VIVA CRISTINA FERNANDEZ de KIRCHNER NOBEL de la PAZ 2013 ¡¡¡

En este sitio encontras noticias, opiniones y material de consulta sin censura.



Te permitirá estar bien informado y podras sacar tus propias conclusiones , sobre lo que pasa en Argentina y los paises de America.



Nuestra linea editorial es la defensa estratégica de los Derechos Humanos, la Democracia popular y la Justicia Social.



Buscamos que durante este siglo XXI, concretemos la Revolución Cultural que soñaron nuestros compañer@s y familiares desaparecidos y asesinados , por todas la dictaduras y tiranias a los largo de America.



Nos mueve, la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Reparacion Integral para con las victimas de la Doctrina de la Seguridad Nacional y los pueblos de America.



Córdoba, Argentina



19 y 20 de diciembre de 2001.-



Powered By Blogger

domingo, 31 de mayo de 2009

Michael D. Yates: La clase obrera de nuestros días.

El trabajo es un infierno: Historia de la clase obrera de nuestros días


30-Mayo-09



Los economistas nunca dicen demasiadas cosas sobre el trabajo. Hablan de oferta y demanda de trabajo, pero tienen poco que decir sobre la naturaleza del trabajo que realizamos.

Por Michael D. Yates (*) - Revista Sin Permiso

Como la mayoría de los comentaristas en los medios de comunicación, parecen creer que las economías modernas exigen un trabajo cada vez más calificado, ejecutable por trabajadores formados en sitios limpios y tranquilos, en un ambiente en el que las decisiones las toman, de consuno, trabajadores y directivos. Pero no hay que llamarse a engaño. En el mundo actual, una abrumadora mayoría de los trabajadores realizan trabajos duros y peligrosos, y cada minuto de su faena pone en riesgo la salud de sus cuerpos y de sus mentes.

La Organización Internacional del trabajo (OIT), una agencia de las Naciones Unidas, dio a conocer el pasado enero un informe sobre "Las tendencias globales del empleo". El informe explora el desempleo, la situación de los trabajadores pobres y el empleo vulnerable. Los desempleados son quienes no trabajan pero buscan trabajo de manera activa. Los trabajadores pobres son quienes tienen un trabajo que no les permite mantenerse por encima de la línea de pobreza. Hay dos umbrales: $ 1,25 por día (según los precios del 2005) es lo que se considera "pobreza extrema", y $ 2 por día, que es simplemente "pobreza". Las personas con empleo vulnerable son los cuentapropistas (en el informe se los denomina trabajadores por "cuenta propia") y también los trabajadores que no reciben salario, pero son miembros de una familia trabajadora cuentapropista. En la mayor parte del mundo, el trabajo vulnerable es lo que se denomina empleo casual: esos trabajadores no tienen relaciones formales con un empleador, por ejemplo, un contrato de trabajo con salario pactado. Trabajadores vulnerables son, entre otros, un hombre que vende billetes de lotería en una esquina, una mujer ofreciendo tamales en un estacionamiento atestado, un joven que ofrece paseos en un carrito de tracción humana. Un ejemplo del trabajo no remunerado que realiza un miembro de una familia cuentapropista: un niño que ayuda a su madre a vender tamales. No en todos los países, no, sobre todo, en los ricos, el trabajo por cuenta propia es vulnerable. Sin embargo, en todos los países, y señaladamente en los pobres, la gran mayoría de los cuentapropistas son pobres y vulnerables.

La OIT diseñó tres posibles escenarios, en 2009, para las personas incluidas en estas tres categorías (desempleados, trabajadores pobres y trabajadores vulnerables). La mayoría de los economistas están perplejos por la profunda crisis económica que hoy aflige a la mayor parte del mundo: no pudieron predecirla, ni están en condiciones de hacer diagnósticos sobre el alcance de su gravedad. Ante la incertidumbre de los diagnósticos y de los pronósticos sobre el comportamiento de la economía global, y a modo de compensación, los economistas de la OIT han realizado tres estimaciones para las tres categorías de empleo. Para nuestros propósitos no importan los detalles de los tres "escenarios". Pero dada la severidad de la "Gran Recesión" que ahora experimentamos –la más profunda desde 1930—, el escenario pesimista o tercero parece el más realista. No se vislumbra un posible alivio en el horizonte. No, desde luego, en el mundo del trabajo.

De acuerdo con el escenario pesimista, éstos son los números de desempleados, trabajadores pobres y trabajo vulnerable pronosticados para el final del presente 2009.

Desempleados: 230 millones (el 7,1% de la fuerza laboral mundial, compuesta aproximadamente de 3.240 millones de personas)

Trabajadores pobres: (con $2 por día como umbral de pobreza): 1.377 millones (que es cerca del 46% de la población trabajadora mundial, compuesta, como recordado antes, por algo más de tres mil millones de personas).

Trabajadores vulnerables: 1.606 millones

Dos aclaraciones son necesarias a propósito de esta cifras. En primer lugar, a algunos lectores les podrá parecer bajo el número de desempleados, dada la profundidad del colapso económico. Sin embargo, en la mayor parte del mundo el desempleo abierto no es una opción; no hay red de seguridad que compense el desempleo, ni otros programas sociales de bienestar. El desempleo significa muerte; por eso la gente tiene que encontrar empleo independientemente de lo pesadas que sean las condiciones. En segundo lugar, las categorías de trabajador pobre y empleo vulnerable se solapan parcialmente. Un o una cuentapropista puede ser al mismo tiempo vulnerable y pobre, y cuenta como fuerza de trabajo. Sin embargo, el miembro de una familia sin ingresos, según la definición estadística, sólo es vulnerable, y no cuenta en el mercado laboral. Se trata de nimiedades estadísticas. Independientemente de cómo se lean los números, son indicadores asombrosos de la realidad del mundo del trabajo actual.

A estos tenebrosos números deberían agregarse otros: la OIT estima que en el mundo de hoy trabajan, como poco, unos 200 millones de niños. La clasificación de la OIT sobre el trabajo infantil es complicada, pero bastará con decir que el 75% de esos azacaneados muchachos y muchachas realizan las peores formas de trabajo: traficantes, soldados en conflictos armados, esclavos, trabajadores sexuales y otras ocupaciones peligrosas e incapacitantes, como la construcción o la manufactura de ladrillos o alfombras.

Es muy común que los niños trabajadores vivan en la periferia de la ciudad, o que hayan sido forzados a abandonar sus hogares rurales, a veces "cedidos" en arriendo por sus propios padres, para trabajar en las ciudades. Sus padres son campesinos –hay unos dos mil millones en el mundo— y su futuro es cada vez más precario. Su relación con el campo es cada vez más tenue, y año tras años vienen a engrosar las filas de los ciudadanos de lo que Mike Davis ha llamado "el planeta de las ciudades miseria". No hay crecimiento económico que pueda absorberlos dentro del proletariado tradicional, y mucho menos en trabajos mejores.

Para casi todos los habitantes del mundo, el trabajo es el infierno. La cruda y triste verdad es que la inmensa mayoría ha de ser rebajada, humillada, lesionada, deformada mental o físicamente, y aun, con no poca frecuencia, mortalmente sacrificada en el proceso de trabajo, para que unos pocos se enriquezcan. Soy consciente de que las estadísticas son peores a causa de la crisis. Pero ¿se transformará el mundo del trabajo cuándo vuelva a subir el PIB y los índices de desempleo desciendan? ¿Comenzaremos entonces a "inclinarnos a la utopía", para usar una frase impropiamente patética del economista de Berkeley, J.Bradford DeLong, quien parece creer que realmente estamos en camino de un mundo con ingresos de clase media y obreros satisfechos?. Les aseguro que no.

Se dice que el diablo está en los detalles. Por eso, para otorgar mayor fuerza a los datos, añadiré ejemplos concretos. Estoy seguro de cada lector podría ofrecer ejemplos por su cuenta.

Un trabajador de la industria automovilística

Veamos la descripción que hizo un trabajador de la industria automovilística, Ben Hamper, en su libro Rivethead, cuando visitó la planta donde trabajaba su padre para ver lo que hacía. Dice así:

"Estuvimos unos cuarenta minutos o algo así, una vida entera en miniatura, y la pauta no variaba nunca. Auto, parabrisas. Auto, parabrisas. Trabajo duro, y más trabajo duro. Cigarrillo tras cigarrillo. Décadas apisonando y planchando vigas, los huesos hechos polvo, obstinados relojes amordazando las carnes, otro parabrisas, otro cigarrillo, guerras intermitentes, tormentas que murmuran el alfabeto, cornejas dormidas o muertas sobre cables de alta tensión, ese pulpo mecánico retorcidamente desplegado sobre nada, nada, nadedad."

Hamper llama gulags a las modernas plantas de automóviles.

Mira, la niña prostituta

Atendamos al caso de Mira, una niña prostituta de Bombay que a los trece años fue enviada por sus padres desde su pueblo hacia Nepal, para trabajar como empleada doméstica, según pensaban sus padres. Al menos hay 20.000 niñas prostituidas en Bombay, "expuestas en fila, como en las jaulas de animales del zoo". Se nos dice que:

Cuando Mira –una virgen angelical de piel cobriza— se negó a tener sexo, fue arrastrada a una cámara de tortura en un oscuro callejón dispuesto para "acomodar" a las nuevas niñas. La encerraron en una habitación estrecha, sin ventanas, sin comida ni agua. Al cuarto día, cuando todavía se negaba a trabajar, uno de los matones de la madama llamó a un gánster que la arrojó al piso y la golpeó contra el suelo, hasta que perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba desnuda; le habían introducido en la vagina una caña de ratán untada con guindillas picantes. Luego, el gánster la violó. Mila contó en un reportaje que "te torturan hasta que digas si" ,porque "nadie oirá tu llanto"

El caso de la pequeña Irfana, esclavizada

Consideremos el caso de Irfana, una niña paquistaní vendida a los seis años al dueño de un horno de ladrillos. Describe su vida de este modo.

"Mi amo nos compraba, vendía y trocaba como si fuéramos ganado, y en ocasiones, nos embarcaba y viajábamos a grandes distancias. Por lo general, maltrataban a los varones para que trabajaran más. A menudo, las mujeres éramos violadas. Mi mejor amiga enfermó luego de ser violada, y cuando ya no pudo trabajar, el amo la vendió a un amigo de un pueblo a mil kilómetros de distancia. Nunca le contaron su paradero a la familia, y nunca más la volvieron a ver."

Como Mary Anne Walkley, la sombrerera inmortalizada por Marx

Recuérdese el caso de Mary Anne Walkley, la sombrerera inmortalizada por Karl Marx en El Capital. Mary Anne murió hace 146 años, pero su historia podría ser contada hoy, y no sólo por trabajadoras niñas como Mira e Irfana, sino por cientos de miles de confeccionistas de prendas que trabajan en infernales talleres en condiciones tan terribles como las de la señorita Walkley, y desde luego, no sólo en la India o en Paquistán, sino aquí, en los mismísimos Estados Unidos de América. Si usted echa un vistazo a las calles del Chinatown de Manhattan, verá los vapores procedentes de centenares talleres infernales en los que las Mary Anne de nuestros días consumen sus vidas. Marx decía:

"En la última semana de junio de 1863, todos los diarios de Londres reprodujeron un texto con un título 'sensacionalista': 'muerte por simple exceso de trabajo'. Cuentan la muerte de una sombrerera, Mary Anne Walkley, de 20 años, empleada en un respetabilísimo establecimiento de confección de prendas de vestir explotado por una dama que responde al encantador nombre de Elisa. La vieja y tantas veces narrada historia, contada una vez más. La muchacha trabajaba un promedio de 16 horas y media, y en plena temporada, hasta 30 horas seguidas sin interrupción, proporcionándolese, para mitigar su desmayada capacidad de trabajo, ocasionales bebedizos suplementarios de jerez, oporto y café. Ahora estábamos precisamente en el momento culminante de la temporada. En un abrir y cerrar de ojos, había que dar la última puntada a los egregios tocados que habrían de llevar las nobles damas invitadas al baile organizado en honor de una recientemente importada Princesa de Gales. Mary Anne Walkley había trabajado sin parar durante 26 horas y media, junto a otras 60 muchachitas, 30 de ellas hacinadas en una habitación que apenas contaba con un tercio de los metros cúbicos del aire que necesitaban. Por la noche, dormían de a dos en uno de los sofocantes agujeros en que dividían con paneles la habitación. Y esta era una de las mejores sombrererías de Londres. Mary Anne Walkley cayó enferma el viernes. Murió el domingo. Sin que, para pasmo de Madame Elisa, hubiera podido terminar el trabajo que tenía entre manos."

