VIVA CRISTINA FERNANDEZ de KIRCHNER NOBEL de la PAZ 2013 ¡¡¡

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Nos mueve, la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Reparacion Integral para con las victimas de la Doctrina de la Seguridad Nacional y los pueblos de America.



Córdoba, Argentina



19 y 20 de diciembre de 2001.-



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martes, 17 de noviembre de 2009

Lo coyuntural y lo permanente

Si se le saca el traje de gala ¿Qué queda de Obama?


(IAR Noticias) 17-Noviembre-09



Más que un presidente de EEUU, durante sus giras internacionales Obama parece un gerente de relaciones públicas del Imperio inmerso en discursos plagados de obviedades y de lugares comunes.
En ese escenario discursivo sobresalen las alusiones a la "democracia" y a la "paz" y las citas recurrentes al "multilateralismo" con que las potencias tapan en los foros diplomáticos sus brutales guerras intercapitalistas (por ahora económicas y geopolíticas) por la supervivencia y conquista de mercados.
Pero Obama (probadamente el más superficial de los gerentes que ocupó la Casa Blanca) transforma su mensaje "pacifista" cuando aborda el tema del "terrorismo".
Paradojalmente, y más allá de sus discursos obvios sobre la "democracia" y los "derechos humanos", hay sólo dos terrenos en los cuales el gerente negro se mostró "ejecutivo": El salvataje estatal (con dinero de todos los contribuyentes) de los súper bancos y mega empresas privadas y la continuidad lineal de las guerras "contraterroristas" de ocupación heredadas de Bush hijo.
En otras palabras, defensa irrestricta del capitalismo sionista que controla el mundo desde Wall Street y continuidad de las guerras y políticas de ocupación que alimentan la industria de la guerra de las corporaciones del complejo militar industrial.
Obama se resume en una fórmula de manual: Discursear con la "democracia", y ejecutar con los intereses del Estado y del capitalismo norteamericano. Como corresponde (y lo debe hacer) a cualquier gerente que ocupe eventualmente la Casa Blanca.

Informe
IAR Noticias /





Probando que el "terrorismo internacional" continúa siendo la principal hipótesis de conflicto militar (léase principal argumento para planificar y ejecutar invasiones militares de conquista), Barack Obama volvió a identificar a Al Qaeda como el "enemigo número uno" en su reciente visita a China.

"Las redes terroristas como Al Qaeda representan aún la mayor amenaza para EEUU", afirmó el presidente de EEUU, Barack Obama, en un encuentro con estudiantes chinos en Shanghai.

En una sesión de preguntas y respuestas con los jóvenes chinos en el Museo de Ciencia y Tecnología de la capital financiera de la República Popular, Obama indicó que "continúo creyendo que la mayor amenaza a la seguridad de EEUU son las redes terroristas como Al Qaeda".

Esas redes, indicó, "han cruzado la frontera de Afganistán y se encuentran en Pakistán, pero siguen teniendo contactos con otros grupos extremistas en esa región y creo que es importante para nosotros que estabilicemos Afganistán".

Según indicó el presidente estadounidense, "estos grupos tienen un grupo reducido de seguidores pero son peligrosos porque carecen de conciencia, y si se hacen con armas de destrucción masiva podrían matar a cientos de miles de personas".

Sus afirmaciones --como se puede apreciar-- son una copia casi lineal de la "doctrina Bush" lanzada tras los atentados "terroristas" del 11-S en Nueva York.

El viernes 11 de septiembre pasado, cuando el presidente Barack Obama comparecía en los jardines de la Casa Blanca y conmemoraba el momento en el que el primer avión impactaba contra la torre norte del World Trade Center en Nueva York, aseguró, invocando los fantasmas de la "guerra contraterrorista" que "nunca vacilaremos en la persecución de Al Qaeda".

Bajo una intensa lluvia, Obama declaró su compromiso de proteger la seguridad de EEUU y sus ciudadanos y luchar contra los responsables de los ataques terroristas. "Vamos a ser fuertes", aseguró el mandatario. "Una vez más nos detenemos y volvemos a rezar como una nación", dijo. "No sólo debemos permanecer unidos ante el dolor sino en nuestra resolución de luchar por el país que amamos".

Veinticuatro horas antes, el gerente de turno del Imperio había prolongado el estado de "emergencia nacional contra el terrorismo" con motivo del atentado del 11 de septiembre de 2001, del que ya se han cumplido ocho años, argumentando la continua "amenaza de ataques" contra el país norteamericano.

Bush y el lobby judío de halcones neocon, edificaron consenso y apoyo interno agitando y denunciando el peligro del "terrorismo islámico" como amenaza permanente a la "seguridad nacional" de EEUU. Dentro de esa bolsa metían a todos los que se le oponían.

Obama y el lobby judío liberal que lo secunda parecen iniciar otra práctica no menos peligrosa: El peligro acechante de la "derecha antisemita" que amenaza con el odio racial y la desintegración social de EEUU.



La estrategia no es nueva: Durante la pasada campaña electoral que lo consagró presidente de EEUU, Obama denunció en varias oportunidades potenciales ataques supuestamente planeados por grupos "extremistas de derecha" orientados a la persecución racial.

Como señalan los adoradores de Maquiavelo: Si no hay enemigo ni peligro a la vista, hay que inventarlo para generar consenso.

En abril de este año y mediante documentos difundidos por el FBI y la comunidad de inteligencia, la "guerra contraterrorista" de Bush se complementó en lo interno con la figura del "terrorismo antisemita".

El Departamento de Seguridad Interior comparó la situación actual con la década de los noventa, "cuando el radicalismo de extrema derecha experimentó un alza alimentado por la recesión económica, la externalización de los trabajos y la percepción de que la fuerza y la soberanía estadounidense estaba siendo amenazada por potencias extranjeras".

El informe del Departamento de Seguridad definió ese extremismo como procedente de de "grupos racistas y antisemitas" que desafían la autoridad federal.

A sólo cuatro semanas del "documento de advertencia" , el FBI "materializó la amenaza (hizo aparecer el "peligro") anunciando el miércoles 20 de mayo pasado, que fueron detenidas cuatro personas sospechadas de planear atentados contra objetivos militares y un templo judío en Nueva York.

En otras palabras, a diferencia de Bush, que inventaba conspiraciones con el "terrorismo islámico" para perseguir y espiar a sus enemigos internos, el equipo de Obama ha preparado el terreno para la utilización de la conspiración de "derecha" antisemita con el mismo objetivo.

Cerrando la operación de inteligencia oficial con el "nuevo terrorismo", la Casa Blanca a través de sus voceros ya expresó reiteradamente su "preocupación" por que este descontento se traduzca en una "ola de antisemitismo", ya que -señala- algunos de los grupos violentoss culpan a los judíos de la recesión económica, o que el descontento con la actual administración se canalice hacia la agresividad en la calle.

Finalmente, en Washington todo se recicla, cambian las formas pero quedan los contenidos, cambian los discursos pero las políticas imperiales son las mismas, el Imperio dice renovarse pero lo único que se renuevan (cada cuatro años) son las esperanzas de los votantes norteamericanos.

Todo nace, se desarrolla y muere, se van los halcones y vienen los demócratas, se va el lobby judío militarista, y viene el lobby judío bancario, llega la "democracia multilateralista", pero quedan las bases militares y el despliegue planetario de los cinco comandos nucleares USA.

Como lo fue Clinton, como lo fue Bush, Barack Obama, más allá de sus discursos "progresistas", es sólo la pieza ejecutora de intereses estratégicos metidos en un tablero global (el poder imperial USA ) que excede las voluntades personales de los eventuales gerentes de turno en la Casa Blanca.

Se fue la "burbuja" y vino la crisis, se termina la euforia económica pero queda el dólar, se fue Bush, y vino Obama, se desmorona la popularidad de Obama y ¿viene Al Qaeda en su rescate?.

¿Presenciaremos nuevos ataques a terroristas en EEUU y en Europa? Las proyecciones lógicas y estadísticas indican que sí: La primera potencia imperial necesita un nuevo 11-S (tal vez financiero) para reposicionar sus estrategias militares y recuperar hegemonía económica.

Para los expertos es solo una cuestión de tiempo: Obama, con discursos como el pronunciado en China, lo está anticipando.

Éric Toussaint: HACIA UN NUEVO MODELO de DESARROLLO

15-11-2009



Salir de un modelo de desarrollo basado en las industrias extractivas y acelerar el proceso de la integración suramericana


Éric Toussaint
CADTM




Los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador no abandonaron el modelo productivista y extractivo, [2] aunque, regularmente, tienen cuidado en su discurso de distanciarse del mismo. Alberto Acosta lo explica muy bien en una entrevista reciente:


«Los gobiernos de la llamada corriente progresista de América Latina no han discutido ni han puesto en cuestionamiento el modelo extractivista. Ecuador, Venezuela y Bolivia, para citar a los países que están de más avanzada en Suramérica, no han puesto todavía en tela de juicio la validez de un modelo extractivista, siguen creyendo que mediante la extracción de los recursos naturales vamos a encontrar el camino del desarrollo. Eso sabemos que será imposible. No sólo se trata de usar adecuadamente los recursos, sino de cambiar esa modalidad primario exportadora, que nos ha subordinado en el contexto internacional. […] Es que el IIRSA [3] responde a la lógica del modelo extractivista atado a las demandas de acumulación del capital transnacional. Estos canales interoceánicos no buscan la integración de los pueblos, sino la integración de nuestras economías al mercado mundial. En tanto que suministradores de recursos naturales como petróleo y minería, por ejemplo, también de productos agrícolas, el control de la biodiversidad y las fuentes de agua (son) para el capital transnacional. Y todo esto en el marco de la ampliación de mercados, de la conformación de espacios donde se puedan crear mayores consumidores y no la conformación de la ciudadanía regional y menos de la ciudadanía global. El IIRSA todavía está vigente porque los gobernantes de América Latina de la tendencia progresista como Chávez, Lula, Evo, Correa y Fernández, no están cuestionando el modelo extractivista ni la forma de inserción sumisa en el mercado mundial. » [4]

De hecho, en un gran número de países en desarrollo se asiste a una reafirmación del modelo «desarrollista extractivo productivista». Este fenómeno se debe a la coyuntura internacional excepcionalmente favorable entre los años 2004 y 2008, que se prolongó en el 2009 a pesar de la caída vertical del precio del crudo en el segundo semestre del 2008.

Esto hace recordar el precedente de los años 70 y su brusco final a comienzos de los años 80, cuando se hundieron los precios de las materias primas. Fue entonces cuando explotó el coste de la refinanciación de las deudas contraídas, especialmente para sostener las enormes inversiones en las industrias extractivas, provocando la crisis de la deuda del Tercer Mundo y su secuela de nefastos planes de ajuste estructural.

No es razonable que un gobierno de izquierda se alimente de las falsas esperanzas de unas repercusiones positivas y duraderas de un boom de los bienes primarios. Sobre todo cuando actualmente se tiene en cuenta mucho más que en los años 70 los efectos extremadamente negativos de la sobreexplotación de los recursos no renovables sobre los ecosistemas, y sobre el modo y la calidad de vida de la población (en especial, los pueblos originarios) e incluso, para los que estos argumentos dejan fríos, sobre el equilibrio presupuestario del Estado. En efecto, un período de altos precios en las materias primas genera una gran dependencia en relación con los ingresos que origina su explotación. Con mucha frecuencia, los poderes públicos se endeudan masivamente para invertir en actividades extractivas o para sostener un tren de vida ligado a la euforia de elevados ingresos provenientes de la exportación de bienes primarios. Cuando el precio de éstos baja, el peso del reembolso de la deuda obliga a los gobiernos a comprimir los gastos, con dramáticas consecuencias para los presupuestos sociales.

