RESPUESTA A OSVALDO BAYER
Antes que nada deseo aclarar el profundo respeto que siento
por el
investigador Osvaldo Bayer, honesto intelectual que con sus
trabajos teóricos
y de campo ha puesto en evidencia no sólo la entrega por la
causa y la
dignidad de muchos anarquistas sino también la miseria
humana y moral de
sus verdugos y represores.
Lo que nunca alcanzo a comprender, es porque cuando se habla
de peronismo,
Bayer se ofusca, se nubla, pierde la razón que lo
caracteriza. Me cuesta
entender su inquina siempre con Perón y Evita y porque se
ensaña con un
discurso de ésta mujer incomparable (sin lugar a dudas la
más grande
argentina de todos los tiempos); un discurso vale aclarar,
que sacado del
contexto histórico y social en que se emite, puede llamar a
equívocos grandes
como el que infiere Bayer. Para agregar confusión, luego de
dedicarse a Evita,
punto y aparte de por medio pasa a hablar de Julio Roca, el
genocida de los
primeros habitantes de nuestro territorio. La nota a que
hago referencia, se
publicó en “Página 12” del 9 de mayo de 2004.
Por ejemplo, si Evita afirma en su proclama como dice Bayer,
que “Perón es
un hombre excepcional, es el líder de los trabajadores, el líder
de la patria
misma y quien no esté con la patria es un traidor” lo que
está diciendo es
simplemente lo que pensaban de viva voz, más de 5 millones
de trabajadores
sindicalizados en la Confederación General del Trabajo, que
se consideraban
peronistas porque Perón los había dignificado y les había
dado derechos
ciudadanos conculcados desde siempre: por ejemplo, salud a
su familia,
trabajo para ellos y educación para sus hijos. Mire que
sencillo de entender...
Y aquí en este discurso, cuando se habla de pueblo se habla
de patria como
sinónimo porque son la misma esencia: sin pueblo no hay
patria, y sin patria
no hay nación. En nuestros países latinoamericanos (a
diferencia de lo
sucedido en los países centrales), el nacionalismo y la
patria fueron (y son)
siempre los últimos bastiones del pueblo –inexpugnables
hasta ahora- contra
la entrega y la dominación imperialista. La patria y la
nación a través del
pueblo resistieron toda tentativa de dependencia y
explotación en nuestra
historia y si bien no vencieron definitivamente tampoco
dejaron -con su lucha
desigual y titánica- que se instalara un proyecto
oligárquico definitivo y
terminal.
Se que estos conceptos son difíciles de “aprehender” para un
teórico de la
izquierda pura, pero debería hacer un esfuerzo por entender
a ese pueblo que
muchos dicen representar y que tozudamente “no cambia de
idea....”.
Bayer considera al peronismo (basta con leer su extensa
bibliografía) culpable
de muchos de los males de la Argentina, a la misma
conclusión llega gente de
izquierda como él: Victorio Codovilla, Ismael Viñas, Nahuel
Moreno,
Milciades Peña, Américo Ghioldi, León Rozitchner, Juan
Carlos Coral y Jorge
Altamira para nombrar solo algunos. Y paradojas del destino,
a la misma
conclusión también llegan hombres de las antípodas de su
pensamiento como
Alvaro Alsogaray, Isaac Rojas, Francisco Manrique, Alfredo
Martínez de Hoz
y Marcos Aguinis (éste último asesor cultural de López
Murphy) entre otros.
¿Es sorprendente no? ¿O no tanto...?
Según mi modesto entender la bronca por izquierda viene
porque Perón “se
apropió” del sujeto histórico de la revolución: el pueblo. Y
se sabe que sin
pueblo es muy difícil hacer algo. Y el odio de la derecha
liberal, es resultado
de que Perón (y Evita) marcaron a fuego y combatieron a los
que creían que
nuestra Argentina era una estancia y sus pobladores solo
tenía obligaciones y
nunca derechos.
Como Bayer abre su nota con un par de definiciones risueñas
sobre lo que es
peronismo, al entender de Osvaldo Soriano y Lorenzo Miguel
(una manera
más de descalificarlo como movimiento político y social de
liberación
nacional), yo voy a cerrar la mía con una consigna dura, que
alarmó al
“establishment”, puso en guardia a los defensores del
régimen y horrorizó a
los gorilas de todo pelaje. Una consigna recuerdo, que marcó
a mi generación,
esa generación a la que puede acusársela de apresurada, de
inmadura, idealista
y unos cuantos adjetivos calificativos más, pero siempre
para esconder su
mérito principal, el más grande que tuvo: que fue parte de
su pueblo y luchó y
dio la vida POR UNA PATRIA JUSTA, LIBRE Y SOBERANA, LA
PATRIA SOCIALISTA en tanto muchos “revolucionarios” tomaban
café
esperando que se dieran “las condiciones objetivas” para
recién entonces
intentar planear algo.
Don Osvaldo: con todo respeto. Vaya a ver a esas queridas
Viejas de Plaza de
Mayo, a esas madres valientes que usted y yo tanto queremos
con justa razón,
que con valentía lucharon contra la última dictadura militar
que asoló nuestra
patria y pregúnteles porque la mayoría de sus hijos
desaparecidos son (y fíjese
que no digo eran) peronistas. Quizá comience usted a
replantearse muchas
cosas que hoy veo, todavía no entiende.
Licenciado Roberto Baschetti (*)
(*) Autor entre otros libros de “Documentos de la
Resistencia Peronista,
1955-1970”; “Documentos 1970-1973. De la guerrilla peronista
al gobierno
popular”; Rodolfo Walsh vivo” y coautor de “Che, ese
argentino”.
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