sentido, fueron la antípoda del político-espectáculo, la forma de hacer política que espero cunda en el futuro, a la que hay que volver. ¿Defectos? Bueno, no se los atribuyo a él, en general son los del presidencialismo, es la función que a veces condiciona errores. En lo político, creo que a veces abría demasiados frentes de lucha al mismo tiempo. Aunque en lo personal me parecía un tipo muy capaz para hacer alianzas y tranquilizar a la gente, creo que en ocasiones se fabricaba algunos enemigos innecesarios. Pero no sé, no hablábamos muy frecuentemente, por eso no conozco todas las motivaciones, los detalles, no tengo el cuadro completo de la situación en cada caso. Es sólo una impresión. Pero bueno, ahora es un mito.

–¿En qué está pensando cuando habla de “enemigos innecesarios”?

–Creo que en el caso del llamado conflicto “con el campo” hubo un poco de precipitación, me parece que hablando un poco más con algunos sectores se los podía tener del otro lado. Tal vez me equivoco, es una impresión, por ahí los acontecimientos se precipitaron y no quedó otra alternativa, no viví el conflicto desde adentro, pero pienso que siempre hay que extremar más la posibilidad de negociación.

–De aquellas charlas o encuentros aislados que mencionó que compartió con Kirchner, ¿qué le queda como recuerdo?

–Hablando con Kirchner impresionaba mucho la capacidad de comunicación, tenía una actitud humilde que lo hacía “querible”, instaba a la confianza, era un tipo de posiciones firmes pero nunca arrogante, conseguía que uno se sintiese como si lo hubiese conocido siempre. Traté a varias personas con ribetes de liderazgo. Está el perfil del prócer, tipo De Gaulle; está el del perfil paternal, tipo Alfonsín; Kirchner respondía a un perfil fraternal.


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J P FEINMANN: MOVILIZARSE

31 de octubre de 2010
OPINION
La transformación del número en fuerza
Por José Pablo Feinmann
1
La sorpresa fue para todos: para los peronistas nacional-populares y para los enemigos del proyecto que esa fuerza impulsa desde 2003 y ha acentuado desde 2008. ¿De dónde salió tanta gente? ¿De dónde salieron todos esos cristinistas? Me suena lindo esto: cristinistas tiene un aire de nuevo, tiene un perfume de mujer exquisito, un feminismo que se asume con fuerza ante los hombres, ante los viejos machos hoy en alevosa retirada y, a la vez, los acepta, porque la mujer que da origen al neologismo es mina, es linda, es independiente y lo fue al lado de un hombre, que se sintió orgulloso justamente por eso: porque tenía a su lado a una mujer inteligente y brillante, que no sólo se le ponía de igual a igual sino que lo exigía, que le pedía todo el tiempo que fuera más y que lo fuera con ella, que le impidiera dejarlo atrás, porque lo amaba y quería seguir adelante con él, por eso cristinismo suena mejor que peronismo y hasta que kirchnerismo, porque suena a independencia, a germinación, a dar a luz ideas, proyectos, osadías, porque las minas no sólo dan a luz hijos de los tipos a los que supuestamente pertenecen (¿hasta cuándo ese “de” infamante para las mujeres, una mujer no es de nadie, es libre, es ella, tiene su nombre y su apellido, hasta cuándo ese “de” burgués del siglo XIX que adosa a las mujeres a los hombres en tanto propiedad privada?; probablemente Cristina conserve el “de Kirchner” para recordarlo, pero es una cuestión política, ella es ella y ahora no tiene otro remedio más que ése: ser lo que siempre fue junto al hombre que eligió: ella, pero ahora sola, con el recuerdo, la memoria y hasta las ideas compartidas y los buenos consejos de él, pero sola), sino que dan a luz sorpresas luminosas que pueden sorprendernos todos los días y mantenernos despiertos, alertas, con los músculos, los nervios y las neuronas tenso/as (¡ese machismo del lenguaje que toma el régimen del masculino para los adjetivos, cuánto hay que cambiar en este perro mundo!). No me volví feminista. Admiro simplemente a las mujeres. Primero: porque son bellas. Segundo: porque hace treinta años que estoy al lado de una compañera bárbara, sin la cual no sería lo que soy ni la mitad de lo que soy, sea lo que mierda sea, porque, en verdad, quién puede saber lo que es si apenas es algo ya es otra cosa, que es la esencia de la libertad, al menos de los que la ejercen y no se anquilosan como idiotas hijos de la TV o de los medios que buscan hacer basura con la gente. (Sugerencia de cambio para la revista Gente: Gente Idiota. Porque Gente es fresca... y pelotuda.)

