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Dos muertos
Qué hay detrás de los incidentes en José León Suárez
"Basta de echarnos la culpa a nosotros, nos acusan de delincuentes pero los muertos son nuestros y seguimos cagados de hambre". El dedo acusador de Rubén -al que todos conocen en el barrio como El Chaqueño- apunta al televisor del bar.
Share3 108.02.2011
En la pantalla se lo ve al ministro de Justicia y Seguridad de la provincia de Buenos Aires Ricardo Casal tratando de justificar la violenta represión policial que originó la muerte de dos jóvenes de 16 y 19 años en una violenta jornada que incluyó el asesinato de un efectivo policial, y el descarrilamiento y posterior asalto de una formación ferroviaria a la altura del kilómetro 25 del ramal Retiro-Zárate a la altura del asentamiento conocido como Villa La Cárcova. "Tratan de enmascarar un robo como un descarrilamiento", declara Casal ante una nube de micrófonos y grabadores, en medio de una de las semanas más turbulentas que le tocó vivir durante este verano 2011.
Ruben es tío de Franco Almirón, uno de los adolescentes que cayó abatido por las balas de la policía bonaerense. Junto a Mauricio Ramos, el joven se había acercado hasta el tren volcado alrededor de las tres de la tarde "para curiosear y ver si podían agarrar algo para la olla, pero jamás tuvieron un arma", dice el familiar del pibe asesinado. Los vecinos del barrio refutan al ministro y niegan que se provoquen los descarrilamientos. "A esta altura las vías están todas rajadas y los trenes se salen de los rieles, oportunidad que aprovechan los de la banda de la 31, un grupo de pibes que emigraron del asentamiento de Retiro y se instalaron en La Cárcova", describe un histórico habitante de la villa de San Martín, que hace dos décadas habita en el lugar. "Es el tercer descarrilamiento en los últimos dos meses, todos seguidos de robos, estilo fart west, los anteriores fueron trenes que traían alimentos, maiz y porotos", agrega el informante.
La versión oficial sobre lo ocurrido en la tarde del 3 de febrero se contradice con los testimonios de la mayor parte de los vecinos consultados por DIARIO REGISTRADO. “La policía nos echa la culpa a nosotros de los incidentes y fueron ellos los que tiraron a matar”, dice otro lugareño.
Lo que quedó judicialmente probado es que los disparos que terminaron con la vida de Almirón y Mauricio fueron efectuados por agentes policiales. A esa conclusión arribaron los peritos de Gendarmería Nacional, al determinar que los proyectiles hallados en los cuerpos, son de las escopetas que utilizaron los oficiales bonaerenses en el enfrentamiento. "Los plomos son todos de escopetas. Hubo 16 policías que dispararon y están identificados. Eso estrecha nuestro margen de acción, ayuda a investigar el doble homicidio y nos va a permitir conocer si hubo exceso por parte de los agentes que participaron en el hecho", dijo Raúl Sorraco, el fiscal a cargo de la pesquisa. "No surgen elementos para afirmar que un grupo organizado planificó el ataque. Puede haber gente que conociera el horario de los trenes, pero eso no significa que haya existido un plan para apoderarse de la carga, ni mucho menos que el descarrilamiento de la formación haya sido intencional ", aseguró Sorraco.
Sin embargo, también se pudo comprobar que desde el interior del barrio un grupo de personas disparó contra los efectivos. Un vecino aportó un video filmado con un teléfono celular en el que se ve a una persona disparando hacia el lugar donde estaba el personal policial. "No puede distinguirse el calibre de la pistola, pero se ve claramente que dispara", relató una fuente del ministerio de Justicia y Seguridad.
Otro testimonio que certificó la versión policial fue el de una testigo de identidad reservada que contó ante los fiscales que cuatro jóvenes –pertenecientes a un grupo de dealers denominados "Los Transas"– disparaban contra los efectivos mientras un cómplice recogía las vainas servidas del piso.
"Los vecinos tienen mucho miedo a declarar en contra de ese grupo. Nadie quiere jugarse la vida porque le temen tanto a los que disparaban como a la policía", señaló un vocero de la cartera que conduce Casal.
A Luciano Romero le tiraron por la espalda. Lo hirieron de bala en el pulmón derecho y se encuentra luchando entre la vida y la muerte en el hospital municipal de San Martín. Apenas lo internaron, alcanzó a contarle a su madre que "la policía tiraba a matar". La mujer declaró que su hijo jamás participó de los enfrentamientos armados entre "los transas" y la Bonaerense sino que iba en bicicleta a buscar cartón a un basural ubicado cerca del Camino Parque del Buen Ayre. "Al ver los incidentes se detuvo a mirar. Fue en ese momento que recibió los dos balazos. Se quedó mirando porque había mucha gente y ahí la policía empezó a reprimir con balas", detalló la mujer.
Menos de una semana después de los incidentes, el gobierno bonaerense resolvió intervenir la comisaría cuarta de esa localidad y puso “a disposición de la Justicia” a quince de los policías que participaron en la brutal represión.
Al frente de la seccional intervenida, quedó designado el comisario inspector Claudio Ignacio Chirino. El ministro Casal precisó que, a través de Asuntos Internos, se dispuso la “desafectación del suboficial que reconoció haber disparado con otros cartuchos (se refiere a los de plomo) no autorizados”. El uniformado quedó a disposición del fiscal general de San Martín, Marcelo Sendot.
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