CAMPAÑA : CRISTINA FERNANDEZ-JORGE TAIANA para vencer en el 2011.
LIBERACION o DEPENDENCIA¡¡¡
IMPIDAMOS QUE RETORNEN LOS NEOLIBERALES y FASCISTAS¡¡
VENCEREMOS ¡
CECILIO MANUEL SALGUERO
Testigo querellante en juicios contra los terroristas de estado
Licenciado en Comunicación Social
Periodista Digital
Cordoba
Argentina
sábado, 5 de junio de 2010
ARGENTINA : VENCER en el 2011
jueves, 3 de junio de 2010
ARGENTINA : Para VENCER en el 2011¡¡
PROPONGO QUE COMENCEMOS LA CAMPAÑA : CRISTINA FERNANDEZ-JORGE TAIANA para triunfar en el 2011.
LIBERACION o DEPENDENCIA¡¡¡
IMPIDAMOS QUE RETORNEN LOS NEOLIBERALES y FASCISTAS¡¡
VENCEREMOS ¡
CECILIO MANUEL SALGUERO
Testigo querellante en juicios contra los terroristas de estado
Licenciado en Comunicación Social
Periodista Digital
Cordoba
Argentina
LIBERACION o DEPENDENCIA¡¡¡
IMPIDAMOS QUE RETORNEN LOS NEOLIBERALES y FASCISTAS¡¡
VENCEREMOS ¡
CECILIO MANUEL SALGUERO
Testigo querellante en juicios contra los terroristas de estado
Licenciado en Comunicación Social
Periodista Digital
Cordoba
Argentina
Argentina: EL BICENTENARIO POPULAR
Jueves, 3 de junio de 2010
Dos reflexiones sobre las celebraciones del Bicentenario
Los ecos de una fiesta popular
Por Rubén Dri *
Una pueblada diferente
Del 22 al 25 de mayo el centro de Buenos Aires fue una marea incontenible de pueblo haciendo estallar sus ganas irrefrenables de festejar, produciendo, de esa manera, una de las grandes “puebladas” que desde mediados del siglo pasado vienen jalonando la historia nacional. Pero se trata de una pueblada “diferente” y si bien cada pueblada tiene su sello particular y es diferente a las otras, ésta lo es de manera especial. En primer lugar, debemos preguntarnos sobre la categoría “pueblo”. Parece que se trata de una categoría borrosa, propia de analfabetos tercermundistas que no entienden que la sociedad está dividida en clases sociales y, de esa manera, mezclan las clases y de un abigarrado de ellas hacen una especie de sujeto denominado “pueblo”. De hecho, diversas agrupaciones políticas que pretenden orientarse con un programa “progresista” se dicen pertenecientes al “centroizquierda”.
Una mirada general a la conformación de las sociedades por el capitalismo en el Primer y en el Tercer Mundo nos hará comprender lo que abarca la categoría “pueblo”. En el Primer Mundo, en su epicentro, allí donde tiene sus raíces, el capitalismo produce una diferenciación clara de clases sociales que se expresan a nivel político, en sus correspondientes partidos. Diferente es su comportamiento en el Tercer Mundo, donde el capitalismo es introducido desde fuera. Aquí las clases se presentan con contornos borrosos, difícilmente articulables en partidos clasistas. La dominación configurada como “oligarquía” se ejerce sobre un conglomerado donde figuran trabajadores ocupados y desocupados, campesinos, villeros, cuentapropistas, empleadas domésticas, trabajadores temporarios, pueblos originarios, comunidades de diverso tipo. Todos estos sectores que sufren las consecuencias de la dominación tienden a conformar el “pueblo”. “Tienden”, porque no necesariamente lo conforman, porque ser pueblo significa ser sujeto-pueblo. Nadie es sujeto sino que se hace sujeto, se crea como sujeto. Esto vale para el sujeto individual y el colectivo, cualquier sujeto colectivo sólo es tal en la medida en que decide serlo. Devenir sujeto, hacerse sujeto, es un proceso continuo, dialéctico. En la medida en que el sujeto deja de hacerse, de ponerse, es llevado por delante, es reducido a objeto manipulable. Las “puebladas” son los momentos en que el pueblo decide dejar de ser objeto, dejar de deslizarse hacia la objetualización y revertir la marcha. Son momentos de refundación.
La historia de nuestro país vista desde abajo es la historia de sus puebladas. Desde mediados del siglo pasado hasta el Bicentenario podemos distinguir cuatro grandes puebladas desde las que el pueblo se rehizo y comenzó una nueva etapa histórica. La primera es la del 17 de octubre de 1945 con que se construye la “nueva Argentina” de pleno empleo, violentamente reprimida en 1955. La segunda tiene lugar en Córdoba, el 29 de mayo de 1969, que inaugura una nueva etapa que triunfa en 1973 y sólo es vencida mediante un verdadero genocidio. Fueron dos puebladas en las que el sujeto-pueblo no sólo ocupaba el espacio público sino que lo hacía con un proyecto, organizaciones y liderazgos capaces de llevarlo a cabo. Diferente es la pueblada que se produce el 19-20 de diciembre de 2001, porque esta vez como en las anteriores se rechazaba un modelo de país, pero no se tenía un proyecto alternativo, no había organizaciones ni liderazgos capaces de encaminar la fuerza popular hacia una construcción positiva. A partir de 2003 con la emergencia de un liderazgo que aparece en forma no prevista, por la ventana, diríamos, comienzan a cristalizar realizaciones que responden a lo que la pueblada había reclamado sin lograr realizar propuestas concretas. Todo el trabajo que habían realizado los movimientos sociales y de derechos humanos, los gremios en los ’90 van dando los frutos esperados.
Llegamos así al 2010, año del Bicentenario, cuando se produce una pueblada completamente distinta. Es la primera en la que no se reclama nada sino que sólo se festeja. Son cuatro días en que un río de pueblo nunca visto inunda el centro de Buenos Aires, festejando, a pesar de la infernal propaganda de la absoluta mayoría de los medios de comunicación en el sentido de que todo está mal y, en consecuencia, de acuerdo en esto con algunos grupos de izquierda, no hay nada que festejar. Un pueblo que, convocado o invitado por el Gobierno, sale a festejar de esa manera, lo hace políticamente. Da risa la torcida interpretación de voceros opositores que interpretan que el pueblo festejando dio un mensaje contrario al Gobierno, diciéndole que no está de acuerdo con su “crispación”. El pueblo bailó, cantó, saltó, dijo a los gritos que está contento, lo que no quiere decir que no tenga críticas o que no hay nada más que hacer. Puede verse la pueblada bicentenaria como la negación de la negación de la pueblada del 19-20 de diciembre del 2001. Esta expresó la utopía en negativo, ¡que se vayan todos! No se trataba en realidad de los individuos que ocupaban los puestos políticos, aunque necesariamente éstos se viesen involucrados, sino de la política neoliberal que había producido el desastre nacional. Ese mismo pueblo, que entonces no encontraba el camino de la recuperación, ahora celebra su encuentro. Si antes reclamó, luchó y fue atrozmente reprimido, dejando treinta compañeros asesinados, ahora celebra por el camino reencontrado, camino que hay que transitar y en muchos aspectos corregir. La lucha seguirá siendo ardua, pero ello no le impedirá festejar.
Nuestra historia siempre estuvo atravesada por dos proyectos antagónicos, uno incluyente y otro excluyente; uno que se mira a sí mismo y este sí mismo es no sólo la patria chica, sino la patria grande latinoamericana, y otro que mira hacia fuera desde la patria chica; uno industrialista y el otro agroexportador. Esos dos proyectos se han mostrado en la pueblada del Bicentenario. Nadie programó que la Presidenta no concurriese al Colón, ni que se realizasen dos Tedéum. La bifurcación se dio por la lógica misma del movimiento. Fue la manifestación de la vigencia de los dos proyectos antagónicos que una determinada “oposición” pretende ocultar con la hipocresía del “consenso”. ¿Acaso la “oposición” expresada por los grandes medios podía festejar, cuando se cansó de repetir que todo está mal, que la inseguridad se ha instalado entre nosotros, que el miedo reina en todas partes?
Lo que bajo la invocación al consenso y a la calidad institucional se quiere ocultar, el pueblo lo ha desocultado, y lo ha hecho de una manera inédita, festiva. Ningún accidente cuando una marea de millones de seres humanos se mueven, se encuentran, celebran, cantan y bailan, es no sólo una maravilla, sino un auténtico milagro que sólo un pueblo feliz puede hacer real.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/elpais/1-146851-2010-06-03.html
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El país|Jueves, 3 de junio de 2010
Masas en la calle
Por Damián Pierbattisti *
La operación política montada por el único y verdadero partido de la oposición, el partido del monopolio mediático, puso de relieve, voluntaria e involuntariamente, el contenido de la confrontación en la que estamos inmersos. El precario y limitado escudo protector que intentaron brindarle al PROcesado jefe de Gobierno porteño durante la reapertura del Teatro Colón, incluyendo la exhibición de numerosos apologistas de la “mano dura” y la “memoria completa”, contrastó nítidamente con los millones de ciudadanos que se volcaron a las calles para festejar, compartir y sobre todo ratificar aquello que es el resultado directo de una acumulación política que construyó, al mismo tiempo, una territorialidad social irreversible y un nuevo piso de ciudadanía.
Aquel fin de semana asistimos a la verificación de una paulatina y paciente acumulación de fuerza de las fracciones sociales que libraron una disputa política, económica y, particularmente, cultural, contra un poder hegemónico que comienza a verificar taxativamente los límites objetivos de su expansión. El enfrentamiento con la Sociedad Rural y sus satélites produjo una auténtica “batalla cultural” que puso en crisis la reproducción social de una identidad política y moral que acaba de marcar el punto álgido de su decadencia con la reapertura del Colón (para pocos). Opuesto por completo a este gesto del más rancio y pobre elitismo, casi tan pobre como el lamentable Tedéum para la retaguardia cultural, política y mediática del macrismo, los recientes festejos del pueblo en las calles pusieron en evidencia la disparidad en la acumulación política y social de ambos bandos; en esta ocasión largamente favorable para lo que podemos comenzar a llamar “campo popular” y donde se expresa un estadio objetivo en la construcción estratégica de una fuerza social transformadora.
Las extraordinarias manifestaciones populares descubren, con Colón y todo, que la permanente campaña del partido del monopolio mediático para crear un clima desestabilizador y de hecatombe social no marca más que el agotamiento del ejercicio impune de un poder hegemónico, y por ende cultural, que se siente amenazado por la política de derechos humanos y los juicios a los genocidas, la reestatización de la “plata de los jubilados”, la Asignación Universal por Hijo, el “eje del mal” en el palco, por Chávez en la misma mesa y por explicar en Europa cómo se sale de las catástrofes sociales que tan frescas están para los que hoy se permiten expandir la energía de sus cuerpos en una celebración de millones. Pero, sobre todo, por la ley de medios y por el ADN postergado por años, que también está en los cimientos de su identidad política y moral. En definitiva es la intensidad de la amenaza que la derecha expresa por todos sus poros, y sus más variadas personificaciones, lo que signó el paso de todos los gestos destituyentes; que no se cansó de producir desde el inicio mismo del actual gobierno.
Mucho debemos aprender de tamaña manifestación de alegría popular. El carácter horizontal y festivo, la verdadera y auténtica expansión de las fuerzas del propio cuerpo en el cuerpo de los otros, fundamento mismo de la fuerza moral, marcaron una distancia absoluta con el discurso del miedo que proyectan aquellas jóvenes promesas del periodismo de la dictadura que fueron cómplices del genocidio. Las masas en las calles le otorgan un principio de realidad cualitativamente superior al objetivo estratégico de comenzar a construir una fuerza social que pueda traducirse, política, material y simbólicamente, en una sociedad donde la distribución del suelo, de la palabra, de los bienes culturales y de la riqueza producto del trabajo humano asuman formas cada vez más igualitarias para todos, ciudadanos y ciudadanas de nuestro país y del mundo.
Debemos ser profundamente conscientes de que para continuar avanzando en nuevas y victoriosas ofensivas tácticas estamos políticamente obligados a defender y preservar lo construido a lo largo de los últimos siete años. O dicho de forma más simple, como bien se dice por ahí: “No se puede subir el techo si no se garantiza el piso”. El período histórico que acaba de abrirse nos compromete a debatir, reflexionar, participar e investigar cómo profundizar lo que fue ratificado en las calles. Pero también nos exige tomar nota de las lecciones que nos dejó el curso de los últimos dos años: llevar las banderas rojas a los actos organizados por la Sociedad Rural y permitir entronizar al Opus Dei y al Poder Sojero en sus respectivas comisiones parlamentarias, para luego ser objeto de la admiración y de la estima de un revolucionario de la talla de Mariano Grondona, no es el camino más adecuado para construir una fuerza social emancipadora.
* Investigador del Instituto Gino Germani (UBA-Conicet).