2
El problema central para el cristinismo es ahora transformar en fuerza militante a la inmensa cantidad de personas que desfilaron ante el féretro de Kirchner. Que nadie crea que alcanzará con haberse dado una vuelta por la Rosada (aunque, lo sé, fue más que eso, pero me interesa ahora marcar otra cosa) para fortalecer el gobierno de Cristina Fernández. Que no lo crean tampoco los líderes que rodean a la Presidenta. Una situación emocional: hombre que muere joven, que llena de culpas a todos los que lo atacaron, a los que cacerolearon contra él en el 2008 (¿cuántos de éstos habrán ido a lavar esa culpa?), a los tacheros que durante todos estos años si abrieron la boca (¡y cómo la abren!, cómo habla el tachero argentino lo quiera o no el pasajero, parecieran militantes de una causa de hierro en la que creen a muerte: odiar a Néstor y Cristina Kirchner) fue para putearlos, hasta a los jóvenes de familias acomodadas que repitieron las palabras de sus padres, que convoca a adherentes emocionales momentáneos, que han ido porque les impresiona la muerte de un tipo joven, a jóvenes, a chicos y chicas, que ahora descubren lo “copado que era el Flaco”, a formidables tenores que te cantan un Ave María que te parte el corazón pero que termina el Ave María y se va y Cristina necesita que siga cantando, cantando al lado de ella, porque la música tiene que seguir, y no sólo el Ave María sino otras músicas, menos tiernas, menos dulces, más agresivas, a la altura de los Himnos de Guerra que día a día los medios entonan desde sus miles de voces bancadas por empresas poderosas, monopolios formados con capitales nacionales e internacionales, con diarios de inmediata e ininterrumpida relación con la Embajada de los Estados Unidos y, a través de ésta, inevitablemente, con la CIA y el FBI, a los que este Gobierno no les gusta nada. ¡Qué enemigos, caramba! ¡Qué fuerza habrá que nuclear!

