LOS EX PRESOS POLÍTICOS PIDEN QUE CAMBRÍA SE RECTIFIQUE
SIGUE LA POLEMICA POR LA PUBLICACION DE UNA NOTA QUE NIEGA
LA NOCHE DE LOS LÁPICES Y JUSTIFICA LA REPRESIÓN A LOS
ESTUDIANTES.
"El 16 de septiembre se ha instituido como el Día del
Estudiante Secundario. Esto se debe a la memoria y reconocimiento a unos
"dulces y tiernos muchachos de la secundario" que años atrás luchaban
para bajar el precio del boleto estudiantil con tan mala suerte que ese hecho
"tan justo" los llevó a la muerte en los años 70 o bien en plena
dictadura militar".
"Lo que parece raro es que chicos asesinados en esa
época pudieran dar una entrevista en el año 1998 al conocido diario de corte
marxista Página 12 después que ya estaban muertos (¿resucitaron?)…"
Estos dos párrafos irónicos, maliciosos, de tono burlón
aparecieron en una nota firmada por la profesora Graciela Martínez Taborda,
cuya existencia todavía no se ha logrado determinar, sobre La Noche de los
Lápices, en la publicación Educando, coordinada por el director del Colegio
Nacional José Cambría.
La provocadora nota cuestiona la verdad histórica de un
hecho que ha sido debidamente probado, el secuestro, la tortura y la
desaparición de parte de un grupo de estudiantes secundarios en La Plata, y
simboliza la metodología de exterminio implementada por la última dictadura
militar.
Otro Punto dialogó cuatro miembros de Asociación de Ex
Presos Políticos de Córdoba, filial Río Cuarto, quienes vivieron en carne
propia lo que la publicación pone en tela de juicio, por un lado, y justifica
por el otro.
Carlos Bettiol, estuvo preso cuatro años y fue vecino de
celda de Pablo Díaz, uno de los jóvenes protagonistas de La Noche de los
Lápices; Rosana Mugetti estuvo presa en Córdoba y fue detenida, precisamente,
cuando era estudiante secundaria; Héctor Ortíz, estuvo preso cinco años y tiene
dos familiares desaparecidos y Graciela Galanzini quien estuvo seis años en
prisión fue detenida cuando tenía un bebé de meses.
Todos fueron testigos y sobrevivientes del horror. Ellos
mejor que nadie pueden responder al artículo cuestionado.
-¿Qué sentimiento le surgió cuando leyó la nota que pone en
duda y justifica la represión?
Carlos Bettiol.- Tuve sentimientos encontrados. Primero
indignación y después tristeza, porque es una publicación que llega a las
escuelas primarias y secundarias. Esto llama a confundir y a tergiversar lo que
realmente pasó. De indignación porque yo conviví con Pablo Díaz en la cárcel de
La Plata. El había estado secuestrado en el Pozo de Arana, en El Vesubio, en varios
centros clandestinos de Buenos Aires en manos de la policía de la provincia y
del ejército y yo había estado secuestrado en manos de la Fuerza Aérea en la
zona Oeste de Buenos Aires y nos conocimos en la cárcel de la Plata donde
éramos vecinos de celda. Puedo dar detalles de su historia.
-¿Así que si usted lo conoció puede dar fe de su historia?
Carlos Bettiol.- A él lo secuestran como al resto de los
chicos del grupo de La Noche de los Lápices a eso de las cuatro de la mañana.
Lo sacan en piyama, le dejan poner unos zapatos del padre y se lo llevan en el
baúl de un auto con los ojos vendados. Da con el resto del grupo en alguno de
estos centros clandestinos, son torturados por varios días, los trasladan a
otros centros, los tienen en condiciones infrahumanas, sin comida ni agua y él
logra salvarse por relaciones que tenía su familia con altos jefes militares.
Llegó a La Plata en condiciones muy malas. Cuando yo lo conocí en el 77 él
había sido secuestrado en el '76, llevaba un año de detenido y ya estaba algo
recompuesto. Con mucho apoyo de los compañeros.