Por lo tanto, en lugar de recaer en el mito «desarrollista extractivo-productivista», es mejor tener un programa a largo plazo cuyo objetivo sea disminuir la dependencia de las exportaciones y mejor aún, repartir la producción de la riqueza nacional en un círculo virtuoso basado en la satisfacción y la promoción de la demanda interior, lo que implica dar prioridad y garantizar los derechos económicos, sociales y culturales de toda la población (en detrimento del frenético consumo de lujo de las clases sociales más ricas).

Lo importante es priorizar la integración regional entre los países cuyos gobiernos comparten una misma visión de los cambios estructurales necesarios (en el ámbito de la propiedad, de los derechos sociales, de los derechos de las mujeres, de los derechos de los pueblos originarios, de los derechos culturales, civiles y políticos...), rechazando la lógica capitalista y productivista.

En la parte positiva vemos que Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen, junto a Cuba, un papel de aguijón en el ámbito del conjunto de Latinoamérica para favorecer, en diferentes niveles, una mejor integración: ALBA, UNASUR, Banco del Sur, la puesta en marcha de una nueva unidad de cuenta monetaria, el SUCRE, con el fin de reducir la preponderancia del dólar en los intercambios entre los países de la región. [5] Sin embargo, a pesar de los esfuerzos positivos de los tres países, se está perdiendo un tiempo precioso y el significado dado al proyecto del Banco del Sur no marca ninguna profunda ruptura con las instituciones multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, y el FMI. Y es otra ocasión que puede perderse.


Retraso en el lanzamiento del Banco del Sur

En el momento en que se escriben estas líneas, ya han pasado 22 meses desde la firma en Buenos Aires, el 9 de diciembre de 2007, del acta fundacional del Banco del Sur por los jefes de Estado de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Algunas divergencias entre los gobiernos retardaron el comienzo de las actividades de la nueva institución, que se cree que reforzará la integración latinoamericana. Al ritmo en que van las cosas, y a pesar de las declaraciones de buenas intenciones y la firma a finales de septiembre del 2009 del acta constitutiva por los 7 presidentes respectivos, el Banco del Sur no entrará en actividad antes del 2012 ya que se debe esperar a que los parlamentos de los países miembros ratifiquen el acta constitutiva que lo pondrá en marcha. Los acuerdos firmados en el acta fundacional designan a Caracas como la sede principal del Banco. Los países se pusieron de acuerdo sobre el principio de «un país = un voto» (mientras que en el Banco Mundial y en el FMI, los derechos de voto están ligados al poder económico y a la influencia política), y sobre el monto del capital inicial (7.000 millones de dólares [6] , que podrían llegar a 20.000 millones si otros países se adhieren a la nueva institución).

Dicho esto, se debe señalar que se concretó una evolución negativa durante los largos meses de negociaciones que siguieron a la firma de la creación del Banco: Brasil consiguió edulcorar el principio de un país un voto, al limitar su aplicación sólo a algunas decisiones. En realidad, Brasil no tiene una verdadera necesidad de un nuevo banco multilateral para América Latina, puesto que dispone de un banco público de desarrollo muy importante el BNDES, que controla totalmente y que tiene una cartera de préstamos muy superior a la del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y del futuro Banco del Sur. Este gran banco financia una gran cantidad de proyectos en toda Latinoamérica y en otros lados, con la condición de que los países receptores compren «brasileño». Esto ha permitido a las empresas brasileñas exportar sus mercaderías y sus servicios o realizar grandes trabajos de infraestructuras. En consecuencia, el gobierno brasileño se adhirió con desgana a este proyecto de Banco del Sur, y tanto más que esta nueva institución fue iniciada por Hugo Chávez, con una línea política más radical que Lula, en particular, con respecto a Washington y Bruselas.

Más allá de los términos en los que se expresan las divergencias entre los negociadores, existen dos opciones a escoger. [7] O bien, se pone en marcha un banco que sostenga un proyecto neodesarrollista extractivo-productivista, que es el que desean las grandes empresas privadas o mixtas, principalmente brasileñas y argentinas, y que es apoyado por Brasilia y Buenos Aires, sobre el modelo de la Unión Europea donde dominan los intereses del gran capital. O bien, Latinoamérica se dota de un instrumento de financiación de políticas económicas, sociales y culturales que se aleje de la lógica del beneficio y que dé prioridad a la integración al aplicar los pactos que garantizan los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. En concreto, el Banco del Sur debería financiar una política latinoamericana de soberanía alimentaria y de reforma agraria. En el ámbito de la sanidad, sería necesario dotar a la región de una industria farmacéutica pública para la producción de medicamentos genéricos de alta calidad. Sería necesario revitalizar y conectar las redes ferroviarias. También, estos países deberían dotarse de una política común en diferentes sectores como la investigación y desarrollo, la educación, el ambiente. Priorizar el retorno del control público sobre los recursos naturales. Financiar la reducción de las asimetrías existentes entre, por un lado, países como Bolivia, Paraguay y Ecuador, con ingresos netamente inferiores, con países como Brasil, Argentina o Venezuela. En resumen, una política cuyo objetivo sea nivelar por arriba los derechos sociales.

La negociación sobre el Banco del Sur no debe, por lo tanto, quedar estancada en el nivel gubernamental. Por otra parte, en cuatro veces por lo menos, los movimientos sociales de los países miembros dirigieron cartas a los jefes de Estado correspondientes, con toda una serie de propuestas. [8] Por ejemplo, los movimientos sociales firmantes de la carta se oponen a que los funcionarios de la nueva institución gocen de los privilegios y la impunidad de la que gozan los funcionarios del FMI, del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y de otras instituciones internacionales (pero el último proyecto de constitución adoptado por los ministros en junio de 2009, prevé la inmunidad de los funcionarios. Véase más adelante). Los movimientos sociales quieren garantías de transparencia y control.


El último acuerdo ministerial respecto al Banco del Sur

De acuerdo con las informaciones más recientes que hemos podido obtener, [9] los gobiernos de los siete países comprometidos en la creación del Banco del Sur se pusieron de acuerdo sobre los puntos siguientes:

- El banco podrá financiar empresas privadas o empresas públicas, mixtas, cooperativas, etc., para proyectos de desarrollo en los sectores económicos y sociales clave, fundamentalmente con el fin de mejorar la infraestructura regional y de reducir las asimetrías regionales. El acuerdo habla de soberanía en materia alimentaria y energética, sobre los recursos naturales, el saber y la salud (los proyectos financiados deben realizarse en estos sectores) lo que es muy positivo. Por el contrario, el acuerdo habla de mejorar la competitividad, que permanece dentro de un modelo influenciado por la continuidad socioliberal.

- El país beneficiado por un proyecto financiado por el Banco debe dar su conformidad sobre la elegibilidad de los proyectos.

- El Banco puede emitir bonos y financiarse por cualquier medio.

- Podrán ser accionistas los países de la UNASUR (accionistas de clase A), de otros países (clase B), de los Bancos Centrales, de entidades financieras públicas o mixtas (con un mínimo del 50 % de propiedad estatal) y por los organismos multilaterales de crédito (clase C).

- Si los países aumentan su participación, ello no afectará los derechos de voto ya convenidos en el acuerdo.

- Los diferentes Órganos de dirección del Banco Mundial son los siguientes:

• El Consejo de Ministros: Responsable de las políticas generales a medio y largo término. Se reúne anualmente y entre otras funciones tiene la de nombrar los miembros del Directorio y del Consejo de Administración, y la de admitir los nuevos accionistas. Está compuesto por los ministros de los países miembros. Las decisiones son tomadas por una mayoría de tres cuartos, según la regla de «un país=un voto».

• El Consejo de Administración: Se reúne trimestralmente y garantiza el seguimiento de la gestión económica, financiera y de crédito. Los administradores (dos por cada país miembro) serán nombrados por 3 años. Se aplica también la regla de «un país=un voto». Para que las decisiones sean válidas, es necesario un quórum de ¾ de los miembros, y deben ser aprobadas por mayoría absoluta de los miembros presentes.

• El Directorio Ejecutivo: Se reúne todas las semanas y está constituido por un director por cada uno de los países de UNASUR, miembros del Banco (accionistas de clase A), un director para el conjunto de accionistas de clase B y uno para el conjunto de accionistas de clase C. Los que tienen más peso son los accionistas de clase A. Los directores son nombrados por tres años.

• El Comité Ejecutivo, integrado por el presidente del Directorio y tres directores.

• El Consejo de Auditoría.

- Brasil, Venezuela y Argentina ( los tres «grandes» entre los siete) podrán pedir préstamos de hasta 4 veces el capital aportado, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Uruguay (los cuatro pequeños entre los siete) hasta ocho veces. Para el resto de los países de UNASUR, el monto será determinado más adelante.

- En caso de litigio, la jurisdicción competente será la jurisdicción de un país miembro, u otra jurisdicción, conforme a la dirección del Directorio Ejecutivo.

- El personal del Banco goza de inmunidad y de exenciones fiscales (como los del Banco Mundial, FMI BID, etc.)

El Banco del Sur es una reacción a la hegemonía de los países del Norte. Su creación fue posible y necesaria gracias a la conjunción de muchos factores:

1.- El Banco Mundial y el FMI están en crisis en diferentes niveles, y es el resultado de las consecuencias catastróficas para los pueblos del Consenso de Washington. Brasil y Argentina reembolsaron en forma anticipada al FMI, Venezuela hizo lo mismo con el Banco Mundial. Ecuador expulsó en abril de 2007 al representante permanente del Banco Mundial en Quito y creó una comisión de auditoría de todas las deudas públicas, comprendidas las multilaterales. Bolivia se retiró en mayo de 2007 del CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre Inversiones), una especie de tribunal de justicia del Banco Mundial. Ecuador también anunció en julio de 2009 su salida del CIADI.

2. Los países adheridos al Banco del Sur poseen unas reservas de cambio de más de 300.000 millones de dólares. Pueden poner parte de esa suma en común en lugar de continuar prestando al gobierno de Estados Unidos mediante la compra de los bonos del Tesoro estadounidense, que se remuneran con un interés muy bajo.

3. Los gobiernos de estos siete países son de izquierda o centro izquierda.

El Banco del Sur debería constituir una auténtica alternativa al Banco Mundial. Los países que se adhieran deberían retirarse de él. Por otra parte, debería crearse un Fondo Monetario del Sur (éste también como alternativa al FMI) y, si fuera posible, caminar hacia una moneda única del Sur. Otras regiones del Sur podrían dotarse de un instrumento comparable, y los diferentes Bancos del Sur podrían desarrollar una colaboración Sur-Sur.

Es evidente que las instituciones de Bretton Woods están muy inquietas con esta situación y desearían ser invitadas a participar del Banco del Sur, o conseguir, por lo menos, un estatuto de observador.

El Banco del Sur suscita muchas esperanzas, ya que los ciudadanos latinoamericanos quieren que los gobiernos que eligieron aprovechen la oportunidad histórica favorable para poner en práctica una política de integración alternativa al modelo neoliberal. Recordemos que en la Declaración Ministerial de Quito del 3 de mayo de 2007 se indica que: «Los pueblos dieron a sus Gobiernos los mandatos de dotar a la región de nuevos instrumentos de integración para el desarrollo, que deben basarse en esquemas democráticos, transparentes, participativos y responsables ante sus mandantes».