3
De aquí la propuesta. A no entusiasmarse demasiado con los números. Con las encuestas. Las encuestas no salen a la calle. Los que salieron a la calle a despedir a Kirchner deberán saber que ese compromiso, que esa muestra de amor, deberá prolongarse en política, en militancia. En dolor ante la muerte, si se agota en sí mismo, permanece en el lugar de donde surgió: en la muerte. Hay que transformar ese dolor en militancia. Si Kirchner se definió a sí mismo como un heredero (no violento, como tantos y tantos y tantos) de la militancia juvenil de los setenta, hay que dar forma (con las decenas de miles de jóvenes que seguirán a Cristina a lo largo y lo ancho del país) a una nueva juventud. Que será peronista, o kirchnerista o cristinista. Pero esos jóvenes deberán saber ya (y ya lo saben) que la militancia será territorial y no armada. Se diferenciarán en esto, tajantemente, de los jóvenes de los ’70. Si quieren admirar al Che como símbolo de la rebelión, perfecto. Si lo toman como el héroe y el mártir de la lucha armada y el foco (teoría que le dio un francesito de esos años: Regis Debray y que Guevara perfeccionó y llevó a la práctica, una práctica desastrosa en la que sin duda tuvo la dignidad impecable de morir, de poner su cuerpo al lado de sus ideas, penosamente equivocadas, de aquí que ese cuerpo terminara acribillado por un pobre y asustado soldadito boliviano) el camino será otra vez el del desastre. Si insistimos tanto en la militancia territorial y no en la violencia, es porque la violencia fue un mal camino. Llevó a la muerte a una generación de jóvenes en toda América latina. Pero la militancia territorial ha vuelto a ponerse sobre la mesa de la mejor política. Que ya no se hace a través de los medios. Al ver a esos millones de argentinos (peronistas y no peronistas) desfilar junto a Néstor y abrazar a Cristina con un abrazo-promesa (no te vamos a abandonar) muchos empleados periodísticos de las grandes empresas multinacionales de la comunicación se habrán sentido no sólo defraudados, azorados también. ¿Cómo, y todo el trabajo que hicimos? ¿Y todo lo que le hemos dicho a esta gente durante años? Parece, señores, que no sirvió. Que hay otros canales por donde ahora se filtra la verdad, que la verdad, parece, no la construyen ustedes. Que los sujetos son todavía capaces de un acto libre. Porque fue un ejercicio poderoso de la praxis libre del sujeto haber ido a despedir a Néstor Kirchner. Los sujetos no están sujetados. La rebelión no es inexplicable. Ejercer la libertad fue decirle no a la política omnipresente comunicacional, y salir a la calle, inundar la territorialidad. En el conflicto de la 125 los ínfimos movileros que los medios arrojaban a la calle (conscientes de las órdenes que tenían) preguntaban a los militantes kirchneristas: “¿Viniste por el choripán? ¿En qué medio te trajeron?” Y a los conchetos del otro lado: “¿Nos podría explicar la causa por la que vino hasta aquí?” Del lado concheto, la causa. Del lado de “la negrada peronista”: el choripán o el camión de algún sindicato. De un lado, la libertad de elección. Del otro, la manipulación del aparatismo. ¿Fueron esos movileros a preguntarle a alguno de los que estaban haciendo interminables colas para despedir a un líder popular quién los había traído, si habían venido por el choripán? Sería interesante haberlo intentado. Pero los medios se cuidaron. Se pasmaron. Se sorprendieron hasta el dolor. No todos. Hubo, para mí, una excepción valiosa. Ya llegaré a ese punto.

4
Que la militancia territorial haya ganado otra vez el protagonismo significa que lo más genuino del peronismo (del peronismo del ’45 y el de los ’70) ha regresado. La política territorial exige del militante más que la política mediática. La mediática no le pide nada. Porque los militantes no van a los medios. Van los jetones. Los dirigentes. Y los intelectuales de nombre, los “referentes”. La única posibilidad que tiene el militante es esta hermosa posibilidad que está de nuevo entre nosotros y a la que le damos una bienvenida esperanzada: la territorial. Se gana la calle. Hay que ganar la calle. La política se hace ahora saliendo de casa. Basta de estar eternamente mirando la tele o boludizándose con Internet. El número fue poderoso durante estas jornadas. Pero hay una consigna de John William Cooke que hay que recordar ahora más que nunca: la transformación del número en fuerza. Y ya lo ven: lo nombré a Cooke. ¿Setentismo? No creo: Cooke fue desde jovencito diputado peronista. Además, ¿a quién quieren que cite: a Ivanisevich, a Mendé? (No los conocen. ¡Mejor! Ni los busquen en Internet. Basta de buscar en Internet, por favor. Busquensé un poco a sí mismos. Van a encontrar mayores tesoros. Verdades y no informaciones. Verdades, además, acerca de ustedes. ¿Cuántos encontraron súbitamente su verdad saliendo a la calle el miércoles?) El número ya cumplió su tarea. Los que lloraron a Kirchner y fueron a dar apoyo a su viuda fueron innumerables. Tantos como los que pidieron la renuncia de Cobos. Que no se lo pueda echar porque se aferra a una ley que lo sostiene es una vergüenza moral e institucional. Moral, porque es un mentiroso y un hipócrita. ¡Declaró que Kirchner había sido un gran presidente! Institucional, porque todos saben que ese hombre no está ahí para cumplir con el cargo que ocupa: ser un orgánico de la Presidenta. Un Presidente y un Vice forman una entidad institucional orgánica, que funciona complementándose. ¿Cómo puede ser que este señor sea el jefe de la oposición, que funcione como el cuchillo que pende sobre la cabeza de la Presidenta, que a Kirchner hayan tenido que velarlo en la Casa Rosada y no en el Senado como se veló a la mayoría de los presidentes porque este Senado lo preside un enemigo?