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Dos reflexiones sobre las celebraciones del Bicentenario
Los ecos de una fiesta popular
Por Rubén Dri *
Una pueblada diferente
Del 22 al 25 de mayo el centro de Buenos Aires fue una marea incontenible de pueblo haciendo estallar sus ganas irrefrenables de festejar, produciendo, de esa manera, una de las grandes “puebladas” que desde mediados del siglo pasado vienen jalonando la historia nacional. Pero se trata de una pueblada “diferente” y si bien cada pueblada tiene su sello particular y es diferente a las otras, ésta lo es de manera especial. En primer lugar, debemos preguntarnos sobre la categoría “pueblo”. Parece que se trata de una categoría borrosa, propia de analfabetos tercermundistas que no entienden que la sociedad está dividida en clases sociales y, de esa manera, mezclan las clases y de un abigarrado de ellas hacen una especie de sujeto denominado “pueblo”. De hecho, diversas agrupaciones políticas que pretenden orientarse con un programa “progresista” se dicen pertenecientes al “centroizquierda”.
Una mirada general a la conformación de las sociedades por el capitalismo en el Primer y en el Tercer Mundo nos hará comprender lo que abarca la categoría “pueblo”. En el Primer Mundo, en su epicentro, allí donde tiene sus raíces, el capitalismo produce una diferenciación clara de clases sociales que se expresan a nivel político, en sus correspondientes partidos. Diferente es su comportamiento en el Tercer Mundo, donde el capitalismo es introducido desde fuera. Aquí las clases se presentan con contornos borrosos, difícilmente articulables en partidos clasistas. La dominación configurada como “oligarquía” se ejerce sobre un conglomerado donde figuran trabajadores ocupados y desocupados, campesinos, villeros, cuentapropistas, empleadas domésticas, trabajadores temporarios, pueblos originarios, comunidades de diverso tipo. Todos estos sectores que sufren las consecuencias de la dominación tienden a conformar el “pueblo”. “Tienden”, porque no necesariamente lo conforman, porque ser pueblo significa ser sujeto-pueblo. Nadie es sujeto sino que se hace sujeto, se crea como sujeto. Esto vale para el sujeto individual y el colectivo, cualquier sujeto colectivo sólo es tal en la medida en que decide serlo. Devenir sujeto, hacerse sujeto, es un proceso continuo, dialéctico. En la medida en que el sujeto deja de hacerse, de ponerse, es llevado por delante, es reducido a objeto manipulable. Las “puebladas” son los momentos en que el pueblo decide dejar de ser objeto, dejar de deslizarse hacia la objetualización y revertir la marcha. Son momentos de refundación.
La historia de nuestro país vista desde abajo es la historia de sus puebladas. Desde mediados del siglo pasado hasta el Bicentenario podemos distinguir cuatro grandes puebladas desde las que el pueblo se rehizo y comenzó una nueva etapa histórica. La primera es la del 17 de octubre de 1945 con que se construye la “nueva Argentina” de pleno empleo, violentamente reprimida en 1955. La segunda tiene lugar en Córdoba, el 29 de mayo de 1969, que inaugura una nueva etapa que triunfa en 1973 y sólo es vencida mediante un verdadero genocidio. Fueron dos puebladas en las que el sujeto-pueblo no sólo ocupaba el espacio público sino que lo hacía con un proyecto, organizaciones y liderazgos capaces de llevarlo a cabo. Diferente es la pueblada que se produce el 19-20 de diciembre de 2001, porque esta vez como en las anteriores se rechazaba un modelo de país, pero no se tenía un proyecto alternativo, no había organizaciones ni liderazgos capaces de encaminar la fuerza popular hacia una construcción positiva. A partir de 2003 con la emergencia de un liderazgo que aparece en forma no prevista, por la ventana, diríamos, comienzan a cristalizar realizaciones que responden a lo que la pueblada había reclamado sin lograr realizar propuestas concretas. Todo el trabajo que habían realizado los movimientos sociales y de derechos humanos, los gremios en los ’90 van dando los frutos esperados.
Llegamos así al 2010, año del Bicentenario, cuando se produce una pueblada completamente distinta. Es la primera en la que no se reclama nada sino que sólo se festeja. Son cuatro días en que un río de pueblo nunca visto inunda el centro de Buenos Aires, festejando, a pesar de la infernal propaganda de la absoluta mayoría de los medios de comunicación en el sentido de que todo está mal y, en consecuencia, de acuerdo en esto con algunos grupos de izquierda, no hay nada que festejar. Un pueblo que, convocado o invitado por el Gobierno, sale a festejar de esa manera, lo hace políticamente. Da risa la torcida interpretación de voceros opositores que interpretan que el pueblo festejando dio un mensaje contrario al Gobierno, diciéndole que no está de acuerdo con su “crispación”. El pueblo bailó, cantó, saltó, dijo a los gritos que está contento, lo que no quiere decir que no tenga críticas o que no hay nada más que hacer. Puede verse la pueblada bicentenaria como la negación de la negación de la pueblada del 19-20 de diciembre del 2001. Esta expresó la utopía en negativo, ¡que se vayan todos! No se trataba en realidad de los individuos que ocupaban los puestos políticos, aunque necesariamente éstos se viesen involucrados, sino de la política neoliberal que había producido el desastre nacional. Ese mismo pueblo, que entonces no encontraba el camino de la recuperación, ahora celebra su encuentro. Si antes reclamó, luchó y fue atrozmente reprimido, dejando treinta compañeros asesinados, ahora celebra por el camino reencontrado, camino que hay que transitar y en muchos aspectos corregir. La lucha seguirá siendo ardua, pero ello no le impedirá festejar.
Nuestra historia siempre estuvo atravesada por dos proyectos antagónicos, uno incluyente y otro excluyente; uno que se mira a sí mismo y este sí mismo es no sólo la patria chica, sino la patria grande latinoamericana, y otro que mira hacia fuera desde la patria chica; uno industrialista y el otro agroexportador. Esos dos proyectos se han mostrado en la pueblada del Bicentenario. Nadie programó que la Presidenta no concurriese al Colón, ni que se realizasen dos Tedéum. La bifurcación se dio por la lógica misma del movimiento. Fue la manifestación de la vigencia de los dos proyectos antagónicos que una determinada “oposición” pretende ocultar con la hipocresía del “consenso”. ¿Acaso la “oposición” expresada por los grandes medios podía festejar, cuando se cansó de repetir que todo está mal, que la inseguridad se ha instalado entre nosotros, que el miedo reina en todas partes?
Lo que bajo la invocación al consenso y a la calidad institucional se quiere ocultar, el pueblo lo ha desocultado, y lo ha hecho de una manera inédita, festiva. Ningún accidente cuando una marea de millones de seres humanos se mueven, se encuentran, celebran, cantan y bailan, es no sólo una maravilla, sino un auténtico milagro que sólo un pueblo feliz puede hacer real.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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Masas en la calle
Por Damián Pierbattisti *
La operación política montada por el único y verdadero partido de la oposición, el partido del monopolio mediático, puso de relieve, voluntaria e involuntariamente, el contenido de la confrontación en la que estamos inmersos. El precario y limitado escudo protector que intentaron brindarle al PROcesado jefe de Gobierno porteño durante la reapertura del Teatro Colón, incluyendo la exhibición de numerosos apologistas de la “mano dura” y la “memoria completa”, contrastó nítidamente con los millones de ciudadanos que se volcaron a las calles para festejar, compartir y sobre todo ratificar aquello que es el resultado directo de una acumulación política que construyó, al mismo tiempo, una territorialidad social irreversible y un nuevo piso de ciudadanía.
Aquel fin de semana asistimos a la verificación de una paulatina y paciente acumulación de fuerza de las fracciones sociales que libraron una disputa política, económica y, particularmente, cultural, contra un poder hegemónico que comienza a verificar taxativamente los límites objetivos de su expansión. El enfrentamiento con la Sociedad Rural y sus satélites produjo una auténtica “batalla cultural” que puso en crisis la reproducción social de una identidad política y moral que acaba de marcar el punto álgido de su decadencia con la reapertura del Colón (para pocos). Opuesto por completo a este gesto del más rancio y pobre elitismo, casi tan pobre como el lamentable Tedéum para la retaguardia cultural, política y mediática del macrismo, los recientes festejos del pueblo en las calles pusieron en evidencia la disparidad en la acumulación política y social de ambos bandos; en esta ocasión largamente favorable para lo que podemos comenzar a llamar “campo popular” y donde se expresa un estadio objetivo en la construcción estratégica de una fuerza social transformadora.
Las extraordinarias manifestaciones populares descubren, con Colón y todo, que la permanente campaña del partido del monopolio mediático para crear un clima desestabilizador y de hecatombe social no marca más que el agotamiento del ejercicio impune de un poder hegemónico, y por ende cultural, que se siente amenazado por la política de derechos humanos y los juicios a los genocidas, la reestatización de la “plata de los jubilados”, la Asignación Universal por Hijo, el “eje del mal” en el palco, por Chávez en la misma mesa y por explicar en Europa cómo se sale de las catástrofes sociales que tan frescas están para los que hoy se permiten expandir la energía de sus cuerpos en una celebración de millones. Pero, sobre todo, por la ley de medios y por el ADN postergado por años, que también está en los cimientos de su identidad política y moral. En definitiva es la intensidad de la amenaza que la derecha expresa por todos sus poros, y sus más variadas personificaciones, lo que signó el paso de todos los gestos destituyentes; que no se cansó de producir desde el inicio mismo del actual gobierno.
Mucho debemos aprender de tamaña manifestación de alegría popular. El carácter horizontal y festivo, la verdadera y auténtica expansión de las fuerzas del propio cuerpo en el cuerpo de los otros, fundamento mismo de la fuerza moral, marcaron una distancia absoluta con el discurso del miedo que proyectan aquellas jóvenes promesas del periodismo de la dictadura que fueron cómplices del genocidio. Las masas en las calles le otorgan un principio de realidad cualitativamente superior al objetivo estratégico de comenzar a construir una fuerza social que pueda traducirse, política, material y simbólicamente, en una sociedad donde la distribución del suelo, de la palabra, de los bienes culturales y de la riqueza producto del trabajo humano asuman formas cada vez más igualitarias para todos, ciudadanos y ciudadanas de nuestro país y del mundo.
Debemos ser profundamente conscientes de que para continuar avanzando en nuevas y victoriosas ofensivas tácticas estamos políticamente obligados a defender y preservar lo construido a lo largo de los últimos siete años. O dicho de forma más simple, como bien se dice por ahí: “No se puede subir el techo si no se garantiza el piso”. El período histórico que acaba de abrirse nos compromete a debatir, reflexionar, participar e investigar cómo profundizar lo que fue ratificado en las calles. Pero también nos exige tomar nota de las lecciones que nos dejó el curso de los últimos dos años: llevar las banderas rojas a los actos organizados por la Sociedad Rural y permitir entronizar al Opus Dei y al Poder Sojero en sus respectivas comisiones parlamentarias, para luego ser objeto de la admiración y de la estima de un revolucionario de la talla de Mariano Grondona, no es el camino más adecuado para construir una fuerza social emancipadora.
* Investigador del Instituto Gino Germani (UBA-Conicet).
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sábado, 29 de mayo de 2010
EL PENTAGONO y el TERRORISMO
Los conflictos estratégicos
"Terrorismo": La clave del proceso mundial que se avecina
(IAR Noticias) 07-Marzo-2010
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra Psicológica que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando como cortina de humo para encubrir y justificar su accionar en el campo de las operaciones para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
En el escenario mundial que asoma en 2010 hay siete procesos de inevitable desenlace a corto plazo:
A) La resolución social de la crisis económica global (con epicentro en EEUU y Europa), B) el ataque militar a las usinas iraníes, C) incremento de la escalada militar en Afganistán, D) potencial intervención militar de EEUU en Pakistán, E) escalada de acciones militares de EEUU contra Sudán, Nigeria, Somalía y Yemen, E) nuevo conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría EEUU-Rusia), F) agravamiento de la crisis de los misiles EEUU-Rusia-OTAN en Europa del Este, G) Nuevo ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o EEUU.
En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la preservación del orden imperial regente.
Desde el 11-S, en el 2001, el "terrorismo" se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del "nuevo orden" emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva York.
Hay tres razones estratégicas de fondo que justifican la permanencia de la "guerra contraterrorista" como principal hipótesis de conflicto mundial: 1) Expansión de la industria armamentista (corporaciones del Complejo Militar Industrial), B) Justificación doctrinaria de las guerras preventivas por conquistas de mercado (ocupaciones militares), 3) Clave argumental para el posicionamiento hegemónico de EEUU en el nuevo ordenamiento geopolítico y militar globalizado.
En el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal", que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.
Tras la imposición planetaria del combate contra el terrorismo (principalmente islámico) la "psicosis terrorista" inundó las portadas de la prensa internacional y se extendió por aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar donde se produjeran concentraciones masivas de personas.
La adopción europea de la "guerra contraterrorista" representó un triunfo de las tesis de caracterización del terrorismo como el "nuevo enemigo" del mundo occidental. A la vez dio piedra libre al lanzamiento de la nueva doctrina de seguridad nacional norteamericana, y al concepto de guerra preventiva con que la administración imperial justificó las posteriores invasiones a Irak y Afganistán.
La herramienta clave
En ese escenario, el ordenamiento de los nuevos procesos y acontecimientos internacionales conflictivos que se avecinan será determinado por las necesidades coyunturales que tenga el Imperio USA-UE en el marco de sus relaciones globales económicas, geopolíticas y militares estratégicas.
Los movimientos traumáticos (sean económicos, militares o "terroristas") en el tablero mundial no están marcados por caprichos personales de eventuales gobernantes sino por necesidades estratégicas de supervivencia inmediata que tienen los Estados imperiales y el sistema capitalista.