Trabajadores en cruceros

Veamos el caso de quienes trabajan en cruceros. Por lo general, los cruceros están registrados en países como Liberia y, por tanto, son inmunes a las leyes laborales norteamericanas. Casi siempre, las personas de color de los países pobres tienen a su cargo los trabajos más pesados. Su salario es bajo y la jornada laboral, larga. Por lo general, cuando por alguna razón resultan heridos gravemente durante la jornada laboral y necesitan ser hospitalizados, son forzados a volver a su país de origen en busca de atención médica, incluso en el caso de que en EEUU existan mejores tratamientos. Un trabajador caribeño resbaló en la cocina mientras transportaba una gran olla de aceite. El aceite quemó gravemente su pierna y su pié. Lo expulsaron de un hospital en Anchorage, Alaska y lo forzaron a tomar varios vuelos de regreso a casa. Entonces, en la desesperación, logró llamar a su madre, y durante una escala en Miami se pudo comunicar con un abogado amigo de la familia. El abogado logró que lo atendieran en Miami y demandó a la compañía naviera. La compañía se vengó denunciándolo a las autoridades de inmigración, quienes finalmente lograron deportaron.

En el restaurante

Consideremos a un empleado de un restaurante, Mr. Zheng. Los empleados de restaurante de Manhattan trabajan, de promedio, más de 100 horas semanales y ganan la miseria de 2 dólares por hora. Así describió la vida de Zheng un periodista:

"Luego de tres años de haber llegado al país, procedente de la provincia costera de Fujian (en China), Mr. Zheng ( 35 años) aún trabaja para pagar una deuda de 30.000 dólares a los traficantes que organizaron su viaje en distintos barcos hasta llegar a destino. Sólo le quedan, para el alquiler, unos pocos dólares de su exiguo sueldo como ayudante de camarero, de modo que tiene 11 compañeros de habitación. Comparten un cuarto con camas literas de tres pisos, con un pasaje angosto entre ellas, similar a un pasillo. Es una habitación simple, una más entre una docena de cuartos en un complejo de tres rascacielos en Allan Street. Se reparten un alquiler de 650 dólares al mes, pagando 54 cada uno.

Como los demás, Mr. Zheng guarda sus escasas pertenencias en una bolsa de plástico debajo del colchón, y como decorado, cuelgan en su rectangulito de pared una bolsa de hierbas medicinales y una pintura naif.

Taxista en Nueva York

Tomemos el caso de Koffee, conductor de taxi en Nueva York, un africano que lleva viviendo en la ciudad treinta años. En una entrevista para el periódico Punching the Clock (PTC) dijo:

PTC: Entonces, ¿cuántas horas conduce al día?

Koffee: Doce horas, de cinco a cinco.

PTC: ¿Quiere decir que hace un turno de doce horas?

Koffee: Así es el sector, ya sabe, es lo que se hace. En menos de trece horas no se puede hacer nada….Algunas veces uno trabaja doce horas, y vuelve a casa con menos de 20 dólares en el bolsillo.

PTC: ¿Qué hace con su tiempo libre?

Koffee: ¿Tiempo libre? Descanso. Con este trabajo, después de doce horas no se puede hacer nada. Es un trabajo que mata. Sentado y conduciendo durante doce horas, llego a casa y me echo a dormir. Cuando me despierto, sólo tengo tiempo de traer algo para comer.

Una voz del pasado, tan presente

Oigamos la voz de un trabajador desempleado durante la primera depresión nacional, en la década de 1870. Con algunas variaciones, lo que dice podría decirlo cualquiera que haya experimentado la brutalidad de un desempleo a largo plazo, desde los campesinos en la época de sequías en 1930, hasta las víctimas de un cierre masivo de una planta de las últimas dos décadas, pasando por los millones de miserables desempleados en África, Asia y América Latina. Pregúntele, si no, al próximo sin techo que les pida dinero por la calle.

"Hace tres meses, cuando por desgracia me quedé sin un centavo, comencé a buscar empleo en New York. Soy mecánico, y creo que soy competente en mi trabajo. Durante este año me desplacé por diecisiete estados, y todo lo que obtuve fueron seis semanas de trabajo. Me enfrenté al hambre; durante algunos meses, cuando el termómetro bajaba a 30 grados bajo cero, no tenía ni cama para dormir. El último invierno dormí en los bosques, y mientras buscaba trabajo honrado, estuve dos o tres días sin comer. Cuando, apelando a la misericordia de Dios, pedí sustento para mi cuerpo y para mi alma, se me tachó de 'vagabundo'."

El trabajo en labores agrícolas

Consideremos el trabajo agrícola, uno de los peor pagados en todos lados, y de los más azacaneados. Encorvados sobre la cosecha, con calores y fríos terribles, trabajan junto a sus niños y sin suficiente comida, como es el caso de los trabajadores de las plantas de café que no pueden darse el lujo de comprar el grano que cosechan. Esto es lo que logró el "libre mercado" en México, al sur de California y Arizona:

"En los campos, hay un cuarto de baño público portátil para varios cientos, y un tambor metálico sobre ruedas que provee de agua….Los pequeños gatean entre los trabajadores sentados, algunos de ellos mamando biberones y otros, con sus caritas sucias de polvo, mastican cebollas… Unos pocos duermen en toneles, o en camitas improvisadas con cajones de verdura. Cuando el sol de la mañana ilumina el rostro de los trabajadores, descubre a decenas de niños y niñas. Haciendo un cálculo grueso, es posible que un cuarto de los trabajadores en ese y en cualquier lugar parecido, tengan entre 6 o 7 y 15-16 años. Honorina Ruiz tiene 6. Está sentada frente a una pila de cebollas verdes. Hace pilas de ocho o nueve cebollas, alineando tallos y cabezas. Luego deshecha la suciedad, pone una banda de goma alrededor de las cebollas y las añade al grupo que ya están en la caja aledaña. Es demasiado tímida como para decir algo más que su nombre, pero parece orgullosa de ser capaz de hacer lo que su hermano Rigoberto, de trece años, considera que hace muy bien…..Estos son los niños olvidados de México."

Emabaladores

Veamos el caso de los trabajadores embaladores, que preparan la comida que termina servida en nuestras mesas. Antes del advenimiento de las modernas tecnologías productivas, los solos nombres de estos trabajadores evocaban la visión del infierno: aldabones, mozos de cuerda, quiebrapiernas, pelapiés, carniceros, desventradores, hendedores, lugres... Ese trabajo lo hacían entonces los trabajadores inmigrantes europeos y afroamericanos. Hoy lo hacen los nuevos inmigrantes de América Latina y Asia, y aunque los nombres han cambiado, el trabajo sigue siendo sucio y peligroso:

Las empresas empacadoras de carne de res, cerdo y pollo han reclutado agresivamente a los trabajadores extranjeros más vulnerables, que son trasladados a EEUU a cambio de un trabajo de 6 dólares por hora en la industria más peligrosa del país. Esos trabajos apenas requieren continuidad, y prácticamente han desaparecido los conceptos de promoción e incrementos salariales significativos. Para esta próspera industria, no es obstáculo que la mitad de esos nuevos inmigrantes sean ilegales: disponen de una fuerza de trabajo dócil y disciplinada con una enorme rotación.

Los asombrosos niveles de enfermedad, lesiones –el 36% de los trabajadores de la carne— y estrés generados por un trabajo difícil y repetitivo traen con frecuencia consigo la poca duración del empleo: unos cuantos meses, hasta que el trabajador se va o la compañía lo fuerza a dejar el trabajo. Los controles públicos de seguridad han descendido un 43% en su conjunto desde 1994, como consecuencia de los recortes de presupuesto y de un sesgo creciente a favor de las empresas privadas por parte de la Administración para la seguridad y la salud laboral.

En los hoteles

Consideremos el caso de Michael, que aceptó un trabajo como administrativo de un hotel luego de treinta y dos años de maestro de escuela. Michael dice:

Pensé que en el hotel tendría el lujo de no tener que preocuparme por lo que haría mañana. Pero si bien es cierto que no me tenía que preparar para el trabajo del día siguiente, el trabajo del día es lo que pasaba factura. El trabajo era agotador; estaba todo el día de pié. Al final de la jornada era libre, pero estaba demasiado exhausto como para hacer algo. Por lo general, a hora tan temprana como las 7 de la tarde me sentía adormilado ni bien abría un libro. Y algunos días -especialmente el domingo, que era el peor en cuanto a intensidad de trabajo y reclamos de los clientes-, no podía dormir. Las claves que tecleaba en la computadora durante todo el día permanecían en mi cabeza dibujando una espiral interminable, y seguía molesto por las conversaciones que había tenido con huéspedes iracundos. El lunes por la mañana llegaría, y yo debería estar a las 7 en el trabajo, no me podía poner al día con el sueño hasta el viernes por la noche. El mundo de la enseñanza me había generado mucha ansiedad, pero este trabajo era física y psíquicamente incapacitante. Era imposible imaginar treinta y dos años en este trabajo.

En la oficina

Consideremos el caso de Kimberly y Helen, dos empleados temporarios de oficina, dos de los millones de trabajadores de oficina en el mundo entero. Así describen su trabajo:

"Trabajo mínimo. Aburrimiento. Y falta de estímulos. Preferiría vérmelas con una hoja de cálculo, tratando de imaginar cómo diseñar una hoja de cálculo, antes que simplemente ingresar los números. Un jefe que te trata como un trabajador temporario, y es exactamente lo mismo, siempre vigilándote o ignorándote totalmente. Ni recuerda tu nombre y dice: "Oh, acabo de poner esto aquí. Esperaremos hasta que otro fulano vuelva a trabajar en eso".

"Aislamiento. Carencia de recompensas. Monotonía. Subempleo. Tus recursos, tus capacidades, tu inteligencia, todo eso se deja de lado. Quiero decir, no hay cambio. No siento sino desesperanza, parálisis. No hay incremento ninguno de la actividad cerebral. Incluso cuando ellos descubren nuevo de ti, aun así, no confían en darte a cargo de algo más. Pero la soledad es propiamente soledad. El almuerzo en soledad, cada día. Y nunca nadie pregunta algo personal. Como las secretarias, que nunca jamás preguntan: ¿de dónde eres? ¿Qué has estado haciendo?".

Profesores

Consideremos el caso de Beverly Peterson, una profesor de universidad que luego de pasar gran parte de su vida en la universidad intentando obtener su doctorado, se convirtió en una "profesora gitana", enseñando aquí y allí y en cualquier lugar, bajo condiciones terribles y por muy poco dinero. Cerca del 40% de nuestros profesores lo son hoy a tiempo parcial, y ganan alrededor de 2.000 dólares por curso y sin beneficios de bienestar social. (Para contrastar: yo gano 8.000 dólares por curso, y tengo incluidos todos los beneficios de bienestar social.)

Desde que aprobó unos exigentes exámenes en la Universidad William and Mary en 1992, Beverly Peterson estuvo buscando un puesto de trabajo a tiempo completo algún departamento de Estudios Americanos. Luego de tres años, 121 cartas y dos entrevistas, todavía está buscando un puesto de trabajo permanente. Dice esta profesora interina de 44 años, que llegó una vez a ser profesora de inglés en una Escuela Superior: "Estoy tan acostumbrada a recibir cartas de rechazo diciendo: usted es una aspirante entre 800 para dos puestos". Mientras especula con la posibilidad de obtener un cargo definitivo en el estado de Pensilvania, Peterson hace lo que muchos doctorados recientes: para subsistir, suma dos puestos de profesora interina.

Peterson viaja regularmente en su auto desde su casa en Smithfield, Virginia, hasta sus puestos de trabajo en la Universidad Thomas Nelson Community en Hampton, a 40 minutos de su casa, y luego hacia la Universidad William and Mary, a otros 40 minutos. En el barco con el que debe cruzar el río James para colmar este último trecho de su viacrucis, suele trabajar con notas y materiales para la enseñanza, el último de ellos, una reinterpretación de La Cabaña del Tío Tom. El cuentakilómetros de su Chevrolet –de sólo cuatro años— marca 97.000 millas. Peterson dice: "Me gusta mi trabajo, pero deseo poder hacerlo en circunstancias menos complicadas".

Una historia excepcional es la de Ira Salomon -una profesora de historia en East Saint Louis, en Illinois-, ciudad de una pobreza extrema. Dejó esto dicho en una entrevista con Jonathan Kozol, el autor de Savage Inequalities:

" 'De ninguna manera es la peor escuela de la ciudad', me dijo cuando estábamos sentados en el aula del primer piso en el Instituto. 'Pero nuestros problemas son brutales. Ni siquiera sé por dónde empezar. No tengo materiales, salvo un simple texto que se le entrega a cada chico. Cuando propongo otra cosa –libros, videos o revistas—, los pago de mi bolsillo. El Instituto no tiene videograbadora. Y es una herramienta fundamental. ¡Hay tantas cosas buenas en la televisión pública! El equipo audiovisual que hay en el edificio es tan viejo, que nos presionan para que no lo usemos'…."

" 'De los 33 chicos que comienzan el curso regular de historia', dijo, 'más de un cuarto abandonan en el semestre de primavera………..En este momento, cuatro niñas de mi aula de clases de secundario están embarazadas, o acaban de ser madres. Cuando les pregunto por qué pasó, me dicen: 'Bueno, no hay ninguna razón para no tener un niño. La escuela pública no me ofrece demasiado'. La verdad es que…..un diploma de una escuela pública de un ghetto no sirve para mucho en los Estados Unidos de ahora…Ya sabe usted, hay injusticias tan amargas' …"

"Muy poca de la educación recibida en la escuela sería considerada académica en los barrios residenciales. Tal vez entre el 10 y el 15% de los estudiantes están en programas verdaderamente académicos. Del 55 % de los estudiantes que se gradúan, el 20 por ciento asiste a universidades de cuatro años: algo así como el 10% del curso. Otro 10 a 20 por ciento puede recibir otro tipo de educación superior. Un número igual se alista en las fuerzas armadas….."