5
La transformación del número en fuerza es la consigna de la hora. ¿Cómo se consigue? Tiene que penetrar en el sujeto libre la necesidad de expresar esa libertad a través de la praxis política. Tiene que surgir la pasión de compartir una causa. De participar de la historia. De sacar el culo de la silla que tenés frente a Internet o frente al televisor. De salir de la soledad a la que el universo mediático te condena. Si te gusta el twitter, seguí. Pero no es lo mismo twittear que mirarle la cara a un compañero. Que verle los ojos. Olerlo. Tocarlo. Abrazarlo, ya en la desdicha o el triunfo. No es lo mismo querer hacer la historia que mirar cómo otros la hacen. No es lo mismo ser protagonista que ser pasivo, inerte, poco o nada.

Addenda: Ya no leo los diarios de la derecha. Si hay algo que vale la pena, alguien siempre me lo dice. Esta vez me dijeron: “Leé la nota que Beatriz Sarlo publicó el jueves 28 en La Nación”. La leí. Dice: “Pensé también en los que formaron el lado intelectual del conglomerado que armó Kirchner. Con ellos he discutido mucho en estos años. Sin embargo, me resulta sencillo ponerme en su lugar. Muchos vienen de una larga militancia en el peronismo de izquierda; vivieron la humillación del menemismo, que fue para ellos una derrota y una gigantesca anomalía, una enfermedad del movimiento popular. Cuando los mayores de este contingente representativo ya pensaban que en sus vidas no habría un renacimiento de la política, Kirchner les abrió el escenario donde creyeron encontrar, nuevamente, los viejos ideales. Pensé que se engañaban, pero eso no borronea la imaginación de su dolor”. Hace muchos años que conozco a Beatriz. Sinceramente creí que el odio había extraviado su inteligencia durante los últimos tiempos. Y lo lamenté, sinceramente también. Esta nota que ha publicado, no sólo por estar al lado de la de un obsesivo y un tipo que me importa lo que pueda importarme un plumero, es de una nobleza excepcional. Si tu mano es una mano tendida, Beatriz, contá con la mía para estrecharla.


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El país|Domingo, 31 de octubre de 2010
Un flaco como cualquier otro
La nota que se publica a continuación fue escrita a los diez días de la llegada de Néstor Kirchner al poder. A él lo emocionó mucho. Cristina Fernández, siempre que me ve, me la recuerda. Era la simple expresión de un tipo (de un ex militante intelectual de la “generación diezmada”) que expresaba su agrado por el modo en que el nuevo presidente había asumido. Yo no sabía nada de Néstor Kirchner. Con Cristina habíamos presentado el libro de Bonasso Diario de un clandestino. Me senté a su lado y sentí (lo juro) esa tensa pero agradable sensación que se posesiona de uno cuando está cerca de una mujer bonita. Para qué macanear. El miércoles cuando, pálida, con anteojos negros, erguida y digna en su dolor, se plantó ante el féretro de Kirchner la vi todavía más hermosa: parecía una troyana trágica, una figura extraída de Esquilo o de Sófocles.
Por José Pablo Feinmann
El Flaco se llama Néstor, como el Presidente. También podría decirse –sin faltar a la verdad– que el Flaco es el Presidente, porque el Flaco, desde el domingo 25 de mayo de 2003, es el Presidente de este país en que todos estamos y también él; nosotros como ciudadanos, él como Presidente. Pero cuando amaneció el 25 el Flaco todavía no era el Presidente. Le tenían que poner la banda, tenía que jurar, saludar a los granaderos, advertirles a los ministros que Dios y la Patria les iban a demandar algo que jamás le demandaron a nadie, así estamos. Entonces, volvemos: empieza el 25 y el Flaco todavía no es Presidente. Para colmo, le hicieron una trampa muy fea, tan fea como podía hacerla el Gran Tramposo, que se bajó del ballottage y lo bajó al Flaco del 70 por ciento al que, cómodo, llegaba. Porque el Flaco, además de Flaco, es alto, de modo que puede llegar al 70 por ciento y hubiera llegado si no fuera porque el Gran Tramposo, que, entre otras calamidades, es muy petiso, no se hubiera bajado, pero se bajó y no hay quién no sepa por qué, el Gran Tramposo se bajó porque cuando sus Amos le dicen “Suba”, él sube, y cuando le dicen “Baje”, él baja, y esta vez le tocó bajar. Tanto, que ya ni petiso es. Tanto, que lo enterraron. Porque de un petiso podrá decirse cualquier maldad menos una: que no ocupa algún espacio en la realidad, que un cacho del ser no le pertenece, por menguado que sea. Al Gran Tramposo, en cambio, nada, tanto lo bajaron que ya no se lo ve. Y creo que somos muchos los que queremos que siga así: ausente de la realidad durante algún tiempo. De aquí a la eternidad, digamos.