Además, algunos de los siete gobiernos tienen la voluntad de crear un fondo monetario de estabilización. [10] Ya existe un Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR), del que forman parte cinco países andinos (Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela) y un país de América Central, Costa rica. Este fondo podría transformarse y, si esto se viera imposible, tendría que crearse un nuevo fondo. Su finalidad sería hacer frente a los ataques especulativos y a otros choques externos poniendo en común una parte de las reservas de cambio de los países miembro.

La lentitud en el lanzamiento del Banco del Sur está provocando algunas veleidades en los gobiernos venezolano, brasileño y ecuatoriano de dejar de lado a Brasil. Se han hecho declaraciones en ese sentido en la primera quincena de septiembre de 2009. El diario financiero ecuatoriano El Comercio titulaba el 15 de septiembre de 2009: «Gobierno: el Banco del Sur funcionará con o sin Brasil» [11] La agencia oficial venezolana, ABN, retomaba el 17 de septiembre de 2009 las palabras siguientes de Hugo Chávez: «El Banco del Sur puede comenzar sus actividades con dos o tres países», [12] en clara alusión a la posibilidad de comenzar las actividades del Banco con Venezuela, Bolivia y Ecuador, sin esperar a Brasil. Dicho esto, parece poco probable que Rafael Correa, Hugo Chávez y Evo Morales avancen en ese sentido. Se trata más bien de ejercer presión sobre Brasil con el fin de que se defina con respecto al Banco del Sur. El futuro dirá si el acta constitutiva firmada por los siete presidentes a fines de septiembre del 2009 en Isla Margarita (Venezuela) será más efectiva que el acta fundacional firmada en diciembre de 2007.

Es evidente que el lanzamiento del Banco del Sur está muy retrasado. Las discusiones no tocaron los problemas de fondo. Se debe salir de la confusión y dar un contenido claramente progresista a esta nueva institución. Lo más importante, en el comienzo, es tener criterios políticos coherentes respecto a un proyecto de integración favorable a los pueblos.


Por una integración regional en ruptura parcial con el mercado mundial capitalista

En este comienzo del siglo, el proyecto bolivariano [13] de integración de los pueblos de la región ha tenido un nuevo impulso. Si se quiere llevar más lejos este nuevo ciclo ascendente es necesario aprender las lecciones del pasado. Lo que le faltó, en particular, a Latinoamérica durante las décadas de 1940 a 1970 fue un auténtico proyecto de integración de las economías y de los pueblos, combinado con una verdadera redistribución de la riqueza en favor de las clases trabajadoras. [14] Ahora bien, es vital tener conciencia de que hoy en Latinoamérica existe una disputa entre dos proyectos de integración, que tienen un contenido de clase antagónico y que reflejan perfectamente las opciones a las que se debe enfrentar el Banco del Sur.

Como ya se ha mencionado, las clases capitalistas brasileña y argentina (las dos principales economías de América del Sur) son partidarias de una integración que favorezca su dominación económica sobre el resto de la región. Los intereses de las empresas brasileñas, sobre todo, así como de las argentinas, son muy importantes: petróleo y gas, grandes obras de infraestructuras, minería, metalurgia, agronegocios, industrias alimentarias, etc. Para ellas, la construcción europea, que terminó en un mercado único dominado por el gran capital, es el modelo a seguir. Las clases capitalistas brasileña y argentina quieren que los trabajadores de los diferentes países de la región compitan entre sí, para conseguir el máximo beneficio y ser competitivas en el mercado mundial. Desde el punto de vista de la izquierda, sería un trágico error apoyar una integración latinoamericana según el modelo europeo dominado por el gran capital, con la ilusoria esperanza de darle más tarde un contenido socialmente emancipador. Tal apoyo implica ponerse al servicio de los intereses capitalistas. No hay que entrar en su juego, intentando ser el más astuto mientras se deja que éstos dicten las reglas.

La segunda opción, que se inscribe en el pensamiento bolivariano, quiere dar un contenido de justicia social a la integración continental. Esto implica la recuperación del control público sobre los recursos naturales de la región y sobre los grandes medios de producción, de crédito y de comercialización. Se debe nivelar por arriba las conquistas sociales de los trabajadores y de los pequeños productores, reduciendo al mismo tiempo las asimetrías entre las economías de la región. Hay que mejorar sustancialmente las vías de comunicación entre los países de la región, respetando rigurosamente el ambiente (por ejemplo, desarrollando el ferrocarril y otros medios de transporte colectivos antes que las autopistas). Es necesario dotar, mediante un vasto plan público, al conjunto de la población de viviendas de calidad gracias a la renovación de los barrios existentes y a la construcción de otros nuevos. Hay que apoyar a los pequeños productores privados en numerosas actividades: agricultura, artesanado, comercio, servicios. El proceso de emancipación social que persigue el proyecto bolivariano del siglo XXI pretende liberar la sociedad de la dominación capitalista, apoyando las formas de propiedad que tienen una función social positiva. Como se ha señalado en el punto 4 de la parte I, se trata de poner fin a la propiedad capitalista de los grandes medios de producción, de servicio, de comercio y de comunicación, transfiriéndolos hacia el sector público y desarrollando o reforzando otras formas de propiedad con función social: la pequeña propiedad privada (especialmente en agricultura, pequeña industria, comercio y servicios), la propiedad cooperativa, la propiedad colectiva y las formas de propiedad tradicional de los pueblos originarios (que tienen generalmente un alto grado de propiedad colectiva). Es una condición sine qua non del socialismo del siglo XXI. Por supuesto, los ritmos de avance pueden diferir en función de la relación de fuerzas y de madurez, tanto de las condiciones objetivas como de las subjetivas.

Entre las prioridades figuran las auditorías y el control estricto de los bancos privados, con el objetivo de evitar que el Estado se vea constreñido a nacionalizar las pérdidas de las instituciones bancarias, como ha pasado tantas veces (Chile bajo Pinochet, México en 1995, Ecuador en 1999-2000, etc.) Es necesario nacionalizar los bancos sin indemnizaciones y ejercer un derecho de reparación sobre el patrimonio de sus propietarios.

Por otra parte, se debe romper con el modelo productivista y extractivista y reemplazarlo por una dinámica ecosocialista.

Es fundamental:

- Apoyar los colectivos de trabajadores que quieran ejercer un control obrero sobre la gestión de las empresas capitalistas.

- Poner en marcha mecanismos para evitar dos grandes escollos: 1) La monopolización de las decisiones por la burocracia del Estado. 2) La emergencia de una nueva burguesía desde el seno del nuevo régimen. [15] El mecanismo indispensable, y ciertamente el más eficaz, es la aplicación, allí también, de una política de control obrero y de control ciudadano sobre la contabilidad y la gestión de las empresas y de las instituciones públicas. Es necesario también, por supuesto, mejorar la formación de gestores de las empresas públicas.

- Establecer una relación interactiva entre los gobiernos de izquierda y el pueblo, que debe reforzar su nivel de autogestión y construir desde abajo las estructuras de poder popular.

- El respeto y la promoción de las culturas y de los derechos de los pueblos originarios debe constituir una prioridad. La realización efectiva de la igualdad hombre/mujer debe ser otra.

No se construirá el socialismo del siglo xxi en un solo país. La integración latinoamericana implica dotarse de una arquitectura financiera, jurídica y política común.

Numerosos litigios surgieron en estos últimos años entre los Estados de la región y las multinacionales, ya sean del Norte o del Sur. En lugar de remitirse al CIADI, dominado por un puñado de países industrializados, los países de la región deberían crear un organismo regional de resolución de litigios en materia de inversiones. En materia jurídica, los Estados latinoamericanos deberían aplicar la doctrina Calvo [16] , y rechazar la renuncia a su propia jurisdicción en caso de litigio con otros Estados o con empresas privadas. ¿Cómo puede ser que todavía se firmen contratos de préstamos o contratos comerciales que prevén que, en caso de litigio, sólo sean competentes las jurisdicciones de Estados Unidos, Gran Bretaña u otros países del Norte?


Dimensión política de la integración

Está claro que es necesaria una dimensión política a la integración y por lo tanto la instauración de un Parlamento latinoamericano elegido por sufragio universal en cada uno de los países miembro, y provisto de verdaderos poderes legislativos. En el marco de la construcción política, se debe evitar la reproducción del mal ejemplo europeo donde la Comisión Europea (es decir, el gobierno europeo) dispone de poderes exagerados en relación al Parlamento. Es necesario caminar hacia un proceso constituyente democrático, con el fin de adoptar una Constitución política común. En eso también, hay que evitar la reproducción del proceso antidemocrático utilizado por la Comisión Europea para intentar imponer un tratado constitucional sin la participación activa de los ciudadanos y sin siquiera someter el proyecto a un referéndum en cada país miembro. Por el contrario, es necesario seguir el ejemplo de Venezuela (1999), Bolivia (2007) y Ecuador (2007-2008). Los avances democráticos importantes que fueron conquistados durante estos tres procesos deberían ser integrados en un proceso constituyente bolivariano. Si se tiene que comenzar por Venezuela, Ecuador y Bolivia.¿No se estaría reviviendo el Parlamento Andino? O darle la prioridad al ALBA, que corresponde a un conjunto de países más grande —tres países andinos y varios de América Central y Caribe—.

También se necesita reforzar las competencias de la Corte Interamericana de Justicia, especialmente en materia de garantía del respeto a los derechos humanos que son indivisibles.

Hasta ahora coexisten diversos procesos de integración: Comunidad Andina de Naciones, MERCOSUR, UNASUR, CARICOM, ALBA... Es importante evitar la dispersión y adoptar un proceso integrador con una definición política y social basada en la justicia social. El proceso bolivariano debería reunir los países de América Latina (América del Sur, América Central y Caribe) que se adhirieran a esta orientación. Es mejor comenzar una construcción común con un núcleo restringido pero coherente que con un conjunto heterogéneo de Estados cuyos gobiernos aplican políticas sociales y políticas económicas contradictorias, incluso antagónicas.


La integración bolivariana debe ir acompañada de una desconexión parcial del mercado capitalista mundial

Las fronteras que separan los Estados que participan en este proyecto se deberían ir suprimiendo, al mismo tiempo que se reducen las asimetrías entre los países miembro, gracias a un mecanismo de transferencia de riquezas de los Estados más «ricos» a los Estados más «pobres». Eso permitiría ampliar considerablemente el mercado interior y favorecer el desarrollo de los productores locales bajo diferentes formas de propiedad. Se reforzaría el proceso de desarrollo (no sólo el de industrialización) por sustitución de importaciones. Por supuesto, esto implica, por ejemplo, desarrollar una política de soberanía alimentaria. Al mismo tiempo, los países miembros que constituyen el conjunto bolivariano deberán desconectarse parcialmente del mercado capitalista mundial. Y ello conlleva la abrogación de los tratados bilaterales en materia de inversiones y de comercio. También deberían retirarse de instituciones como el Banco Mundial, el FMI, y la OMC, promoviendo simultáneamente la creación de nuevas instancias mundiales democráticas y respetuosas de los derechos humanos indivisibles.

Como se indicó más arriba, los Estados miembros del nuevo conjunto bolivariano deben dotarse de nuevas instituciones regionales (como el Banco del Sur) que desarrollen las relaciones de colaboración con otras instituciones similares que reúnen a Estados en otras regiones del mundo.

También se debería declarar en el ámbito de la nueva entidad constituida que en el territorio común no puede haber ninguna base extranjera, tal como ya lo prevén las nuevas Constituciones boliviana y ecuatoriana.