En ese sentido, Bin Laden (que no se sabe exactamente si está vivo o muerto) y Al Qaeda son una valiosa carta que la CIA y los servicios estadounidenses y europeos siempre se reservan para resolver cualquier "salida" imperial (económica o militar) que requiera consenso internacional.
Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses del que la emplea.
Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.
Entre los varios objetivos encubiertos de la campaña con la "amenaza terrorista internacional" lanzada en los últimos días por la Casa Blanca y las potencias centrales europeas, sobresale nítidamente el de preparar el "clima" y la justificación para iniciar operaciones militares en alta escala en Yemen, Sudán y Somalía.
El montaje del "ataque terrorista" frustrado a un avión en diciembre pasado, el reciclamiento de la amenaza de Al Qaeda en Yemen, las denuncias de Obama y los líderes europeos sobre complots "terroristas islámicos" en marcha, las detenciones masivas de "sospechosos" en EEUU y Europa, son piezas operativas del lanzamiento (y aggiornamiento) de una nueva fase de la "guerra contraterrorista" a escala global.
La ocupación militar de Yemen (justificada por la "amenaza de Al Qaeda") resulta de vital importancia para una proyección de control sobre el Cuerno de África, la llave del polvorín petrolero islámico que las corporaciones estadounidenses quieren arrebatar a sus competidores asiáticos, rusos y europeos.
El reciclamiento de la "amenaza de Al Qaeda" (además de alimentar un nuevo ciclo expansivo de ganancia para las armamentistas y las petroleras), sirve como argumento para justificar una nueva escalada en Afganistán y un casi anunciado desembarco militar de EEUU en Pakistán, un aliado caótico y desbocado que Washington necesita controlar en función de sus estrategias en Afganistán y en el resto de la región.
En una versión degradada (marcada por la decadencia del Imperio), Barack Obama ya recita casi textualmente la "doctrina Bush" de las guerras preventivas contra el "eje del mal" como estrategia de apoderamiento de mercados y de recursos estratégicos que el Imperio y sus corporaciones necesitan para renovar sus ciclos de expansión capitalista.
Terminado el marketing electoral, con un Imperio USA colapsado por la crisis económica y las contradicciones internas, el presidente negro aplica a rajatabla la "guerra contraterrorista" como estrategia imperial de Estado en el marco de la política exterior.
Para qué sirve el "terrorismo islámico"
El "terrorismo islámico", convertido desde el 11-S en única hipótesis válida de conflicto internacional (y como justificativo de base para intervenciones militares), es multifuncional en su búsqueda de objetivos: Un atentado "terrorista" detonado a distancia (y por control remoto) multiplica planetariamente sus efectos de "miedo mundial" por medio de la manipulación mediática de las imágenes de destrucción que realizan las grandes cadenas mediáticas del Imperio.
Y la interpretación del hecho "terrorista" por los grandes medios del sistema y sus analistas no es racional sino emocional: Al "terrorismo" no se lo analiza como un arma político-militar (con objetivos y beneficiarios políticos-económicos) sino que se lo presenta como un hecho "monstruoso y criminal" con un fin demencial y una resolución irracional en sí mismo.
En este contexto de ocultamiento de las causas y los fines inteligentes y planificados del "acto terrorista" (un arma de guerra para conseguir objetivos, tan efectiva y mortal como cualquier otra), quien avance hacia la búsqueda de explicaciones y de posibles beneficiarios es tildado inmediatamente de "conspirativo".
Así la CIA y los servicios estadounidenses y europeos consiguieron (además de entronizar la ignorancia) "nivelar el miedo" y utilizar indiscriminadamente al "terrorismo" (como arma de manipulación política y social) con la complicidad manifiesta de los grandes medios y comunicadores masivos que sólo se limitan a contar el "terrorismo" de acuerdo con las "fuentes oficiales".
Los testeos con las "amenazas"
Como cualquier experto en inteligencia sabe, hay un primer movimiento en las técnicas "terroristas" que se denomina "testeo". Esta técnica consiste en generar "efectos colaterales" de miedo sin llegar al atentado "terrorista" real, y su principal campo de acción son las "amenazas" y el "descubrimiento" (antes de que sucedan) de supuestos planes de ataques y atentados que son presentados a la prensa.
En ese sentido, son ejemplos paradigmáticos los "comunicados" de Al Qaeda y las apariciones constantes de Bin Laden en los clásicos videos y grabaciones, así como las también constantes revelaciones y denuncias de "planes terroristas" por parte de EEUU, Gran Bretaña y los gobiernos de las principales potencias europeas.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
Mediante estas operaciones de "testeo" (y de mantenimiento de la psicosis del miedo) los planificadores del USA-terrorismo de Estado imperial (disfrazado de "terrorismo islámico") mensuran el impacto emocional y seleccionan los posibles "blancos" de los ataques terroristas reales, principalmente en EEUU y Europa.
Mediante estas operaciones, los estrategas y planificadores "testean" en diferentes escenarios (Europa, Asia, África o EEUU) el clima de "miedo" existente, o lo reactualizan para mantener activas las condiciones de manipulación con el "terrorismo".
Decenas de operaciones de "testeo" con amenazas y descubrimiento de "planes terroristas" son realizadas anualmente tanto en Europa (principalmente Francia y Gran Bretaña) y EEUU, donde los "blancos" se sitúan (últimamente) preferentemente en el sistema de transporte de Nueva York.
Esos ensayos les permite a los planificadores evaluar posibles reacciones sociales y políticas frente a un atentado real.
En este contexto, se reactualizan las operaciones psicológicas para involucrar a grupos y organizaciones islámicas asiáticas y africanas dentro de un plan "terrorista" común para vulnerar la seguridad de EEUU y Europa.
El eje Irán-Afganistán-Pakistán-Europa
Evidentemente, las operaciones de testeo con las amenazas y planes "terroristas" siguen concentradas en el eje asiático India-Afganistán-Pakistán-Yemen, en Medio Oriente, en los países islámicos del Cuerno de Africa, y en el marco de las potencias europeas que tienen tropas en Afganistán, donde los talibanes están exterminando a los soldados de EEUU y la OTAN y ya controlan más del 70% del territorio afgano.
Como se sabe, los gobiernos europeos, ante el enorme costo político y social que les acarrea, son cada vez más renuentes a mantener su alianza militar con EEUU en Afganistán (hasta ahora la guerra de ocupación más costosa y problemática para el Imperio) y algunos de ellos ya están pensando en retirarse de sus acuerdos militares con Washington.
Las mismas potencias europeas, a su vez, tienen en su manos la "resolución final" sobre el programa nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el fin de la "opción diplomática" podría desencadenar a corto plazo acciones de endurecimiento económico y hasta nuevas y más duras sanciones militares contra Teherán.
Las seis potencias del grupo "5+1" (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) ya acordaron con varios países árabes celebrar consultas sobre posibles "acciones" a emprender contra el programa nuclear de Irán.
Israel y EEUU, por su parte, esgrimiendo informes (de la AIEA) donde se consigna que Irán ya está en condiciones de fabricar ojivas nucleares, presionan para embarcar a la OTAN y a las potencias europeas en acciones militares inmediatas contra Irán.
Estos dos conflictos estratégicos centrales (el ataque a Irán y el desenlace en el eje Afganistán-Pakistán) son los que básicamente alimentan las operaciones con el "terrorismo", tanto en Asia como en las metrópolis europeas.
Las "amenazas" (con las posibilidades siempre latentes de un "atentado real"), se orientan a dos objetivos principales:
A) Ablandar la masa de resistencia de los socios europeos nucleados en la OTAN para que continúen su alianza militar en Afganistán y legitimen posibles operaciones militares ya planificadas de ocupación en Yemen, Sudán y Pakistán.
B) Preparar y crear las condiciones para acciones militares y de bloqueo económico contra Irán, antes de que este país alcance a desarrollar ojivas nucleares que pongan en peligro la supervivencia del Estado de Israel (la madre patria del sionismo capitalista que controla el mundo desde Washington y Nueva York).
Para ello es imprescindible generar un contexto asiático y europeo amenazado no solamente por el "terrorismo islámico" de Bin Laden y Al Qaeda, sino también por el "peligro nuclear iraní" que puede expandirse por Europa y EEUU.
Esto explica sucintamente el eje Asia-Africa-Europa de las actuales operaciones con el "terrorismo" que -por ahora- ya se concretaron con un atentado real en la India a fines de 2008, y siguen extendiendo su estela de nuevas amenazas tanto en la región como en las metrópolis de EEUU y Europa.
Resumiendo:
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
Dentro de esta línea directriz, se van a enmarcar los distintos acontecimientos de "amenazas" y "descubrimientos de complot terroristas" que se irán desarrollando en los próximos días tanto en Europa y EEUU como en Asia Central y la región del cuerno africano.
El punto "nebuloso" de estas operaciones reside en precisar en qué momento los estrategas del USA-terrorismo van a implementar el escenario de otro atentado real en alta escala (que aparece como inevitable) en objetivos de Europa, Asia, o EEUU.
El "blanco", como ya se precisó más arriba, seguramente va a estar determinado por el resultado y la evaluación de los "testeos" con las "amenazas" y los "complots terroristas" que (desde fin de año) vienen denunciado Barak Obama y las potencias europeas.
En el momento que EEUU decida atacar a las usinas nucleares de Teherán, o lanzar operaciones militares en Pakistán, en África o en el Cáucaso, va a necesitar imperiosamente de uno o varios atentados terroristas reales para ablandar la resistencia de los aliados y conseguir consenso internacional para nuevas ocupaciones.
Precisamente, esas son las funciones claves que viene cumpliendo el "terrorismo islámico" (como arma de guerra imperial) controlado por la CIA desde el 11-S hasta aquí.
"Terrorismo": La clave del proceso mundial que se avecina
(IAR Noticias) 07-Marzo-2010
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra Psicológica que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando como cortina de humo para encubrir y justificar su accionar en el campo de las operaciones para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
En el escenario mundial que asoma en 2010 hay siete procesos de inevitable desenlace a corto plazo:
A) La resolución social de la crisis económica global (con epicentro en EEUU y Europa), B) el ataque militar a las usinas iraníes, C) incremento de la escalada militar en Afganistán, D) potencial intervención militar de EEUU en Pakistán, E) escalada de acciones militares de EEUU contra Sudán, Nigeria, Somalía y Yemen, E) nuevo conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría EEUU-Rusia), F) agravamiento de la crisis de los misiles EEUU-Rusia-OTAN en Europa del Este, G) Nuevo ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o EEUU.
En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la preservación del orden imperial regente.
Desde el 11-S, en el 2001, el "terrorismo" se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del "nuevo orden" emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva York.
Hay tres razones estratégicas de fondo que justifican la permanencia de la "guerra contraterrorista" como principal hipótesis de conflicto mundial: 1) Expansión de la industria armamentista (corporaciones del Complejo Militar Industrial), B) Justificación doctrinaria de las guerras preventivas por conquistas de mercado (ocupaciones militares), 3) Clave argumental para el posicionamiento hegemónico de EEUU en el nuevo ordenamiento geopolítico y militar globalizado.
En el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal", que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.
Tras la imposición planetaria del combate contra el terrorismo (principalmente islámico) la "psicosis terrorista" inundó las portadas de la prensa internacional y se extendió por aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar donde se produjeran concentraciones masivas de personas.
La adopción europea de la "guerra contraterrorista" representó un triunfo de las tesis de caracterización del terrorismo como el "nuevo enemigo" del mundo occidental. A la vez dio piedra libre al lanzamiento de la nueva doctrina de seguridad nacional norteamericana, y al concepto de guerra preventiva con que la administración imperial justificó las posteriores invasiones a Irak y Afganistán.
La herramienta clave
En ese escenario, el ordenamiento de los nuevos procesos y acontecimientos internacionales conflictivos que se avecinan será determinado por las necesidades coyunturales que tenga el Imperio USA-UE en el marco de sus relaciones globales económicas, geopolíticas y militares estratégicas.
Los movimientos traumáticos (sean económicos, militares o "terroristas") en el tablero mundial no están marcados por caprichos personales de eventuales gobernantes sino por necesidades estratégicas de supervivencia inmediata que tienen los Estados imperiales y el sistema capitalista.
En ese sentido, Bin Laden (que no se sabe exactamente si está vivo o muerto) y Al Qaeda son una valiosa carta que la CIA y los servicios estadounidenses y europeos siempre se reservan para resolver cualquier "salida" imperial (económica o militar) que requiera consenso internacional.
Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses del que la emplea.
Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.
Entre los varios objetivos encubiertos de la campaña con la "amenaza terrorista internacional" lanzada en los últimos días por la Casa Blanca y las potencias centrales europeas, sobresale nítidamente el de preparar el "clima" y la justificación para iniciar operaciones militares en alta escala en Yemen, Sudán y Somalía.
El montaje del "ataque terrorista" frustrado a un avión en diciembre pasado, el reciclamiento de la amenaza de Al Qaeda en Yemen, las denuncias de Obama y los líderes europeos sobre complots "terroristas islámicos" en marcha, las detenciones masivas de "sospechosos" en EEUU y Europa, son piezas operativas del lanzamiento (y aggiornamiento) de una nueva fase de la "guerra contraterrorista" a escala global.
