15-02-2012
Filtraciones de finanzas y un complot
para asesinar al Papa
“Wikileaks” llega al Vaticano
Elena Llorente
Página 12
Hablan de “luchas de poder” entre sectores, liderados por
distintos cardenales, que pugnan por imponer sus intereses.
Y “wikileaks” llegó al Vaticano. Varios documentos ultra
reservados sobre temas bastante dispares, desde las finanzas vaticanas hasta un
supuesto complot para asesinar al papa Benedicto XVI, llegaron a manos de
algunos periodistas italianos que los lanzaron a través de la prensa escrita y
de la televisión, desencadenando un infierno (en sentido figurado claro),
dentro y fuera de la Santa Sede.
El Vaticano tiró agua sobre el fuego, desmintiendo las
informaciones en la mayoría de los casos o dando su versión de los hechos y
principalmente desinflándolos. Pero cuando se trató del complot, prefirió ni
comentar la noticia por considerarla demasiado ridícula. “Ninguna persona con
dos dedos de frente la consideraría seriamente”, dijo a la prensa el portavoz
vaticano, padre Federico Lombardi.
Ya se sabe que los inmensos muros que rodean la pequeñísima
ciudad del Vaticano en realidad sólo marcan un límite geográfico porque las
actividades económicas y financieras y la influencia religiosa, diplomática y
política de la Santa Sede se extienden a buena parte del mundo.
Tradicionalmente sumida en el más profundo secreto, la información sobre las
actividades vaticanas suele trascender los muros, generalmente, sólo cuando la
Santa Sede decide hacerlo. Y para decidirlo, si se trata de temas incómodos, se
requieren no pocas presiones, como ocurrió en el caso de las denuncias de
abusos sexuales, no escuchadas por decenios y que finalmente tuvieron que ser
reconocidas a partir de que el escándalo estallara en Estados Unidos en 2001.
Pero hasta ese momento, poco o nada se filtró desde adentro.
Por eso los documentos que han sido difundidos en estos días
en Italia adquieren particular importancia, como si algo se estuviera moviendo
también en la monolítica estructura vaticana.
Algunos hablan de “luchas de poder” entre sectores,
liderados por distintos cardenales, máximas autoridades de la Iglesia después
del Papa y que pugnan, antes y después de la elección de un nuevo pontífice,
por imponer sus intereses, su punto de vista y sus hombres en los cargos
oficiales de la Santa Sede.
La historia del complot podría aparentemente estar enmarcada
en este contexto. Todo gira sobre una visita privada del arzobispo de Palermo,
Paolo Romeo, a China, en noviembre de 2011. Al parecer no fue enviado por el
Papa, como él trató de hacer creer a sus interlocutores, ni se ocupó de temas
de la Iglesia. Se encontró en cambio con empresarios italianos radicados en
China y con algunos chinos. El cardenal Romeo habría asegurado ante sus
interlocutores que el Papa moriría en los próximos doce meses, lo que hizo
suponer la existencia de un complot para asesinarlo.
Pero lo más curioso es que toda esta historia, con lujo de
detalles y de nombres, está sintetizada en un documento anónimo, escrito en
alemán y con fecha 30 de diciembre de 2011, que el cardenal colombiano Darío
Castrillón Hoyos entregó en la Secretaría de Estado vaticana –digamos la
oficina del virtual primer ministro vaticano– y al secretario personal de
Benedicto XVI a principios de enero, pidiendo que se investigara.
El nombre de Castrillón Hoyos, un exponente de los sectores
más conservadores de la Iglesia, aparece en efecto varias veces en el
documento, porque Romeo se habría calificado como continuador de la labor
diplomática de Castrillón en China, cosa que al parecer no es verdad. Tal vez la
presunta actitud de Romeo de serrucharle el piso al colombiano fue lo que lo
empujó a correr a la oficina papal. El texto habla también de conflictos
permanentes entre el Pontífice y el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, y
con otros cardenales, como el arzobispo de Milán, Angelo Scola, sin embargo
calificado como seguro sucesor de Benedicto XVI. Cómo llegó este material a Il
Fatto Quotidiano, un diario muy serio de Italia y que no tiene pelos en la
lengua para decir las cosas, no se sabe. Pero sí se sabe que entre sus
periodistas cuenta con algunos “vaticanistas” de larga data.
Este mismo diario había publicado a principios de febrero
una carta, dirigida al Papa, del flamante nuncio apostólico (embajador) en
Estados Unidos, monseñor Carlo Maria Vigano, que acusaba a algunos exponentes
vaticanos de corrupción y de falsear facturas. Entre ellos, al director de los
Museos Vaticanos, Paolo Nicolini.
El último tema, absolutamente delicado en estos momentos de
ajustes económicos, se refiere a las normas antilavado de dinero sucio y
antievasión que el gobierno de Mario Monti ha impuesto en Italia y que el
Vaticano debería respetar por acuerdos bilaterales precedentes, pese a ser un
Estado independiente. En un memorándum interno sobre las relaciones entre el
IOR (Instituto para las Obras de Religión) –conocido como banco vaticano aunque
es una fundación–, y las autoridades financieras de Italia, se da a entender
que el Vaticano no debe dar información sobre las actividades del IOR
precedentes a abril de 2011, momento en que entró en vigor la ley antilavado de
la Santa Sede. Hay quienes dicen que el favoritismo del gobierno de Monti hacia
el Vaticano podría tener que ver con que la actual ministra de Justicia, Paola
Severino, fue la abogada del actual presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi.
Pero sobre este tema no está dicha la última palabra.
Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-187601-2012-02-15.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIA POR SU COMENTARIO...
Atentamente:
El coordinador.
Cordoba
Argentina