Los Estados miembros del nuevo conjunto bolivariano actuarán junto al máximo posible de terceros Estados en la consecución de una reforma radical del sistema de Naciones Unidas, con el fin de que se ponga finalmente en práctica la Carta de la ONU y los numerosos instrumentos internacionales favorables a la aplicación de los derechos humanos, como el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, la Carta de los Derechos y Deberes de los Estados de 1974, la Declaración sobre el derecho al Desarrollo de 1986, la Resolución sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007. Así mismo, colaborarán en la acción del Tribunal Penal Internacional y en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. También favorecerán el entendimiento entre los Estados y los pueblos para poder actuar en la máxima reducción del cambio climático, ya que éste representa un terrible peligro para la humanidad.

La tarea es ardua, pero las perspectivas están trazadas —y son particularmente esperanzadoras— hacia un mundo basado en el respeto absoluto de lo humano y de la Tierra. Y se debe hacer sin pérdida de tiempo.


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Notas:

[1] Eric Toussaint, Doctor en Ciencias Políticas (Universidad de Liège –Bélgica- y Universidad Paris VIII –Francia-), presidente del Comité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo - Bélgica (CADTM, www.cadtm.org ), miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial, miembro de la CAIC-Ecuador en 2007-2008 (Comisión de Auditoria Integral del Crédito publico). Es autor de Banco del Sur y Nueva Crisis internacional (editorial Viejo Topo, Barcelona, Enero 2008; editorial Abya-Yala, Quito, Junio 2008; Observatorio DESC, La Paz, Octubre 2008), Banco mundial, el golpe de estado permanente (El Viejo Topo, Barcelona, Enero 2007; Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM, Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007). eric.toussaint4@gmail.com

[2] Se refiere en este caso a un modelo de desarrollo basado en las industrias extractivas.

[3] Lanzada con ocasión de la primera cumbre de presidentes sudamericanos, en el año 2000, la Iniciativa de integración de la infraestructura regional de América del Sur (IIRSA) es un vasto programa de construcción o de modernización de infraestructuras, tales como carreteras, puentes, vías fluviales, aeropuertos, gasoductos, oleoductos, líneas de alta tensión. Su financiación está asegurada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación andina de desarrollo (CAF), el Fondo financiero de la cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil. Su objetivo es, en particular, asegurar la comunicación entre las zonas andinas y tropicales. Brasil, como primera potencia regional, desempeña en esto un papel preponderante.

[4] «Los Gobiernos Progresistas en Surámerica, no han puesto en tela de juicio la validez del modelo extractivista» / Entrevista a Alberto Acosta de FLACSO por Yásser Gómez / Revista Mariátegui, 06/09/2009, http://mariategui.blogspot.com/2009/09/los-gobiernos-progresistas-en.html

[5] La decisión de principio de crear una nueva moneda, el «Sucre» —acrónimo de Sistema Unificado de Compensación Regional— fue ratificada el 16 de abril de 2009, en Cumaná, Venezuela, por los principales dirigentes del ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas. Este bloque fue creado en 2004 por el venezolano Hugo Chávez y el cubano Fidel Castro, para contrarrestar un proyecto, actualmente en punto muerto, de una zona de libre cambio para toda América, el ALCA, promovida por Estados Unidos. Otros cinco países se unieron a este bloque económico: Bolivia, Nicaragua, Honduras, Dominica y recientemente San Vicente y las Granadinas. El Sucre servirá esencialmente de unidad de cuenta para pagar los intercambios comerciales entre los países que lo hayan suscrito. Podría prefigurar una verdadera moneda común.

[6] Se trata de un monto muy pequeño si se compara con las reservas de cambio disponibles que se destinará a las necesidades de los Estados para financiar el desarrollo y también a otros bancos (el BNDES solo dispone de un capital mayor).

[7] Para una presentación de las etapas de la construcción del Banco del Sur y de los debates sobre esta cuestión, véase Eric Toussaint, El Banco del Sur y la nueva crisis internacional, El Viejo Topo, 2008. Capítulo 1 al 4.

[8] La primera carta data de junio de 2007, http://www.cadtm.org/Carta-abierta-a-los-Senores , hay otra de octubre de 2007: http://www.cadtm.org/Movimientos-y-organizaciones ; la segunda es de diciembre de 2007: http://www.cadtm.org/Segunda-carta-abierta-a-los ; la tercera es de octubre de 2008 y la cuarta carta es de agosto de 2009, www.cadtm.org/Declaración-de-Quito-sobre-el

[9] El resumen de los puntos de acuerdo es relativo a un documento interministerial no público que data del 19 de junio de 2009, y que parece haber sido confirmado durante la reunión presidencial llevada a cabo en Isla Margarita (Venezuela), el 27 de septiembre de 2009

[10] La adhesión de Venezuela a esta propuesta no está asegurada ya que, en un principio, Hugo Chávez desearía que el Banco del Sur reuniera la función de banco de desarrollo y de fondo monetario de estabilización .

[11] «Banco del Sur con o sin Brasil: Gobierno», http://ww1.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=304404&id_seccion=6

[12] «El Banco del Sur puede activarse con dos o tres países» «El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, insistió en la activación del Banco del Sur: si no pueden todos los países comencemos dos o tres países» Véase: www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=198668&lee=4

[13] Simón Bolívar (1783-1830), considerado como un verdadero héroe de la independencia latinoamericana y cuyo nombre encontramos por todo el continente, fue uno de los primeros en intentar unificar los países liberados, para formar una única y sola nación.

[14] A partir de 1959, la revolución cubana intentó dar un contenido socialista al proyecto bolivariano de integración latinoamericana. La brutal intervención de Estados Unidos, respaldada por las clases dominantes y las fuerzas armadas locales, puso fin al ciclo ascendente de emancipación social de este período en escala continental (bloqueo de Cuba a partir de 1962, junta militar a partir de 1964 en Brasil, intervención estadounidense en santo Domingo en 1965, dictadura de Banzer en Bolivia en 1971, golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973, instalación de dictaduras en Uruguay y Argentina).

[15] Véanse las recomendaciones expresadas anteriormente en «Algunas pistas para avanzar hacia una transición al socialismo del siglo XXI en Venezuela».

[16] Esta doctrina de derecho internacional, establecida en 1863 por el jurista y diplomático argentino Carlos Calvo, prevé que las personas físicas o morales extranjeras deben someterse a la jurisdicción de los tribunales locales, con el objetivo de impedir el recurso a las presiones diplomáticas de sus Estados o de sus gobiernos. Esta doctrina se materializó en el derecho positivo, por ejemplo en la resolución 1803, del año 1962, de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los recursos naturales (soberanía permanente sobre los recursos naturales) o incluso en la Carta de los Derechos y deberes Económicos de los Estados, de 1974. Según esta doctrina, todos los bienes, corporales e incorporales, materiales e inmateriales, están sometidos a la ley del Estado soberano y en caso de diferendos, son los tribunales nacionales los que tienen la competencia.

Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz

Fuente: http://www.cadtm.org/Salir-de-un-modelo-de-desarrollo#nb3

Raúl Zibechi: URUGUAY y los crimenes de la dictadura

17-11-2009



El escritor y periodista uruguayo Raúl Zibechi habla del momento de cambios que vive su país y toda América Latina
"El castigo a los criminales es un tema ético y no se somete a plebiscitos"


Sergio Labayen
Gara




Habitual colaborador en “La Jornada” y GARA, Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) es un reconocido teórico y activista de los movimientos sociales. Vinculado al semanario uruguayo “Brecha”, gran parte de su trabajo está destinado al estudio de la acción social, a comprender las claves de esta «América en movimiento». Desde esa perspectiva, nos habla del momento de cambios que vive su país y toda América Latina.

¿Qué balance realiza del primer gobierno del Frente Amplio?

Ha habido algunos cambios positivos (negociación salarial, reformas en salud, educación...), favorecidos por una coyuntura internacional que ha sido muy favorable para Uruguay. Lo negativo es que seguimos bajo un modelo neoliberal, que la tierra se ha extranjerizado, que la soja se ha expandido, que el proyecto de las papeleras es muy importante, que seguimos siendo productores y exportadores de productos primarios, que no ha habido reformas estructurales importantes, salvo la de la salud, y que el país productivo que prometía el Frente Amplio (FA) no se ha implementado. Mirando a lo que hubo antes, ha sido un Gobierno mucho mejor, ya que los otros fueron totalmente neoliberales. Pero mirando a lo que una parte de la población esperaba, y a lo que habían prometido, se ha quedado muy corto.

¿Lo sucedido en torno a la Ley de Caducidad puede estar dentro de ese razonamiento?

En el tema de los derechos humanos, el presidente y el Gobierno se negaron a anular la Ley de Caducidad, pero es verdad que hay militares presos. En el Gobierno del Frente Amplio siempre hay un vaso medio lleno y otro medio vacío.

¿Cómo valora la derrota del plebiscito?

Para mí era obvio que no iba a salir. Yo no apoyé la campaña por varias razones, principalmente porque el castigo a los criminales es un tema ético y no se somete a plebiscitos. La sociedad civil podía haber optado por presionar para que el Parlamento derogara la ley, pero era difícil, porque el Ejecutivo estaba fuerte y los movimientos sociales atraviesan una situación de debilidad, así que se decidió ir a por las firmas. Pero este camino tiene un gran riesgo. Es lo que decía Hebe de Bonafini hace veinte años: no la sometan a plebiscito porque, si pierden, la ley se queda engrampada. Y es lo que acaba de pasar, que el pueblo se manifestó y el Parlamento ya no puede derogarla, al menos por un buen tiempo.

¿Y por qué no ha ganado el «sí»?

Tabaré Vázquez fue siempre partidario de no derogar la ley porque, pese a ella, tenemos la posibilidad de meter militares y civiles presos, cosa que es verdad. Yo no estoy de acuerdo con esa vía, pero el presidente tiene argumentos sólidos. También ha pesado la postura de algunos sectores del FA, cuya posición histórica ha sido la de no tocar la ley. Otro factor es que la Corte Electoral hizo una trampita: sólo había papeleta del «sí» (de forma que el «no» y la indiferencia -o el desconocimiento- contaron como «no»). Finalmente, también ha sido un error plebiscitar dos cuestiones tan importantes a la vez de unas elecciones, porque el 25 de octubre lo importante era el presidente. Lo demás parecía secundario para muchos.

¿Y qué va a pasar ahora con la ley?

Imagino que la tendencia que se va a ir instalando aquí será algo parecido a lo que sucede en Perú, que hay una ley similar pero los jueces actúan como si no existiera. Además, cuando una ley nacional es injusta, hay instrumentos internacionales que se pueden aplicar -la Corte Interamericana de DDHH la rechaza-. De esta forma, lo mas positivo que puede ocurrir es que no sea operativa. (Hace unas semanas, la Corte Suprema del país también declaró su inconstitucionalidad).

¿Qué supone para Uruguay la figura de Pepe Mujica, que tanto impacto mediático internacional ha tenido?