La ocupación militar de Yemen (justificada por la "amenaza de Al Qaeda") resulta de vital importancia para una proyección de control sobre el Cuerno de África, la llave del polvorín petrolero islámico que las corporaciones estadounidenses quieren arrebatar a sus competidores asiáticos, rusos y europeos.
El reciclamiento de la "amenaza de Al Qaeda" (además de alimentar un nuevo ciclo expansivo de ganancia para las armamentistas y las petroleras), sirve como argumento para justificar una nueva escalada en Afganistán y un casi anunciado desembarco militar de EEUU en Pakistán, un aliado caótico y desbocado que Washington necesita controlar en función de sus estrategias en Afganistán y en el resto de la región.
En una versión degradada (marcada por la decadencia del Imperio), Barack Obama ya recita casi textualmente la "doctrina Bush" de las guerras preventivas contra el "eje del mal" como estrategia de apoderamiento de mercados y de recursos estratégicos que el Imperio y sus corporaciones necesitan para renovar sus ciclos de expansión capitalista.
Terminado el marketing electoral, con un Imperio USA colapsado por la crisis económica y las contradicciones internas, el presidente negro aplica a rajatabla la "guerra contraterrorista" como estrategia imperial de Estado en el marco de la política exterior.
Para qué sirve el "terrorismo islámico"
El "terrorismo islámico", convertido desde el 11-S en única hipótesis válida de conflicto internacional (y como justificativo de base para intervenciones militares), es multifuncional en su búsqueda de objetivos: Un atentado "terrorista" detonado a distancia (y por control remoto) multiplica planetariamente sus efectos de "miedo mundial" por medio de la manipulación mediática de las imágenes de destrucción que realizan las grandes cadenas mediáticas del Imperio.
Y la interpretación del hecho "terrorista" por los grandes medios del sistema y sus analistas no es racional sino emocional: Al "terrorismo" no se lo analiza como un arma político-militar (con objetivos y beneficiarios políticos-económicos) sino que se lo presenta como un hecho "monstruoso y criminal" con un fin demencial y una resolución irracional en sí mismo.
En este contexto de ocultamiento de las causas y los fines inteligentes y planificados del "acto terrorista" (un arma de guerra para conseguir objetivos, tan efectiva y mortal como cualquier otra), quien avance hacia la búsqueda de explicaciones y de posibles beneficiarios es tildado inmediatamente de "conspirativo".
Así la CIA y los servicios estadounidenses y europeos consiguieron (además de entronizar la ignorancia) "nivelar el miedo" y utilizar indiscriminadamente al "terrorismo" (como arma de manipulación política y social) con la complicidad manifiesta de los grandes medios y comunicadores masivos que sólo se limitan a contar el "terrorismo" de acuerdo con las "fuentes oficiales".
Los testeos con las "amenazas"
Como cualquier experto en inteligencia sabe, hay un primer movimiento en las técnicas "terroristas" que se denomina "testeo". Esta técnica consiste en generar "efectos colaterales" de miedo sin llegar al atentado "terrorista" real, y su principal campo de acción son las "amenazas" y el "descubrimiento" (antes de que sucedan) de supuestos planes de ataques y atentados que son presentados a la prensa.
En ese sentido, son ejemplos paradigmáticos los "comunicados" de Al Qaeda y las apariciones constantes de Bin Laden en los clásicos videos y grabaciones, así como las también constantes revelaciones y denuncias de "planes terroristas" por parte de EEUU, Gran Bretaña y los gobiernos de las principales potencias europeas.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
Mediante estas operaciones de "testeo" (y de mantenimiento de la psicosis del miedo) los planificadores del USA-terrorismo de Estado imperial (disfrazado de "terrorismo islámico") mensuran el impacto emocional y seleccionan los posibles "blancos" de los ataques terroristas reales, principalmente en EEUU y Europa.
Mediante estas operaciones, los estrategas y planificadores "testean" en diferentes escenarios (Europa, Asia, África o EEUU) el clima de "miedo" existente, o lo reactualizan para mantener activas las condiciones de manipulación con el "terrorismo".
Decenas de operaciones de "testeo" con amenazas y descubrimiento de "planes terroristas" son realizadas anualmente tanto en Europa (principalmente Francia y Gran Bretaña) y EEUU, donde los "blancos" se sitúan (últimamente) preferentemente en el sistema de transporte de Nueva York.
Esos ensayos les permite a los planificadores evaluar posibles reacciones sociales y políticas frente a un atentado real.
En este contexto, se reactualizan las operaciones psicológicas para involucrar a grupos y organizaciones islámicas asiáticas y africanas dentro de un plan "terrorista" común para vulnerar la seguridad de EEUU y Europa.
El eje Irán-Afganistán-Pakistán-Europa
Evidentemente, las operaciones de testeo con las amenazas y planes "terroristas" siguen concentradas en el eje asiático India-Afganistán-Pakistán-Yemen, en Medio Oriente, en los países islámicos del Cuerno de Africa, y en el marco de las potencias europeas que tienen tropas en Afganistán, donde los talibanes están exterminando a los soldados de EEUU y la OTAN y ya controlan más del 70% del territorio afgano.
Como se sabe, los gobiernos europeos, ante el enorme costo político y social que les acarrea, son cada vez más renuentes a mantener su alianza militar con EEUU en Afganistán (hasta ahora la guerra de ocupación más costosa y problemática para el Imperio) y algunos de ellos ya están pensando en retirarse de sus acuerdos militares con Washington.
Las mismas potencias europeas, a su vez, tienen en su manos la "resolución final" sobre el programa nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el fin de la "opción diplomática" podría desencadenar a corto plazo acciones de endurecimiento económico y hasta nuevas y más duras sanciones militares contra Teherán.
Las seis potencias del grupo "5+1" (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) ya acordaron con varios países árabes celebrar consultas sobre posibles "acciones" a emprender contra el programa nuclear de Irán.
Israel y EEUU, por su parte, esgrimiendo informes (de la AIEA) donde se consigna que Irán ya está en condiciones de fabricar ojivas nucleares, presionan para embarcar a la OTAN y a las potencias europeas en acciones militares inmediatas contra Irán.
Estos dos conflictos estratégicos centrales (el ataque a Irán y el desenlace en el eje Afganistán-Pakistán) son los que básicamente alimentan las operaciones con el "terrorismo", tanto en Asia como en las metrópolis europeas.
Las "amenazas" (con las posibilidades siempre latentes de un "atentado real"), se orientan a dos objetivos principales:
A) Ablandar la masa de resistencia de los socios europeos nucleados en la OTAN para que continúen su alianza militar en Afganistán y legitimen posibles operaciones militares ya planificadas de ocupación en Yemen, Sudán y Pakistán.
B) Preparar y crear las condiciones para acciones militares y de bloqueo económico contra Irán, antes de que este país alcance a desarrollar ojivas nucleares que pongan en peligro la supervivencia del Estado de Israel (la madre patria del sionismo capitalista que controla el mundo desde Washington y Nueva York).
Para ello es imprescindible generar un contexto asiático y europeo amenazado no solamente por el "terrorismo islámico" de Bin Laden y Al Qaeda, sino también por el "peligro nuclear iraní" que puede expandirse por Europa y EEUU.
Esto explica sucintamente el eje Asia-Africa-Europa de las actuales operaciones con el "terrorismo" que -por ahora- ya se concretaron con un atentado real en la India a fines de 2008, y siguen extendiendo su estela de nuevas amenazas tanto en la región como en las metrópolis de EEUU y Europa.
Resumiendo:
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
Dentro de esta línea directriz, se van a enmarcar los distintos acontecimientos de "amenazas" y "descubrimientos de complot terroristas" que se irán desarrollando en los próximos días tanto en Europa y EEUU como en Asia Central y la región del cuerno africano.
El punto "nebuloso" de estas operaciones reside en precisar en qué momento los estrategas del USA-terrorismo van a implementar el escenario de otro atentado real en alta escala (que aparece como inevitable) en objetivos de Europa, Asia, o EEUU.
El "blanco", como ya se precisó más arriba, seguramente va a estar determinado por el resultado y la evaluación de los "testeos" con las "amenazas" y los "complots terroristas" que (desde fin de año) vienen denunciado Barak Obama y las potencias europeas.
En el momento que EEUU decida atacar a las usinas nucleares de Teherán, o lanzar operaciones militares en Pakistán, en África o en el Cáucaso, va a necesitar imperiosamente de uno o varios atentados terroristas reales para ablandar la resistencia de los aliados y conseguir consenso internacional para nuevas ocupaciones.
Precisamente, esas son las funciones claves que viene cumpliendo el "terrorismo islámico" (como arma de guerra imperial) controlado por la CIA desde el 11-S hasta aquí.
NAOMI KLEIN y COCHABAMBA
Ecología social :: Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático
25-04-2010
Bolivia
Un nuevo movimiento sobre el cambio climático
Naomi Klein
The Nation
Cochabamba, Bolivia. Eran las 11 de la mañana y Evo Morales había transformado el estadio de futbol en un gigantesco salón de clases, y había reunido una variedad de objetos de utilería: platos de cartón, vasos de plástico, impermeables desechables, jícaras hechas a mano, platos de madera y coloridos ponchos. Todos jugaron un papel para demostrar un punto principal: para luchar contra el cambio climático necesitamos recuperar los valores de los indígenas.
Sin embargo, los países ricos tienen poco interés en aprender estas lecciones y, al contrario, promueven un plan que, en el mejor de los casos, incrementaría la temperatura global promedio en dos centígrados. Eso implicaría que se derritieran los glaciares de los Andes y los Himalaya, le dijo Morales a las miles de personas reunidas en el estadio, como parte de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no necesitaba decir es que no importa cuán sustentablemente elija vivir el pueblo boliviano, pues no tiene el poder para salvar sus glaciares.
La cumbre climática en Bolivia ha tenido sus momentos de alegría, levedad y absurdos. Sin embargo, en el fondo, se siente la emoción que provocó este encuentro: rabia contra la impotencia.
No hay por qué sorprenderse. Bolivia está en medio de una dramática transformación política, una que nacionalizó las industrias clave y elevó como nunca antes las voces de los indígenas. Pero en lo que se refiere a su crisis existencial más apremiante –el hecho de que sus glaciares se derriten a un ritmo alarmante, lo cual amenaza el suministro de agua en dos de las principales ciudades–, los bolivianos no pueden cambiar su destino por sí solos.
Eso se debe a que las acciones que provocan el derretimiento no se realizan en Bolivia, sino en las autopistas y las zonas industriales de los países fuertemente industrializados. En Copenhague, los dirigentes de las naciones en peligro, como Bolivia y Tuvalu, argumentaron apasionadamente en favor del tipo de reducciones a las emisiones de gases que podrían evitar una catástrofe. Amablemente les dijeron que la voluntad política en el Norte simplemente no existía. Y más: Estados Unidos dejó claro que no necesitaba que países pequeños como Bolivia fueran parte de una solución climática. Negociaría un acuerdo con otros emisores pesados a puerta cerrada y el resto del mundo sería informado de los resultados e invitado a firmar, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador rehusaron aprobarlo en automático, el gobierno estadunidense recortó su ayuda climática en 3 millones y 2.5 millones de dólares, respectivamente. No es un proceso de a gratis, explicó Jonathan Pershing, negociador climático estadunidense. (Aquí está la respuesta para cualquiera que se pregunte por qué los activistas del Sur rechazan la idea del apoyo climático y, en cambio, demandan el pago de deudas climáticas.) El mensaje de Pershing era escalofriante: si eres pobre, no tienes derecho a priorizar tu propio supervivencia.
Cuando Morales invitó a los movimientos sociales y los defensores de la madre tierra, científicos, académicos, abogados y gobiernos, a venir a Cochabamba a un nuevo tipo de cumbre climática, fue una revuelta contra esta sensación de impotencia, fue un intento por construir una base de poder en torno al derecho a sobrevivir.
El gobierno boliviano arrancó las discusiones proponiendo cuatro grandes ideas: que se debería otorgar derechos a la naturaleza, que protejan de la aniquilación a los ecosistemas (una declaración universal de los derechos de la madre tierra); que aquellos que violen esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían enfrentar consecuencias legales (un tribunal de justicia climática); que los países pobres deberían recibir varios tipos de compensación por una crisis que ellos enfrentan pero tuvieron poco que ver en crear (deuda climática), y que debería haber un mecanismo para que la gente en el mundo exprese sus puntos de vista sobre estos temas (un referéndum mundial de los pueblos sobre cambio climático).
La siguiente etapa fue invitar a la sociedad civil global a ir discutiendo los detalles. Se instalaron 17 grupos de trabajo y después de semanas de discusión en línea se reunieron durante una semana en Cochabamba, con el fin de presentar sus recomendaciones finales al término de la cumbre. El proceso es fascinante pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como señaló Jim Shultz de Democracy Center, al parecer, el grupo de trabajo sobre el referendo invirtió más tiempo discutiendo si añadir una pregunta sobre abolir el capitalismo que discutiendo cómo se le hace para llevar a cabo una consulta global). Sin embargo, el entusiasta compromiso de Bolivia con la democracia participativa podría ser la contribución más importante de la cumbre.
Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra, le dijo a The Guardian recientemente. Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.
Con la cumbre de Cochabamba, Bolivia intenta globalizar lo que logró a escala nacional e invitar al mundo a participar en redactar una agenda climática conjunta, antes del próximo encuentro sobre cambio climático de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, la única cosa que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia global.