"A veces me preocupa, porque comienzo a estar agotada. Odio perder un día de clase, porque, lo más frecuente es que Departamento no logre encontrar a un substituto para esta escuela, y a mis niños no les agrada que yo esté ausente".

La cobertura del bienestar social

Veamos el caso de Úrsula y Joy, dos madres cubiertas por el bienestar social, que trabajan duro para mantener unida a la familia, pero que han sido excluidas de la lista oficial de trabajadoras desempleadas y que han recibido el vilipendio de la sociedad "respetable".

Úrsula: Yo solía estar deprimida por depender del bienestar social. Había algo que me hacía sentir menospreciada. Me sentía degradada. Ellos quieren saber de dónde sacas esto, o quién te ayuda a mandar a tus niños a la escuela. Si no pagar la cuenta de agua este mes fuera necesario para que los niños pudieran ir a la escuela el mes próximo, no la pagaría. Pero ese es mi problema. No me gusta que se entrometan en quién me ayuda o me paga qué cosa.

Joy: Cuando dependes de la asistencia pública, es como si te quedaras con el dinero de otro y no trabajaras para conseguirlo. No lo haces por tí misma. Cuando obtuve mi primer cheque de la seguridad social me sentí extraña, porque comparé eso con recibir un cheque por mi trabajo. Sabía lo que significaba cada cosa. La gente solía decir. "bueno, estás quedándote con el dinero de gente que trabaja y no estás trabajando," "Me siento rara con ser una persona ubicada en el otro lado en este caso". Esta es mi primera experiencia con la ayuda social. Nunca nadie en mi familia dependió de la asistencia pública, solamente yo. Mi madre y mi abuela trabajaron para el gobierno. Yo fui la primera persona que alguna vez necesitó la seguridad social.

No me gusta la gente que trabaja en las oficinas de seguridad social. Son desagradables conmigo. Tienen mala onda conmigo. Se comportan de una forma presuntuosa, y no les gusta hacer su trabajo. Actúan como si el dinero saliera justamente de sus bolsillos. Pienso que si voy con una actitud agradable –porque me consta que hay gente que es desagradable con ellos-, entonces se comportarán de manera diferente. Pero eso no ayuda, siguen siendo antipáticos.

En una guardería

Leamos ahora un memorando enviado por un supervisor a un grupo de trabajadores de una guardería diurna. Recuérdese que los trabajadores de esos centros son gente de considerable experiencia y de gran capacidad en la atención de los niños, pero se les paga menos que a los vigilantes de un estacionamiento de automóviles:

"Ahora más que nunca, nosotros, como profesionales, estamos bajo el escrutinio de nuestros clientes. Desean observarnos y cuestionarnos para estar seguros de que sus hijos, a cargo nuestro, están sanos y salvos. Nuestro tarea es hacer lo mejor que podemos cuando hay una inspección de los clientes. Ellos han elegido el lugar donde quieren que estén sus hijos. Y nosotros tenemos que reforzarles la idea de que su elección fue la correcta. Tenemos que darles aquello por lo que ellos pagan, cada minuto del día. Tenemos que saludar a padres y niños por su nombre cuando llegan por la mañana y cuando se retiran al final de día. Debemos trabajar con los niños y cumplir su plan de lecciones, mañana y tarde. No se permite sentarse a la mesa, charlar con otros profesores, asearse o hacer cualquier otra cosa que no sea interactuar con los niños….Recuérdenlo en todo instante: el cliente siempre tiene razón, y nosotros siempre debemos hacer lo mejor para los niños. ¡Eso es lo que les debemos a estas personitas!"

Trabajo en la cárcel

Veamos el caso del prisionero Dino Navarrete, uno de los diez mil trabajadores presos que trabajan en el "complejo industrial de la prisión", que colabora con las empresas privadas para obtener superbeneficios. ¿Puede haber un trabajo más degradante, esclavitud total aparte?, Sin embargo, se trata de una industria en expansión. Los EEUU encabezan la lista mundial volumen de población carcelaria, que ahora se acerca al millón y medio de presos, siendo la mayoría de reclusos gentes de color.

Dino Navarrete, encarcelado por un delito de secuestro, no sonríe demasiado cuando contempla las máquinas de coser en el taller carcelario que no deja de crecer y prosperar en el penal Soledad. El hombre, bajo y robusto, con tatuajes que cubren su musculoso antebrazo, gana 45 céntimos la hora por hacer camisetas azules de trabajo en esta prisión prisión de mediana seguridad ubicada cerca de Monterrey, California. Luego de las deducciones, gana cerca de 60 dólares por mes, trabajando jornadas de 9 horas.

"Te ponen en la máquina para que trabajes para ellos", dice Navarrete. "Nadie quiere hacerlo. Estos trabajos son un cachondeo para la mayoría de los internos de aquí. Hace rato que California dejó de considerar que el trabajo rehabilita a los presos. Los guardianes sólo quieren tenerlos ocupados. Si los prisioneros se niegan a trabajar, se los traslada a lugares de castigo y pierden el privilegio de la cantina. Y aún más, pierden la posibilidad de acortar la condena por 'buena conducta'."

Navarrete se sorprendió al saber que California estaba exportando ropa confeccionada en prisión hacia Asia. Ni él ni los otros prisioneros tenían idea de que California, junto con Oregón, estaban haciendo aquello por lo que fustigan a China: exportar bienes confeccionados en prisión. Entonces, dijo Navarrete, "también a esto se le puede denominar trabajo esclavo". "Si lo están vendiendo a ultramar, entonces se sabe que están haciendo dinero. ¿Adónde va a parar ese dinero? A nosotros, no".

Discapacitados

Consideremos el caso de Larry McAffe, que quedó cuadripléjico luego de un accidente de motocicleta. Como otras decenas de millones de personas discapacitadas, quería trabajar, y podría haberlo hecho si la sociedad le hubiera proporcionado los medios. En cambio, lo hicieron fue enviarlo directamente al horrible mundo de pesadilla del "cuidado" de la salud, mundo cuya principal hipótesis inicial de trabajo es que resulta demasiado costoso lograr capacitar para el trabajo a gentes como Larry. Larry llegó a pleitear en tribunales exigiendo que lo dejaran morir, algo que tribunales, médicos y compañías de seguros –que se dirían secuaces de alguna versión del darwinismo social— parecen empeñados en estimular.

McAfee le dijo al periodista Joseph Shapiro, del Informativo "US News and World Report", que había odiado perder el control sobre su cuerpo, pero que era peor perder el control sobre su vida. Esperaba poder seguir contribuyendo a la sociedad, pero se encontró con que en cada intento realizado se veía bloqueado por una situación sin salida. Dado que no disponía de un servicio de asistencia personal, McAfee tuvo que ser institucionalizado; lo que significa que no podía cumplimentar pedidos de trabajo o tomar cursos de computación; y falta de capacitación implica falta de posibilidad de empleo; y el empleo en sí mismo puede significar que los desincentivos laborales construidos por las políticas de discapacidad ponen en riesgo la posibilidad de tener los medios para sobrevivir. ¿Cómo podría una persona motivada no resultar abatida por esos obstáculos aplastantes?

Un trabajador normal y corriente

Consideremos el caso de Mike Lefevre, un trabajador "corriente". Esto es lo que dijo a Studs Terkel, el autor de un libro verdaderamente excepcional, titulado Working:

"Pertenezco a una especie en extinción: un trabajador. Trabajo puramente muscular: levantar, bajar. Manejamos entre catorce y quince mil libras de hierro al día. Ya sé que resulta difícil de creer: desde cuatrocientas libras hasta piezas de tres y cuatro libras. Es matador…

"Es difícil sentirse orgulloso de un puente que nunca cruzarás, de una puerta que nunca abrirás. Hacemos producción en masa, y nunca vemos el resultado final. Una vez hice un trabajo para un camión, y tuve una pequeña satisfacción cuando lo cargué. Olvídate de eso en una fábrica de acero. Nunca vemos adonde va nada.

"En una ocasión, mi capataz me regañó. Dijo: 'Mike, eres un buen trabajador, pero tienes una mala actitud'. Mi actitud consiste en no emocionarme con mi trabajo. Hago mi trabajo, pero no digo '¡qué maravilla!'. El día que me emocione con mi trabajo será el día en que me tope con un reductor de cabezas salvaje. ¿Cómo vas a emocionarte manejando acero? ¿Cómo te puedes emocionar, si estás destrozado y en lo único que piensas es en sentarte?

No es sólo el trabajo. Alguien construyó las pirámides. Siempre hay alguien detrás de una construcción. Pirámides, el Empire State Building. Esas cosas no salen de la nada. Hay trabajo duro detrás de ellas. Me gustaría ver un edificio, digamos el Empire State, me gustaría ver en uno de sus lados una tira de arriba abajo con los nombres de cada uno de los albañiles, electricistas, con todos los nombres. De manera que cuando uno de los muchachos pasara por ahí, pudiera tomar la mano de su hijo y decirle. 'Mira, ése soy yo, por ahí, en el piso cuarenta y cinco'."

Voces dolientes

Escuchemos para terminar al coro de las voces dolientes, procedente también del libro, ya mencionado, Working :

"Prevalece en la inmensa mayoría un descontento apenas disimulado. Los blues de los trabajadores manuales no son más amargos que los gemidos de los oficinistas. 'Soy una máquina', dice el soldador. 'Estoy entre rejas', dice el cajero de banco. Y el administrativo del hotel se hace eco de todo ello. 'Soy una mula de carga', dice el trabajador del acero. 'Un mono podría hacer lo que yo hago', dice el recepcionista. 'Soy menos que el utensilio más insignificante de las labores agrícolas', dice el trabajador inmigrante. 'Soy un objeto', dice la modelo de alta costura. Trabajadores manuales y oficinistas repiten de consuno: 'soy un robot'. 'No tenemos nada de qué hablar', dice el contable desesperado. Han pasado ya unos cuantos años desde que John Henry cantaba aquello de que 'Un ser humano no ha de ser otra cosa que un ser humano'. El hecho duro y nada romántico es éste: murió con el martillo en la mano, mientras la máquina seguía con su bombeo rutinario. Sin embargo, encontró la inmortalidad. Es recordado."

(*) Michael D. Yates es editor asociado de la veterana revista socialista norteamericana Monthly Review. Su libro más reciente es: In and Out of the Working Class.



******

(*) Michael D. Yates es editor asociado de la veterana revista socialista norteamericana Monthly Review. Su libro más reciente es: In and Out of the Working Class.
Traducción para www.sinpermiso.info: María Julia Bertomeu

DDHH :RECESION y REPRESION.

Derechos Humanos: La recesión engendra represión.

BBC 30-Mayo-09



Irene Khan

El lado oculto de la crisis económica mundial es una extendida represión de los derechos humanos, alertó este jueves la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, en la presentación del Informe 2009 de la organización.

Por Sanjay Suri - IPS

"La crisis económica está agravando problemas de derechos humanos preexistentes, como la marginación de los pueblos indígenas, la situación de desalojos forzados de habitantes de tugurios y la crisis de los refugiados y migrantes", declaró en una entrevista con IPS.

La recesión también está creando nuevos problemas, añadió. "Durante el año pasado vimos gente saliendo a protestar a las calles en 17 países, y cuando eso ocurrió los gobiernos, particularmente los de inclinación autoritaria, respondieron a esas manifestaciones de maneras muy duras", dijo.

"Hemos visto gente asesinada en Túnez, en Camerún, hemos visto a la policía usar una fuerza excesiva en otros lugares como Egipto, Malí, Senegal. Estamos viendo más represión a partir de la recesión", señaló.

Aparte de los impactos de la recesión sobre las personas, "algunos problemas muy importantes en materia de derechos humanos no están concitando la atención y los recursos que necesitan. Hablo de asuntos como la violencia contra las mujeres, y también de cuestiones como los conflictos armados en (la occidental región sudanesa de) Darfur o Somalia o Congo o Afganistán o Pakistán", dijo Khan.

Los gobiernos están dedicados a "enderezar el mercado nuevamente. Pero el mercado no va a abordar los problemas de derechos humanos", sostuvo.

En cuanto a los paquetes de recuperación económica, Khan señaló que estos deberían ocuparse también de los pobres, y no centrase solamente en hacer que las empresas y los bancos se recuperen.

"Si no se aborda la pobreza, entonces no se tendrá un plan de recuperación económica sustentable", agregó.

El Banco Mundial había dicho que unos 53 millones de personas estaban volviendo a la pobreza a consecuencia de la recesión, recordó Kahn.

"El año pasado, la crisis alimentaria afectó a aproximadamente 150 millones de personas. Eso significa que se borraron todos los avances logrados en la última década", dijo.