-Le contó el episodio de por qué los detienen, por su lucha
por el boleto estudiantil, por su militancia?
Carlos Bettiol.- Claro. Tenían relación. En realidad a
ellos los secuestran porque fueron militantes políticos como los fuimos todos
los que tuvimos en esta circunstancia, con más o menos compromiso pero todos
con alguna participación política. Una de sus luchas en el '75 había sido por
el boleto estudiantil gratuito. Esto fue la excusa. Como fue en general la
represión indiscriminada a jóvenes, trabajadores y hasta religiosos que tenían
algún grado de compromiso político y social. La cuestión era sembrar el terror
en la sociedad para que no hubiese resistencia a la implementación al plan económico
que llevó adelante Alfredo Martínez de Hoz. Esto ya está claro. El informe del
Nunca Más pone énfasis en esto. Había que imponer un terror paralizante y
acallar toda posible resistencia al plan económico que se estaba llevando
adelante.
Héctor Ortíz.- Nos enteramos por noticias traídas de
Córdoba sobre esta publicación que estaba circulando y que luego nos enteramos
que no tendría mucha difusión, solamente en escuelas a nivel docente y
directivos. Pero una persona que recién ingresaba a la docencia la leyó y como
era una nota tan dolorosa para todos se comunica con gente del Ministerio de
Educación y así llega a nosotros.
-Cuando escucha que se pone en duda esta parte de la
historia qué siente como ex preso?
Héctor Ortíz.- No sólo como ex preso sino como familiar de
dos personas desaparecidas en Mar del Plata, fue un golpe muy grande. Pero ya
estamos curados de espanto con estas cosas. Parece que quiere sumar más
confusión en la sociedad donde hay gente que no tiene los medios suficientes
para conocer.
-Desde hace varios años en algunos colegios de Río Cuarto
la película se proyecta y se debate. Parecía que ya no se ponía en duda la
verdad histórica del hecho.
Rosana Mugetti.- Una persona que es profesor de historia y
que se autodenomina historiador no puede desconocer los hechos ya probados por
el informe de la Conadep y en los organismos internacionales. Desde una
institución pública del Estado no puede desconocer esas cosas. Y si él tiene
otra posición ideológica no puede usar los medios de comunicación educativos
para imponerlos.
Graciela Galanzini.- Uno puede respetar su posición
ideológica. Nosotros sabemos cuál es su posición, pero no puede usar la
institución que dirige, el ex Colegio Nacional, para darla a conocer. Pero
además no puede justificar la represión como lo hace en esa nota. Que no la
firma él, sino una señora que hasta ahora no hemos logrado saber si existe o
no. En un párrafo de la nota dice que no eran jóvenes inocentes que se los
llevaron porque sí sino que eran jóvenes militantes. Claro que eran militantes
de distintas organizaciones políticas. En ese entonces la militancia era muy
grande, y era muy raro decir que no se militaba, sobre todo en una ciudad como
La Plata con un alto nivel de participación. Aquí en Río Cuarto, los que íbamos
a la Universidad como en mi caso, nos mirábamos raro sino militábamos. Había
una situación de efervescencia política a nivel mundial, había un gran
compromiso de los jóvenes, de los trabajadores, de los empresarios, con
distintas orientaciones políticas. Los chicos eran militantes, pero eso no
justifica que hayan sido desaparecidos. Porque ni siquiera fueron presos.
Fueron desaparecidos y torturados, y de todos sólo sobrevivieron cuatro. En la
nota también se habla de que no eran desaparecidos sino que estaban viviendo en
Europa. Cuando los dejaron en libertad, por las razones que hayan sido, estos
cuatro que quedaron libres dejaron de ser desaparecidos y nunca más aparecieron
en una nómina de desaparecidos.
Rosana.- Pero además, cuando dejaban a alguno vivo, también
tenían una intencionalidad. No pensemos que si dejaron libre a alguno era
porque tenían menos compromiso, que porque hablaban, que porque entregaban.