Si está en lo correcto, el proceso boliviano podría no sólo salvar a nuestro planeta que está calentándose, sino también a nuestras democracias en vías del fracaso. No está mal el trato.
El texto fue publicado en The Nation.
Traducción para La Jornada: Tania Molina Ramírez. http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=mundo&article=022a1mun
Fuente: http://www.naomiklein.org
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25-04-2010
Bolivia
Un nuevo movimiento sobre el cambio climático
Naomi Klein
The Nation
Cochabamba, Bolivia. Eran las 11 de la mañana y Evo Morales había transformado el estadio de futbol en un gigantesco salón de clases, y había reunido una variedad de objetos de utilería: platos de cartón, vasos de plástico, impermeables desechables, jícaras hechas a mano, platos de madera y coloridos ponchos. Todos jugaron un papel para demostrar un punto principal: para luchar contra el cambio climático necesitamos recuperar los valores de los indígenas.
Sin embargo, los países ricos tienen poco interés en aprender estas lecciones y, al contrario, promueven un plan que, en el mejor de los casos, incrementaría la temperatura global promedio en dos centígrados. Eso implicaría que se derritieran los glaciares de los Andes y los Himalaya, le dijo Morales a las miles de personas reunidas en el estadio, como parte de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no necesitaba decir es que no importa cuán sustentablemente elija vivir el pueblo boliviano, pues no tiene el poder para salvar sus glaciares.
La cumbre climática en Bolivia ha tenido sus momentos de alegría, levedad y absurdos. Sin embargo, en el fondo, se siente la emoción que provocó este encuentro: rabia contra la impotencia.
No hay por qué sorprenderse. Bolivia está en medio de una dramática transformación política, una que nacionalizó las industrias clave y elevó como nunca antes las voces de los indígenas. Pero en lo que se refiere a su crisis existencial más apremiante –el hecho de que sus glaciares se derriten a un ritmo alarmante, lo cual amenaza el suministro de agua en dos de las principales ciudades–, los bolivianos no pueden cambiar su destino por sí solos.
Eso se debe a que las acciones que provocan el derretimiento no se realizan en Bolivia, sino en las autopistas y las zonas industriales de los países fuertemente industrializados. En Copenhague, los dirigentes de las naciones en peligro, como Bolivia y Tuvalu, argumentaron apasionadamente en favor del tipo de reducciones a las emisiones de gases que podrían evitar una catástrofe. Amablemente les dijeron que la voluntad política en el Norte simplemente no existía. Y más: Estados Unidos dejó claro que no necesitaba que países pequeños como Bolivia fueran parte de una solución climática. Negociaría un acuerdo con otros emisores pesados a puerta cerrada y el resto del mundo sería informado de los resultados e invitado a firmar, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador rehusaron aprobarlo en automático, el gobierno estadunidense recortó su ayuda climática en 3 millones y 2.5 millones de dólares, respectivamente. No es un proceso de a gratis, explicó Jonathan Pershing, negociador climático estadunidense. (Aquí está la respuesta para cualquiera que se pregunte por qué los activistas del Sur rechazan la idea del apoyo climático y, en cambio, demandan el pago de deudas climáticas.) El mensaje de Pershing era escalofriante: si eres pobre, no tienes derecho a priorizar tu propio supervivencia.
Cuando Morales invitó a los movimientos sociales y los defensores de la madre tierra, científicos, académicos, abogados y gobiernos, a venir a Cochabamba a un nuevo tipo de cumbre climática, fue una revuelta contra esta sensación de impotencia, fue un intento por construir una base de poder en torno al derecho a sobrevivir.
El gobierno boliviano arrancó las discusiones proponiendo cuatro grandes ideas: que se debería otorgar derechos a la naturaleza, que protejan de la aniquilación a los ecosistemas (una declaración universal de los derechos de la madre tierra); que aquellos que violen esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían enfrentar consecuencias legales (un tribunal de justicia climática); que los países pobres deberían recibir varios tipos de compensación por una crisis que ellos enfrentan pero tuvieron poco que ver en crear (deuda climática), y que debería haber un mecanismo para que la gente en el mundo exprese sus puntos de vista sobre estos temas (un referéndum mundial de los pueblos sobre cambio climático).
La siguiente etapa fue invitar a la sociedad civil global a ir discutiendo los detalles. Se instalaron 17 grupos de trabajo y después de semanas de discusión en línea se reunieron durante una semana en Cochabamba, con el fin de presentar sus recomendaciones finales al término de la cumbre. El proceso es fascinante pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como señaló Jim Shultz de Democracy Center, al parecer, el grupo de trabajo sobre el referendo invirtió más tiempo discutiendo si añadir una pregunta sobre abolir el capitalismo que discutiendo cómo se le hace para llevar a cabo una consulta global). Sin embargo, el entusiasta compromiso de Bolivia con la democracia participativa podría ser la contribución más importante de la cumbre.
Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra, le dijo a The Guardian recientemente. Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.
Con la cumbre de Cochabamba, Bolivia intenta globalizar lo que logró a escala nacional e invitar al mundo a participar en redactar una agenda climática conjunta, antes del próximo encuentro sobre cambio climático de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, la única cosa que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia global.
Si está en lo correcto, el proceso boliviano podría no sólo salvar a nuestro planeta que está calentándose, sino también a nuestras democracias en vías del fracaso. No está mal el trato.
El texto fue publicado en The Nation.
Traducción para La Jornada: Tania Molina Ramírez. http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=mundo&article=022a1mun
Fuente: http://www.naomiklein.org
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MARTA HARNECKER y la IZQUIERDA LATINOAMERICANA
Bolivia
01-05-2010
Entrevista a Marta Harnecker
“Hay que tomar en cuenta la crítica pública, conviene y ayudaría al proceso”
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La Razón
- ¿Cuál es la característica de la izquierda latinoamericana hoy?
- Hace 20 años, cuando cayó el muro de Berlín, no se veía la revolución en el horizonte cercano. Pero, no pasó mucho tiempo cuando empezó a producirse un proceso en América Latina con (Hugo) Chávez. Hemos ido conquistando los gobiernos con programas antineoliberales, aunque no todos los gobiernos hacen una práctica económica antineoliberal.
Ha ganado una nueva izquierda. La mayoría de los triunfos no se debe a partidos políticos, salvo el caso del Brasil con el Partido de los Trabajadores. En general, han sido o figuras carismáticas que reflejan el sentir popular de rechazo al sistema o en muchos casos movimientos que han surgido de la resistencia al neoliberalismo y que han sido la base de apoyo de estos nuevos gobiernos.
Los gobiernos que dan más garantías de que habrá un proceso real de cambio hacia una sociedad alternativa son los que se apoyan en sus pueblos organizados, porque la correlación de fuerzas no es idílica. Tenemos un enemigo muy importante que no está muerto. Está preocupado por la guerra en Irak, pero el poder del imperio es muy fuerte y está tratando de frenar este proceso que parece incontenible.
- ¿Y qué pasa con el pensamiento político?
- Se trata de una renovación del pensamiento de izquierda. Las concepciones de las revoluciones que nosotros defendíamos en los 70 y 80, en la práctica, no han ocurrido. Entonces, el pensamiento de izquierda ha tenido que abrirse a las nuevas realidades y buscar nuevas interpretaciones. Ha tenido que haber más flexibilidad para entender que los procesos revolucionarios, por ejemplo, pueden empezar con simplemente llegar al gobierno.
Las transiciones que estamos realizando no son las clásicas, donde se tomaba el poder del Estado y desde allí se podía hacer y deshacer. Hoy en día estamos conquistando el gobierno y desde allí estamos avanzando.
- ¿Diría usted que estamos montados sobre una ola revolucionaria?
- Yo creo que sí, estamos en un proceso de este tipo. Que tendrá altos y bajos, también es verdad. Es interesante pensar la situación en Chile. Ahí se perdió, pero fue uno de los procesos menos avanzados. Chile siempre privilegió su relación con Estados Unidos, la izquierda socialista no fue capaz de entender la articulación necesaria que debemos tener (en la región) y jugó a tratados bilaterales.
Durante la época de (Augusto) Pinochet se desmanteló la industria nacional y la izquierda no supo trabajar con la gente. Era muy de cúpula, muy de espacios políticos, muy de clase política, mientras la derecha hacía el trabajo en las poblaciones.
- ¿Qué rol le asigna a Bolivia en este contexto?
- Yo estuve (en Bolivia) hace un año y medio. La situación era completamente diferente: estaban en pugna y había luchas regionales. Ahora siento que ustedes han dado un avance enorme, en cuanto a conquistar del gobierno espacios de poder.
La correlación de fuerzas en la Asamblea (Legislativa Plurinacional), los esfuerzos de separatismo que fueron vencidos y el éxito de la política económica moderada e inteligente han demostrado al pueblo cómo con la nacionalización de los recursos básicos se pueden hacer programas sociales y ayudar a los sectores más desvalidos.
Hay también algo cultural, moral. Este pueblo tiene algo que muchas veces las estadísticas no cuentan, la dignificación de un pueblo. Así como en Cuba muchos periodistas esperaban que cayera el socialismo cubano por el efecto dominó, no ocurrió porque en ese pueblo más que el estómago cuenta la dignidad.
Escuché de mejoras (en Bolivia), pero todavía subsisten grandes bolsones de pobreza. Sin embargo, aun el más pobre de los ciudadanos se siente dignificado por el tipo de gestión gubernamental que se ha tenido, por el estilo de Evo Morales, que entiende que su fuerza está en el pueblo organizado.
Para mí, es como un símbolo de lo que tienen que ser nuestros gobernantes ante las dificultades. en lugar de transar y entregar el proceso a decisiones cupulares, se apoyan en un poder organizado que le da la fuerza para seguir adelante. Tenemos que entender que necesitamos la presión popular para ir transformando los Estados, es decir, no asustarse por la presión popular, no asustarse porque hacen huelgas a veces contra las desviaciones burocráticas del Estado.
Lenin, antes de morir, decía que eran tales las desviaciones burocráticas del Estado que el movimiento popular tenía derecho a hacer huelgas en su contra y que era para perfeccionar el Estado proletario. Este tipo de presiones son distintas a las huelgas para destruir. Los movimientos sociales tienen que entender su papel constructivo y, si hacen algún gesto de presión, es para construir, no para destruir.
- ¿Cree usted que los bolivianos podemos capturar el poder y no sólo el gobierno?
- Creo que se dará conforme se vayan ganando espacios y, bueno, el poder también está en el pueblo organizado. El socialismo que queremos, que puede llamarse socialismo, comunitarismo, plenitud humana, lo que sea, está buscando una sociedad plenamente democrática, donde la persona pueda desarrollarse, donde se respeten las diferencias, donde, a través de la práctica de la lucha, de la transformación, vaya cambiando la cultura ideada.
Uno de los grandes problemas es que estamos tratando de construir una sociedad alternativa con una cultura heredada, individualista, clientelar.... Aun nuestros mejores cuadros están influenciados por esta cultura. Entonces, es un proceso de transformación cultural. Los hombres se transforman en la práctica, no por decreto.
Se tienen que crear espacios o reconocer espacios de participación que ya existen, porque el gran problema del socialismo que cayó es que la gente no se sentía constructora de la nueva sociedad. Recibía del Estado becas, educación, salud, pero no se sentía constructora de esa sociedad.
- ¿Qué debilidades ve usted en el proceso boliviano?
- Uno de los problemas se refleja en la dirección de los cuadros, acostumbrados a entender que cuando llegamos a un cargo, como que nos transformamos. Somos muy democráticos cuando trabajamos en un movimiento, pero cuando llegamos a un cargo somos autoritarios. No entendemos que en la sociedad que queremos construir, el Estado tiene que fomentar el protagonismo de la gente, no suplantar las decisiones. Ocurre que en algunos gobiernos conquistados por la izquierda, los gobernantes han creído que les toca resolver los problemas de la gente y no entender que los problemas se resuelven con la gente.
Si nuestros gobernantes son sabios, tienen que ser impulsores de las iniciativas populares para que el pueblo se sienta conquistado. El paternalismo de Estado, en la construcción del socialismo, puede servir al comienzo, pero tenemos que crear el protagonismo popular.
- ¿Esta debilidad puede derivar en no tener cuadros?
- Por supuesto que puede. En el último libro se ha desarrollado el capítulo final que se llama El instrumento político que necesitamos para el siglo XXI. El concepto de las palabras “instrumento político” siempre me ha parecido interesante. Yo insistía en el 99 en que usáramos instrumento político, porque partido, en algunos casos, era un término desgastado. Interesaba que creásemos una instancia de acuerdo a las necesidades de la nueva sociedad y no copiáramos esquemas de partidos ya obsoletos.
Partido, clásicamente, ha sido un grupo de cuadros que, en el fondo, buscaba prepararse para asumir cargos de gobierno, para conquistar elecciones, con métodos de trabajo que copiábamos del partido bolchevique, que eran democráticos, no eran clandestinos. Trasladábamos mecánicamente esa estructura.
La renovación de lo que eran nuestros partidos, más los movimientos sociales que participan en esta conducción política, son instrumentos que parten de los movimientos sociales como el MAS o el Pachakuti en Ecuador, son instrumentos que se crearon a partir de los propios movimientos.
