CHUBUT
Se realizó un acto en Trelew a 40 años de los fusilamientos
en la Base Almirante Zar
El acto se realizó en el viejo aeropuerto de Trelew, que es
un centro cultural por la memoria.
Un aplauso cerrado silenció los cantos típicos de las
movilizaciones de los organismos de derechos humanos y se convirtió en la señal
de inicio del acto por el cuadragésimo aniversario de la Masacre de Trelew, una
conmemoración diferente a las anteriores por un detalle no menor: el cercano
fin del juicio que se les sigue a cinco marinos acusados de ser los asesinos de
la madrugada del 22 de agosto de 1972. El proceso de justicia para los muertos
de Trelew fue el eje del grupo de oradores del acto realizado en el viejo
aeropuerto, que juntó a gobernadores provinciales, referentes de Madres de
Plaza de Mayo Línea Fundadora e Hijos y a los familiares de los 16 presos
políticos fusilados en la Base Almirante Zar. Estos últimos solicitaron que la
ciudad patagónica en la que se cometieron los asesinatos sea declarada “capital
nacional de los derechos humanos”. “La propuesta nos permitirá proyectar
nuestras vidas porque no terminaremos en el juicio, sino que seguiremos
presentes en cada una de las luchas que se den por derechos humanos”, sentenció
Hilda Toschi, compañera de Humberto.
Hilda, que además fue una de las testigos más importantes
del juicio que se lleva a cabo en Rawson por los fusilamientos en la Base Zar,
se ubicó junto al resto de los familiares de las víctimas sobre el escenario
levantado al costado del ex aeropuerto de Trelew, que desde hace seis años es
centro cultural de la memoria y contiene, en sus paredes interiores, las fotos
de los 19 presos políticos de las organizaciones Montoneros, FAR y PTR-ERP que
aquel 15 de agosto de 1972 se rindieron ante las fuerzas armadas tras haber
fracasado en su fuga a Chile, desde el penal de Rawson. Entonces pidieron
garantías para entregarse y se las prometieron. Acabaron fusilándolos. María
Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar sobrevivieron para contar lo que
sucedió y así refutar la versión de la Marina.
“Los asesinos nos devolvieron los cuerpos de nuestros
familiares agujereados, desnudos y ensangrentados. La lucha por la justicia
para ellos nos convirtió a nosotros en hermanos de esta tierra y por eso
estamos acá”, remarcó Julio Ulla, hermano de Jorge “Petiso” Ulla, militante del
PRT-ERP. Toschi y Ulla agradecieron, en nombre de todos los familiares, la
ayuda que el pueblo de Trelew ofreció a los presos políticos cuando desde
principios de los ’70 comenzaron a ser trasladados desde diferentes lugares del
país a la cárcel patagónica de Rawson. Esa fue una de las razones principales
por las que decidieron solicitar que se declare a la ciudad, capital nacional
de los derechos humanos.
También a eso se refirió el gobernador de Chubut, Martín
Buzzi, encargado de la clausura del homenaje que, además de los discursos,
contó con la inauguración de un mural dentro del centro cultural por la memoria
y de la nueva versión de un busto de Mariano Pujadas, otro de los presos
fusilados. El original, creado por el esposo de la ciudadana de Trelew que fue
la tutora de Pujadas mientras permaneció encerrado en el penal, fue dinamitado
en Córdoba, en el mismo pozo en el que un grupo de genocidas destruyeron los
cuerpos de casi toda la familia de Pujadas. “Se tomó la decisión de relegar a
un lugar frío y ventoso a los militantes políticos con el objetivo de
someterlos al aislamiento social. Pero en su lugar ellos hallaron familias del
corazón que los cobijaron”, puntualizó Buzzi, que compartió escenario con su
par de Río Negro, Alberto Weretilneck.
La presencia de los gobernadores fue remarcada por los
familiares de las víctimas, que destacaron la “realización de una agenda única”
de actividades. Estos hechos, además del juicio al que están siendo sometidos
los marinos retirados Luis Sosa, Emilio Del Real, Rubén Pacagnini y Jorge
Bautista y el cabo Carlos Marandino, fueron las novedades de este año. “Se está
corriendo un velo en la búsqueda de la verdad. Hoy nadie puede decir que hubo
un intento de fuga sino que se trató de un asesinato premeditado”, aseguró el
ex dirigente montonero Fernando Vaca Narvaja, el único de los seis presos
políticos que lograron fugarse de la cárcel de Rawson y escapar a Chile que
sigue vivo.
“Soy el único sobreviviente de los 25 que lograron escapar
de la cárcel, pero lo que sucedió en Trelew no puede reducirse a nosotros. Fue
un fenómeno colectivo en el que participaron muchos compañeros”, reveló. Y allí
estaban una veintena de ellos, ex presos políticos de Rawson reencontrándose
entre arrugas y canas, reconociéndose a pesar del tiempo como los luchadores
que fueron entonces. Muchos de ellos tejieron historias en la mítica confitería
Touring, la misma en la que Eduardo Luis Duhalde comunicó en conferencia de
prensa los fusilamientos. Juntos llegaron al viejo aeropuerto, al que no
pudieron llegar hace 40 años.
El sobrino de Pujadas, que lleva su mismo nombre –su papá
fue asesinado en 1975– y el hijo de Pedro Bonet también destacaron el juicio.
“Los responsables deben ir presos, es la única manera de llevar algo de
tranquilidad a las familias que durante 40 años lucharon por no dejar en vano
las muertes de Trelew”, apuntó Mariano, que vive en Buenos Aires. Hernán Bonet
festejó que la Justicia “finalmente investigue la muerte de mi papá y del resto
de sus compañeros”, durante su participación en el homenaje.
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