Es un fenómeno atípico en nuestra cultura política. Fue guerrillero, pero eso no me dice mucho, porque también hay guerrilleros que acaban en la ultraderecha. Es nacionalista, muy pragmático, no tiene anclajes ideológicos a la hora de tomar decisiones y ahí se siente mucho más libre que otros sectores de izquierda. Su principal característica es que es un hombre sencillo, del pueblo, un chacarero normal que viene del Partido Nacional, con toda esa cultura, y que tiene un diálogo muy fluido con la gente común. Hoy no es un revolucionario, para nada, en el mejor de los casos es socialdemócrata, pero tiene la gran ventaja de que refresca la cultura política uruguaya. Hasta ahora, para hacer política había que tener corbata y títulos universitarios, hablar bien... Sin embargo, Mujica refleja una cultura plebeya, una cultura «del abajo», que es la que se viene abriendo paso en los países donde existen fuertes movimientos sociales de «los sin» (sin tierra, sin derechos, desocupados...). Aquí es difícil que pueda emerger un movimiento cultural y social de este tipo, porque no hay movimientos indígenas, los «sin» no son la referencia del movimiento social. Pero los «sin derechos» de Uruguay probablemente se vean fortalecidos en su cultura con la emergencia de Mujica. Pienso que encarna un fenómeno que lo trasciende. Y eso es bueno.

Sin embargo, Mujica presenta flancos débiles que el FA trata de cubrir con Astori.

El principal es que habla demasiado, opina de todo y a veces dice estupideces, como señaló Tabaré. Tampoco termina de definir su modelo de país, porque Uruguay no puede ser un productor de pasta de celulosa, o un exportador de soja. Otro problema de Mujica es que los demás tienen aspecto de estadistas y él no. Una vez fue a Buenos Aires a hablar con Cristina (Kirchner) y no lo querían dejar entrar en la Casa Rosada. A mí no me parece mal ese aspecto, pero es su flanco débil respecto a las clases medias, que es el voto que necesita captar. Por eso lo han equilibrado con Astori.

Tabaré Vázquez, en cambio, parecía conectar mejor con todos los caladeros de votos del FA...

Tiene las dos cosas. Es de un barrio popular, el prototipo del hombre hecho a sí mismo, conecta con los pobres y también con las clases medias. Es el que mejor representa a la sociedad uruguaya de izquierda, aunque a mí no me guste mucho personalmente. Porque Astori conecta con las clases medias y con los pobres mal. Y a Mujica le pasa al revés. Y ése es el lío del Frente Amplio. Por eso Tabaré Vázquez se va a volver a presentar en 2014 y va a ganar.

Tras el primer Gobierno del FA ha surgido una opción electoral a su izquierda (Asamblea Popular) y los movimientos sociales han sido críticos, pero Mujica ha mantenido prietos los votos por ese lado.

El Frente Amplio es una cosa tan distinta como Uruguay, ya que reúne desde sectores de centro-derecha hasta la izquierda revolucionaria ¿Cuál es el problema de la izquierda revolucionaria? En Uruguay no hay una tradición popular, plebeya, de lucha callejera. Su pequeñez se debe al tipo de sociedad que tenemos, y sólo va a levantar vuelo cuando esos sectores populares, los del «más abajo» que dicen los zapatistas, creen sus propios movimientos y desborden al MPP (Movimiento de Participación Popular, agrupación política encabezada por Mujica con la que los Tupamaros se integraron en el FA), ya que siguen teniéndolo de referencia. Pero hoy el MPP es un partido de viejos. ¿Qué va a surgir cuando eso muestre sus límites? Lo que sean capaz de alimentar los más pobres, no van a ser los sindicatos los que lo hagan.

¿Qué evolución ve en la política uruguaya?

Entiendo que los partidos tradicionales -blancos y colorados- van a disminuir, y que el peso social fundamental va a ser del Frente Amplio, que va a ser el partido del sistema. Hoy el neoliberalismo no está en la fase de privatizaciones, eso le tocó a Lacalle, a Sanguinetti. Hoy necesita de un partido como el FA, que sea capaz de apoyar la soja y las papeleras, y a la vez contener a los pobres.

Paralelamente, usted alude a un rearme ideológico de la derecha en toda América Latina...

Se empezó a manifestar desde el año pasado, coincidiendo más o menos con la huelga del campo en Argentina y el bombardeo al campamento de Raúl Reyes, dos elementos que podemos tomar como un reposicionamiento de las derechas. Y en Uruguay el fenómeno también queda claro cuando reaparece como candidato un hombre tan desprestigiado como Lacalle, o cuando está en ascenso la figura de Bordaberry. Además, creo que el progresismo está cayendo como instrumento de cambio, se ha quedado en mal menor (en esto saco a Bolivia, Venezuela...). No ha perdido su apoyo popular, porque no lo va a perder en dos días, pero sí está empezando a tener problemas.

¿Cuál es su opción para el balotaje del 29 de noviembre? ¿Y a partir del día 30?

Entre Lacalle y Mujica, yo a ojos cerrados voto al Pepe. ¿Cómo seguimos? Eso implica hoy trabajar con aquellos sectores que son objetivamente anticapitalistas, o antisistema. ¿Y quienes son? Los excluidos. Trabajar en formación, organización, que esos sectores se vayan fortaleciendo. Hoy en día ya hay una fractura social muy grande, ejemplificada entre Pepe y Astori, o entre el FA y la derecha. Uno de los motivos por los que el frente perdió votos es que antes ibas a la mutualista y te encontrabas a gente como tú: clases medias. Ahora también hay muchos «negritos», y eso molesta a algunos. Acá hay un desafío social y político: ¿Qué pasa con los excluidos? Porque no es sólo darles comida, o facilitarles un ingreso. ¿Van a poder hacer política igual que los demás? ¿El objetivo es que yo elija a mis representantes o que yo esté presente para participar, decidir, construir poder? ¿Tenemos posibilidades de construir un poder popular? Ése es todo un debate, un desafío, que yo creo que va a estar presente en el futuro.

Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20091115/166744/es/El-castigo-criminales-es-tema-etico-no-somete-plebiscitos

Joan Garcés: ESPAÑA y los crimenes de lesa humanidad

16-11-2009



Entrevista a Joan Garcés, jurista y profesor de relaciones internacionales
"España es el único país europeo en que los crímenes contra la Humanidad cometidos por una dictadura no han sido ni investigados ni juzgados"


Antonio G. González
La Provincia


La familia Negrín está en acciones judiciales para recuperar algunas de sus propiedades en Las Palmas




- El PSOE acaba de readmitir a Juan Negrín a título póstumo, lo que constituye una rehabilitación política tras décadas de demonización. Queda la reparación por el saqueo del patrimonio familiar en el franquismo en Las Palmas de Gran Canaria…

- Sí. El régimen surgido en España en 1939 llevó a cabo, entre otras cosas, encarcelamientos masivos de población civil y un traspaso de propiedad generalizado de las familias que habían sostenido al Gobierno de la República a las de los sublevados a través de confiscaciones. En el caso de la familia Negrín estos bienes fueron puestos bajo control del Estado y cuando se levantó a finales de los años 1950 la intervención el despojo era absoluto. El de Negrín es uno más. Y, en efecto, parte de la familia está en acciones judiciales para recuperar algunos bienes de Negrín Cabrera [padre de Juan Negrín]. Los mecanismos [para esta apropiación] fueron varios. Hubo corrimientos de lindes [expedientes catastrales de ampliación de cabida] de [propietarios de solares] colindantes en un momento en el que la familia Negrín estaba en una situación de indefensión absoluta. Y luego [los colindantes] encontraron jueces complacientes. En España lo que se ha aprobado es la restitución de bienes a partidos y sindicatos, no a las personas, que han de ir caso por caso.

- ¿Y tiene ustedes identificados a los titulares actuales de los bienes inmuebles que reclaman como de los Negrín?

- Bueno, tenemos identificadas las superficies.

- Pues entonces tienen a los titulares, por el Catastro.

- Supongo pero, repito, hay acciones judiciales en curso…

- ¿Cómo han ido las restituciones patrimoniales en los países en que se ha llegado a más?

- En Sudáfrica, por ejemplo, hubo a comienzos del siglo XX, en 1905 ó 1910, una confiscación de bienes amplia por razones de raza. Cien años después, cuando acabó el apartheid, el Gobierno sudafricano ordenó una restitución. Y ésta se está produciendo. Otro caso es Europa Oriental, donde se está restituyendo o indemnizando a personas cuyos bienes fueron confiscados [por regímenes comunistas en 1945].

- En España no se investigaron los crímenes del franquismo para asegurar una Transición tranquila. Con todo, treinta años después se sigue casi igual, ha habido algunas leyes…

- España es el único país de Europa en el que los crímenes contra la Humanidad cometidos en un régimen de dictadura no han sido ni siquiera simbólicamente investigados ni juzgados. Lo han sido en Grecia [los de la dictadura de los coroneles], en Portugal [los del régimen de Salazar]. En Alemania entraron en vigor en 1998 y 2002 normas por las que se están eliminando ahora del sistema judicial alemán las sentencias injustas dictadas con el Tercer Reich por jueces que, al pronunciarlas, participaban en los “crímenes del gobierno”.

- Sin embargo, el marco legal español permite investigar los crímenes del franquismo. Lo que hay es un entorpecimiento activo del poder judicial.

- En España ni siquiera se ha hecho la identificación de las personas que fueron detenidas o fusiladas [a partir de 1939], que están en torno a 150.000. Somos una excepción. Y, en efecto, las leyes vigentes establecen la obligación [de investigar]. Pero a raíz de la primera investigación abierta [por el juez Baltasar Garzón] ha habido varias iniciativas para cerrarla. Una, la de una asociación simpatizante del régimen franquista, Manos Limpias, que trata de que se castigue al juez por la decisión de admitir a trámite una demanda de familiares de víctimas. Y la otra es la decisión de la Audiencia Nacional, a instancias de la Fiscalía del Estado, que entiende que el juez no es competente. Y la cuestión está ahora en debate en el Tribunal Supremo. Y su decisión no es la última, pues, según lo que adopten, el Constitucional puede tener oportunidad de pronunciarse y también el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

- ¿Irán a Estrasburgo?

- Lo ideal es que el Supremo lo resuelva. Pero, si no, lo decidirá el Constitucional o el Tribunal de Estrasburgo. Además, la situación es anómala, porque le dicen al juez que no tiene competencias pero no dicen quién la tiene, con lo cual el resultado es que quienes están pidiendo justicia no tiene juez en toda España al que acudir. Las víctimas del franquismo tienen la posibilidad de recurrir al tribunal de Estrasburgo para que condene la prohibición, en su caso.

- En paralelo las Cortes han aprobado una modificación legal que restringe la investigación judicial en España de crímenes contra la Humanidad.

- Es un intento de restricción. Lo que se pretende es que, en paralelo a los intentos por recortar la investigación de crímenes de lesa humanidad cometidos en España [durante el franquismo], se limite igualmente la capacidad de los tribunales españoles para investigar este tipo crímenes cometidos fuera [de España]. Claro que ahora hay que esperar a ver cómo actúan los tribunales porque [la modificación legal] es interpretable. Y, además, España ha firmado el Convenio de Ginebra, que está siempre por encima. Se ha complicado el debate.

- ¿Es curioso que sea el Gobierno socialista, que ha hecho de los derechos civiles una bandera, el que promueva esto?

- Sí, es paradójico que el Gobierno español haya resistido las presiones de Estados Unidos en la etapa de Bush contra el establecimiento de una jurisdicción penal internacional y ahora, que ese país ha cambiado de línea, la restricción venga de España.

- El caso Pinochet, en el que usted participó activamente, fue un hito. ¿Pero cuál ha sido, a su juicio, su alcance real?

- Cuando el caso Pinochet se abrió en España en 1996 los tribunales chilenos estaban cerrados a las denuncias de las víctimas de la Dictadura. Tras el caso en España hoy hay más de 350 oficiales militares que han sido investigados por crímenes por tribunales chilenos. Y cincuenta han sido juzgados y condenados, diez a perpetuidad. El resto está en espera de juicio. Ésa es la contribución de España. La jurisdicción universal es procedente en los casos en que los tribunales del país en que se cometieron los crímenes no quieran o no puedan investigar. Pero lo ideal es que sean éstos. De hecho, tienen siempre prioridad. Lo que la jurisdicción universal permite es suplir la inactividad.