El instrumento conductor no es un partido, son varios, es un frente nacional popular. No hay que olvidar que venimos de procesos en que la izquierda era oposición, no gobierno, y una de las cosas que aprendemos, cada vez que ganamos un gobierno local o nacional, es cuán distinto es ser izquierda de oposición que ser izquierda de gobierno.
Por eso, consideramos que los instrumentos políticos, frentes o lo que fueran, tienen que ser la conciencia crítica del proceso. Lo que ocurre muchas veces, o casi siempre, es que hay una fusión de los cuadros del Estado con los cuadros del partido. Y eso, por escasez de cuadros. Nosotros, como grupo, estamos abogando en Venezuela por la necesidad de la crítica pública que es como una alerta. Si hay desviaciones, tiene que haber posibilidad de que se critique.
- ¿En qué consiste, según usted, la crítica pública?
- Hasta hace poco la izquierda, yo misma lo entendía así, tenía que lavar los trapos sucios en familia. En Cuba, por ejemplo, siempre se hacía eso y cuando hablábamos a la prensa, se decía: “Oye, ten cuidado, no vayas a decir algo que le sirva al enemigo”. Lo que pasaba en realidad es que hay grandes peligros de formación, hasta en Cuba los hubo. Es decir, el Estado, el poder corrompe si no se tiene un control.
Por eso, creo mucho en las comunidades controlando, de lo contrario viene el dinero fácil y por distintos justificativos los miembros del Estado empiezan a tener una vida distinta, ya sea porque reciben mayor salario, cosa que no ocurre muchas veces, o porque reciben muchos regalos.
En la entrevista que le hizo (Ignacio) Ramonet a Fidel, Cien horas con Fidel Castro, descubrimos que (el ex presidente cubano) decía: “En nuestro país se ha practicado la crítica y la autocrítica en pequeños grupos, pero eso ya están desgastadas. Necesitamos que se haga en aulas de clases, en plazas públicas… el enemigo lo aprovechará, pero más lo hará la revolución”.
Estoy convencida de que nuestros gobernantes deben tomar la crítica pública como algo sano, claro, con determinadas normas, como por ejemplo grandes sanciones para las críticas no fundamentadas, porque en Venezuela se usa la acusación de corrupción en contra de cualquier enemigo político (y) entonces se destruye a gente sin ningún fundamento.
Se necesita una crítica fundamentada, una crítica que ofrezca propuesta. Es muy fácil criticar, pero qué propones tú. Cada persona que critique debería tener una propuesta, sino que no critique. También hay que tratar de agotar los espacios internos. Si el gobierno está abierto a recibir la crítica y reacciona a tiempo, pues no hay necesidad de hacerla pública.
Debe haber como una clara conciencia (en nuestros países) de que si tú no actúas bien, hay alguien que revelará tu mala actuación. Es como una presión moral. La historia muestra que no por ser de izquierda somos santos. Todos tenemos debilidades, tenemos posibilidades de desviarnos.
El pueblo debe estar alerta y la intelectualidad crítica es muy importante. Los intelectuales no son capaces de medir la correlación de fuerzas, tienen sus esquemas y a veces son utópicos para el momento; sin embargo, reflejan cosas posibles y muchas veces la historia les da la razón.
Estamos en un mundo de la información, no hay cómo ocultar las cosas. Si nosotros las sabemos, el enemigo (también) las sabe. Sería mejor que nosotros seamos los primeros en levantarlas (solucionarlas), porque así le quitamos un arma al enemigo. Me parece que nos conviene la crítica pública y si nuestros gobernantes lo entendieran, porque a veces no lo entienden, ayudaría mucho al proceso, ayudaría mucho a luchar contra la corrupción y el burocratismo.
Quién mejor para vigilar que algo está bien o mal realizado que el usuario del servicio. Por ejemplo, en una panadería, quién mejor que aquel que come el pan y sabe cómo funciona la panadería. Es decir, que tenga voz y posibilidades de tomar decisiones locales.
- ¿Tuvo oportunidad de transmitir esto de la crítica pública a nuestros gobernantes?
- No he podido hablar con Evo, se lo voy a transmitir apenas pueda. En todo caso, está escrito en el último libro. En Venezuela somos un grupo de gente que hicimos este esfuerzo. No fuimos bien comprendidos por muchos, entendemos que el Presidente lo ha entendido.
Estamos de acuerdo con la crítica pública, aunque hubo un momento en que parecía que nos iban a cortar la cabeza. Ahora parece que nos han entendido y nos están dando posibilidades de otro tipo y creo que eso es muy importante, realmente. El socialismo del siglo XXI que queremos construir es una sociedad inmensamente democrática que no teme a la critica.
La crítica pública parte del dolor, no del odio ni la destrucción, parte de que queremos una sociedad en la que triunfe el proceso revolucionario, y cuando vemos deficiencias nos duele, porque queremos construir algo mejor. No es la crítica de la derecha que se basa en nuestras debilidades para destruirnos. No. Nuestra crítica es para construir, para solucionar.
La cosa más maravillosa que nos pasó, cuando hicimos las críticas (en Venezuela), fue que el pueblo se sentía completamente identificado con este grupo de gente porque era lo que sentía y no tenía cómo expresarlo.
- ¿Quién se beneficia con la crítica pública?
- Cuando fui Directora de la revista política Chile Hoy, hicimos una forma de crítica pública. A veces, la crítica de los intelectuales o de los periodistas cae mal, porque a veces somos un poco prepotentes. Pero en Chile Hoy, le poníamos el micrófono al pueblo organizado y decía lo que veía mal del proceso. Nuestra revista tenía información del gobierno, pero la característica que más me apasionaba eran las opiniones de los cordones industriales, de los mineros del cobre.
Por eso, me gustó mucho cuando Evo dijo, en la entrevista con Wálter Martínez (de Telesur), que hay que aprender a escuchar, porque a veces los gobernantes no escuchan o escuchan a los que los rodean. Entonces viene una visión del gobernante del país que no es la real.
No sé si en este país pasa, pero en Venezuela, cuando Chávez anuncia que va a ir a un lugar, pintan las calles y las casas por donde pasará el Presidente o ponen el aire acondicionado en la escuela que visitará y después, al día siguiente, vienen a sacarlo. Esas cosas sólo pueden ser paradas por una población organizada y una sociedad abierta a la crítica.
- ¿La crítica pública es aceptada?
- Me gustaría polemizar sobre este tema, me gustaría que si hay compañeros que piensan que esto es errado, me lo digan, pero yo he visto experiencias históricas. Tú sabes que el presidente Mao Tse Tung, durante toda su vida estuvo preocupado por las desviaciones burocráticas y la corrupción. Hizo como seis o siete campañas que no dieron resultados porque la gente que las dirigía era del aparato del partido. Eran los burócratas que buscaban cómo hacer las cosas para no salir criticados.
Entonces, la revolución cultural fue una apertura a la crítica pública, aunque el libro de un chino que vivió la revolución cultural, se fue a Estados Unidos a estudiar y luego volvió, analizó cómo sectores del partido radicalizaron las palabras del jefe, ridiculizaron su pensamiento e hicieron que sea rechazado. Hicieron barbaridades, como cortar el pelo a la gente. Eran los que querían destruir el proceso.
Por eso hay que poner normas claras, no podemos hacer una crítica anárquica, que destruya. Aprendí de un grupo venezolano comunitario que me invitó a una reunión en la que me dijeron: “Nadie tiene derecho a hablar o proponer si no asume la propuesta”. Eso acaba con los parlanchines que les encanta hablar en las reuniones y nunca hacen nada.
La gran virtud del Che, más que la lucha guerrillera y la valentía frente al imperialismo, fue la consecuencia entre el pensamiento y la acción. Y eso es, por ejemplo, lo que atrae a la juventud europea. Me asombré cuando fui a Europa en un recordatorio de la muerte del Che, en el 87, al ver cómo convocaba a la juventud. El misterio no era que querían ser guerrilleros, sino la consecuencia del Che entre el pensamiento y la acción.
Perfil
Nombre: Martha Harnecker Cerdá
Nació:en Chile
Profesión: Socióloga y educadora popular
Pensadora de la nueva izquierda
Es pensadora marxista-leninista. Fue alumna de Louis Althusser. Publicó más de 80 obras. Los ejes de su trabajo actual se refieren al socialismo del siglo XXI y las ideas de la nueva izquierda que incluyen en el poder al pueblo organizado. Fue asesora del Gobierno socialista de Cuba. Su libro más leído y de gran importancia para la formación marxista se denomina: Los conceptos elementales del materialismo histórico. En el 2008 escribió un libro sobre el MAS-IPSP, instrumento político liderado por Evo Morales que surge de los movimientos sociales. Desde los años 60 colabora con movimientos políticos y sociales de América Latina. Es asesora del Gobierno de Venezuela.
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01-05-2010
Entrevista a Marta Harnecker
“Hay que tomar en cuenta la crítica pública, conviene y ayudaría al proceso”
Edwin Herrera Salinas
La Razón
- ¿Cuál es la característica de la izquierda latinoamericana hoy?
- Hace 20 años, cuando cayó el muro de Berlín, no se veía la revolución en el horizonte cercano. Pero, no pasó mucho tiempo cuando empezó a producirse un proceso en América Latina con (Hugo) Chávez. Hemos ido conquistando los gobiernos con programas antineoliberales, aunque no todos los gobiernos hacen una práctica económica antineoliberal.
Ha ganado una nueva izquierda. La mayoría de los triunfos no se debe a partidos políticos, salvo el caso del Brasil con el Partido de los Trabajadores. En general, han sido o figuras carismáticas que reflejan el sentir popular de rechazo al sistema o en muchos casos movimientos que han surgido de la resistencia al neoliberalismo y que han sido la base de apoyo de estos nuevos gobiernos.
Los gobiernos que dan más garantías de que habrá un proceso real de cambio hacia una sociedad alternativa son los que se apoyan en sus pueblos organizados, porque la correlación de fuerzas no es idílica. Tenemos un enemigo muy importante que no está muerto. Está preocupado por la guerra en Irak, pero el poder del imperio es muy fuerte y está tratando de frenar este proceso que parece incontenible.
- ¿Y qué pasa con el pensamiento político?
- Se trata de una renovación del pensamiento de izquierda. Las concepciones de las revoluciones que nosotros defendíamos en los 70 y 80, en la práctica, no han ocurrido. Entonces, el pensamiento de izquierda ha tenido que abrirse a las nuevas realidades y buscar nuevas interpretaciones. Ha tenido que haber más flexibilidad para entender que los procesos revolucionarios, por ejemplo, pueden empezar con simplemente llegar al gobierno.
Las transiciones que estamos realizando no son las clásicas, donde se tomaba el poder del Estado y desde allí se podía hacer y deshacer. Hoy en día estamos conquistando el gobierno y desde allí estamos avanzando.
- ¿Diría usted que estamos montados sobre una ola revolucionaria?
- Yo creo que sí, estamos en un proceso de este tipo. Que tendrá altos y bajos, también es verdad. Es interesante pensar la situación en Chile. Ahí se perdió, pero fue uno de los procesos menos avanzados. Chile siempre privilegió su relación con Estados Unidos, la izquierda socialista no fue capaz de entender la articulación necesaria que debemos tener (en la región) y jugó a tratados bilaterales.
Durante la época de (Augusto) Pinochet se desmanteló la industria nacional y la izquierda no supo trabajar con la gente. Era muy de cúpula, muy de espacios políticos, muy de clase política, mientras la derecha hacía el trabajo en las poblaciones.
- ¿Qué rol le asigna a Bolivia en este contexto?
- Yo estuve (en Bolivia) hace un año y medio. La situación era completamente diferente: estaban en pugna y había luchas regionales. Ahora siento que ustedes han dado un avance enorme, en cuanto a conquistar del gobierno espacios de poder.
La correlación de fuerzas en la Asamblea (Legislativa Plurinacional), los esfuerzos de separatismo que fueron vencidos y el éxito de la política económica moderada e inteligente han demostrado al pueblo cómo con la nacionalización de los recursos básicos se pueden hacer programas sociales y ayudar a los sectores más desvalidos.
Hay también algo cultural, moral. Este pueblo tiene algo que muchas veces las estadísticas no cuentan, la dignificación de un pueblo. Así como en Cuba muchos periodistas esperaban que cayera el socialismo cubano por el efecto dominó, no ocurrió porque en ese pueblo más que el estómago cuenta la dignidad.
Escuché de mejoras (en Bolivia), pero todavía subsisten grandes bolsones de pobreza. Sin embargo, aun el más pobre de los ciudadanos se siente dignificado por el tipo de gestión gubernamental que se ha tenido, por el estilo de Evo Morales, que entiende que su fuerza está en el pueblo organizado.
Para mí, es como un símbolo de lo que tienen que ser nuestros gobernantes ante las dificultades. en lugar de transar y entregar el proceso a decisiones cupulares, se apoyan en un poder organizado que le da la fuerza para seguir adelante. Tenemos que entender que necesitamos la presión popular para ir transformando los Estados, es decir, no asustarse por la presión popular, no asustarse porque hacen huelgas a veces contra las desviaciones burocráticas del Estado.
Lenin, antes de morir, decía que eran tales las desviaciones burocráticas del Estado que el movimiento popular tenía derecho a hacer huelgas en su contra y que era para perfeccionar el Estado proletario. Este tipo de presiones son distintas a las huelgas para destruir. Los movimientos sociales tienen que entender su papel constructivo y, si hacen algún gesto de presión, es para construir, no para destruir.