Amnistía Internacional, con sede en Londres, considera que la recesión se constituyó en el segundo gran golpe a los derechos humanos, luego de "guerra contra el terrorismo" lanzada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington.

"En el pasado vimos a los gobiernos usar la seguridad como argumento para debilitar los derechos humanos. Lo que vemos ahora es que la crisis económica ha producido otro imperativo para los gobiernos, que nuevamente los están ignorando", dijo Khan.

"Así que el escenario del 11 de septiembre (de 2001) pasó a ser una suerte de escenario del 15 de septiembre", indicó, en alusión a la fecha del año pasado en que colapsó el banco Lehman Brothers, desatando la crisis.

"Por razones económicas --ya sean excusas o deliberadas, probablemente una combinación de ambas--, los gobiernos quieren evitar centrarse en los temas de derechos humanos", añadió.

Amnistía lanzó la campaña "Exige dignidad" para luchar por los derechos amenazados por la crisis económica, y por los sectores ignorados a consecuencia.

Con esa iniciativa "queremos poner fin a los abusos de los derechos humanos que crean pobreza y mantienen a la gente pobre. Estamos mirando a la pobreza como un tema no solamente de ingresos, sino también de derechos de las personas que viven en la pobreza: su participación, acceso equitativo a los derechos humanos y, particularmente, responsabilización de los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas", dijo Khan.

Amnistía hará campaña para poner fin a los desalojos forzados de habitantes de tugurios, aseguró, y trabajará para garantizar que las mujeres tengan voz en materia de derechos sexuales y reproductivos, además de "exigir la responsabilidad corporativa" de la industria extractiva.

Según Khan, la cuestión fundamental es "el empoderamiento de las personas que viven en la pobreza". "La mejor estrategia es sus derechos a la participación: su voz, la transparencia y responsabilidad de los gobiernos, a fin de que puedan hacer que sus gobiernos se responsabilicen, y ellos también puedan participar en las decisiones que los afectan", afirmó.

martes, 19 de mayo de 2009

UNA HIPOTESIS del FUTURO

El desenlace

Sepa porqué usted está parado sobre la cuarta guerra mundial


(IAR Noticias) 19-Mayo-09



Las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra mundial intercapitalista (desarrollada posiblemente con armamento nuclear) por el control de los recursos claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas.

Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
Informe especial



En el Gran Tablero geopolítico militar del "orden mundial" vigente, la generación de una próxima guerra intercapitalista (como emergente de diversos teatros de conflicto armado escalonados) cuenta con tres elementos detonantes interactivos:

A) La necesidad de EEUU y de las potencias aliadas (eje USA-UE) de generar por medio de un conflicto militar un nuevo polo de desarrollo productivo (economía de guerra) con empleo de mano laboral masiva para superar la crisis financiera recesiva que colapsa las economías del sistema a escala global.

B) Asegurar el control militar sobre el petróleo y los recursos estratégicos perecederos del planeta que le asegure su supervivencia como potencia hegemónica.

C) Impedir que los enemigos fundamentalistas de Israel y del sionismo cuenten con un gatillo nuclear capaz de lanzar un Apocalipsis sobre sus metrópolis imperiales.

Estos tres preceptos centrales guían la estrategia exterior de las potencias sionistas del eje USA-UE que utilizan diversas tácticas de "camouflage" para evitar enfrentamientos armados en el gran juego de la diplomacia internacional con que hoy disfrazan sus guerras por áreas de influencia.

Estas tres cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen y priorizan las líneas matrices del orden capitalista internacional en crisis tiene claramente tres protagonistas centrales:

A) EEUU, Unión Europea y el "eje occidental" (bloque dominante del capitalismo que extiende sus tentáculos para apoderarse de los recursos energéticos, rutas y mercados de Eurasia, Africa y Medio Oriente).

B) Rusia, China y el "eje asiático" (Bloque del capitalismo emergente que disputa una (por ahora) guerra comercial por áreas de influencia con el eje USA-UE que genera roces y conflictos militares como el de Gerogia, en el Cáucaso).

C) Irán y el "eje islámico" (Bloque de países asentados sobre más del 80% de las reservas mundiales del petróleo y de los recursos estratégicos en disputa).

Estos tres bloques centrales van a definir (a modo de desenlace, y cuando la crisis económica global se retroalimente con la crisis energética global ) un escenario estratégico de tercera guerra mundial intercapitalista que tendrá como detonante claves los distintos frentes de conflicto que hoy se extienden por Eurasia, Africa y Medio Oriente.

El elemento fundamental que define y da sustento a la contradicción fundamental (que va a precipitar el desenlace) es el petróleo junto con los recursos estratégicos, como es el caso del agua y la biodiversidad, claves y esenciales para el funcionamiento global del sistema capitalista, cuyas reservas se agotan sin que todavía se hayan conseguido alternativas para sustituirlo.

Todos los conflictos que hoy se desarrollan en el planeta (sean de orden político, militar o social) abrevan en forma subsidiaria en esa guerra subterránea intercapitalista por el control de los recursos estratégicos claves para la supervivencia futura de las potencias capitalistas.

En general, todo los que EEUU y la UE presentan como "guerra contra el terrorismo" en los escenarios de Asia, Africa o Medio Oriente, son conflictos fabricados (por la CIA y los servicios occidentales) como estrategia de posicionamiento sobre determinadas fuentes de recursos o zonas de control geopolítico militar.

Por ejemplo, el exterminio en masa de miles de civiles en Sri Lanka no fue determinado por una guerra contra el "terrorismo tamil" como se intentó hacer creer sino por intereses geoeconómicos y geopolíticos militares estratégicos que tienen que ver con el control del Océano Índico y de las rutas del petróleo. Tampoco se trató de un genocidio por cuestiones de origen "racial" sino de una matanza sistemática que se encuadró en el escenario de la llamada "guerra energética" que disputa el eje sionista USA-UE con el bloque Rusia-China-Irán por la supervivencia futura.

Lo mismo que hoy sucede en Sry Lanka (y con distintas características), esta sucediendo en Somalía, el Tibet, Sudán, el Cáucaso, Chad, Etiopía, entre otros, donde las potencias arman y financian "guerras civiles" o "guerras religiosas" para justificar intervenciones o invasiones armadas.

En la realidad (extinguida la Unión Soviética y los procesos de la revolución armada setentista), hoy el sistema capitalista ya no tiene enemigos estratégicos que planteen su reemplazo por otro sistema, y, consecuentemente, todos los conflictos que existentes en los cinco continentes son emergentes exclusivos de las contradicciones y de las competencias intercapitalistas.

El sistema capitalista se ha quedado solo, y su dinámica irreversible de destrucción histórica solamente llegará de la mano de sus propias contradicciones (íntercapitalistas) dentro de una dialéctica de "autodestrucción" marcada por la búsqueda de rentabilidad y de la concentración del poder mundial en pocas manos.

En suma, todos los conflictos existentes, son la sumatoria de la lucha de las potencias capitalistas que compiten entre sí por apoderarse de mercados y de recursos estratégicos, ya sea por medio de conflictos armados o de conflictos sociales activados con fines de control político.

El petróleo y el gas (bienes cada vez más escasos y en extinción), el motor de los motores de la economía mundial, configuran el recurso básico esencial para la supervivencia de las potencias centrales y representan el eje detonante estratégico de los conflictos militares en marcha que pueden convertir a Wall Street y a los "mercados" en tierra arrasada y en llamas.

Como producto de los conflictos intercapitalistas por el control del planeta, en el escenario geopolítico militar mundial hay cuatro frentes de inevitable desenlace a corto plazo:

A) La resolución de la crisis recesiva mundial, B) el ataque militar a las usinas iraníes, C) la ampliación del conflicto en Afganistán, D) la ocupación militar de Pakistán por EEUU, E) otro conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría EEUU-Rusia) y F) un ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o EEUU (que servirá como argumento justificatorio de acciones militares de EEUU y de la OTAN).

Un nuevo estallido militar de la guerra energética, tanto en el Cáucaso (con Rusia como protagonista) como en Medio Oriente (con Irán como protagonista) se complementa con el cuadro de la crisis económica estructural del sistema capitalista que ya se proyecta con una amenaza de crisis y estallidos sociales con peligro para la gobernabilidad del sistema escala global.

Por las líneas geopolíticas de Afganistán, Pakistán o Irán, se trasmiten y retransmiten los teatros de conflicto que atraviesan la escala comprendida entre Eurasia y Medio Oriente, cuyos desenlaces impactan directamente en las fronteras energéticas ubicadas entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico, las llaves estratégicas del petróleo y la energía mundial.

Luego de la caída la URSS, EEUU y la Unión Europea se abalanzaron sobre los mercados y los recursos energéticos de las ex republicas soviéticas en Europa del Este, y el área caucásica y centroasiática, tradicional esfera de influencia rusa, ampliando su red de accesos y bases militares en toda la región.

La importancia estratégica de Irán, Afganistán y Pakistán, en el tablero de la guerra energética se da por dos razones principales:

A) Tanto Pakistán (un gigante islámico con poder nuclear) y Afganistán (dominado por un conflicto armado con los talibanes) conforman una llave estratégica para el dominio y control militar del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra más del 70% la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.

B) Irán, que controla el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción mundial petrolera, además -con su posibilidad de tener un bomba nuclear- pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la supremacía del control económico, geopolítico y militar estratégico del poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo Pérsico.

Así como Rusia representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos (vitales para la supervivencia futura del eje USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Medio Oriente.



Estas son las razones estratégicas que convierten al "triángulo petrolero" Eurasia-Cáucaso-Medio Oriente en el teatro obligado de la tercera guerra mundial intercapitalista (desarrollada posiblemente con armamento nuclear) por el control de los recursos del planeta claves para la supervivencia.

Y al final (y si es que queda algo vivo y en pie) los ganadores se repartirán el botín y un nuevo "orden mundial" como en 1918 y en 1945.

EEUU solo puede satisfacer un 25% de sus necesidades energéticas (con recursos que se agotan), y la Unión Europea es totalmente dependiente en provisión de gas y petróleo. China (al igual que India, Japón y las potencias asiáticas) necesitan del petróleo y el gas (bombeados principalmente por los corredores rusos) para supervivir como superpotencias industriales.

En consecuencia, como ya dijimos, Rusia, la única superpotencia nuclear que se autoabastece de gas y petróleo (además de controlar la mayoría de las redes euroasiáticas) representa para el eje USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia y de sus recursos energéticos.

Y el gigante petrolero socio de Rusia, Irán, es a su vez la piedra que hay que remover para complementar el control sobre las rutas y las reservas energéticas del Golfo Pérsico y de Medio Oriente.

¿Se entiende porqué hay que destruir a la capital del "eje del mal"?

El desenlace de la tercera guerra mundial no es, en síntesis, un producto de la visión de los profetas sino un resultante histórico (inevitable) de los cálculos matemáticos de la supervivencia capitalista. Que es la madre de todas las guerras.



*****

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias.

viernes, 8 de mayo de 2009

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES y LOS GOBIERNOS TRANSFORMADORES

08-05-2009



El papel de los movimientos sociales en los procesos de transformación latinoamericanos
Dialogar con gobiernos y entre nosotros mismos


José Miguel Hernández Mederos
Rebelión




Una vez que comienzan a producirse en nuestra región procesos transformadores con la llegada al gobierno de expresiones que, en mayor o menor grado, con mayor o menor radicalidad, toman distancia de las prácticas neoliberales que campearon en las últimas décadas, gerenciadas por la política hegemónica de los Estados Unidos, organizaciones y movimientos sociales en general comienzan a sentir identificación y necesidad de dialogar e intercambiar con dichos procesos.
Es así que se promueven desde los movimientos sociales diversos momentos de convergencia y encuentros con los nuevos gobiernos en variados escenarios, particularmente en aquellos donde se hacen coincidir la presencia de eventos gubernamentales con eventos de luchas sociales, tales como los Foro Social Mundial y las diversas Cumbres de Jefes de Estado, todo ello en la intención, de expresar la coincidencia de objetivos de lucha, las aún presentes contradicciones, el reconocimiento y apoyo a dichos procesos transformadores y encontrar las vías y métodos para encaminar acciones conjuntas en la lucha antineoliberal.

No pocas acciones se han desarrollado. Recordemos las ediciones del Foro Social Mundial en Porto Alegre y Caracas, la Cumbre de las Americas en Mar del Plata, las Cumbre Unión Europea-América Latina en Viena y Lima, la Cumbre de los Pueblos en Cochabamba, Cumbres de MERCOSUR, Cumbres del ALBA, los Encuentros Hemisféricos contra el ALCA, etc. En las que se han encontrado los momentos para hacer conocer el criterio de los movimientos sociales sobre temas de interés común a los Jefes de Estado y, a la vez, escucharles dirigirse directamente a las organizaciones sociales y los pueblos, muchas veces sin mediar una agenda común para un verdadero dialogo, primando mayoritariamente el sentido de encuentro, lo cual no resta meritos a la utilidad de los mismos.