Volvemos al Flaco. Que, la sinceridad ante todo, no se había lucido durante la campaña electoral. Le decían mucho lo de Chirolita. Que Duhalde lo chiroleaba. Que era el Chirolita de Duhalde. Cosas así. Y el Flaco hablaba aquí, hablaba allá, hablaba donde podía, pero no lo escuchaban mucho. Para qué lo voy a escuchar al Flaco –pensaban todos–, si abre la boca y habla Duhalde, para eso lo escucho a Duhalde, que, por suerte, habla poco, ya que la juega de Prócer Prescindente o de Presidente en Tránsito. Y uno no escuchaba a nadie, ni a Duhalde ni al Flaco. Sin embargo, el Flaco lo necesitaba a Duhalde (y seguramente lo sigue necesitando, pero ésta es otra cuestión) porque el Gran Jefe Bonaerense tenía lo único que restaba de un país que se llamaba Argentina, tan hecho polvo, tan amainado que sólo le restaba un aparato, el duhaldista. Y ahí se montó el Flaco, ahí puso el pie, encontró un pedazo de la realidad. Lo menos que se le puede pedir a la realidad –se dijo– es que exista, y aquí ya no existe nada. Están los piqueteros y los asambleístas, de acuerdo. Pero los asambleístas existen porque les dejaron de existir los ahorros, no bien vuelvan los ahorros se van los asambleístas. Y los piqueteros existen pero como pura negación, existen como expulsión, marginación, desechos de un podrido sistema que no puede integrarlos. Hacen lo que pueden y lo hacen bien, pero yo, piensa el Flaco, quiero ser Presidente y ver si desde ahí puedo hacer algo por traerlos de nuevo a ese viejo y venerable circuito que ya no existe, el de la producción. De modo que el Flaco se pregunta qué tiene y tiene dos cosas: el frío patagónico y el aparato de Duhalde. Llega con esas dos cosas. Se banca lo de Chirolita y empuja. Por fin, gana. Pero por descarte. Gana porque el Otro, el Gran Embaucador, se va. O sea, el Flaco, que llegó como Chirolita, que llegó por medio de Otro, del Gran Caudillo Bonaerense, gana por defección de Otro, del Gran Embaucador. No soy yo, se dice. Soy un resultado. Llegué por Otro y gané por Otro. Llegué porque Otro me hizo llegar y gané porque Otro decidió perder. Entonces, en esta feroz encrucijada, el Flaco toma la decisión de su vida. Decide inventarse. Sabe, como el hombre sartreano, que es nada. Pero sabe que esa nada le abre el infinito, la tarea vertiginosa de ser sus posibilidades, de elegirse, de darse el ser. El Flaco, entonces, inventa al Flaco. (Que nadie crea, en este punto, que la referencia a la ontología de Sartre es casual, que surgió porque sí. No, el Flaco es sartreano. Lo es, ante todo, porque tiene que inventarse, elegir, y, eligiéndose, darse el ser. Y también es, el Flaco, sartreano, porque como el Gran Virola francés, el Flaco es el Gran Virola argentino. Se le pianta un ojo. El mismo que al autor de la Crítica de la razón dialéctica, el derecho. Suele creerse que esto es un defecto, una carencia. Pero no, el Virola ve más que el pobre tipo que tiene los dos ojos para el mismo lado. El Virola, con un ojo, ve el Todo. Y con el Otro ve lo que el Todo tiene al Costado. O sea, ve el Todo y su Costado. Que alguien diga si puede ver tanto. Privilegio de pocos ver todo eso, ver el Todo y el Costado. Privilegio de grandes. Como Sartre. Como el Flaco.)