- Entonces, si siguen los tribunales españoles cerrados a los crímenes del franquismo, los familiares podrían ahora recurrir en Francia, por ejemplo.

- A un tribunal que puede ejercitar la jurisdicción universal. Claro que la jurisdicción universal es de desarrollo reciente, de finales de los años noventa. Está naciendo. Y no todo el mundo, además, está en condiciones de iniciar un procedimiento. La idea, en todo caso, es que con las leyes democráticas actuales en España la impunidad [en los crímenes del franqusimo] no tiene que continuar, tienen que abrirse los tribunales y comenzar a investigar y juzgar los hechos.

http://www.laprovincia.es/cultura/2009/11/13/supremo-resuelve-investigar-crimenes-franquistas-hara-estrasburgo/269067.html

Eric Hobsbawm: Revueltas y Rebeldes

16-11-2009



Entrevista a Eric Hobsbawm
Revueltas y rebeldes


La Vie des Idées
clionauta.wordpress.com


Entrevista realizada en París el 29 de abril de 2009. El portal La vie des idees tradujo al francés hace unas semanas esta entrevista realizada a E.H. Hobsbawm. La transcripción la hizo Feyrouz Djabali y la traducción, Sylvie Taussig.




La Vie des Idées : En su calidad de intelectual comprometido, ha conocido a lo largo de su vida muchas situaciones de crisis y de revueltas populares. Usted estaba en España durante la Guerra Civil, ha observado los movimientos sociales en España e Italia en la década de 1950 y estaba en la década de 1960 en Cuba cuando la guerrilla revolucionaria. ¿Influyeron estos acontecimientos en sus primeras investigaciones sobre los rebeldes; cómo?

Eric Hobsbawm : Obviamente me influyó la experiencia del tiempo que me tocó vivir, incluso en la elección de temas de investigación. Es evidente que alguien cuya politización se produjo en la Alemania de la Gran Depresión y que llegó poco después a Inglaterra para asistir a las marchas contra el hambre o a la movilización de los desempleados no puede sino desarrollar interés por estas cuestiones.

También quiero añadir que cuando me uní al ejército, serví en una unidad de reclutas de la clase obrera. Aprendí mucho de la experiencia vital de mis compañeros. Pero realmente escogí mis investigaciones en la década de 1950 a partir lo que había aprendido en mis viajes y de mis esfuerzos por repensar mis inclinaciones políticas. Como traté de explicar en mi autobiografía, también procede en gran medida de mi descubrimiento de la naturaleza de la política popular de la Italia de los cincuenta. De ahí mi interés por el pensamiento y la práctica políticas de personas que aún no habían adquirido el vocabulario moderno de la acción política, con su su sintaxis y gramática, sus instituciones y sus formas, pero que tenían su propia forma de expresar sus aspiraciones, de luchar, de protestar y de tratar de que tuvieran éxito. Empecé a pedirles a mis amigos italianos que me aconsejaran algunas lecturas, por ejemplo el estudio de Benedetto Croce dedicado a la política napolitana. Otros temas similares me llamaron la atención. Fue así como comencé a escribir mis primeros estudios sobre la política “prepolítica”.

Al mismo tiempo, me di cuenta de que estas investigaciones abrían una nueva perspectiva sobre mi concepción convencional de lo que era la política popular, es decir, los partidos políticos y las organizaciones. En ese momento pensaba que la única forma de hacer política era la moderna, y sin embargo era diferente de la que había en las mentes de muchas de aquellas personas. Es esta tensión y esta confluencia de dos tradiciones diferentes lo que captó mi interés. Se decía que en algunas regiones de Italia las personas vivían a la vez en la época de Lutero y en la de Lenin. Esta diferencia me fascinó. Mi interés por estos asuntos se acrecentó desde entonces, especialmente por la relación con las formas primitivas que se han asociado al bandidaje social. Pero esto, como ustedes saben, ha sido ampliamente discutido y no necesariamente aceptado.

La Vie des Idées : ¿Diría usted que, en la época de sus primeros compromisos políticos en la Inglaterra de los años 1930 y 1940, era una especie de francotirador o incluso un “rebelde”? ¿Hay un vínculo entre su vida y la atención que siempre ha mostrado por la gente fuera de lo común (“uncommon people“)?

Eric Hobsbawm : No creo que haya una relación personal de este tipo. En realidad, comencé a descubrir a las figuras marginales de la sociedad durante la ocupación de Alemania tras la guerra, cuando conocí a todo tipo de personas que en cierto modo no habían estado implicadas yque se encontraban en el escalón más bajode la escala social, las mujeres por ejemplo. No estoy interesado en los bajos fondos, ni en personas de baja estofa que sólo estaban parcialmente integradas en la sociedad tradicional y actuaban en sus márgenes, sino en los que componen la mayoría de la población: campesinos, poblaciones urbanas, etc. Yo añadiría que hay que distinguir estos grupos que se sabían y pensaban como marginales, como los gitanos y, en cierta medida, los judios, que funcionaban como sociedades “esteriores” y tenían sus propias normas. Vivían en una especie de simbiosis con la sociedad porque desempeñaban su rol, pero no eran menos diferentes y no reconocidos. Deliberadamente decidí no centrarme en esos grupos o fenómenos, excepto en la música popular como el jazz, que creció y se desarrolló en los márgenes. En este sentido, me he podido interesar por los márgenes, pero fue un ángulo de análisis histórico distinto al análisis de las revueltas primitivas.

Escribir la historia de la revuelta

La Vie des Idées : Al principio de su carrera era más conocido como historiador de la clase obrera británica. Sin embargo, su enfoque era diferente del de la historia obrera entonces dominante. Usted no se orientaba hacia el estudio de los sindicatos o partidos políticos, sino que fijaba su mirada particular en la estructura de la clase obrera y en grupos más pequeños, como los rebeldes de “Capitán Swing” o a los que destruían las máquinas. ¿Había ahí una manera de estudiar los “márgenes” de la historia de la clase obrera?

Eric Hobsbawm : Sí y no. Tiene razón al decir que no tenía gran simpatía por la historia tradicional de la clase obrera, que era una historia de las organizaciones y sobre todo una especie de historia evolutiva, diciendo que las organizaciones mejoran con el paso del tiempo. Era una historia de los líderes, las organizaciones, los programas. Yo estaba más interesado en cómo los trabajadores se organizaban ellos mismos dentro de los sindicatos, y en su caso en las organizaciones. Por ejemplo, uno de mis primeros estudios se centraba en cómo los trabajadores organizaron su propia migración laboral, a imagen de los artesanos ambulantes o trabajadores desempleados que fueron de un lugar a otro en busca de trabajo . ¿Cómo se organizaron? No lo estaban de forma centralizada, pero desarrollaron redes y acuerdos dentro de su propia organización. En cierto sentido, esta cuestión no sólo concierne a los trabajadores, que tenían conciencia política y que eran los actores de esos movimientos, sino también a los que se quedaron fuera. Creo que mi propia contribución a la historia del trabajo fue, a través de estos estudios, mostrar cómo estos fenómenos se desarrollaron realmente en el fondo, y no desde una historia de fechas, grandes hombres o batallas.

La Vie des Idées: ¿Cuáles eran sus relaciones con otros historiadores británicos como Edward P. Thompson, por ejemplo, en los años 1950 y 1960?

Eric Hobsbawm : Intenté encontrar mi sitio dentro de una generación de historiadores que, en conjunto, han transformado la enseñanza y la investigación histórica entre la guerra y la década de 1970. La mayoría de ellos trabajaban en el intento de casar su formación como historiadores con los descubrimientos y los conocimientos de las ciencias sociales. La mayoría también trabajaba en las transformaciones dinámicas de la sociedad, lo que explica la importancia que le daban a la discusión sobre la transición del feudalismo al capitalismo. Compartía en gran parte a estas preocupaciones, pero también y al mismo tiempo había otro aspecto que me interesaba y que, muy a menudo, era inseparable del interés por la historia de la gente de abajo. No me inspiraba tanto en Marx como en a autores como Georges Lefebvre y, de una manera especial, Gramsci, por su trabajo sobre las clases subalternas. Para mí fue una gran iluminación ver estas clases como un grupo de personas que buscaban una manera de ser una realidad en la sociedad, que la sociedad no reconocía y que ellos mismos no reconocían todavía . Por tanto, yo también me centré en la lógica y la coherencia, tanto en ideas como en acciones, de esta gente de abajo.

La Vie des Idées : ¿Qué análisis hacía de la “racionalidad” de los rebeldes que abordó en sus estudios iniciales?

Eric Hobsbawm : Sigo creyendo que es necesario un enfoque en términos de “elección racional” para entender estos fenómenos. Los actores se las ven con su propia coherencia lógica. Lo importante para el historiador es descubrir por qué tiene sentido para ellos actuar como lo hacen. Por ejemplo, ¿por qué los agricultores que ocupan tierras comienzan inmediatamente a ararlas, en lugar de limitarse a ocuparlas? Lo hacen porque creen que es imposible poseer la tierra sin trabajarla. Así, a menos que se mantenga el derecho a trabajar la tierra nadie la podrá poseer. Mi reflexión vincula esto a una larga tradición académica de pensamiento político, que se remonta a John Locke y otros, pero va más allá e intenta ver qué sentido tiene para la gente de abajo.

De la historia de la clase obrera a los Estudios Subalternos

La Vie des Idées : Desde la década de 1980 su trabajo se ha centrado cada vez más en las grandes síntesis históricas, las revoluciones, el nacionalismo o los imperios. Al mismo tiempo, los Estudios Subalternos han propuesto renovar la escritura de las vidas de la gente común. Algunos de los fundadores de este movimiento han criticado el hecho de que haya caracterizado las revueltas de los campesinos como “prepolíticas” y consideran que esa posición revela un punto de vista “occidental”. ¿Qué piensa usted de esta crítica, y de cómo ha sido discutido su trabajo desde la década de 1960?

Eric Hobsbawm : Los investigadores de los Estudios Subalternos formaban parte originalmente de la misma tendencia, el marxismo indio. Se hicieron críticos, y opino que muy críticos, porque privilegian en exceso las hipótesis y modos de acción de la cultural tradicional. Minimizan el papel de las transformaciones económicas y sus consecuencias sobre las clases sociales. Trataron de transformarlas en una versión diferente de la rebeldía primitiva. Mi crítica es que si bien estaban en lo cierto, en la práctica, al establecer que estas personas aunque apoyaban al Partido Comunista de la India no lo hacían de una manera ortodoxa, en cambio yo percibí desde el principio los límites de esta forma de protesta y rebeldía, que era muy real, pero que era en el mejor de los casos un poder muy negativo, no positivo, de transformación. El ejemplo más obvio que conozco es el del Perú de los años 1960 y 1970, donde, de hecho, una serie de revueltas populares y de ocupación de tierras por las comunidades campesinas destruyeron prácticamente el sistema latifundista. En cierto momento, el sistema simplemente dejó de existir, pero estas comunidades rurales no pudieron hacer nada más, porque eran incapaces de coordinarse. La escasa coordinación que pueda existir debe proceder de otros lugares. En Perú, en aquel momento, provenía de un grupo de generales políticamente progresistas. Una razón de mi compromiso con el comunismo era el enorme poder de los partidos comunistas como organizaciones, que eran capaces de reunir a las fuerzas sociales y hacerlas fuerzas activas en la historia, al menos antes de ponerse encima y borrarlas, pero ésa es otra historia… Mi crítica fundamental a los Estudios Subalternos no es tanto a sus descubrimientos como a sus implicaciones políticas.