- ¿Cree usted que los bolivianos podemos capturar el poder y no sólo el gobierno?
- Creo que se dará conforme se vayan ganando espacios y, bueno, el poder también está en el pueblo organizado. El socialismo que queremos, que puede llamarse socialismo, comunitarismo, plenitud humana, lo que sea, está buscando una sociedad plenamente democrática, donde la persona pueda desarrollarse, donde se respeten las diferencias, donde, a través de la práctica de la lucha, de la transformación, vaya cambiando la cultura ideada.
Uno de los grandes problemas es que estamos tratando de construir una sociedad alternativa con una cultura heredada, individualista, clientelar.... Aun nuestros mejores cuadros están influenciados por esta cultura. Entonces, es un proceso de transformación cultural. Los hombres se transforman en la práctica, no por decreto.
Se tienen que crear espacios o reconocer espacios de participación que ya existen, porque el gran problema del socialismo que cayó es que la gente no se sentía constructora de la nueva sociedad. Recibía del Estado becas, educación, salud, pero no se sentía constructora de esa sociedad.
- ¿Qué debilidades ve usted en el proceso boliviano?
- Uno de los problemas se refleja en la dirección de los cuadros, acostumbrados a entender que cuando llegamos a un cargo, como que nos transformamos. Somos muy democráticos cuando trabajamos en un movimiento, pero cuando llegamos a un cargo somos autoritarios. No entendemos que en la sociedad que queremos construir, el Estado tiene que fomentar el protagonismo de la gente, no suplantar las decisiones. Ocurre que en algunos gobiernos conquistados por la izquierda, los gobernantes han creído que les toca resolver los problemas de la gente y no entender que los problemas se resuelven con la gente.
Si nuestros gobernantes son sabios, tienen que ser impulsores de las iniciativas populares para que el pueblo se sienta conquistado. El paternalismo de Estado, en la construcción del socialismo, puede servir al comienzo, pero tenemos que crear el protagonismo popular.
- ¿Esta debilidad puede derivar en no tener cuadros?
- Por supuesto que puede. En el último libro se ha desarrollado el capítulo final que se llama El instrumento político que necesitamos para el siglo XXI. El concepto de las palabras “instrumento político” siempre me ha parecido interesante. Yo insistía en el 99 en que usáramos instrumento político, porque partido, en algunos casos, era un término desgastado. Interesaba que creásemos una instancia de acuerdo a las necesidades de la nueva sociedad y no copiáramos esquemas de partidos ya obsoletos.
Partido, clásicamente, ha sido un grupo de cuadros que, en el fondo, buscaba prepararse para asumir cargos de gobierno, para conquistar elecciones, con métodos de trabajo que copiábamos del partido bolchevique, que eran democráticos, no eran clandestinos. Trasladábamos mecánicamente esa estructura.
La renovación de lo que eran nuestros partidos, más los movimientos sociales que participan en esta conducción política, son instrumentos que parten de los movimientos sociales como el MAS o el Pachakuti en Ecuador, son instrumentos que se crearon a partir de los propios movimientos.
El instrumento conductor no es un partido, son varios, es un frente nacional popular. No hay que olvidar que venimos de procesos en que la izquierda era oposición, no gobierno, y una de las cosas que aprendemos, cada vez que ganamos un gobierno local o nacional, es cuán distinto es ser izquierda de oposición que ser izquierda de gobierno.
Por eso, consideramos que los instrumentos políticos, frentes o lo que fueran, tienen que ser la conciencia crítica del proceso. Lo que ocurre muchas veces, o casi siempre, es que hay una fusión de los cuadros del Estado con los cuadros del partido. Y eso, por escasez de cuadros. Nosotros, como grupo, estamos abogando en Venezuela por la necesidad de la crítica pública que es como una alerta. Si hay desviaciones, tiene que haber posibilidad de que se critique.
- ¿En qué consiste, según usted, la crítica pública?
- Hasta hace poco la izquierda, yo misma lo entendía así, tenía que lavar los trapos sucios en familia. En Cuba, por ejemplo, siempre se hacía eso y cuando hablábamos a la prensa, se decía: “Oye, ten cuidado, no vayas a decir algo que le sirva al enemigo”. Lo que pasaba en realidad es que hay grandes peligros de formación, hasta en Cuba los hubo. Es decir, el Estado, el poder corrompe si no se tiene un control.
Por eso, creo mucho en las comunidades controlando, de lo contrario viene el dinero fácil y por distintos justificativos los miembros del Estado empiezan a tener una vida distinta, ya sea porque reciben mayor salario, cosa que no ocurre muchas veces, o porque reciben muchos regalos.
En la entrevista que le hizo (Ignacio) Ramonet a Fidel, Cien horas con Fidel Castro, descubrimos que (el ex presidente cubano) decía: “En nuestro país se ha practicado la crítica y la autocrítica en pequeños grupos, pero eso ya están desgastadas. Necesitamos que se haga en aulas de clases, en plazas públicas… el enemigo lo aprovechará, pero más lo hará la revolución”.
Estoy convencida de que nuestros gobernantes deben tomar la crítica pública como algo sano, claro, con determinadas normas, como por ejemplo grandes sanciones para las críticas no fundamentadas, porque en Venezuela se usa la acusación de corrupción en contra de cualquier enemigo político (y) entonces se destruye a gente sin ningún fundamento.
Se necesita una crítica fundamentada, una crítica que ofrezca propuesta. Es muy fácil criticar, pero qué propones tú. Cada persona que critique debería tener una propuesta, sino que no critique. También hay que tratar de agotar los espacios internos. Si el gobierno está abierto a recibir la crítica y reacciona a tiempo, pues no hay necesidad de hacerla pública.
Debe haber como una clara conciencia (en nuestros países) de que si tú no actúas bien, hay alguien que revelará tu mala actuación. Es como una presión moral. La historia muestra que no por ser de izquierda somos santos. Todos tenemos debilidades, tenemos posibilidades de desviarnos.
El pueblo debe estar alerta y la intelectualidad crítica es muy importante. Los intelectuales no son capaces de medir la correlación de fuerzas, tienen sus esquemas y a veces son utópicos para el momento; sin embargo, reflejan cosas posibles y muchas veces la historia les da la razón.
Estamos en un mundo de la información, no hay cómo ocultar las cosas. Si nosotros las sabemos, el enemigo (también) las sabe. Sería mejor que nosotros seamos los primeros en levantarlas (solucionarlas), porque así le quitamos un arma al enemigo. Me parece que nos conviene la crítica pública y si nuestros gobernantes lo entendieran, porque a veces no lo entienden, ayudaría mucho al proceso, ayudaría mucho a luchar contra la corrupción y el burocratismo.
Quién mejor para vigilar que algo está bien o mal realizado que el usuario del servicio. Por ejemplo, en una panadería, quién mejor que aquel que come el pan y sabe cómo funciona la panadería. Es decir, que tenga voz y posibilidades de tomar decisiones locales.
- ¿Tuvo oportunidad de transmitir esto de la crítica pública a nuestros gobernantes?
- No he podido hablar con Evo, se lo voy a transmitir apenas pueda. En todo caso, está escrito en el último libro. En Venezuela somos un grupo de gente que hicimos este esfuerzo. No fuimos bien comprendidos por muchos, entendemos que el Presidente lo ha entendido.
Estamos de acuerdo con la crítica pública, aunque hubo un momento en que parecía que nos iban a cortar la cabeza. Ahora parece que nos han entendido y nos están dando posibilidades de otro tipo y creo que eso es muy importante, realmente. El socialismo del siglo XXI que queremos construir es una sociedad inmensamente democrática que no teme a la critica.
La crítica pública parte del dolor, no del odio ni la destrucción, parte de que queremos una sociedad en la que triunfe el proceso revolucionario, y cuando vemos deficiencias nos duele, porque queremos construir algo mejor. No es la crítica de la derecha que se basa en nuestras debilidades para destruirnos. No. Nuestra crítica es para construir, para solucionar.
La cosa más maravillosa que nos pasó, cuando hicimos las críticas (en Venezuela), fue que el pueblo se sentía completamente identificado con este grupo de gente porque era lo que sentía y no tenía cómo expresarlo.
- ¿Quién se beneficia con la crítica pública?
- Cuando fui Directora de la revista política Chile Hoy, hicimos una forma de crítica pública. A veces, la crítica de los intelectuales o de los periodistas cae mal, porque a veces somos un poco prepotentes. Pero en Chile Hoy, le poníamos el micrófono al pueblo organizado y decía lo que veía mal del proceso. Nuestra revista tenía información del gobierno, pero la característica que más me apasionaba eran las opiniones de los cordones industriales, de los mineros del cobre.
Por eso, me gustó mucho cuando Evo dijo, en la entrevista con Wálter Martínez (de Telesur), que hay que aprender a escuchar, porque a veces los gobernantes no escuchan o escuchan a los que los rodean. Entonces viene una visión del gobernante del país que no es la real.
No sé si en este país pasa, pero en Venezuela, cuando Chávez anuncia que va a ir a un lugar, pintan las calles y las casas por donde pasará el Presidente o ponen el aire acondicionado en la escuela que visitará y después, al día siguiente, vienen a sacarlo. Esas cosas sólo pueden ser paradas por una población organizada y una sociedad abierta a la crítica.
- ¿La crítica pública es aceptada?
- Me gustaría polemizar sobre este tema, me gustaría que si hay compañeros que piensan que esto es errado, me lo digan, pero yo he visto experiencias históricas. Tú sabes que el presidente Mao Tse Tung, durante toda su vida estuvo preocupado por las desviaciones burocráticas y la corrupción. Hizo como seis o siete campañas que no dieron resultados porque la gente que las dirigía era del aparato del partido. Eran los burócratas que buscaban cómo hacer las cosas para no salir criticados.
Entonces, la revolución cultural fue una apertura a la crítica pública, aunque el libro de un chino que vivió la revolución cultural, se fue a Estados Unidos a estudiar y luego volvió, analizó cómo sectores del partido radicalizaron las palabras del jefe, ridiculizaron su pensamiento e hicieron que sea rechazado. Hicieron barbaridades, como cortar el pelo a la gente. Eran los que querían destruir el proceso.
Por eso hay que poner normas claras, no podemos hacer una crítica anárquica, que destruya. Aprendí de un grupo venezolano comunitario que me invitó a una reunión en la que me dijeron: “Nadie tiene derecho a hablar o proponer si no asume la propuesta”. Eso acaba con los parlanchines que les encanta hablar en las reuniones y nunca hacen nada.
La gran virtud del Che, más que la lucha guerrillera y la valentía frente al imperialismo, fue la consecuencia entre el pensamiento y la acción. Y eso es, por ejemplo, lo que atrae a la juventud europea. Me asombré cuando fui a Europa en un recordatorio de la muerte del Che, en el 87, al ver cómo convocaba a la juventud. El misterio no era que querían ser guerrilleros, sino la consecuencia del Che entre el pensamiento y la acción.
Perfil
Nombre: Martha Harnecker Cerdá
Nació:en Chile
Profesión: Socióloga y educadora popular
Pensadora de la nueva izquierda
Es pensadora marxista-leninista. Fue alumna de Louis Althusser. Publicó más de 80 obras. Los ejes de su trabajo actual se refieren al socialismo del siglo XXI y las ideas de la nueva izquierda que incluyen en el poder al pueblo organizado. Fue asesora del Gobierno socialista de Cuba. Su libro más leído y de gran importancia para la formación marxista se denomina: Los conceptos elementales del materialismo histórico. En el 2008 escribió un libro sobre el MAS-IPSP, instrumento político liderado por Evo Morales que surge de los movimientos sociales. Desde los años 60 colabora con movimientos políticos y sociales de América Latina. Es asesora del Gobierno de Venezuela.
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EL GRAN HERMANO
La hora de la "revolución virtual"
Control mental: Relájense, "Gran Hermano" piensa por nosotros
(IAR Noticias) 31-Enero-2010
Relájense, aspiren "energía positiva", no se carguen de "negativismo" con los problemas del mundo (estar bien con el universo significa "estar bien con uno mismo"), no se depriman con sobrecargas de reflexiones cósmicas inútiles, no filosofen pensamientos críticos, actúen en positivo, respiren "buena onda", ejerciten la "autorrealización creativa", cultiven el cuerpo, cultiven los gustos, cultiven la amistad, cultiven la familia, cultiven la moda, cultiven "siempre en positivo", sean amables, no rompan la corriente, dejen que las cosas "fluyan", naturalmente, sin preconceptos, sin contaminantes, sin ideologías de cambio preestablecidas, sean libres, supriman conflictos agotadores, y únanse solidariamente en la gran red planetaria de "Gran Hermano": El que piensa (y soluciona) los problemas del mundo por todos nosotros.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
Un día el individuo-masa (femenino-masculino) se despertó y dijo: Miro la televisión y luego existo.
Y otro día, se despertó y dijo: Utilizo la Internet y solo existo por las redes sociales.
Sin saberlo, había ingresado a la era del "homo videns", finalmente proyectado (y realizado) a través de las ondas del ciberespacio desplegadas como una gran telaraña cazadora de cerebros.
