La corte suprema ordenó CONTINUAR la INVESTIGACIÓN
El caso de la joven sueca desaparecida había sido cerrado por la Cámara Federal. Ahora se sumará a la megacausa ESMA. El principal acusado por el secuestro es Alfredo Astiz.
Martina Noailles
Después de dos años de espera en un cajón de la Corte Suprema, la investigación por la desaparición de la joven sueca Dagmar Hagelin podrá avanzar. Los jueces del máximo tribunal ordenaron reabrir la causa en la cual el ex marino Alfredo Astiz es el principal acusado, y que había sido cerrada en 1986 por la Cámara Federal. Ahora, el juez federal de la megacausa ESMA, Sergio Torres, deberá indagar a Astiz, quien comandó el secuestro de Hagelin, y al resto de los represores vinculados con su desaparición, una medida que ya había reclamado el fiscal Eduardo Taiano en 2005.Tal vez lo llamativo de la historia de este expediente es que el caso Hagelin fue uno de los más documentados en el Juicio a las Juntas y uno por los que se condenó a prisión perpetua a Jorge Videla y Emilio Massera. Las declaraciones de testigos que vieron cuando balearon y secuestraron a la chica de 17 años y de sobrevivientes que compartieron cautiverio en la ESMA con la joven no alcanzaron para evitar los artilugios legales que trabaron la causa por 22 años.El 27 de enero de 1977, Dagmar había ido a visitar a su amiga Norma Burgos a su casa de El Palomar. Apenas cruzó el portal, dos hombres la encañonaron. Ante la sorpresa, comenzó a correr. "Parate flaca, que si no te tiro", le gritó un teniente de corbeta rubio de ojos de celestes, quien segundos después gatilló una sola bala que dio en la cabeza de Dagmar. El certero tirador era Astiz. Días después, en la propia ESMA, "el Ángel Rubio" admitió el error. La noche anterior se habían llevado a Burgos y esperaban que María Antonia Berger, sobreviviente de la masacre de Trelew e importante dirigente montonera, visitara la casa. Ser rubia y de físico similar a la buscada fue el delito que Dagmar pagó con su vida.A pesar de las presiones internacionales, la búsqueda de la joven no tuvo éxito. Tampoco lo tuvo la causa que en 1986 fue cerrada por la Cámara Federal por considerar que el delito de secuestro había prescripto. Años antes, en silencio, la justicia militar había juzgado y sobreseído a Astiz por "falta de pruebas". Las apelaciones de la querella, representada por Luis Zamora, y de la defensa llevaron el caso a la Corte Suprema que después de rechazar la reapertura en dos ocasiones –2001 y 2003– ahora votó a favor de que se active la investigación.
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