¿En qué momento empieza a inventarse, a crearse, a darse el ser el Flaco? Cuando el Gran Embaucador renuncia. Ahí se pone frente a un micrófono y dice: “Sólo este rostro nos faltaba conocerle: el de la cobardía”. Caramba, qué frase. Algo así no sale del aparato duhaldista. Los aparatos dan muchas cosas. Poder, por ejemplo. Pero no inteligencia, que es, siempre, más que el poder, ya que es su creación y no su mera acumulación burocrática. Después el Flaco va al programa de la Señora que Almuerza. Y la Señora que Almuerza le dice eso tan feo, lo del zurdaje que se viene. Y el Flaco le dice “Señora, por esa frase, murieron treinta mil personas en este país”. Y todos empiezan a decir El Flaco es Zurdo, qué Zurdo es el Flaco, qué Zurdaje se viene, cuánta razón tiene la Señora. Pero el Flaco sigue. Es posible conjeturar, aquí, que el Flaco está acostumbrado a que le digan zurdo.

Ahora es el 25. Y el Flaco hizo venir a cada gente, vea. Gente que, pongamos por caso, si ganaba López Murphy, no venía. Pero ganó el Flaco y vinieron. Fidel, Chávez, Lula, un horror. Una verdadera acumulación de zurdaje. Pero el Flaco los quería tener porque es afecto a los buenos recuerdos y dijo, después, en el discurso, que tenía algunos, algunos buenos recuerdos, el de la plaza del 25 de mayo de 1973, por ejemplo, la de Cámpora, Allende y Dorticós. Y dijo pertenezco a una generación diezmada. Y ahí –los que todavía no se habían dado cuenta, se dieron cuenta para siempre– ¡el Flaco es un Flaco de la Jotapé! El Flaco es un Flaco del setenta. Un Flaco de la izquierda peronista. Y si no, vean esa foto que aparece en los diarios: el Flaco, más flaco que ahora, como declinando en una silla, los brazos cruzados, escucha a dos o tres barbudos, circa 1972, en Río Gallegos, y los dos o tres barbudos son la imagen de la “subversión”, son perucas de izquierda de los más bravos, y por ahí el único que queda de esa foto es el Flaco, que los mira y aprende, y cree que del peronismo puede salir algo así como el socialismo, mirá vos las cosas en que creía el Flaco, si habrá sido joven, si habrá sido gil, creer eso, creer eso en lo que creyó la generación más revolucionaria de la historia de este país, la más castigada, la diezmada, como dijo el Flaco. Creer eso, creer que de un movimiento político con un general nazi a su frente podía salir la lucha de clases y la liberación nacional. Pero hay que comprender: el Flaco, en esos años, no leía a Uki Goñi sino a Fanon, a Cooke, a Jauretche, a Hernández Arregui. Y hasta, me juego, el Flaco leía la revista Envido, la única revista teórica que hizo la izquierda peronista, escrita, desde adentro, por flacos de la misma edad que el flaco, que eran, en ese entonces, tan flacos como él, y tan jóvenes y tan apasionados. Que eran, sin más, la izquierda peronista. Reducida después –por el canallismo ideológico de tantos canallas– a la mera historia de los Montoneros, y luego a la mera historia de Firmenich y Galimberti. Y luego al desprestigio y a la despolitización. Porque todos lloran por los desaparecidos pero olvidan en qué creyeron y por qué.

Y por fin, el domingo, el Flaco gana por goleada. Se come la cancha. Se mete a la gente en el bolsillo. Se hace querer. Se crea sí mismo. Es un flaco como cualquier otro. Cruza hacia el Congreso. Un periodista lo hiere. El Flaco llega al Congreso medio ensangrentado. Jura. Juega con el bastón. Tiene el saco desabrochado. Y ahí está Lula. Y Castro. Y Chávez. Y el Flaco está feliz. Y con un ojo los mira a todos. Y con el otro, con el sartreano, de costadito la mira a Cristina.


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