Es reconocible el valor de dichos encuentros por lo políticamente novedosos que resultan en las practicas de luchas de los movimientos sociales, por la posibilidad de mostrar a los gobiernos la diversidad y amplia existencia de expresiones sociales en lucha, por la oportunidad de hacer oír nuestra voz en escenarios de gran impacto mediático, y por facilitar el reconocimiento mutuo en la coincidencia de los objetivos de luchas y aspiraciones.

Dichos encuentros han contado con la intencionalidad de generar un espacio de dialogo con aquellos gobiernos de la región que han marcado distancia de las prácticas neoliberales habituales, sin detenernos en calificar los procesos internos por su profundidad y alcance transformador y superando las visiones y contradicciones internas que puedan existir en unos y otros, potenciando el reconocimiento a la identificación de voluntades, intereses y acciones comunes, donde hemos intentado encaminar una relación franca, constructiva, directa, participativa y políticamente coincidente, de manera que desde nuestra perspectiva, podamos aportar la experiencia de lucha acumulada, brindar nuestras capacidades movilizadoras a favor de dichos procesos transformadores y acompañarlos en el duro camino de su consolidación, y a la vez recibir de ellos el reconocimiento y apoyo político necesario, así como la posibilidad de ser actores directos de los mismos, de manera que exista un beneficio mutuo en dicha relación. Todo ello teniendo como premisa fundamental el desarrollo de políticas basadas en la justicia social e igualdad para hombres y mujeres en beneficio de nuestros pueblos.

Tomemos en cuenta que no pocos de esos procesos transformadores que hoy se operan en la región con la llegada al gobierno de figuras y movimientos afines, han sido posibles también, gracias a la contribución y apoyo de los movimientos sociales y hasta fruto directo de sus propias luchas.

Lo positivo de este escenario de encuentros, no implica admitir que exista total satisfacción por parte de las organizaciones y movimientos sociales.

Nuestras insatisfacciones en materia de las iniciativas de encuentro con los gobiernos radican, en primer lugar, en su propio origen. En la casi totalidad de los casos, la iniciativa ha surgido desde la voluntad de los movimientos sociales y no así de la acción e interés de los gobiernos por dialogar con éstos, aún cuando debemos partir de reconocer que el sólo hecho de acceder a estos encuentros es en si mismo una etapa superior en las relaciones políticas gobiernos-movimientos sociales, pero igualmente cierto es el hecho de que la propia decisión y selección de a quiénes convocar, ha generado y genera debates internos entre nuestras organizaciones y movimientos sociales, lo cual expresa aún un no homogéneo consenso al respecto, quedando demostrado un determinado posicionamiento político con el cual se identifican algunas organizaciones sociales.

Por otra parte, dichos encuentros se han venido realizando teniendo como escenarios eventos sociales paralelos a similares de carácter oficial, lo cual siempre genera tensiones organizativas y condicionantes de tiempo.

La decisión de desarrollar encuentros con Presidentes está asociada, de una parte, al manejo del criterio que sobre la autonomía de los movimientos sociales se tiene por parte de algunos, especialmente cuado se asocia la misma con una necesaria y permanente divergencia y oposición a los gobiernos, lo cual resulta una interpretación errónea del criterio de autonomía.

¿Qué significa para algunos esa defendida autonomía? Significa poner en dudas la autenticidad de los gobiernos desde el punto de vista de su coherencia absoluta con las prácticas de justicia social, significa cautela ante la radicalidad de determinados procesos de transformación social, dado ello por la incapacidad de comprender la necesaria ruptura de los mismos con los viejos códigos y prácticas desarrolladas dentro del sistema capitalista actual, con independencia al grado y alcance de dicha ruptura, significa sobrevalorar las posibilidades y capacidades propias de las organizaciones y movimientos sociales como autores transformadores reales, sin tener en cuenta la falta de cohesión y articulación que aún prevalece entre nosotros mismos, donde muchos son dados a diagnosticar las coyunturas, pero pocos aportan en materia de alternativas concretas para coadyuvar a las transformaciones reales y necesarias desde un proyecto concreto de toma y construcción del poder político, significa por tanto, una limitada visión política ante una realidad distinta que se va imponiendo en momentos en que colapsa el modelo neoliberal que ha venido señalizando el sistema capitalista en las ultimas décadas y que a su vez es expresión de una toma de conciencia social diferente por parte de los pueblos urgidos de dichos cambios.

La selección de a quiénes convocar transita por un posicionamiento fundamentado en identidades políticas, desconociendo las posibilidades de la coincidencia en objetivos e intereses comunes, donde organizaciones y movimientos sociales pueden actuar desde sus propias perspectivas sin desmedro de sus propias prácticas y tradiciones, convirtiéndose en acompañantes de dichos procesos y sabiendo aprovechar los valores positivos de dichos procesos de cambio, más cuando algunos de dichos procesos de cambios, son frutos de nuestras propias luchas.

En resumen, el asunto radica en una real visión de intereses políticos. Entonces preguntémonos, ¿Necesitamos los procesos de cambios? Seguramente nadie pondrá en duda que SI los necesitamos. Por ello se ha luchado y lucha. ¿Estamos preparados para ellos? Para algunos aún no se está en condiciones o no interesa entender el fenómeno en su justa dimensión. ¿Estamos en capacidad de superar esa incomprensión y entender el escenario que tenemos por delante y nuestro papel dentro del mismo? He ahí donde radica la esencia del necesario debate político que debemos darnos, y ello será posible en la medida en que los movimientos sociales reales[1] asumamos con mayor determinación las identidades políticas con dichos procesos y nos despojemos de cierta falsa auto-autenticidad, disponiéndonos a ser acompañantes activos y creadores y no sólo críticos y cuestionadotes de los mismos, aunque ello, de manera constructiva, también es expresión de valiosas contribuciones democráticas.

Los movimientos que algunos llaman antisistémicos, por tener una perspectiva de lucha radical frente a la hegemonía capitalista, de sus relaciones de explotación y opresión y sus lógicas discriminatorias y depredadoras, constituyen referentes de sentido para los gobiernos que avanzan por la senda del posneoliberalismo y que adelantan visiones de ordenamiento socialista en las nuevas condiciones históricas. Gobiernos populares y movimientos sociales se deben complementar y articular en el plano social-político, aprender mutuamente en las experiencias de resistencia y lucha conjuntas frente a los enemigos externos (imperialismo) e internos (oligarquías desalojadas el poder) de esas alternativas de cambio en la región. Pero es necesario construir entre ambos polos de esta relación (Gobiernos-movimientos sociales) un diálogo no coyuntural, sino histórico que exprese lo común de ambas voluntades e identifique con transparencia y honestidad las contradicciones que aún subsisten y los modos diversos de entenderlas y solucionarlas. Para ello se necesita un salto hacia una noción de autonomía que incorpore la hegemonía, como integralidad de las luchas sociales, políticas y culturales a favor de los pueblos. Se trata de un aprendizaje político, de un proyecto compartido que nos rebasa a ambas expresiones en la perspectiva histórica[2].

Lo cierto es que cualitativamente ese dialogo no se ha logrado establecer cabalmente.

Entre los factores que pueden haber estado incidiendo en ello se cuentan, las complejidades organizativas previas y durante el momento de dichos encuentros, las lógicas complejidades e improntas de las agendas de los Presidentes en los espacios oficiales en que participan y en las suyas propias, el no contar con interlocutores directos desde los movimientos sociales con los gobiernos, tanto a lo interno de cada país como en el ámbito subregional y regional, lo que en consecuencia limita la posibilidad de concertar agendas previas y comunes. En este ultimo sentido, llama la atención que en la mayoría de los países donde se han venido operando transformaciones, con mayor o menor grado de profundización y radicalidad, los movimientos sociales no se encuentran suficientemente involucrados en las mismas, faltando de una parte, el interés desde los gobiernos por dotarse de una estructura de participación social que tome en cuenta a dichos movimientos sociales lo suficientemente activa y participativa y de otra, los movimientos sociales han carecido en muchos casos de la suficiente capacidad para demostrar una voluntad política hacia el mayor compromiso y acompañamiento a estos procesos, atravesado ello por las diferencias políticas internas, afán de protagonismo y limitadas visiones políticas del alcance de dichas transformaciones y el justo papel que le ha de corresponder jugar a los mismos. Existiendo por tanto, un divorcio, o en el mejor de los casos, una distancia entre ambos espacios de la estructura social de estos países, lo cual resulta en algunos casos incomprensible, toda vez que como ya se ha dicho, en no pocos casos esos gobiernos son fruto de las luchas e identidades de los movimientos sociales y en la generalidad, la tendencia de esas transformaciones apuntan hacia la satisfacción de las exigencias de los movimientos sociales en defensa de los interese de sus pueblos.

Nos estamos perdiendo la oportunidad histórica de ser contribuyente y participantes activos de esto procesos de transformaciones políticas, económicas y sociales, más cuando en las actuales circunstancias, asistimos a un momento de necesaria acumulación de fuerzas e identidades que contribuyan al sostenimiento político de las mismas y creen las condiciones para instalar la necesaria cultura política que favorezca la formación de un nuevo orden mundial.

¿Qué hacer?

Debemos partir del hecho que cada uno de estos procesos transformadores que se operan en la región, tienen sus propias características, fruto de múltiples factores como: su acumulado histórico, sus luchas, su cultura política, sus posibilidades económicas, etc, lo cual le imprimen un determinado grado de autenticidad particular.

Es por ello que no podrán existir fórmulas únicas para encontrar la solución a las angustian que nos aquejan. Para ello ha de tenerse en cuantas dichas propias características y posibilidades, entendiendo que existe un denominador común: asistimos a procesos de transformaciones más revolucionario unos que otros, pero de transformaciones reales, que los apartan o hacen tomar distancia del agotado modelo neoliberal, enrumbando incluso algunos hacia procesos de construcción socialista con códigos propios como opción alternativa más clara y viable.

Un factor que ha venido caracterizando a estos procesos es la voluntad política demostrada hacia una integración de nuevo tipo.

Este nuevo estilo de integración tiene su figura emblemática en el ALBA[3], si bien dicha iniciativa y todos los esfuerzos que bajo sus principios se llevan a cabo en materia de integración regional puede no resultar totalmente acabados y perfectos, lo cierto es que hasta ahora es la única expresión integradora capaz de demostrar resultados concretos y con marcados beneficios económicos y sociales.

Su sentido novedoso está marcado por el hecho de la autenticidad latinoamericana, sin mediación de los tradicionales círculos de poder económicos y financieros al servicio del imperialismo, igualmente se inscribe la flexibilidad política para la participación de los países, siendo posible su adhesión total o parcial, y sin condicionalidad alguna, según las necesidades e intereses, estando presente en primer lugar, la voluntad política de los gobiernos por encontrar soluciones a sus problemas fundamentales, en beneficio para sus pueblos.

Aún conociendo de la existencia de algunas experiencias de participación directa con organizaciones sociales en proyectos inscriptos bajo la óptica del ALBA, así como algún que otro esfuerzo por dotarla de la participación de los movimientos sociales directamente, lamentablemente el ALBA carece de un espacio y oportunidad de participación de los tantos actores sociales que reconocen sus virtudes e interesan acompañarla y acompañan en su perspectiva política.

Si bien el ALBA ha sido, es y perspectivamente ha de ser una opción viable para demostrar las potencialidades de esa nueva conceptualización de la integración, se han venido desarrollando otras expresiones con base en la autonomía de los países de la región latinoamericana, como por ejemplo, la naciente (UNASUR)[4].

Más allá de las dudas, críticas y expectativas que ha generado el surgimiento de UNASUR en los movimientos sociales, existe un reconocimiento a sus virtudes e importancia política y estratégica, especialmente en la actual coyuntura de crisis generalizada provocada por los gendarmes de sistema capitalista y cuyo impacto ha de sentirse con mayor intensidad, tarde o temprano, en nuestra región, significando las mismas, nichos de respuesta que permiten hacerle frente a la misma, más si tomamos en cuenta el grado de vulnerabilidad económica de la gran mayoría de las economías en nuestra región

Es por ello que para los movimientos sociales resulta imperioso continuar insistiendo en ganar un espacio en esta nueva voluntad integradora, donde, con identidad propia, se compartan objetivos comunes, con expreso compromiso de acompañamiento político, con presencia en las diversas estructuras orgánicas, con participación en la toma de decisiones, y formando parte de los beneficiarios directos de sus resultados y todo ello en franco y abierto dialogo con los gobiernos, con respeto a la perspectiva e identidad política de cada cual, sin implicaciones de subordinación a las decisiones y prácticas gubernamentales.

Dicho dialogo, que ha de trascender el ámbito de la integración para convertirse en un verdadero dialogo político, ha de darse entre iguales, toda vez que dichos gobiernos tiene el deber de ser representantes de sus pueblos y estos tienen el derecho a hacerse representar por sus organizaciones sociales.

Para el dialogo se necesita de construir y concertar agendas comunes, las que permitan establecer estrategias de trabajo conjuntas en la dura batalla frente a las políticas imperiales, disponiendo para ello del potencial político, académico, cultural y social presente en nuestros pueblos, contando con la sabiduría propia acumulada en los movimientos sociales y con el concurso de la intelectualidad y academia que le acompaña.

