27-02-2012
¿¿¿ ACCIDENTE o SABOTAJE y BOICOT SINDICAL ¿??
Evidente responsabilidad empresaria y falta de controles
Las tareas pendientes luego de la tragedia ferroviaria de
Once
Emilio Marín
La Arena
El accidente(¿?) de Once, con tantas víctimas fatales y
heridos, es una tragedia. Hay que castigar a los culpables, pero sobre todo
perfilar una empresa estatal de transporte ferroviario, articulada al de otros
rubros.
Con el hallazgo ayer del último cuerpo entre los vagones 3 y
4 de la formación 3772, “chapa 16”, el de Lucas Menghini Rey, la estadística de
muertos subió a 51, con 670 heridos. Como en los hospitales hay todavía una
veintena de heridos graves, aquella lista podría aumentar.
En la estadística de accidentes sobre los rieles, el de Once
está entre los más graves, por ahora en tercera posición, ahí nomás del
segundo. Tal clasificación da una base objetiva al debate. Todo accidente es
grave aún cuando cueste una sola vida, con tanta mayor razón cuando supera el
medio centenar.
Lo que subleva al público es que todo indicaba, previamente,
que una cosa podía suceder. Era la crónica de una muerte anunciada (perdón GGM
por parafrasear otra vez sin respetar el copyright).
El Auditor General de la Nación, el político radical Leandro
Despouy, había realizado en 2008 un informe que cuestionaba el ramal Sarmiento
operado por Trenes de Buenos Aires (TBA), del grupo Cirigliano. Pese a los
millonarios subsidios que cobra desde 1994, cuando comenzó a operar a cuenta de
los negocios con el tándem Menem-Cavallo, esa empresa no había hecho
inversiones (que siguieron a cargo del Estado bobo hasta hoy). El material
rodante, vías, equipos y repuestos, etc, estaba en situación desastrosa.
La locomotora marca Toshiba que tuvo el choque del miércoles
22 fue fabricada en 1960. En vez de la veintena de trenes nuevos que fueron
anunciados con bombos y platillos con el entonces secretario de Transporte,
Ricardo Jaime, y el ministro de Infraestructura, Julio de Vido, TBA sólo había
puesto cuatro en funcionamiento.
Más importante que los señalamientos de Despouy fueron los
de los trabajadores ferroviarios. De la oposición, claro. Es que los jerarcas
de la Unión Ferroviaria encabezados por el detenido José Pedraza estaban en
negocios conexos con la privatización: tercerización laboral, ingreso de
personal propio y explotación de trabajadores mediante las Cooperativas,
algunas de la UF. De los otros burócratas, como Omar Maturano, de La
Fraternidad, tampoco provinieron voces de alerta; estaban acomodados con el
esquema privatizador. El subsecretario de transporte ferroviario, Antonio Luna,
es hombre de Maturano, y ha convalidado la pésima situación del sector.
Otros trabajadores sí denunciaron, al precio de sanciones,
procesos y hasta detenciones, como las que sufrió “Pollo” Sobrero, delegado del
Sarmiento, de la Lista Bordó. Estos sí llamaron la atención sobre las pésimas
condiciones de trabajo, el viaje como ganado, la falta de inversión de los
concesionarios, los controles casi inexistentes del Estado, la obsolescencia de
los trenes y otros tremendos déficits en ese y demás ramales.
Tiren sobre Cirigliano
Desde el miércoles a las 8 y 32 horas, TBA y Cirigliano han
estado bajo el fuego de la crítica del público, usuarios y la prensa. También
bajo la lupa de la justicia. El juez federal Claudio Bonadío, uno de los pocos
que queda de la famosa servilleta de Carlos Corach, ha tomado intervención,
designado tres peritos ingenieros, colectado los videos de Once, etc.
Lamentablemente el magistrado tiene por ahora sólo dos
imputados por estrago doloso seguido de muerte: el conductor y el guarda. Esto
apunta contra una “falla humana” pese a que los primeros análisis sobre el
motorman, por ejemplo sobre si había consumido alcohol, dieron resultado
negativo.
El fiscal Federico Delgado, en cambio, ha pedido otras
actuaciones, que apuntan hacia la irresponsable gestión de Cirigliano. Por
ejemplo, tomaría de marco para la investigación a otros accidentes en los
ramales que en 2004 fueron sacados de la órbita del concesionario Sergio
Taselli-Trenes Metropolitanos, luego de accidentes y mala prestación en el
ramal Gral Roca.
Esta línea investigativa parece la correcta: sentar en el
banquillo de los acusados a la privada concesionaria, que hasta ahora
–incluidos los ocho años de kirchnerismo- ha gozado de una libertad total de
movimientos, cercana a la impunidad.
