IRAK
Martes 11 de Agosto de 2009
La nueva estrategia de dominio
Irak sin control: Repliegue USA deja una sangrienta guerra civil entre suníes y chiíes
TeleSur 11-Agosto-09
El falso "repliegue" de las tropas norteamericanas a sus bases y emplazamientos de la periferia, dejó una guerra civil programada (entre suníes, chiíes y kurdos) para terminar de dividir y destruir la resistencia iraquí. Se trata de un plan -elaborado durante la gestión de Bush- orientado a sacar las fuerzas norteamericanas de la primera línea de fuego, controlar el país desde las bases militares, y dejar que los iraquíes se destrocen entre sí por medio de una sangrienta guerra de "todos contra todos".
Informe especial
IAR Noticias/
Féretros con soldados de EEUU muertos en Irak.
Una guerra civil tal como está sucediendo hoy en Irak, significa, para EEUU, la salida maquiavélica de "dividir para reinar", en un país que, de cualquier manera, ya se encuentra en la anarquía y en un enfrentamiento de "todos contra todos" y donde se registra la presencia activa de combates armados entre chiíes y suníes, que son realimentados a diario por los atentados contra mezquitas e instituciones de ambos sectores confesionales.
En un recrudecimiento de la escalada sangrienta que azota nuevamente a Irak, al menos 50 personas murieron y 150 resultaron heridas el lunes en varios atentados con bomba en áreas chiíes de Bagdad y el norte de Irak, las últimas de una serie de acciones producidas luego de que las tropas estadounidenses se retiraran en junio de los centros urbanos del país.
Durante la madrugada del lunes, los camiones bomba detonaron con una diferencia de minutos en la localidad predominantemente chií de Al Jazna - unos 20 kilómetros al este de Mosul -, dejando 36 muertos y 128 heridos, indicó la policía.
Las explosiones destruyeron unas 40 casas en la localidad, que alberga la pequeña comunidad shabka, de origen kurdo. Varias personas quedaron sepultadas bajo los escombros.
Los ataques con explosivos y los enfrentamientos se registran casi a diario en y cerca de Mosul, capital de la provincia de Nínive, donde las disputas entre árabes y kurdos amenazan con dividir la región e inflamar tensiones que pondrían en peligro la estabilidad a largo plazo de Irak.
La semana pasada, una serie de atentados que tuvieron como blanco a chiíes en Bagdad y el norte de Irak dejaron 44 muertos. Grupos rebeldes sunies, que consideran herejes a los chiíes, a menudo son responsabilizados por estas acciones.
Los últimos atentados echan por tierra la supuesta capacidad y preparación de las fuerzas de colaboracionistas iraquíes -reconstruidas para que sustituyan como carne de cañón a las tropas invasoras que permanecen en sus bases de la periferia- y dan señales claras de un resurgir de la guerra civil entre suníes y chiíes.
La nueva escalada de atentados y asesinatos hace temer un regreso a las decenas de cadáveres que salpicaban diariamente las calles de Bagdad mientras las morgues no daban abasto para acoger a las víctimas de los escuadrones de la muerte que salían de los bastiones del gobierno chií.
Medios e inteligencia árabes vienen atribuyendo esta masacre programada (por medio de la guerra civil) a agentes de la CIA, escuadrones de la muerte infiltrados (o mimetizados) dentro de los cuerpos de seguridad manejados por el ministerio de Interior iraquí, cuya operatividad está controlada por las formaciones confesionales chiíes de al-Dawa y del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak.
Esas organizaciones se encuentran bajo el liderazgo de los clérigos y dirigentes chiíes que controlan el gobierno colaboracionista, caso del gran ayatolá Sistani, que colaboraron con la invasión norteamericana, y hoy conforman la mayoría del gobierno iraquí elegido en las urnas.
La imbricación con la CIA, el Mossad y la inteligencia británica, de estos grupos es directa, y sus vínculos provienen de la época de la resistencia iraquí en el exilio, cuando el Consejo Supremo de la Revolución Islámica y otras organizaciones confesionales chiíes operaban conjuntamente con la inteligencia judeo-norteamericana para derrocar o asesinar a Saddam Hussein.
La "opción militar", intento de control por medio de ataques militares en gran escala tuvo su entierro en Faluya, donde los tanques, aviones y marines de EEUU, pese a convertir en ruinas la ciudad, no pudieron terminar con la resistencia que emergió más fortalecida de los ataques.
Por otra parte, la "opción democrática iraquí", intento de control por medio de un gobierno títere electo en la urnas y con el aparato de seguridad mercenario iraquí reemplazando a las fuerzas norteamericanas, también fracasó estrepitosamente con la falta de unidad para formar gobierno, la exclusión de los suníes, y la impotencia de la policía y el ejercito iraquí para controlar a la resistencia.
Mientras ya se habla nuevamente del "sindrome Vietnam" para definir la debacle norteamericana en Irak, EEUU, hoy administrado por Obama realizó un simulacro de "cambio de estrategia" sin renunciar a los objetivos del control militar sin exponer a sus tropas.
En este contexto, una "guerra civil" (promovida por los "terroristas de la CIA" infiltrados en la resistencia) ya conforma una tercera estrategia de control por medio de la cual Washington intenta salir del pantano en que se encuentra en Irak.
Con ese objetivo, dotados de impunidad y de zona franca por las fuerzas norteamericanas y el aparato de seguridad iraquí, esos escuadrones de la muerte actuaron por primera a la luz del día, el 22 de febrero de 2005, tras la destrucción de una mezquita chií, realizando una inédita operación relámpago de exterminio de sunies que incluyó el secuestro y la tortura.
Estos comandos especiales, financiados y entrenados por la inteligencia judeo-norteamericana, cumplen para el Mossad y la CIA la misma función que cumple Al Qaeda con el "terrorismo explosivo". En Irak, son los activadores operativos de la "guerra civil".
Es decir, que la inteligencia militar ocupante controla los dos procesos esenciales para el detonante de una guerra civil entre chiíes y suníes con implicación de los kurdos, que también integran los "escuadrones de la muerte".
En ese escenario, con la guerra civil que desangra a Irak como telón de fondo, EEUU, hoy gerenciado por la administración Obama, sigue controlando la administración, el petróleo, y los negocios de Irak, mediante un gobierno títere y la supremacía de su fuerza militar que vigila por aire, por mar y por tierra el territorio iraquí.
Con el retiro de sus tropas a la periferia, el Pentágono se corrió del frente (la línea del fuego rebelde) y colocó en su lugar al ejército de cipayos del gobierno títere iraquí para que mueran como moscas y asuman el costo político de la derrota en Irak.
El mando militar de EEUU, en tanto, controla a Irak por aire y por tierra por medio de sus bases militares y tropas acantonadas en las periferias de las ciudades iraquíes.
El plan ni siquiera fue diseñado por la administración Obama, sino por el Pentágono de Bush, y hoy continúa en la figura del actual secretario de Defensa Robert Gates.
De esta manera, EEUU cumple con su "palabra" de "retirarse" de Irak sin romper el esquema cerrado de la dominación militar.
En suma, Washington sigue controlando militarmente a Irak, sin soldados muertos o heridos, sin costos políticos, sin manifestaciones "pacifistas" en las ciudades estadounidenses pidiendo el retorno de las tropas, mientras los iraquíes se despedazan los unos a los otros en una carnicería sin fin.
La máxima obra de Maquiavelo (en versión corregida imperial) ya comenzó a escribirse en Irak.
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