VIVA CRISTINA FERNANDEZ de KIRCHNER NOBEL de la PAZ 2013 ¡¡¡

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19 y 20 de diciembre de 2001.-



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jueves, 26 de mayo de 2011

EL TUPAMARO TRAIDOR JOSE MUGICA...

¡¡¡ POR la REELECCION de CRISTINA FERNANDEZ KIRCHNER 2011 ¡¡


Contrapunto uruguayo por la impunidad reinante...

24.05.2011 |   

Veintitrés Internacional
El debate sobre el proyecto para dejar sin efecto la denominada Ley de Caducidad, que impide juzgar por violaciones de los derechos humanos a los integrantes de la última dictadura uruguaya, produjo un intercambio de cartas entre el presidente José “Pepe” Mujica –en contra de la derogación– y un grupo autodenominado “Frenteamplistas contra la impunidad”, entre los que se encuentran el escritor Eduardo Galeano y la intendenta de Montevideo, Ana Olivera. A continuación, las dos cartas.
La carta de Mujica
Queridos compañeros:

Y más que nunca Queridos porque debemos ser sabios para manejar las discrepancias sin dejar heridas irreparables para la Unidad del Frente. (Lamentablemente hay gente que echó a la basura la advertencia. Esto surgió después en los medios.)

Quiero sólo decirles lo que pienso para que seamos responsables y carguemos con las consecuencias. No espero ningún cambio. Los dados están echados y en parte el daño al futuro político del Frente está hecho.

Opinión:

1. En materia global de Derechos Humanos, ninguna conquista es más importante que la continuidad y la profundización del proyecto frenteamplista. Esto lo afirmo pensando en la inmensa mayoría de nuestro pueblo. De la permanencia futura al frente del país, dependerá que se sostengan los logros actuales y muchos otros todavía pendientes, pero posibles y necesarios.

2. Es a partir de esta visión que nosotros organizamos la visión de la realidad actual. Todo lo que afecte gravemente la imagen política del Frente ante la gente, todo lo que sirva como arma importante a la derecha en sus futuras campañas, conspira a la larga, contra los Derechos Humanos de nuestro Pueblo.

3. La ley de Caducidad es una carga histórica abominable. Desde el principio estuvimos contra ella. Relaté que estaba junto a (Luis) Rosadilla la noche que se aprobó la Ley de Caducidad (diciembre de 1986), funcionando en un Ejecutivo (del MLN-T) que por iniciativa del compañero (Diego) Picardo decidimos de inmediato una campaña de visitas políticas para ir al plebiscito. Unos cuantos días después el Partido Socialista tomó la iniciativa y así se procesó la primera consulta.

El segundo plebiscito, encontró resistencia táctica en muchos frenteamplistas del gobierno, que no veían lo de mezclar el tema en una campaña electoral. Recibí el planteo de (Zelmar) Chicho Michelini de hacer una gestualidad pública para ayudar en la juntada de firmas que estaba lenta. Lo hice, porque los hechos se impusieron. El Frente no estaba, pero estaba. Hasta hoy, nadie se hizo cargo del error de percepción pero de inmediato se responsabilizó a la fuerza política a la que impusieron la línea. Esta es una de las razones por las que hoy pido conciencia y responsabilidad.

A las discrepancias no se las contesta con insultos, no hace al compañerismo.

Comparto la necesidad de su entierro. Pero no comparto el camino elegido porque en nuestra visión tiene peligros políticos tal vez insuperables. Rechazo el argumento divisionista de que discrepar con el camino elegido es igual a estar de acuerdo con la impunidad. Este argumento si se lo profundiza resulta peyorativo y reaccionario hacia las grandes mayorías que por diversos motivos no nos acompañaron en los plebiscitos. Es un insulto indirecto a nuestro pueblo y considero que los compañeros que piensan así lo hacen porque se fanatizan en una lucha larga y obnubilan su racionalidad. Si nos equivocamos, si no es por “calentura” es mucho peor. Estamos rotos aunque falta lo formal.

4. ¿Cuál es la discrepancia con el camino elegido?

Aparecer ante nuestro pueblo pasándole por arriba a dos plebiscitos. No hay batería argumental entendible que nos pueda defender ante las futuras andanadas de la derecha. Le hemos fabricado una espléndida espada a nuestra oposición para que nos decapite. Todas las explicaciones que pretendamos dar son ininteligibles para nuestro pueblo.

Estamos muy lejos en años, de elegir nuestra futura fórmula pero sí nos encargamos ya de embarrarle la pista. Asumamos desde hoy. Yo lo veo así compañeros y sé que los dados están echados.

5. ¿Qué nos pasó? ¿Por qué forzamos este camino? ¡Cómo es posible el desprecio hacia los plebiscitos, esa filtración casi libertaria en nuestro orden institucional! Filtración que nos permitió derrotar al neoliberalismo en su apogeo, porque además sumamos flexibilidad política e hicimos Alianzas, que algunos no comprendieron y salvamos las Empresas Públicas, cómo se parecen hoy algunas actitudes y epítetos que se usaron entonteces contra la decisión lúcida de la mayoría del FA. Recordemos, ayer tuvimos la madurez que hoy perdimos. ¿Por qué?

6. La explicación humana que me doy es que la siembra dolorosa que con sus procedimientos hizo la dictadura dejó no sólo la sed de justicia, sino que construyó odio implacable que ciega el razonamiento. La extrema derecha políticamente derrotada, sin proponérselo por nuestra reacción apasionada que obvia a los plebiscitos, le regala a la derecha institucionalizada una herramienta formidable. ¿Juntarán firmas, nos tendrán años discutiendo? ¿Y el porvenir? En vez de injurias nos deben convencer de que el camino elegido no empaña gravemente a la imagen del Frente.

