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9 niños mueren por desnutricion.
Aumentan a nueve los niños muertos por desnutrición en Salta En diez días murieron nueve niños de familias aborígenes como consecuencia de deficiencias alimentarias severas. "Los programas para combatir este flagelo fracasan porque no entienden el problema. De nada sirve que alimente a un chico si lo devuelvo al ambiente hostil en el que viven”, aseguran médicos pediatras. | |
2011-02-11 :: Salta. Una niña aborigen murió ayer en Salta por causas relacionadas con la alimentación deficiente. Su muerte es la novena que se produce en esa provincia en las últimas semanas. Entre los fallecidos hay siete niños que presentaron cuadros de deshidratación severa. Todos ellos contaban con bajo peso o riesgo nutricional.Los niños fallecidos tenían un denominador común: pertenecían a familias aborígenes inmersas en la pobreza, el aislamiento y el desempleo, señalados por los especialistas como el caldo de cultivo de la desnutrición, que afecta al 6 por ciento de la población, según cifras oficiales, pero que alcanzaría el doble según las fundaciones dedicadas a combatir el problema. En total, se calcula que un millón y medio de niños están en riesgo nutricional. "Los programas para combatir este flagelo fracasan porque no entienden el problema. No sólo de pan vive el hombre. De nada sirve que alimente a un chico si lo devuelvo al ambiente hostil en el que vive", dijo en declaraciones a la prensa el doctor Abel Albino, médico pediatra, presidente de la Coordinadora para la Nutrición Infantil (Conin), fundación desde la que lucha por combatir la desnutrición. Ayer, tras conocerse otra muerte por desnutrición, Albino no disimuló su angustia: "Como médico infantil estoy de luto. La desnutrición es el resultado final del subdesarrollo, que se combate con un abordaje integral, esto es, con educación nutricional, lactancia, estimulación temprana, programas de educación agraria, escuela para padres y documentación y legalización familiar. Sin eso se podrá combatir el hambre, pero no la desnutrición", señaló. Frente a la crisis alimentaria registrada en Salta, el gobernador de la provincia, Juan Manuel Urtubey, reconoció que "la desnutrición infantil es un drama latente", y lo atribuyó a una "cuestión cultural" propia de los aborígenes, que se niegan a ser atendidos en hospitales y centros asistenciales. Albino retrucó: "El control de salud es una obligación del jefe de familia y del Estado, que debe controlar que se cumplan los controles sanitarios. Acá se trampea con los porcentajes, con las estadísticas y hasta con los diagnósticos, porque los cuadros de deshidratación están íntimamente relacionados con la mala nutrición". En los últimos días, murieron en la provincia de Salta siete niños, y entre las causas denunciadas se alega: insuficiencia alimentaria, de agua potable y desnutrición, sumado a esto la clara ausencia del Estado en garantizar estos derechos humanos ratificados en los pactos internacionales de los que Argentina es parte. El racismo como respuesta La CTA Córdoba, con las firmas de Guido Dreizik y Oscar Mengarelli, dio a conocer un documento que señala textualmente: "Desconociendo totalmente la función de un Estado social, de garantizar no sólo la supervivencia, sino la vida digna y de calidad de las personas -indistintamente si son ciudadanos o no de un país, y partiendo de reconocer que “esa igualdad que bregan los constitucionalistas” es sólo formal y que en la realidad esas desigualdades se materializan en oportunidades de expresarnos, de decirnos, de imponer temas en la agenda, de la exigibilidad de nuestros derechos- el gobernador de la provincia de Salta, quien cumplió funciones como “Representante Argentino de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Latinoamericano” señaló que "no se trata de un problema sanitario... lo que ocurrió tiene que ver con la forma de vida de esas comunidades. Tenemos comunidades de diversas etnias, hay algunas que son más complicadas, como los Wichis, porque hay cuestiones culturales que hacen difícil abordar una problemática de este estilo adentro de la casa... Aún teniendo infraestructura sanitaria no quieren asistir a los hospitales por una cuestión cultural”. En sintonía con Urtubey, el vicegobernador, Andrés Zottos, responsabilizó a los “hermanos aborígenes por destinar el dinero que perciben en subsidios a otras prioridades menos urgentes que la alimentación”. “El criollo no es lo mismo que el indígena”, agregó el vicegobernador. En estas declaraciones, se puede observar, una visión claramente colonizadora y de dominación en detrimento de las cosmovisiones campesino-indígenas presentes en nuestro pueblo. Es claramente una re-colonización en nuestras prácticas políticas, en la interpretación de nuestras necesidades y la instalación en el imaginario