La Vie des Idées : Algunos se quejan de que los rebeldes parecen haber desaparecido de sus trabajos posteriores. A veces se tiene la impresión de que el análisis de las principales fuerzas políticas y económicas que han marcado la historia, a lo que dedicó varios libros, es difícil de combinar con una atención especial a los disidentes y los que protestan. ¿Es ésta una falsa impresión o es realmente difícil escribir grandes síntesis históricas incluyendo las ideas y prácticas de los dominados?

Eric Hobsbawm: Ante todo, debemos ser conscientes de que lo que llamamos revuelta y rebelión son categorías inventadas por los poderosos. Para aquellos que no lo son, eso no es necesariamente una rebelión, es tal vez la afirmación de derechos y reivindicaciones. Por tanto, la definición de lo que constituye una rebelión o revuelta es algo que se hace desde arriba. Yo añadiría que alguien dijo una vez que la mayoría de las revueltas campesinas de la Rusia del siglo XIX se resumen en la solemne multitud de campesinos reunidos en la plaza del pueblo arengados por los policías. Y nada más!

El concepto de rebelión o de revuelta, como tal, puede ser reapropiado por un grupo de revolucionarios, de rebeldes o de progresistas. Ferrer i Guàrdia dijo: “Yo no soy un revolucionario, soy un “rebelde “. Así que creo que prefiero abandonar el término rebelión o revuelta y hablar de movimiento de afirmación de los derechos o de manifestaciónde reivindicación de derechos.

¿Cómo se producen estos movimientos? Tradicionalmente, durante el período que más me interesa, rara vez eran espontáneos: se constituían en el seno de una matriz de las convenciones y de hipótesis sobre la forma en la que las personas se debían de comportar entre ellas y siempre dependían en cierta medida de una forma de estructura de decisión y de consejo. En los movimientos campesinos y aldeanos, incluso en su forma más primitiva, se reunían y discutían acerca de cómo decidir y actuar. Por ejemplo, en el siglo XX en los Balcanes se reunían alrededor de la oficina de correos para discutir las novedades. En ausencia del alcalde del pueblo o de otra persona importante, se recurría al consejo del maestro, quien podía tener una posición central en la formación de la opinión y, llegado el caso, en la acción. En el nivel más bajo, este papel era asumido por el zapatero. En estas condiciones, usted debe entender que incluso estos movimientos llamados “espontáneos” están en realidad estructurados. En la Francia del siglo XVIII, por ejemplo, la “taxation populaire“ no fue algo que sucedió de repente. Había formas de hacerlo, ya sabe cómo debía hacerse. Las mujeres ocuparban un lugar importante, era parte de su función.

El análisis debe hacerse en el nivel macro: ¿hasta qué punto estos movimientos son eficaces a gran escala? Tal vez deberíamos tener en cuenta los factores negativos; que luego pueden recaer en las cosas espontáneas. Tomemos el ejemplo de la deserción militar, que es una forma de acción negativa, pero que puede revelarse también una forma de acción muy importante. ¿Cuándo se desintegra un ejército? Realmente no lo sabemos y sólo podemos especular. Sabemos cuándo hay resistencia al reclutamiento en el país donde se introduce el servicio militar universal, y la cantidad de gente que trata de evitarlo, pero no necesariamente sabemos hasta qué punto puede afectar la acción negativa, en tiempo de guerra, de las personas que se niegan a entrar en combate. Creo que es a través de estas formas negativas que lo que llamamos revueltas populares manifiestan su mayor importancia histórica. Para que una acción positiva sea posible es necesario que en cierta medida esté controlada y dirigida, oficialmente o no, por grupos acostumbrados a actuar a escala estatal o nacional.

¿Quiénes son los rebeldes de hoy?

La Vie des Idées : Las formas de la rebelión sobre las que trabajó en la década de 1960 no parecen haber desaparecido. La globalización, como la industrialización en el siglo XIX, ha dado lugar a numerosas acciones de protesta, como la ocupación de tierras, tomar como de rehenes a empresarios por parte de los trabajadores amenazados de despido, manifestaciones, etc. Estas prácticas son descritaz a veces como “primitivas”, ¿pero no son una forma moderna de contestar las desigualdades sociales producidas por la globalización?

Eric Hobsbawm : En primer lugar, la tradición de la acción política proviene del desarrollo de la política popular moderna, por ejemplo la transformación gradual de la forma de las manifestaciones clásicas en manifestaciones sistemáticas institucionalizadas, ya sean mítines o formas de acción estructuradas. Pienso, por ejemplo, que una de las grandes ventajas de un país como Francia es que este tipo de acciones estructuradas integra el hecho de “salir a la calle”. Desde la Revolución Francesa, esta práctica forma parte del aprendizaje político de los individuos, educados en un país donde la política nacional ha tomado una forma jacobina, republicana, y a continuación socialista.

Al otro lado del Canal, el movimiento sindical ha desarrollado sus propias técnicas de lucha, que no siempre han sido reconocidas como tales. El luddismo, por ejemplo, es una técnica que se utiliza a menudo para hacer más eficaz la huelga y los conflictos laborales en los casos en que no se puede hacer otra cosa. Se puede citar asimismo la gran huelga general de 1842 en Inglaterra, que fue llamad “Plug Riots”, porque los huelguistas destapaban las máquinas de vapor.

De vez en cuando surgen nuevas formas de acción . Por ejemplo, durante la Gran Depresión de la década de 1930 en Francia, Inglaterra y también en América, fue muy característica la ocupación de los lugares de trabajo, sobre todo fábricas. Hoy en día, secuestrar a los patronos es otra acción. No creo que tenga sentido clasificarlo como “primitivo” o “no-primitivo. Se trata de una búsqueda de nuevos modos eficaces de acción. Debo añadir que estas nuevas formas de acción vienen determinadas en gran medida por las circunstancias. Ahora tenemos nuevas circunstancias, que no estabanen el pasado, es decir, vivimos en una “sociedad mediática”. Conseguir dar a corto plazo la máxima publicidad a una acción y encontrar una nueva manera de hacerla es una forma perfectamente racional de expresar su punto de vista. En este caso, por ejemplo, puede que tomar al jefe como rehén no tenga ningún efecto real sobre la distribución del poder, pero produce una enorme publicidad, atrayendo la atención de la opinión pública, al margen de que la publicidad sea buena o mala.

La Vie des Idées : Al final de su Historia del Siglo XX expresa su preocupación por “las fuerzas generadas por la economía técnico-científica [que] son lo suficientemente grandes como para destruir el medio ambiente”. Al comienzo de su último libro, Guerra y paz en el siglo XXI, parece preocupado por las cuestiones ambientales y la prioridad que los gobiernos le dan al crecimiento económico. ¿Cree usted que las cuestiones ambientales y la oposición al desarrollo científico-técnico son asuntos para una revuelta legítima?

Eric Hobsbawm: Éstos son temas centrales. Una de las razones por las que no soy muy optimista es que superan con mucho el ámbito de las políticas existentes. Estos problemas deben ser resueltos a nivel transnacional y, sin embargo, la política en su conjunto es la única área en la que la globalización no ha hecho ningún progreso significativo. El Estado-nación sigue siendo el único ámbito en el que es posible la acción política. Las organizaciones transnacionales están tratando de expandirse. Por ejemplo, el auge de las ONG es esencial, porque están estructuradas para poder actuar a nivel mundial. Los nuevos movimientos, encabezados principalmente por minorías importantes, han reconocido el potencial de las operaciones transnacionales, en gran parte a través de la revolución de las tecnologías de la comunicación. Se pueden citar muchos ejemplos: 1968 fue probablemente la primera vez en que las ideas se extendieron por doquier, un poco como se extiende hoy el temor de una pandemia causada por la gripe. 1968 fue un ejemplo precursor, que vino de México y triunfó en Occidente, para pasar luego a Praga y extenderse hacia el este. Fueron casi siempre movimientos espontáneos. En las últimas décadas, estas técnicas han sido utilizadas para organizar campañas mundiales, entre ellas “las campañas anti-globalización”, que en realidad dependen de la globalización. ¿Serán eficaces? No lo sabemos.

Por otra parte, una acción realmente eficaz sólo es posible si es realizada por actores realmente transnacionales. Pero hoy en día aún no existen. La mayor esperanza es se establezcan acuerdos entre los principales agentes, que no son muchos: el G20, los principales sindicatos, etc. Si pudieran ponerse de acuerdo para actuar al mismo tiempo, ciertas acciones podrían llevarse a cabo. No sabemos si pueden, pero que deben y deberían hacerlo es indudable.

Eric Hobsbawm es el decano de la historiografía marxista británica. Uno de sus últimos libros es un volumen de memorias autobiográficas: Años interesantes, Barcelona, Critica, 2003.


Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2901


Fuente original: http://clionauta.wordpress.com, 2 noviembre 2009

Noam Chomsky : El Nobel de la Paz

16-11-2009



Guerra, paz y el Nobel de Obama


Noam Chomsky
In These Times




Las esperanzas y perspectivas para la paz no estaban bien fundadas ni de lejos. La tarea consiste en afinarlas. Presumiblemente fuera ése el intento de la comisión del Premio Nobel de la Paz al elegir al presidente Barack Obama. El premio “parecía una suerte de plegaria e impulso de la comisión del Nobel a un liderazgo estadounidense más consensuado”, tal y como escribieron Steven Erlanger y Cerril Gay Stolberg en The New York Times. La naturaleza de la transición Bush-Obama radica directamente en la probabilidad de que las plegarias y los ánimos puedan implicar algún progreso.

Las preocupaciones de la comisión del Nobel eran válidas. Escogían la retórica de Obama en punto a la reducción del armamento nuclear. Precisamente ahora las pretensiones nucleares de Irán dominan los titulares. Las advertencias son que Irán puede estar ocultando algo a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y violando la Resolución 1887 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el mes pasado y jaleada como una victoria de los esfuerzos de Obama por contener a Irán. Significativamente, el debate sigue sobre si la reciente decisión de Obama de reconfigurar los sistemas de defensa de misiles en Europa es una capitulación ante los rusos o un pragmático paso adelante en la defensa de Occidente ante un ataque nuclear iraní.

El silencio es a menudo más elocuente que el más atronador de los clamores, de modo que atendamos a aquello que permanece implícito.

En pleno furor sobre la doblez iraní, la IAEA aprobó una resolución en que exhortaba a Israel a suscribir el Tratado de no proliferación nuclear (NPT) y abrir sus instalaciones nucleares a su inspección. Los Estados Unidos y Europa intentaron bloquear la resolución, pero ésta salió adelante de todos modos. Los medios de comunicación obviaron en la práctica el acontecimiento. Los Estados Unidos aseguraron a Israel su apoyo al rechazo de la resolución, reiterando un acuerdo secreto que ha permitido a Israel mantener su arsenal nuclear a resguardo de las inspecciones internacionales, según funcionarios habituados a esos arreglos. De nuevo los medios de comunicación permanecieron en silencio.

Los funcionarios indios saludaron la Resolución 1887 de la ONU con el anuncio de que la India “puede construir ahora armas nucleares del mismo poder destructivo que los arsenales con mayor poder nuclear del mundo”, según informó Financial Times. Tanto la India como Pakistán están aumentando sus programas de armamento nuclear. Han estado por dos veces cerca de la guerra nuclear, y los problemas que a punto han estado de encender la catástrofe permanecen vivos en gran medida.