Desde 1994 hasta hoy la firma de los hermanos Cirigliano
(que por medio del grupo Plaza opera el transporte de pasajeros en la ciudad de
Santa Rosa, entre muchas otras) ha sido responsable de numerosos accidentes
ferroviarios. Entrevistado por TN, el ex diputado socialista Héctor Polino, le
achacó 2.000 muertes. Era impresionante. Luego, en otras estadísticas, las
cifras eran apenitas un poco menos tremendas: 1.372 muertos.
¿Estas cosas no las vieron en la Comisión Nacional de
Regulación del Transporte? ¿El subsecretario Luna, de la Fraternidad, qué
estaba mirando? ¿El secretario Juan Pablo Schiavi, tampoco vio nada? De su
antecesor, Ricardo Jaime, no se pregunta nada porque es obvio: vivía en regios
departamentos cedidos por el grupo Plaza-TBA al que supuestamente debía
controlar…
Llama la atención que ese Estado ciego y sordo a los
reclamos de los usuarios, trabajadores, AGN, políticos, ONG, etc, solicite hoy
ser parte de la querella por la tragedia de Once. Por tantas fallas de control
acumuladas, el Estado debería ser sentado en el banquillo de los acusados y dar
cuenta de sus eventuales responsabilidades. Y no hacerse la víctima; es tarde
para eso.
El que las hace las paga
En un programa de Maxi Montenegro en canal 26 se
cuantificaron los subsidios al transporte previstos en el Presupuesto Nacional
2012. Entre todos los concesionarios del tren se llevarán 5.200 millones de
pesos; los del ramal Belgrano Cargas más de 2.200 millones y los del transporte
de colectivos otros 8.000 millones. Es un dineral.
Los dineros entregados por el Estado al grupo Cirigliano
fueron 133 millones de pesos en 2011 y más de 76 millones en enero de 2012. Lo
tragi-nadacómico fue que con esos dineros, en vez de mejorar el servicio
ferroviario, TBA se habría dedicado a comprar colectivos y dólares. Según
Gustavo Sylvestre, de América TV, habría comprado 9 millones del verde billete
con dineros aportados por los argentinos de a pie.
Estas terribles fallas del sistema privatista están a la
vista y han causado mucha muerte y dolor en familias. Esto no se cura con dos
días de duelo decretados por la presidenta de la Nación. Hay que partir de ese
duelo para elaborar una política diametralmente opuesta a la que vino aplicando
el gobierno, primero con Néstor Kirchner y luego con Cristina Fernández.
Para decirlo sin eufemismos: la política K de ferrocarriles
tiene diferencias sólo de matices con la del menemismo y la Alianza. Cirigliano
hizo excelentes negocios con Menem, De la Rúa, Duhalde y los arriba nombrados.
Lo bueno es que algunos kirchneristas parecen advertir que
esa pésima línea debe cambiarse. Entre otros, sumaron sus voces críticas Luis
D´Elía, los panelistas de Duro de Domar y Mario Wainfeld, quien cuestionó en
Página/12 que el gobierno se lave las manos y deje el asunto en manos de la
justicia, que tiene tiempos lentos, en vez de asumir un nuevo curso político.
“Judicializó la política”, cuestionó MW, habitualmente en sintonía con CFK.
Hebe de Bonafini lo cruzó a Schiavi: “da vergüenza ajena que un funcionario sea
tan pelotudo”.
Los que son incorregibles son los de 678, que culminaron su
programa de anteayer diciendo que no era ninguna garantía crear una empresa
estatal de trenes por el boicot que los gremios habían hecho a Aerolíneas.
El burócrata Maturano expresó que era necesaria una
inversión de 40.000 millones de dólares y una transición de diez años, si se
quería fundar aquella perspectiva estatal. Lo suyo quiso desalentar el
necesario cambio de vías…
Lo más urgente es investigar y castigar a los responsables
de la tragedia. En esto vale la acción judicial pero también una comisión
investigadora de la Cámara de Diputados, con las reglas y tiempos de la
política democrática.
Otra urgencia es cesar la concesión a TBA, mal que les pese
a Schiavi y De Vido, quienes en la conferencia de prensa dejaron esa
perspectiva para más adelante y supeditada al curso judicial. El silencio
presidencial es atronador…
La anulación de esta privatización debería hacerse ya,
preventivamente y en base al material acumulado de años de denuncias. Si los
hermanos Cirigliano van o no presos, eso sí lo determinará la justicia; pero la
quita de la concesión no depende de ésta sino del gobierno.
El debate más elevado tendría que apuntar hacia la creación
de una empresa estatal de transporte en lo ferroviario, aéreo y fluvial, con
controles férreos al transporte vial y sistema de colectivos de pasajeros. Y en
todo ese sistema estatal y público, debe tener plena vigencia eso de que “el
que las hace las paga”. Los servicios públicos esenciales y los recursos
naturales deben estar en manos del Estado. Ta parece ser la lógica política que
el sangriento choque de Once puso otra vez sobre el tapete.
Fuente:
http://www.laarena.com.ar/opinion-las_tareas_pendientes_luego_de_la_tragedia_ferroviaria_de_once-71004-111.html
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