Su mundo se convirtió en una pantalla: Me conecto por la TV-pantalla, me convierto en "solidario virtual", y realizo mis sueños por la Internet-pantalla. La vida y los proyectos siempre empiezan por un sueño. Así lo han sostenido históricamente los ídolos del cine de Hollywood. Que han surgido de una pantalla.
Fuera de la pantalla: El mundo es dudoso. Está lleno de "teorías conspirativas", de dudosas hipótesis sobre el "bien y el mal" implícitos en la naturaleza humana. Fuera de la pantalla, el mundo está poblado de "política" y de "ideología", de críticas saturadas de falsas certezas. Quiero "ser yo", no un ente manipulado por la política y las ideologías. No hay malos ni buenos, no hay sistema dominante, sólo estamos nosotros y nuestras circunstancias.
Mejor la pantalla (del TV y la compu): Me tranquiliza, me informa, me conecta con un mundo de imágenes que "valen más que mil palabras", la TV "muestra" la realidad casi sin palabras, y la Internet me permite contarla, sin intermediarios, sin que nadie me diga lo que debo hacer y pensar.
Vivan las redes: Vivan los SMS, vivan los contactos en tiempo real, viva la interactividad, viva la comunicación planetaria sin limites, viva Twitter, viva Facebook, viva yo y mi circunstancia, vivan todos los que trasformaron el mundo con la tecnología digital, vivan los que posibilitaron nuestro tránsito del mundo viejo al mundo nuevo. Vivan los que inventaron la pantalla: Fuente de toda razón y justicia.
Y de pronto, llegó Gran Hermano.
Pregunta: ¿Qué hace un adicto a la pantalla tele-informatizada (el mundo fashion de los Twitter y los Facebook) en su tiempo libre?
Respuesta: Vota y consume.
Consume productos, consume ropas, consume espectáculos, consume cultura, consume alienación informatizada, consume "días de la madre", consume casamientos y divorcios pagos, consume navidad, consume ideas "fashion", consume vacaciones guiadas, consume ídolos faranduleros convertidos en estereotipos sociales de los jóvenes, consume individualismo existencial, consume noticieros y programas de TV que esconden a los dueños del poder, consume teorías y discursos que ocultan el origen de la riqueza y la pobreza, consume información que tapa la explicación de porqué tres mil millones de seres humanos viven en la pobreza o en la indigencia extrema, consume el espectáculo de la riqueza (de la minoría) que vive por los miles de millones que no consumen, consume y vota en elecciones periódicas con políticos ofertados como un producto en la góndola, vota y elige gobiernos títeres de los bancos y trasnacionales que manejan la economía y el destino de la humanidad, consume y vota encuestas orientadas a preservar la sociedad de consumo y la "gobernabilidad" del sistema, vota, vota, y vive, en definitiva según las sabias enseñanzas y directivas de "Gran Hermano" que le habla desde las pantallas informatizadas del sistema capitalista globalizado.
Ensayo de catástrofe
¿Saben lo que pasaría si las mayorías planetarias dejaran de votar y de consumir productos superfluos (el 70% de la oferta de la sociedad de consumo capitalista) y sólo consumiera aquellos esenciales para su supervivencia?
Como primer efecto, las bases del "consumismo" masivo (la piedra angular del funcionamiento de la rentabilidad y de la economía capitalista a nivel planetario) se derrumbarían y el sistema colapsaría por "sobreproducción" a escala global desatando una ola de desempleo y de conflictos sociales en todo el planeta.
Como segundo efecto, si las mayorías dejaran de votar se derrumbarían las instituciones jurídicas y políticas del capitalismo que quedarían "deslegitimadas", terminando con la "gobernabilidad" y la "democracia representativa" del sistema capitalista a escala global.
¿Qué pasaría si la humanidad descubriera que vive dentro de un "sistema" (económico, militar, político y social) que controla y depreda el mundo a partir de la destrucción de la capacidad totalizadora del cerebro humano?
¿Qué pasaría si las mayorías descubrieran que el "individualismo" es una estrategia de dominio (dividir para reinar) que el sistema implementa para mantener a las mayorías en la ignorancia y paralizar las luchas sociales colectivas en su contra?.
Miro la televisión y luego existo: ¿Quién programa los contenidos y los valores que difunde la televisión?
Utilizo la Internet y solo existo por las redes sociales: ¿Quién controla y fija las reglas de juego de las redes sociales?
¿Qué pasaría si el mundo entero descubriera que su conducta está manipulada por medio del control mental orientado a direccionar conducta colectiva con la ideología individualista?
¿Y si se descubriera que el ser humano no es nada más que una mercancía viviente destinada a producir rentabilidad capitalista a las empresas y bancos que depredan el planeta convertido en un desecho apocalíptico que ya comienza a estallar por todos lados?
¿Qué pasaría si se descubriera que las catástrofes ecológicas no son fenómenos naturales sino hechos emergentes (el calentamiento global) de la irracionalidad demencial de las empresas trasnacionales que controlan los recursos naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo orientados a la ganancia privada en todo el planeta?
Posiblemente, si se descubriera la estrategia subyacente detrás de la comunicación "individualista", Twitter, Facebook y el resto de las redes sociales también sufrirían un Apocalipsis: En vez de servir al "individualismo socializado" se convertirían en una herramienta incontrolable de la conciencia social a escala masiva.
Es lo que teme "Gran Hermano", el que guía al mundo desde las pantallas informatizadas a partir de una idea fuerza:
"Criticar y pensar el mundo desde una totalidad científica que le de sentido y explicación, es estar fuera de la realidad. El compromiso con la concientización y las luchas sociales activas por el cambio de un mundo injusto por uno más justo es pura "teoría conspirativa". Bórrate: Ese mundo no existe. El mundo solo es como tú lo percibes. El universo es un conjunto de imágenes sueltas que sólo adquieren sentido dentro de los límites de tu conducta y de tu personalidad. Por lo tanto, ¡Viva la revolución virtual! ".
Relájense, pónganse cómodos: No hay necesidad de pensar ni de transformar nada en función social, "Gran Hermano" piensa y transforma por todos nosotros.
Por lo menos, hasta que llegue el Apocalipsis sin invitación.
Control mental: Relájense, "Gran Hermano" piensa por nosotros
(IAR Noticias) 31-Enero-2010
Relájense, aspiren "energía positiva", no se carguen de "negativismo" con los problemas del mundo (estar bien con el universo significa "estar bien con uno mismo"), no se depriman con sobrecargas de reflexiones cósmicas inútiles, no filosofen pensamientos críticos, actúen en positivo, respiren "buena onda", ejerciten la "autorrealización creativa", cultiven el cuerpo, cultiven los gustos, cultiven la amistad, cultiven la familia, cultiven la moda, cultiven "siempre en positivo", sean amables, no rompan la corriente, dejen que las cosas "fluyan", naturalmente, sin preconceptos, sin contaminantes, sin ideologías de cambio preestablecidas, sean libres, supriman conflictos agotadores, y únanse solidariamente en la gran red planetaria de "Gran Hermano": El que piensa (y soluciona) los problemas del mundo por todos nosotros.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
Un día el individuo-masa (femenino-masculino) se despertó y dijo: Miro la televisión y luego existo.
Y otro día, se despertó y dijo: Utilizo la Internet y solo existo por las redes sociales.
Sin saberlo, había ingresado a la era del "homo videns", finalmente proyectado (y realizado) a través de las ondas del ciberespacio desplegadas como una gran telaraña cazadora de cerebros.
Su mundo se convirtió en una pantalla: Me conecto por la TV-pantalla, me convierto en "solidario virtual", y realizo mis sueños por la Internet-pantalla. La vida y los proyectos siempre empiezan por un sueño. Así lo han sostenido históricamente los ídolos del cine de Hollywood. Que han surgido de una pantalla.
Fuera de la pantalla: El mundo es dudoso. Está lleno de "teorías conspirativas", de dudosas hipótesis sobre el "bien y el mal" implícitos en la naturaleza humana. Fuera de la pantalla, el mundo está poblado de "política" y de "ideología", de críticas saturadas de falsas certezas. Quiero "ser yo", no un ente manipulado por la política y las ideologías. No hay malos ni buenos, no hay sistema dominante, sólo estamos nosotros y nuestras circunstancias.
Mejor la pantalla (del TV y la compu): Me tranquiliza, me informa, me conecta con un mundo de imágenes que "valen más que mil palabras", la TV "muestra" la realidad casi sin palabras, y la Internet me permite contarla, sin intermediarios, sin que nadie me diga lo que debo hacer y pensar.
Vivan las redes: Vivan los SMS, vivan los contactos en tiempo real, viva la interactividad, viva la comunicación planetaria sin limites, viva Twitter, viva Facebook, viva yo y mi circunstancia, vivan todos los que trasformaron el mundo con la tecnología digital, vivan los que posibilitaron nuestro tránsito del mundo viejo al mundo nuevo. Vivan los que inventaron la pantalla: Fuente de toda razón y justicia.
Y de pronto, llegó Gran Hermano.
Pregunta: ¿Qué hace un adicto a la pantalla tele-informatizada (el mundo fashion de los Twitter y los Facebook) en su tiempo libre?
Respuesta: Vota y consume.
Consume productos, consume ropas, consume espectáculos, consume cultura, consume alienación informatizada, consume "días de la madre", consume casamientos y divorcios pagos, consume navidad, consume ideas "fashion", consume vacaciones guiadas, consume ídolos faranduleros convertidos en estereotipos sociales de los jóvenes, consume individualismo existencial, consume noticieros y programas de TV que esconden a los dueños del poder, consume teorías y discursos que ocultan el origen de la riqueza y la pobreza, consume información que tapa la explicación de porqué tres mil millones de seres humanos viven en la pobreza o en la indigencia extrema, consume el espectáculo de la riqueza (de la minoría) que vive por los miles de millones que no consumen, consume y vota en elecciones periódicas con políticos ofertados como un producto en la góndola, vota y elige gobiernos títeres de los bancos y trasnacionales que manejan la economía y el destino de la humanidad, consume y vota encuestas orientadas a preservar la sociedad de consumo y la "gobernabilidad" del sistema, vota, vota, y vive, en definitiva según las sabias enseñanzas y directivas de "Gran Hermano" que le habla desde las pantallas informatizadas del sistema capitalista globalizado.
Ensayo de catástrofe
¿Saben lo que pasaría si las mayorías planetarias dejaran de votar y de consumir productos superfluos (el 70% de la oferta de la sociedad de consumo capitalista) y sólo consumiera aquellos esenciales para su supervivencia?
Como primer efecto, las bases del "consumismo" masivo (la piedra angular del funcionamiento de la rentabilidad y de la economía capitalista a nivel planetario) se derrumbarían y el sistema colapsaría por "sobreproducción" a escala global desatando una ola de desempleo y de conflictos sociales en todo el planeta.
Como segundo efecto, si las mayorías dejaran de votar se derrumbarían las instituciones jurídicas y políticas del capitalismo que quedarían "deslegitimadas", terminando con la "gobernabilidad" y la "democracia representativa" del sistema capitalista a escala global.
¿Qué pasaría si la humanidad descubriera que vive dentro de un "sistema" (económico, militar, político y social) que controla y depreda el mundo a partir de la destrucción de la capacidad totalizadora del cerebro humano?
¿Qué pasaría si las mayorías descubrieran que el "individualismo" es una estrategia de dominio (dividir para reinar) que el sistema implementa para mantener a las mayorías en la ignorancia y paralizar las luchas sociales colectivas en su contra?.
Miro la televisión y luego existo: ¿Quién programa los contenidos y los valores que difunde la televisión?
Utilizo la Internet y solo existo por las redes sociales: ¿Quién controla y fija las reglas de juego de las redes sociales?
¿Qué pasaría si el mundo entero descubriera que su conducta está manipulada por medio del control mental orientado a direccionar conducta colectiva con la ideología individualista?
¿Y si se descubriera que el ser humano no es nada más que una mercancía viviente destinada a producir rentabilidad capitalista a las empresas y bancos que depredan el planeta convertido en un desecho apocalíptico que ya comienza a estallar por todos lados?
¿Qué pasaría si se descubriera que las catástrofes ecológicas no son fenómenos naturales sino hechos emergentes (el calentamiento global) de la irracionalidad demencial de las empresas trasnacionales que controlan los recursos naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo orientados a la ganancia privada en todo el planeta?
Posiblemente, si se descubriera la estrategia subyacente detrás de la comunicación "individualista", Twitter, Facebook y el resto de las redes sociales también sufrirían un Apocalipsis: En vez de servir al "individualismo socializado" se convertirían en una herramienta incontrolable de la conciencia social a escala masiva.
Es lo que teme "Gran Hermano", el que guía al mundo desde las pantallas informatizadas a partir de una idea fuerza:
"Criticar y pensar el mundo desde una totalidad científica que le de sentido y explicación, es estar fuera de la realidad. El compromiso con la concientización y las luchas sociales activas por el cambio de un mundo injusto por uno más justo es pura "teoría conspirativa". Bórrate: Ese mundo no existe. El mundo solo es como tú lo percibes. El universo es un conjunto de imágenes sueltas que sólo adquieren sentido dentro de los límites de tu conducta y de tu personalidad. Por lo tanto, ¡Viva la revolución virtual! ".
Relájense, pónganse cómodos: No hay necesidad de pensar ni de transformar nada en función social, "Gran Hermano" piensa y transforma por todos nosotros.
Por lo menos, hasta que llegue el Apocalipsis sin invitación.
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