Obama saludó la Resolución 1887 de modo distinto. El día antes de que se le concediera el premio Nobel por su compromiso con el estímulo de la paz, el Pentágono anunciaba que estaba acelerando la distribución de las más letales armas no nucleares en su arsenal: 13 toneladas de bombas para bombarderos sigilosos B-2 y B-52, diseñadas para destruir búnkeres ocultos en profundidades y protegidos por 10.000 libras de hormigón. No es ningún secreto que esos cazadores de búnkeres podrían emplearse contra Irán. Los planes por tales “destructores de artillería masiva” empezaron en los años de Bush, pero languidecieron hasta que Obama hizo un llamamiento a desarrollarlos más rápidamente cuando llegó al poder.

Unánimemente aprobada, la Resolución 1887 exhorta a poner fin a las amenazas de fuerza y a la firma por todos los países del NPT, como hiciera Irán hace años. Quienes no lo han firmado son la India, Israel y Pakistán y todos ellos han desarrollado armas nucleares con la ayuda de los EEUU, violando el NPT. A diferencia de los Estados Unidos, Israel y la India (que ocupa brutalmente Cachemira), Irán no ha invadido a ningún otro país desde hace centenares de años. La amenaza de Irán es minúscula. Si tuviera armas nucleares y sistemas de transporte para utilizarlos, el país sería desintegrado. El analista estratégico Leonard Weiss apunta que creer que Irán vaya a utilizar armamento nuclear para atacar a Israel o a cualquier otro “es tanto como asumir que los líderes iraníes están locos” y que están deseando ser reducidos a “polvo radioactivo”, y añade que los submarinos portamisiles de Israel son “prácticamente impermeables a los ataques militares preventivos”, por no hablar del inmenso arsenal estadounidense.

En sus maniobras navales de julio, Israel envió sus submarinos Dolphin, capaces de transportar misiles nucleares al mar rojo a través del Canal de Suez, a veces acompañados de buques de guerra, a una posición desde donde podrían atacar a Irán, ya que tienen el “derecho de soberanía” para hacerlo, según el vicepresidente de los EEUU, Joe Biden.

No es la primera vez que se cubre con un velo de silencio lo que aparecería en titulares de portada en sociedades que valoraran su libertad y se preocuparan por el destino del mundo. El régimen iraní es duro y represivo y persona humana alguna quiere que Irán o cualquier otro disponga de armamento nuclear. Pero un mínimo de honestidad no haría daño al tratar estos problemas. Al Premio Nobel de la Paz, huelga decirlo, no le interesa sólo la reducción de la amenaza de una guerra nuclear terminal, sino más bien la guerra en general y la preparación para ésta. En lo tocante a esto, la selección de Obama produce sorpresa, no menor en Irán, rodeado de ejércitos de ocupación estadounidenses.

En las fronteras de Afganistán y Pakistán, Obama ha intensificado la guerra de Bush y es probable que prosiga ese camino, quizás con dureza. Obama ha dejado claro que los Estados Unidos proyectan a largo plazo un despliegue mayor en la región. Lo indica suficientemente esa enorme ciudad dentro de la ciudad llamada la embajada de Bagdad, distinta de cualquier otra embajada del mundo. Obama ha anunciado la construcción de macroembajadas en Islamabad y Kabul y consulados enormes en Peshawar y en todas partes.

Informes independientes sobre presupuestos y controles de seguridad para el ejecutivo sostienen que la demanda de la “administración de 538.000 millones de dólares para el Departamento de Defensa en el año fiscal 2010 y su acreditada intención de mantener un nivel alto de financiación en los próximos años colocan al presidente en el camino de gastar más en defensa, en dólares reales, que cualquier otro presidente en un solo mandato desde la Segunda Guerra Mundial”. “Y no se contabilizan los 130.000 millones adicionales que la administración ha solicitado para financiar las guerras de Iraq y Afganistán durante el próximo año, lo que supondrá un gasto militar previsto para los próximos años aun mayor.”

La comisión del Premio Nobel de la Paz bien podría haber elegido opciones verdaderamente dignas, entre las que destaca la excepcional activista afgana Malalai Joya. Esta valiente mujer sobrevivió a los rusos y después a los islamistas radicales, cuya brutalidad fue tan extrema que la población dio la bienvenida a los talibanes. Joya ha resistido también a los talibanes y ahora al retorno de los señores de la guerra bajo el gobierno de Karzai. Durante todo este tiempo, Joya ha trabajado concienzudamente por los derechos humanos, especialmente por los de las mujeres; ha sido elegida al parlamento y posteriormente expulsada por seguir denunciando las atrocidades de los señores de la guerra. Actualmente vive bajo gran protección, pero prosigue el combate, de palabra y de hecho. Mediante acciones así, repetidas en todas partes lo mejor que podamos, las expectativas de paz se acercan lentamente a las esperanzas.

Noam Chomsky, el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.


Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Escribano

Fuente: http://www.inthesetimes.com/article/5134/war_peace_and_obamas_nobel/

Naomi Klein: Copenhague.

16-11-2009



Copenhague: Seattle madura


Naomi Klein
The Nation




El otro día recibí una copia prepublicación de The Battle of the Story of the Battle of Seattle (La Batalla de la Historia de la Batalla de Seattle), de David Solnit y Rebecca Solnit. Planean sacarlo a 10 años de la histórica coalición de activistas que impidió que se llevara a cabo la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, la chispa que prendió un movimiento anticorporativo global.
El libro es un fascinante recuento de lo que realmente pasó en Seattle, pero cuando hablé con David Solnit, el gurú de acción directa que ayudó a que fuera posible el cierre, descubrí que estaba menos interesado en rememorar lo ocurrido en 1999 que en hablar acerca de la próxima conferencia de la ONU sobre el cambio climático, que tendrá lugar en Copenhague, y las acciones de justicia climática que ayuda a organizar en Estados Unidos, programadas para el 30 de noviembre. Ése es, definitivamente, un momento tipo Seattle, me dijo Solnit. La gente está lista para dar la pelea.

Sí, hay una cualidad estilo Seattle en la movilización de Copenhague: el enorme abanico de los grupos que estarán presentes; la diversidad de las tácticas que se exhibirán; y los gobiernos de los países en desarrollo listos para incorporar en la conferencia las demandas de los activistas. Pero Copenhague no es simplemente una segunda versión de Seattle. En vez de eso, la sensación es que las placas tectónicas progresistas se desplazan y crean un movimiento que se construye a partir de las fortalezas de una época anterior, pero también aprende de sus errores.

La gran crítica al movimiento que los medios insistían en llamar antiglobalización siempre fue que tenía una larga lista de quejas y pocas alternativas concretas. En contraste, el movimiento que converge en Copenhague aborda un solo tema –cambio climático– pero teje una coherente narrativa sobre su causa y sus curas, que incorpora prácticamente todos los temas en el planeta. En esta narrativa, nuestro clima cambia no sólo debido a ciertas prácticas contaminantes sino por la subyacente lógica del capitalismo, que valora, sobre todo lo demás, la ganancia a corto plazo y el crecimiento perpetuo. Nuestros gobiernos quieren hacernos creer que la misma lógica puede ser aprovechada ahora para resolver la crisis climática, mediante crear un bien que puede ser comercializado, llamado carbono, y mediante transformar los bosques y la tierra agrícola en sumideros que supuestamente van a compensar nuestras desenfrenadas emisiones.

Los activistas por la justicia climática en Copenhague argumentarán que, lejos de resolver la crisis climática, el mercado de carbono representa una privatización sin precedente de la atmósfera, y que las compensaciones y los sumideros amenazan con convertirse en una manera de apoderarse de recursos, de proporciones coloniales. Estas soluciones basadas en el mercado no sólo fracasarán en resolver la crisis climática; además, este fracaso profundizará drásticamente la pobreza y la desigualdad, porque los más pobres y los más vulnerables son las principales víctimas del cambio climático, y también los principales conejillos de Indias en estos esquemas de comercio de emisiones.

Pero los activistas en Copenhague no dirán simplemente no a todo esto. Promoverán soluciones que simultáneamente reducen las emisiones y la desigualdad. A diferencia de cumbres previas, donde las alternativas parecían una idea de último momento, en Copenhague las alternativas tendrán un lugar central. Por ejemplo, la coalición de acción directa Climate Justice Action (Acción por la Justicia Climática) ha llamado a los activistas a que el 16 de diciembre irrumpan en el centro de conferencias. Muchos lo harán como parte del bloque de bicis: manejarán juntos una aún no revelada irresistible nueva máquina de resistencia, compuesta de cientos de viejas bicicletas. La meta de la acción no es cerrar la cumbre, al estilo de Seattle, sino abrirla, transformarla en “un espacio para hablar acerca de nuestra agenda, una agenda de abajo, una agenda de justicia climática, de verdaderas soluciones en contraposición con las suyas, falsas… este día será nuestro”.

Algunas de las soluciones provenientes del campamento activista son las mismas que el movimiento por la justicia global ha defendido durante años: agricultura local y sustentable; proyectos energéticos descentralizados y más pequeños; respeto al derecho a la tierra de los indígenas; dejar los combustibles fósiles en la tierra; aflojar las protecciones en lo que respecta a la tecnología verde; y pagar estas transformaciones por medio de gravar las transacciones financieras y cancelar las deudas externas. Algunas soluciones son nuevas, como la creciente demanda de que los países ricos paguen reparaciones de deuda climática a los pobres. Está difícil de conseguir, pero todos acabamos de ver el tipo de recursos que nuestros gobiernos pueden congregar cuando se trata de salvar a las elites. Como dice un lema para Copenhague, Si el clima fuese un banco, ya lo habrían salvado. No lo hubieran abandonado a la brutalidad del mercado.

Además de la coherente narrativa y el enfoque en las alternativas, hay bastantes otros cambios: un enfoque más meditado en lo que se refiere a la acción directa, uno que reconoce la urgencia de hacer algo más que simplemente hablar, pero que está empeñado en no interpretar el cansado guión de policías contra manifestantes. Nuestra acción es de desobediencia civil, dicen los organizadores de la acción del 16 de diciembre. “Venceremos cualquier barrera física que se nos interponga –pero no responderemos con violencia si la policía ‘intenta’ escalar la situación.” (Dicho eso, no hay manera de que la cumbre de dos semanas no incluya unas cuantas batallas campales entre los tiras y los chavos de negro; después de todo, esto es Europa.)

Hace un decenio, en un artículo de opinión en The New York Times publicado luego que Seattle fue cerrado, escribí que un nuevo movimiento que defendía una forma radicalmente diferente de globalización acababa de tener su fiesta debut. ¿Cuál irá a ser el significado de Copenhague? Se lo pregunté a John Jordan, cuya predicción de lo que finalmente ocurrió en Seattle cité en mi libro No Logo. Respondió: Si Seattle fue la fiesta debut del movimiento de movimientos, entonces quizá Copenhague será una celebración de nuestra mayoría de edad.

Advierte, sin embargo, que crecer no implica ir a lo seguro, no tomar riesgos, evadir la desobediencia civil y favorecer sobrias reuniones. Espero que hayamos crecido para volvernos mucho más desobedientes, dijo Jordan, porque la vida en este planeta puede llegar a su fin por demasiadas acciones de obediencia.

Este texto fue publicado originamente en The Nation.

Traducción: Tania Molina Ramírez.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2009/11/15/index.php?section=opinion&article=024a1mun