social de discursos racistas que encuentran justificación de las injusticias sociales, en orígenes étnicos, culturales y de clase. Quizá si tenemos que hablar de relaciones de dominación, el primer paso para la segregación e invisibilidad de un sector, es su no reconocimiento, la negación de su cultura, la criminalización de su identidad, entendiendo como en este oportunidad, la cuestión de la desnutrición como un problema de casos individuales y no como la consecuencia de la ausencia de políticas públicas y la continuación de un modelo que condena a nuestros niños y niñas al arrebato de sus vidas. En el mismo sentido, definió como “problema cultural y un problema sanitario” las sucesivas muertes por desnutrición y falta de saneamiento básico en la provincia de la que tiene responsabilidad en su administración desde el año 2007. Y aquí el agua es una cuestión central en una provincia de agronegocios donde el agua es un bien de ganancia y no un bien de vida y un derecho a ser garantizado a todos y todas. El régimen de la tierra no es tema aparte, por el contrario, el ordenamiento territorial a cargo de la política viciada, corporativa y lobbysta, termina por entregar los bienes públicos a los negocios transnacionales. En la regresividad de los derechos humanos como la vivienda digna, el acceso al agua en cantidad y calidad, directamente relacionada con el derecho a la alimentación y a la salud, el pueblo entrega soberanía, las instituciones democráticas se convierten en meros organismos formales de gestión burocrática y la política en un instrumento para la dominación. Hoy más que nunca “El hambre es un crimen”. Hacia una Constituyente Social en la Argentina". Respuesta al gobernador de Salta A propósito de los desnutridos culturales El 9 de febrero un noticiero de Buenos Aires adjudica al Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, haber dicho que las “muertes de niños en el norte de esa provincia, son un problema cultural, no sanitario ni social, porque los aborígenes no concurren al hospital”. La siguiente es la respuesta a Urtubey redactada por Alicia Torres y Tomás Torres Aliaga: "Somos profesionales que nos hemos desempeñado durante 30 años en esa provincia, y con fecha 3 de septiembre de 2010 hemos elevado a su Ministerio de Salud, copia de la tesis para optar por título de magister en políticas sociales de la Universidad de Salta sobre “Poder, accesibilidad y diferencias culturales en salud- Iruya 1978-2008”. En dicha tesis, sistematización y estudio de caso de 30 años del programa de atención primaria de la salud en comunidades originarias salteñas, se fundamentan entre otras cosas, lo contrario a las afirmaciones que adjudican al Sr. gobernador, a saber: * Que los pueblos originarios cuando son tratados con respeto y dignidad por los equipos de salud, concurren y aceptan sin dificultad las prácticas de la medicina oficial. De igual manera rápidamente las abandonan o se resisten a concurrir, cuando son objeto de discriminaciones abiertas o encubiertas. Resisten callando, porque no se sienten ni son considerados parte de instituciones públicas. * Que los equipos de salud que trabajan comprometidos con la población local, no tienen de parte de las autoridades sanitarias ni apoyo, reconocimiento ni recursos necesarios, para sostener las prestaciones mínimas que en salud exige la Convención de los Derechos de los Niños con rango constitucional en nuestro país. * Que es factible económicamente sostener esas prestaciones, con un aporte mínimo anual de 150 dólares por persona, mucho menos de lo que en promedio invierte el sistema público de salud en nuestro país, y que los gobiernos no quieren o no saben asignar a las poblaciones originarias. * Que la desnutrición de esas comunidades, problema esencialmente socio-económico no ha sido revertido por ningún gobierno en los últimos 200 años, porque los pueblos originarios han sido y siguen siendo objeto de “practicas sociales genocidas” inclusive por aquellas instituciones o políticas que refieren ayudarlos. Su eterna condición de pobres estructurales así lo demuestra. * Que sanitariamente la desnutrición puede ser tratada, controlada y revertida en gran medida, por políticas y decisiones que Salta ha conocido, pero no ha sostenido. Además es posible eliminar la desnutrición que afecta irreversiblemente el desarrollo infantil inicial, si los hospitales públicos contaran con las vitaminas que cualquier pediatra de nuestro país indica a sus pacientes. Todo ocurre como si la nominación de “desnutridos culturales” o “enanos raciales” (que otra funcionaria salteña supo acuñar), no fuera más que una excusa para la encubierta decisión o incapacidad, de quienes tienen la responsabilidad y recursos para resolver tal violencia social". Agencia ACTA-CTA. http://www.prensared.com.ar/ | |
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