Para un dialogo efectivo se necesita compartir información con los gobiernos, permitiéndose la construcción de posiciones estratégicas comunes, ello como expresión de fortaleza democrática en los procesos transformadores.

Se necesita igualmente generar espacios de reflexión propios y comunes desde los movimientos sociales, donde sea posible enviar a los pueblos claras señales de los rumbos y prácticas que serán asumidas, sus alcances y beneficios y donde los pueblos puedan verter sus experiencias y aspiraciones.

Se necesita transparencia y capacidad política para enfrentar las divergencias y superar las que sean posibles, así como, aún ante la existencia de discrepancias, continuar avanzando a favor de la unidad de criterios desde la propia diversidad de visiones y posiciones, tomando en cuenta que por encima de los criterios y posibilidades particulares, está el valor potencial del beneficio social y económico para los pueblos.

Dialogar con los gobiernos que han emprendido o emprenden los procesos transformadores que necesitan nuestros pueblos, no implica hacerlo desde el antagonismo, significa, en primer lugar, asumir una postura política constructiva ante los mismos y los procesos transformadores emprendidos, de ahí que resulta positivo hacerlo con identidad propia, poniendo en la balanza lo positivo de dichos procesos y dando una moratoria a las diferencias que puedan estar presentes.

Seamos exigentes con nuestras demandas y a la vez tolerantes con las imposibilidades e incapacidades que signan los ritmos transformadores, ello expresa el sentido constructivo de nuestra lucha permanente, de manera que nuestro reto es conseguir hacernos protagonistas reales de dichos procesos y en consecuencia, estaremos en mejores condiciones de influir en los mismos y llevarlos al punto máximo de nuestras aspiraciones. Es en nuestra región donde mejores condiciones existen para demostrar las posibilidades de hacer realidad ese “Otro Mundo Posible”.

Un buen ejemplo de las posibilidades que se nos abren por delante está en el reciente encuentro con mandatarios realizado en ocasión del VIII Foro Social Mundial en Belem, Brasil, donde presidentes de 4 países, de esos mismo que hoy emprenden y desarrollan procesos transformadores en la región, concurrieron a la cita convocada exclusivamente por los movimientos sociales y de conjunto desarrollaron, lo que hasta ahora puede parecerse más a un verdadero dialogo. Allí, teniendo como tema central la actual coyuntura de crisis global, los mandatarios conocieron de las posiciones de los movimientos sociales frente a dicha coyuntura y del decursar de sus luchas, escucharon sus demandas y fueron compulsados a sostener y avanzar en sus quehaceres políticos, económicos y sociales en favor de nuestros pueblos. Igualmente los movimientos sociales recibieron de los mandatarios, sus expectativas, visiones y compromisos para hacer común el enfrentamiento y superación de la actual coyuntura. Quizás la aspiraron fuera mayor, pero es innegable que en materia de dialogo se avanzó con respecto a ocasiones anteriores.

Pero no todo hay que dejarlo a la voluntad de los gobiernos para tomarnos en cuenta, hay que conquistarlo, demostrando nuestra voluntad política por hacer a favor de dichos procesos y ello implica igualmente resolver nuestras propias diferencias, las que en ocasiones, están marcadas por intereses particulares de protagonismo, aspiraciones de poder e incapacidad política. Lo importante no es quién resulta más visible, sino cuánto contribuimos, con modestia y entrega a la causa transformadora, despojándonos de los viejos vicios que se han entronizado en muchas de las organizaciones sociales.

Para ello se hace indispensable abrir nuestros propios debates en torno al papel que debemos jugar en cada etapa del desarrollo de dichos procesos y entender QUÉ hacer en cada momento para lograr el objetivo propuesto y CÓMO hacerlo una vez conseguido el mismo. En ello radica el principio de lo táctico y lo estratégico que nos debe asistir en las actuales condiciones del desarrollo económico, político y social, tomando en cuenta que, por encima de cualquier interés propio, sectorial, local o de otra índole, está la obra a construir una sociedad más justa y equitativa.

Debemos cuidar no terminar haciéndole el juego al imperio en su afán de mantenernos fracturados y disminuidos a partir de sus “cantos de sirenas”, cuando pretender organizar y hasta construir una “sociedad civil” a su servicio, a la que sólo le ofrece una pocas migajas, muchas veces acaparadas de manera individual o simplemente ubicándonos en la dirección contraria al curso de dichos procesos transformadores, para así utilizarnos en sus pretensiones de destruirlos en aras de mantener sus hegemonismo.

Los tiempos han cambiado y están cambiando y nuestra región ha dado la clarinada en ese sentido. Seamos consecuentes con los tiempos que vivimos y alcémonos a la altura de ellos. Los pueblos y la historia, nos lo reconocerá.

Hoy, cuando a todas luces, el camino de la integración parece ser el contrapeso viable para enfrentar los impactos de la crisis, utilicémoslo para enrumbar nuestras voluntades de participación social, en dialogo franco y abierto con quienes impulsan objetivos comunes a los nuestros.

Marzo-2009

[1] Movimientos Sociales reales: entendido por aquellos que tienen bases orgánicas y capacidad de movilización propia.

[2] Contribución del Dr. Gilberto Valdés. Grupo GALFISA. Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Cuba, marzo 2009.

[3] ALBA: Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.

[4] UNASUR: Unión de Naciones Sudamericanas.

--------------------------------


José Miguel Hernández es funcionario del Dpto. de Relaciones Internacionales de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Coordinación Comité Cubano del Foro Social Mundial (CC-FSM) y del Capítulo Cubano de la Alianza Social Continental (CC-ASC)

HAYEK : FALACIAS y MISERIAS del NEOLIBERALISMO.

08-05-2009



La crisis desnuda todas las falacias y miserias del libre mercado de Hayek


Andrés Herrero
Rebelión




Resulta enormemente significativo que el distinguido profesor Hayek, defensor a ultranza de la libertad, proclamase su apoyo incondicional a un dictador tan sanguinario, corrupto y siniestro como el general Pinochet, al afirmar que:


- Cuando no existen reglas, alguien tiene que hacerlas. Una dictadura puede ser necesaria durante un cierto período de tiempo como forma de instaurar una democracia estable, limpia de impurezas… (¿los más de 30.000 chilenos asesinados en el golpe de Estado quizás? )…


La mejor manera de defender la libertad es imponerla a sangre y fuego. Las declaraciones de Hayek prueban que prefiere la legalidad surgida de las armas a la elegida pacíficamente por la mayoría de los ciudadanos, cuando éstos tienen la desgracia, o cometen la imprudencia, de desviarse de la buena senda. Pero no se trata aquí de juzgar tanto sus posturas políticas, como sus posiciones ideológicas.


El gran apóstol de la libertad del siglo XX, inició su fervorosa cruzada neoliberal en 1947, recién terminada la segunda guerra mundial, cuando fundó la Mont Pelerin Society, un elitista laboratorio de ideas o think thank, al que solo se accede por invitación, y que a lo largo de su historia ha contado en sus filas con 8 premios Nobel de Economía, desde él mismo, que fue además su primer presidente, hasta otras personalidades no menos célebres como Milton Friedman, George Stigler o Gary Becker. Desde el primer momento, este selecto club de cerebros, financiado por la fundación William Volker Fund, se consagró a la tarea de expandir las bases ideológicas de la revolución conservadora a lo ancho y largo del globo, desplegando una febril actividad que con el paso del tiempo se revelaría como una de las inversiones más rentables del capitalismo contemporáneo.


Desde tan privilegiado pedestal, Hayek ha estado impartiendo su lección magistral a la humanidad durante cincuenta años:

- Una dictadura se puede poner límites a sí misma y resultar así más liberal que una democracia totalitaria . Porque la democracia cumple una función higiénica: asegurar que los procesos políticos se conducen correctamente y permitir a la gente impedir que el gobierno haga ciertas cosas; pero la democracia no es un fin, sino que constituye tan solo un instrumento al servicio de la libertad, por lo que de ninguna manera tiene la misma categoría que ella. Desgraciadamente, la libertad está hoy gravemente amenazada por el afán de la mayoría, compuesta por gente asalariada, de imponer sus criterios y opiniones a los demás.

Como no podía ser menos, la mayoría constituye la mayor amenaza a la libertad y la democracia. Que la gente asalariada pretenda intervenir en la marcha de la sociedad, atenta contra el buen orden de las cosas. Cada cual tiene que dedicarse a lo suyo. Los currelas a trabajar sin rechistar, y los multimillonarios a ser libres y mandar. Al fin y al cabo, la libertad forma parte del patrimonio de los ricos (como todo lo demás), y sería imperdonable que se la dejasen arrebatar por un puñado de personas inferiores, mano de obra a su servicio. El mayor problema para los ricos es que se les acumula el trabajo, ya que “la necesidad de un poder capaz de garantizar la propiedad privada, propicia que los gobernantes tiendan a abusar de los poderes a ellos confiados”, lo que les obliga a controlar con pulso firme tanto al pueblo como al gobierno, ya que cualquiera de sus dos subordinados le puede traicionar.

Solo la fuerza permite conservar la riqueza (el botín acumulado), por lo que el poder no puede mostrarse débil ni hacer concesiones. Hayek, su portavoz autorizado, denuncia con sobrada razón que “los gobiernos se han convertido en instituciones de beneficencia”… solo que de la banca y las grandes corporaciones, no de las personas, se le olvida añadir.

“Comenzamos domesticando al salvaje y debemos terminar domesticando al Estado”, sugiere. La coacción del gobierno es mala; la de los grupos de presión, estupenda. Nada resulta más nocivo para la salud de la sociedad, señala Hayek, que “confundir el ideal democrático con la tiranía de la mayoría ”. A la interminable legión de dictaduras del capital, militares, religiosas y oligárquicas que en el mundo han sido, nuestro experto en libertad agrega ésta de su cosecha, marca de la casa y patentada por él: “la tiranía de las masas”… ¡Recórcholis!... ¿Será que se han revolucionado demasiado éstas viendo el fútbol, se habrán declarado quizás en huelga de hambre para protestar por la programación televisiva, habrán atrapado a nuestro gran hombre en un atasco de tráfico un día que iba con prisa, o lo que todavía sería peor, pretenderán quizás llevadas de su osadía sin límites, acceder a un trabajo estable y unos ingresos suficientes que les permitan vivir con dignidad?

Hay que terminar de una vez con tanto libertinaje y desenfreno. La democracia, para no caer en el totalitarismo, tiene que tener límites, los humanos no. El peligro radica en los excesos de la mayoría, no de los individuos. Todo lo público repele a nuestro insigne intelectual, que aplaude calurosamente el intervencionismo estatal que reprime a las masas, mientras rechaza con idéntica energía que se ponga coto alguno a las ambiciones particulares. Pero si nadie más que el propio individuo puede determinar lo mejor para él, tampoco nadie distinto de la propia sociedad, podrá decidir lo mejor para ella. Exhortar a que “el individuo sea el juez supremo de sus fines”, significa convertirlo en la medida de todas las cosas, haciendo de su derecho a enriquecerse sin medida, la norma suprema de las relaciones humanas, y la expresión máxima de su libertad.

- Déjenme llamar por los familiares nombres de altruismo y solidaridad a los instintos primitivos que funcionaron bien en el grupo pequeño, pero que en la sociedad civilizada estamos obligados a abandonar. El socialismo solo es la nostalgia de la sociedad tribal.

La libertad de Hayek supone una patente de corso que otorga a los que consiguen alcanzar la cúspide de la depredación social, disponibilidad absoluta para comprar las vidas de sus semejantes, tasadas a su justo precio por el mercado… ¿y qué puede haber mejor que la libertad de explotar y ser explotados?...¡Al abordaje, muchachos!... Bienvenidos a bordo de la república independiente del capital, donde “somos libres porque no dependemos de que otras personas nos aprueben”…

¿Ah, no? … ¿y qué, sino eso, es tener que venderse y agradar todos los días a un jefe?... El mercado procura la misma libertad a los asalariados que las arenas del circo a los gladiadores romanos; el contrato del trabajador con la empresa recuerda al de la gacela con el león; si se descuida un segundo, lo devorarán.

¡Pero a cambio de eso, qué hermosa es la miseria practicada en libertad, y poder disfrutar de la oportunidad de ser despedidos, humillados y malpagados!… De la intemperie a la caja de cartón, sin despreciar los pasillos del metro, las filas del paro o las montañas de basura del vertedero, el neoliberalismo brinda a los humanos infinitas oportunidades de situarse en la vida… ¡y qué tranquilo se muere uno de hambre o de accidente laboral, sabiendo que el mercado lo ha dispuesto así!... Lo único que desentona en tan idílico panorama, es que “aunque el director general y el vagabundo son libres de vivir bajo el puente, solo uno de ellos lo hace”, como observa oportunamente el científico Henry Laborit, recordándonos que la única libertad que de verdad importa es la que nos favorece.