7. Podría sumar otros argumentos pero no lo haré. No incursiono en lo jurídico, me queda grande.
Aclaro paradójicamente que deseo fervorosamente estar equivocado y que no es tan grave el handicap que damos.

8. Reafirmo mi repulsa en general al mecanismo del veto. Nunca lo usaría, salvo que el Frente me lo pidiera, esto como criterio general para cualquier decisión.

9. Las tensiones, angustias institucionales, etc., que podrían sobrevenir, me parecen secundarias porque valoro la madurez del país. Siempre las enfrentaremos juntos. Nuestra preocupación central está en la continuidad del proyecto frenteamplista. Ya nos salió cara esta decisión. No sumemos más costos.
La carta frenteamplista
Queridos compañeros, queridas compañeras:

Una vez más se plantean debates dentro de nuestro Frente Amplio sobre la mejor forma de erradicar la Ley de Caducidad y sus efectos. Esto nos sorprende, porque el Plenario Nacional estableció un claro mandato a nuestros legisladores, aprobado sin votos en contra y con sólo tres abstenciones, que ya fue cumplido en la Cámara de Senadores, pero la discusión es un hecho y debemos afrontarla.

En los últimos días el compañero José Mujica, presidente de la República, ha sostenido que el proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad, elaborado por el Frente Amplio y aprobado por el Senado con votos frenteamplistas, pone en peligro la victoria que todos deseamos en 2014, y con ella la profundización del proceso de cambios iniciado desde que alcanzamos el gobierno nacional.

Durante el proceso de elaboración de ese proyecto interpretativo se tuvieron en cuenta diversas objeciones y propuestas, entre ellas las aportadas por el compañero José Korzeniak, experto en derecho constitucional. Si aparecen otras ideas, habrá que considerarlas con el mayor respeto, pero nos permitimos señalar que no es momento para improvisaciones en un asunto tan importante. Está bien que nos esforcemos por buscar la mejor solución posible, pero tengamos presente que demasiadas idas y venidas causan confusión y desánimo.

El fondo de la cuestión es que la legislación uruguaya incluye, desde diciembre de 1986, una norma inconstitucional y violatoria de acuerdos internacionales firmados por Uruguay. Una norma que permite la impunidad de delitos de lesa humanidad y cuyos efectos deben ser eliminados, por elementales razones éticas y porque así lo decidió, en marzo de este año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Hoy debe quedar claro que nuestra voluntad política de terminar con la impunidad sigue firme. Con ese objetivo, ya es hora de que el sistema judicial recupere las potestades que le arrebató la Ley de Caducidad, y que en los últimos años sólo ha podido ejercer cuando le dieron permiso desde la presidencia de la República.

La historia de la Ley de Caducidad es intrincada y llevamos muchos años atrapados en ella, por las malas artes de quienes quieren la impunidad y por nuestros propios errores. No soñemos con que hay un modo simple e indiscutible de resolver el problema. Si nos empeñamos en buscar una fórmula perfecta que no existe, el resultado puede ser que todo quede como está.

La impunidad fue impulsada con amenazas y engaños. Ahora se intentará mantenerla con recursos jurídicos y políticos. Es una señal de que hemos avanzado: sigamos adelante.

Nos dicen y nos dirán que la Ley de Caducidad fue respaldada por la mayoría de la población en el plebiscito de octubre de 2009, y que por ese motivo debemos dejarla en pie, que se ha vuelto invulnerable por la voluntad popular. Es un argumento eficaz pero mentiroso.

En ese plebiscito se votó con una sola papeleta, y por lo tanto sólo fue posible contar cuántos votamos en contra de la impunidad. Ignoramos cuántos estaban a favor, y seguramente muchas personas no pusieron el Sí rosado en el sobre porque no tenían una opinión formada. Se abstuvieron. Decir que esos fueron votos de apoyo a la Ley de Caducidad es como atribuir opinión definida a los encuestados que terminan en el casillero “no sabe/no contesta”.

No nos enredemos una vez más: la Ley de Caducidad es inconstitucional, como lo han señalado la Suprema Corte de Justicia, la Asamblea General y el Poder Ejecutivo; no puede ser contrario al derecho anular todos sus efectos, que nunca fueron legítimos.

Se ha dicho que la profundización del proyecto frenteamplista, en el tercer gobierno nacional consecutivo que todos queremos conquistar, es el mejor modo de defender los derechos humanos, que nada es más importante y que todo lo logrado se puede perder si, al aprobar el proyecto interpretativo, ponemos al FA en una situación vulnerable ante las críticas de otros partidos.

Discrepamos fraternalmente con ese punto de vista. No aceptamos que sea necesario elegir entre la continuidad y el contenido de nuestro proyecto de gobierno.

Sería un error grave, como elegir entre la libertad y la seguridad, entre el crecimiento y la distribución, entre la unidad y la diversidad, entre los cambios y la paz.

Uno de los enemigos más poderosos que enfrentamos está dentro de nuestras propias cabezas, y nos dice que no es posible escapar a esas alternativas, que no podemos pensar fuera de ellas.

Si nos convencemos de que debemos dejar por el camino nuestra identidad, no importará cuáles sean los resultados electorales: estaremos derrotados aunque ganemos.

De nuestra conducta en estos días dependen muchas cosas: respetar la memoria de quienes ya no están, y también cuidar la esperanza de los que vienen. Podemos hacerlo juntos, si no se nos olvida quiénes somos.
Eduardo Galeano, Margarita Percovich, Belela Herrera,
Guillermo Chifflet, Ana Olivera, Daniel Viglietti, José Díaz,
Zelmar Michelini (h), Marina Arismendi,
Miguel Fernández Galeano... (siguen firmas).

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