Sin embargo, el padre del neoliberalismo intenta convencernos una y otra vez de que no se puede tener todo, libertad y casa, libertad y pan, libertad y trabajo; ya que “la justicia social en una sociedad de hombres libres no tiene ningún significado, solo es una ficción, que nadie sabe en qué consiste”. Pero sin necesidad de poseer una mente tan brillante como la suya, cualquiera puede fijar el mínimo vital de justicia social en que a ningún ser humano le falten 2.000 calorías diarias, una vivienda decente en que cobijarse y un empleo digno de ese nombre. Aunque Hayek no lo crea, la libertad de subsistir en la indigencia seduce a poca gente, por más que para él la única “injusticia consista en la violación del derecho a poseer”, obviando la infinitamente peor de desposeer a los demás. La libertad de comer para él no existe, por lo que con su demagogia habitual, califica como violentas las huelgas que efectúan los asalariados, pero no así los despidos masivos que realizan los patronos:

- Si se concede poder a los sindicatos para conseguir una participación mayor, el mercado no funcionará. Las amenazas al buen funcionamiento del mercado son aún más graves por el lado del trabajador que por el de la empresa.

La culpa de todo la tienen los de abajo, las víctimas, por no aceptar que su destino es sacrificarse por el bien de la economía. Sabido es que cuanto más crecen las filas del paro, más crecen los beneficios . Según Hayek l a condición necesaria para que el mercado funcione a las mil maravillas, es que sus dueños naturales, los Rockefeller, Rothschilds y compañía, se lleven la parte del león, como hacen sus parientes de la jungla, dado que las reglas son las mismas. “La democracia necesita de la escoba de los gobiernos fuertes” (como el de Pinochet o más), para sofocar el descontento de la mayoría, quebrar a los sindicatos y acabar con un sistema modélico de sanidad pública, como hizo su bien amada discípula Thatcher, la sin par “dama de hierro” , durante el período que rigió los destinos de Gran Bretaña. Reemplazar lo público y gratuito beneficioso para todos, por lo privado bueno solo para los pocos que pueden pagarlo, es algo que nunca podrán agradecerle lo suficiente los súbditos de su graciosa majestad.

De ser cierto como argumenta Hayek, que “la desigualdad de ingresos permite elevar el nivel de la producción”, entonces si se lograra concentrar toda la riqueza del planeta en manos de un solo hombre, la humanidad conocería una prosperidad sin precedentes, de paso que el interesado se lo pasaría de vicio. La desigualdad sí que propicia la prosperidad… pero solo la de los ricos.

- L as personas son diferentes y nada sería más injusto que igualar a personas que no lo son. La única igualdad posible es el trato que todo el mundo recibe del gobierno, y la igualdad sin excepción de todas las personas ante la ley. Tan pronto como alguien exige más, entra en conflicto con la libertad. La igualdad material sólo puede lograrse limitando la libertad…



… la libertad de algunos de apoderarse de todo. Los que atentan contra la libertad son los que exigen más salario no más beneficios. Nuestro impagable libertador profesional afirma que la igualdad es enemiga de la libertad, olvidando que, por definición, toda desigualdad implica jerarquía… ¿y cabe imaginar algo más opuesto a la libertad que la jerarquía... ¿o acaso dónde más libre se siente una persona es en presencia de su superior?... En lo que respecta al trato exquisitamente igualitario que el gobierno dispensa a todos los miembros de la sociedad sin excepción, basta observar la cantidad de veces que la autoridad disuelve a tiros las manifestaciones y huelgas de los empresarios, como hace con las de los obreros.

L a justicia reside en la desigualdad: principio al que se atuvo escrupulosamente a lo largo de toda su carrera política, su fiel escudera Thatcher que, sin sonrojarse, reconoció que "su trabajo era glorificar la desigualdad”, entendiendo por tal, aumentarla, cuando lo correcto hubiera sido refrenar las malas inclinaciones de los predadores humanos, para que pudieran convivir normalmente con los demás ciudadanos.

Hasta l os impuestos progresivos merecen la reprobación de Hayek porque infringen su norma suprema de tratar a todos por igual. “Que la regla se aplique uniformemente a todos los individuos, impide la progresión ascendente de la carga tributaria”, lo que implica que deben pagar lo mismo al fisco, Rockefeller que el parado, el dueño del banco que su empleado, el empresario con ganancias que el que se halla en bancarrota.

Que las personas sean libres, no significa que todas tengan que serlo (basta con que lo sean las relevantes). De hecho, que “el dinero sea el mayor instrumento de libertad que se ha inventado nunca”, confirma que la libertad de Hayek se halla reservada a los propietarios, no a los asalariados, y se convierte en una utopía por no decir una burla, para la mitad de la humanidad que subsiste con una propina de menos de 2 dólares al día, pues si es la riqueza la que proporciona la libertad a los humanos… ¿qué hace la miseria sino robársela?

Al estado de bienestar, Hayek opone el de desigualdad; “la libertad solo puede alcanzarse en el mercado anónimo e impersonal que da a cada uno lo suyo”. Esfera omnipotente y soberana , sin recurso ni apelación posible, que lo mismo obliga al trabajador a contratarse por el mero sustento, sin horario, protección, seguridad ni derecho alguno, arriesgando su vida y su salud en el tajo, que induce al empresario a producir cantidades excesivas de productos - basura rápidamente obsoletos, a costa de la salud del medio ambiente y del consumidor. Filosofía perversa que quedó todavía más en evidencia, cuando Hayek rechazó que se proporcionara ayuda a los miles de africanos que estaban pereciendo de inanición a causa de la sequía:

- Me opongo absolutamente. No tenemos porque asumir tareas que no nos corresponden. Debe operar la regulación natural.

Su buen corazón lo delata. Más allá de su total falta de sentimientos, Hayek demuestra poseer la misma sensibilidad que una almorrana. Según él, cualquier intervención humanitaria, incluso la que se realiza para socorrer a alguien que se encuentra en peligro, atenta contra la libertad soberana del mercado “que no puede tener en cuenta lo que cada persona necesita o se merece”, por lo que con arreglo a ese precepto definitivo e irrevocable, quienes no puedan sostenerse a sí mismos, han de ser purgados. Del mismo modo que cuando alguien se esté ahogando, debe esperar a que el mercado acuda a salvarlo. El neoliberalismo apuesta por deshacerse de los elementos improductivos de la sociedad, aplicando a escala global y con la máxima efectividad la solución final de Hitler. La suya es una moral de ganadores y perdedores, de tanto tienes tanto vales, el pez grande se come al chico, solo triunfan los más aptos... Un sálvese el que pueda colectivo, en el que a las personas debe dispensárseles el mismo trato que a las mercancías, y “su remuneración debe corresponderse con la utilidad que tengan para los demás miembros de la sociedad”. El neoliberalismo se revela así como el más fiel albacea del nazismo y digno continuador de su obra inacabada:

- La moral de más éxito es la que permite mantener el mayor número de personas con vida. Una sociedad libre exige el mantenimiento de vidas, pero no de todas las vidas. Lo moral se identifica con el cumplimiento de los acuerdos y la observancia de las reglas, especialmente la del respeto a la propiedad. Las únicas normas morales son las que conducen al "calculo de vidas": la propiedad y el contrato.

Nada importa que el que posee el oro sea el que dicte las reglas y que éstas se compren con la misma facilidad que los hombres. El respeto a la propiedad privada y los contratos que la regulan, son lo único sagrado para Hayek. Robar (ilegalmente) no se puede consentir, matar de hambre al prójimo, sí. Lo esencial es conservar riquezas, no vidas, en una sociedad en la que no queda más moral que el lucro, ni más pecados que los de hacienda.

“El bienestar de todos solo es posible en la medida que se respeta la inviolabilidad de la propiedad”. Un todos que incluye hasta los que no tienen nada más que sus manos para trabajar o sus riñones para vender, y cuya felicidad debe consistir en carecer de lo más elemental. Pero pese a lo que él opine, la propiedad privada solo tiene sentido para las pertenencias de uso exclusivamente personal (vivienda, cama, vestidos, etc.), y lo pierde en cuanto se extiende a los bienes de uso social (fábricas, tierras, capitales), que le sirven como arma para sojuzgar a sus semejantes.

Acumular por acumular, como un fin en sí mismo, torna la propiedad privada en una posesión enfermiza. La sociedad de mercado precariza deliberadamente la vida de las personas, impulsándolas a amasar más y más riquezas, como única manera de adquirir seguridad, ya que trabajar no les garantiza ningún futuro ni estabilidad. Hasta la aparición del mercado, los propietarios tenían que cargar con sus esclavos toda la vida, incluso cuando se hacían viejos o enfermaban, pero ahora, al convertirlos en asalariados, los alquilan solo cuando los necesitan, con lo que se ahorran su manutención. La democratización de la compraventa de humanos ha tornado libres a los esclavos modernos. El progreso no se detiene.

Con su proverbial lucidez Hayek nos aclara que:

- Solo en las mentes de los individuos existen escalas de valores; y éstas, a menudo, son diferentes y contradictorias entre sí.

Pero entonces, si no existen valores generales, ¿cómo podremos elaborar leyes generales?... ¿se encargará también el mercado de proveerlas? Porque si lo dejamos todo, inclusive la justicia, al arbitrio del mercado, hasta las sentencias tendrán que regirse por la ley de la oferta y la demanda. Cuando en su más célebre ensayo, Camino de Servidumbre (el del socialismo), publicado en 1944, Hayek señalaba que “la cuestión decisiva es si gobernará el comercio al estado, o el estado al comercio”, todos sabemos quién ha ganado la partida.

El Mercado es Dios, Hayek su profeta, y los precios la viagra del sistema. La concepción del mercado de Hayek, recuerda a la del diseño inteligente, y su camino de servidumbre , se parece al camino de salvación de Escrivá en que, para ambos, el dinero es el que hace a los hombres libres y santos.

A pesar de no ser creyente, a Hayek se le apareció el Mercado como a otros la Virgen, y poseído por esa visión mística, en un ataque de inspiración, nos alecciona sobre sus “bondades” :

- El mercado al aumentar la productividad per cápita, logró mantener vivas a un número de personas que, sin él, no habrían podido sobrevivir. Si el capitalismo se hunde, el Tercer Mundo perecerá con él.

¿Y no será al revés, querido amigo, que occidente para poder consumir por encima de sus posibilidades, tiene que arrebatarles sus recursos a los habitantes de los países subdesarrollados, condenándolos a una muerte segura? ¿Tan flaca memoria tiene nuestro venerable maestro, que ha olvidado que el mercado nació con el esclavismo, llegó a la mayoría de edad con el colonialismo, y estaba a punto de alcanzar el éxtasis con la globalización, cuando estalló la crisis?

El secreto del éxito del capitalismo no ha sido otro que la explotación intensiva de los recursos fósiles de la tierra. Un barril de petróleo equivale a 25.000 horas de trabajo humano; un tractor cosecha tanto como mil hombres juntos. Las máquinas han suplido con ventaja al músculo, y esa poderosa corriente de energía arrancada de las entrañas de la tierra, ha obrado el milagro de que apenas en siglo y medio, la población del globo se haya multiplicado por seis. Mérito que no pertenece al capitalismo, sino a la ciencia, aunque se haya apropiado de él, como de todo lo demás.

El mercado no es el sistema que crea más riqueza, sino la maquinaria más eficiente de depredación y explotación jamás inventada por el hombre. La afirmación de Hayek de que “los pobres reciben en un sistema de mercado más de lo que obtendrían en un sistema centralizado”, la desmiente tajantemente la historia, como testimonian los millones de ciudadanos rusos que desaparecieron del mapa con la súbita transición de su país del comunismo al capitalismo. Cuando recientemente la revista Russia Now, consultó a los ciudadanos de Moscú que sistema socio-económico preferirían, el 58 % se inclinó a favor de regresar a la planificación y distribución estatal anterior, frente a un 28 % que se mostraron partidarios de proseguir con la propiedad privada y el mercado. [i]

Con eso está dicho todo. Si alguien de menor categoría que Hayek, se permitiera el lujo de asegurar que la libertad viene incorporada en el precio de las mercancías, que son los precios los que nos hacen libres y que nuestra libertad depende de sus fluctuaciones, lo tacharían como mínimo de lunático e irresponsable. Pero si además semejante prodigio del razonamiento se atreviera a sugerir que los precios se forman por generación espontánea, entonces sí que nadie tendría duda alguna de que se le había ido definitivamente la olla y no le permitirían salir del siquiátrico ni siquiera a dar un paseo. Con u na simple ojeada a los clásicos, Marx le hubiera enseñado que el precio de las mercancías no expresa su valor objetivo, sino tan solo la relación de fuerzas entre vendedores y consumidores.

Se necesita ser extremadamente necio, terco u obtuso, para confundir valor y precio, como manifestó el poeta. Sin embargo, nuestro inconmensurable faro del pensamiento reverencia los precios como si fueran manifestaciones del más allá, en cuya configuración no intervinieran los monopolios, la especulación, la concertación, el proteccionismo, el abuso de posición dominante, las maniobras de acaparamiento y de destrucción de excedentes, o las campañas publicitarias, por citar solo algunas de las maniobras comerciales más habituales. N ada hay más manipulable que la utilidad de los bienes, ni más artificial que sus precios; s i alguien se queda con el único pozo disponible, los demás pagarán lo que les pidan por un litro de agua.

Algo tan sencillo como eso, resulta demasiado difícil de digerir para Hayek, que continúa atribuyendo propiedades mágicas a los precios al manifestar que “permiten coordinar acciones separadas, ya que indican lo que se ha de hacer en cada momento de la forma más efectiva”, como si su misión fuera guiar a los humanos a la tierra prometida, en vez de someterlos a las fuerzas económicas dominantes. Que “la utilidad del sistema de precios radica en inducir al individuo, mientras persigue su propio interés, a hacer lo de interés general”, donde se aprecia mejor es en quienes destrozan la costa urbanizándola salvajemente, arrasan los caladeros de pesca, talan la selva, o se dedican al tráfico de drogas, armas, personas y especies protegidas. Pensar que “solo si los precios son determinados exclusivamente por el mercado y no por el gobierno, señalarán lo que se debe producir y qué medios se deben emplear para ello”, supone encargar al mercado la cantidad de CO² que se debe lanzar a la atmósfera, basándose exclusivamente en criterios de rentabilidad económica.

¿En qué torre de marfil se habrá pasado toda su vida nuestra rutilante estrella de las finanzas para no enterarse de que no existen mercados libres en ningún sitio, y que todas, absolutamente todas las cosas de este mundo, sean mercados, empresas, tierras, leyes, gobiernos, manos visibles e invisibles, y hasta la misma sociedad, tienen dueño? ¿A quien pretende engañar con el cuento chino de la competitividad y la eficacia, cuando todos sabemos que son la componenda, el chanchullo, el soborno, el amiguismo, el clientelismo, la corrupción, la información privilegiada, las subvenciones, el subempleo y el empleo sumergido, los cárteles, el tráfico de influencias, la ingeniería financiera, el dinero negro, los paraísos fiscales, las mafias y grupos de presión, los que hacen florecer los negocios?



Ese mercado autónomo, providencial y todopoderoso, que se basta y regula a sí mismo, dirigiendo imparcialmente los asuntos humanos, solo existe en su imaginación calenturienta; él es la auténtica ficción y no la justicia social. Pero resulta muy difícil discernir qué porcentaje de delirium tremens, y cuanto de empanada mental, impregna sus teorías, perdón, tonterías, aunque se comprende que la cruda realidad no sea rival de entidad para un flamante premio Nobel como él.



Sin duda que “la mejor manera de coordinar los esfuerzos humanos es mediante la competencia”, como demuestra la guerra, competencia en estado puro, que realiza la asignación de recursos más eficiente y racional posible. El mercado en su sabiduría infinita, nos provee de todo, hasta de conflictos bélicos, y las bombas caen sobre los que más las necesitan. Lo que es bueno para la fábrica de armas, es bueno para sus víctimas, tal y como las reducciones de plantilla benefician más a los trabajadores que a los accionistas, o fabricar contaminando resulta más rentable para la sociedad que para los que deciden hacerlo así. Acierta Hayek al sostener que “el mercado induce a la gente a producir el máximo de que es capaz”, ya que cuanto más fabrica, vende o crédito concede, más gana, lo que provoca que, periódicamente, el sistema reviente debido a la inflación de mercancías, deudas y precios que no puede absorber ni pagar. Nada resulta más demencial que mantener a la gente ocupada fabricando sin descanso artículos innecesarios, que luego hay que forzarle a consumir. Sin embargo, Hayek no encuentra alternativa válida al mercado, ya que:



- Todos los movimientos hacia el socialismo, en dirección a la planificación centralizada, implican la pérdida de la libertad personal, y acaban en última instancia en el totalitarismo.

Gracias a sus benditas aportaciones sabemos que quien le quita a la gente hasta la camisa es el socialismo, no el mercado. Poco importa que arrastre a la humanidad a la miseria, a la guerra, al hiperconsumo desaforado y a la destrucción ecológica; la idea de repartir horroriza y repugna a partes iguales a nuestro ilustre gurú, que anima a los humanos a “hacer todo el uso posible de las fuerzas espontáneas de la sociedad”, ya que “la mortal plaga de la centralización en ningún sitio ha funcionado bien”. Vicio que Hayek achaca al socialismo, olvidando que no existe estructura más rígida y vertical que la de las multinacionales, cuya dimensión y poderío económico superan con creces al de muchos estados. Porque si realmente cree que las empresas privadas adoptan sus decisiones con participación de todos y que es en su seno donde mejor se expresa la libre iniciativa de las personas, Hayek chochea. La cúpula directiva de una multinacional planifica como lo haría cualquier comité colectivo, y solo difiere de él en sus fines particulares de lucro.

Por tanto, a la hora de “elegir entre un sistema donde es la voluntad de unas pocas personas la que decide, y otro que depende del espíritu de empresa de la gente”, hay que estar muy ciego u ofuscado para no darse cuenta de que son el mismo. Pregonar contra viento y marea que el sistema de mercado es “el que da a la iniciativa humana el campo más amplio posible”, ya que con él se evita “estar al dictado y arbitrio de los demás”, suena a broma de mal gusto si no a tomadura de pelo cuando el que manda y organiza la vida de las personas es el capital. Plantear como hace Hayek, que “cuanto más planifique el estado, menos podrá planificar el individuo”, resulta aplicable igualmente a la empresa. Lo importante no es quien esclavice más, la sociedad anónima o el partido, sino que nadie pueda hacerlo. Y si el socialismo le parece poco democrático, la riqueza lo es menos aún.

No discrepamos en “la superioridad del orden espontáneo sobre el decretado”, con la salvedad de que el mercado tiene tanto de espontáneo como el fascismo, el comunismo o las carreras de galgos, es decir nada. Todos los órdenes sociales son construcciones humanas, que no surgen de la nada, sino de los designios de su mente. La famosa “mano invisible” del mercado se mueve guiada por la voluntad humana, no por la acción del viento o los impulsos de la guija. Sus grandes motores son la ambición y la codicia. Invocar a los espíritus como los pueblos primitivos para conferirles una participación activa en las cuestiones materiales de este mundo no engaña a nadie, cuando todos sabemos que son humanos los actores del mercado e igualmente seres de carne y hueso, y no sobrenaturales, quienes establecen sus pautas de funcionamiento. Donde mandan intereses, no domina la improvisación, sino el cálculo; la contabilidad derrota al azar por goleada.

Desde el mismo instante de su fundación, el libre mercado fue diseñado como un sistema universal de rapiña, que en teoría concedía a todos las mismas oportunidades de enriquecerse a costa de sus congéneres, sin atender reglas morales ni contraer responsabilidad alguna hacia ellos. Un mecanismo anónimo e indiscriminado de explotación que garantizaba total impunidad.

Su regla es la falta de reglas. El mercado constituye un gigantesco garito de tahúres, y su “mano invisible” es solo una “marioneta de feria” teledirigida a distancia. Quien distribuye no es el mercado, sino el hombre. El libre mercado obliga a los humanos a jugar la partida de la supervivencia con naipes marcados. M uchos son los llamados y pocos los enriquecidos. No por casualidad, el más fuerte impone su ley, como demuestran las escandalosas concentraciones de riqueza, poder y privilegios en una pequeña élite, la precariedad e indefensión cada vez mayor que azota a los asalariados, o la indigencia en que yace mortalmente sumida la mitad de la humanidad… ¿y qué tienen de espontáneo los vaivenes de bolsa, los cambios de divisas, los presupuestos estatales, o las políticas de inversión? Nada. El círculo de elegidos maneja en la sombra todos los hilos y resortes del poder económico, tejiendo una telaraña asfixiante de la que no puede escapar nadie, del primero al último agente de la sociedad, desde el obrero más humilde hasta el empresario más acaudalado.

La principal ventaja de la economía de mercado sobre la centralizada proviene según Hayek “del mayor conocimiento que de las circunstancias concretas tienen los que están sobre el terreno”, pero otorgar valor absoluto a una experiencia relativa, primando lo local sobre lo global, significa transformar al soldado situado en el frente de batalla en la persona idónea para dirigir la guerra, y extrapolando ese mismo criterio a todos los eslabones de la cadena productiva, hacer del obrero prisionero de la cadena de montaje el individuo más capacitado para determinar el rumbo de la empresa. Clase de descentralización que no creo aprobase, ni mucho menos recomendase, Hayek.

Pero del mismo modo que “el orden nace del caos”, a imagen y semejanza de la naturaleza que aún no teniendo un organizador presenta un orden, la humanidad posee la capacidad de autoorganizarse por sí misma, sin necesidad de mercado, propiedad privada o jerarquías. Ahora bien, ese orden espontáneo solo puede nacer de una economía cooperativa, sin dueños, y de un nuevo modelo de convivencia basado en la autogestión y la democracia de base, sustentado en acuerdos y no en imposiciones. El problema del mercado no procede de su falta de regulación o de que no sea perfecto - lógicamente si el hombre no lo es, sus sistemas económicos, políticos y sociales tampoco pueden serlo - sino que radica en su propia naturaleza asocial, que no tiene remedio, ni se puede erradicar.

Toxicidad congénita que, sin embargo, Hayek achaca a terceros:

- Si no fuera por la injerencia del gobierno en el sistema monetario, no tendríamos ninguna crisis. La culpa de todo la tiene el monopolio del gobierno sobre la emisión de dinero.

¡Albricias! ¡Por fin alguien de insuperable talento, atina con la fórmula prodigiosa que permitirá a la humanidad liquidar todas sus crisis y recesiones económicas de un plumazo! Lástima que a ese fenómeno capaz de alumbrar la piedra filosofal de la abundancia interminable y del crecimiento indefinido, o le falta seso, o le falta información. Desconocer que la Reserva Federal, la entidad emisora del dólar, es un banco privado no público, y que los Bancos Centrales de los demás países, son también independientes del ejecutivo, siendo ellos y solo ellos, los que establecen la política monetaria, determinan la cantidad de dinero que se pone en circulación, y deciden por su cuenta y riesgo, sin ayuda de nadie, incrementar o bajar los tipos de interés oficiales, es de primero de primaria.

Pero n i la clarividencia ni el acierto forman parte del repertorio de cualidades de Hayek, cuyas teorías valen tanto como sus profecías. L a crisis ha derrumbado de golpe l os falsos dogmas del neoliberalismo, exponiendo todas sus vergüenzas a los ojos del mundo. Debajo de sus bellos ropajes de libertad, bienestar y progreso, se ocultaba un nido de buitres. El mito de que el libre mercado, la libertad absoluta de capitales, la privatización de todas las actividades humanas, la no ingerencia del estado, las rebajas de impuestos, la máxima acumulación de riqueza y la libre competencia, conformaban el sistema más eficiente posible, se ha revelado como una superstición fracasada y sin fundamento alguno. Denominar crecimiento económico al incremento imparable del endeudamiento, ha sido la última de sus fechorías. La quiebra del mercado es tan grande como flagrante su insolvencia moral, con la diferencia que, de esta última, no podrá salvarle ni siquiera el escandaloso saqueo de las arcas públicas.

Recientemente, en un programa de radio de EE.UU, un chico de 14 años le hizo esta pregunta al poderosísimo asesor económico de la oficina del Presidente de EEUU, Sr. Lawrence Summers: “¿Por qué el Estado no le presta dinero directamente a la gente y a las empresas en lugar de hacerlo a través de los bancos?”. El Sr. Summers le respondió que porque el sector privado es más eficiente que el publico, a lo cual el chico, muy avispado él, le preguntó de nuevo: “Pero si son tan eficientes, ¿por qué han creado el problema que han creado, y el estado tiene ahora que salvarlos?” El Sr. Summers no supo que contestarle. [ii]

No hay respuesta, porque este modelo de pillaje está agotado. Si Hayek llegó a figura no fue por su genio, sus luces o la profundidad de su pensamiento, sino por los buenos servicios prestados al capital. A pesar de ello, le deseamos que - como a los antiguos faraones - sus gastadas doctrinas le hagan grata compañía en su largo viaje hasta la otra orilla, y Satanás las tenga eternamente en su gloria.





------------------------------------------------

Citas de Hayek tomadas de sus textos: Camino de Servidumbre, La libertad y el sistema económico, Los fundamentos éticos de una sociedad libre, Los principios de un orden social liberal, El uso del conocimiento en la sociedad, La competencia como proceso, Los orígenes de la propiedad privada, la libertad y la justicia, El atavismo de la justicia social y de sus entrevistas a Reason Magazine (1977), a Guy Sorman, al periódico El Mercurio (1981) y a la revista Realidad (1981).

Otras fuentes, artículo La concepción de Hayek del Estado de Derecho, de Jorge Vergara Estévez.





[i] Algunos pensamientos sobre el socialismo, William Blum, 8.04.2009, rebelión.org http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83519

[ii] ¿Qué quiere decir estimular la economía?, Vicenc Navarro, 21.04.2009, rebelión.org http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84139