Todo tenía una intencionalidad. Si los dejaban vivos era para que contarán.
Todo cumplía una función y estaba muy bien pensado. No actuaban al azar o por
ingenuidad. El plan era completo.
-Alguna vez ustedes se enteraron de alguien que haya
figurado en una lista de desaparecidos y que en realidad estaba viviendo en
otro país.
Graciela.-No. Yo fui detenida en el 76 y salí en libertad
en el 82 y todavía estaba la dictadura militar. No se hablaba de listas ni de
desaparecidos.
-¿A usted la detuvieron aquí en Río Cuarto? ¿Sabe quién?
-Sí, me detuvieron acá. A mi me detuvo la policía provincial
y la policía federal. En ese entonces en la provincial esta Aspitia y en la
Federal Díaz y Tronchín que eran los encargados de investigaciones y
detenciones. Yo no supe de ningún caso de una persona que haya estado como
desaparecida y en realidad hubiese tenido la posibilidad de irse a otro lado.
Los casos que sí hubo es de muchos compañeros que pudieron irse en la masividad
de la represión, que estuvieron dos o tres meses sin comunicarse con su familia
hasta tanto estuvieran mas seguros.
Rosana.- Es que justamente los que pudieron salir son los
que se ocuparon de denunciar en el extranjero lo que estaba pasando en La
Argentina. Gracias a eso hubo cuatro o cinco años más de represión pero se
logró dar a conocer lo que pasaba a nivel internacional. Volvemos a decir, no
sabemos cuáles eran los argumentos para dejar salir de los campos de
concentración a alguna gente, pero había todo un mensaje. Muchas veces ellos
nos dijeron “nosotros somos dueños de la vida y de la muerte de ustedes”. Se
sentían dioses. E incluso ahora, que se hace el juicio en Córdoba, ellos
dijeron que su error fue haber dejado gente viva. Porque los ex presos somos
los que estamos dando testimonio.
Graciela.- De los campos de concentración salió muy poca
gente. Son contadísimos los casos.
Hugo Ortíz.- Tenemos el testimonio de compañeros que han
salido vivos de las cárceles, que cuentan el terror que sentían cuando
escuchaban el nombre de alguno para traslado porque sabían lo que significaba.
Dentro de las cárceles estaban más seguros que en la calle.
-¿Ustedes pensaban que esta idea que aparece en la revista
ya se había terminado? O ¿creen que todavía persiste en la sociedad el concepto
de que algo habrá hecho y que debieron ser reprimidos?
Graciela.- Yo creo que quien tiene una posición ideológica
de derecha totalitaria tomada, sigue pensando que los que fueron
desaparecidos y los que fuimos detenidos éramos terroristas o subversivos. Sí
creo que queríamos cambiar un orden social desde donde estuviéramos militando.
Pero había mucha gente militando en la resistencia contra la dictadura.
Rosana.- Había muchos religiosos del movimiento tercer
mundista, los centros de estudiantes que no tenían una militancia extrema, la
gente que trabajaba en sindicatos, que no estaba relacionada con organizaciones
armadas.
-Cuando ustedes militaban eran adolescentes ¿alguna vez
tuvieron conciencia del peligro que los acechaba?
Rosana.- Uno era conciente de que corría riesgos,
especialmente si militaban en una organización clandestina. Pero en la
Argentina jamás había habido la figura del desaparecido, de última te podían
pegar un tiro o te ponían preso, pero nunca en Latinoamérica pasó semejante
cosa de, por ejemplo, robar a las criaturas. En Argentina se robaron 500
chicos.
Carlos Bettiol.- Tampoco se dio en otros lugares el saqueo
que se daba aquí. Nosotros hemos estado con personas que directamente eran
detenidos para apoderarse de sus bienes. Se han quedado con campos y empresas.
Rosana.- Y también estaba el ratonerío que hacía la
policía. Tenía una compañera a la que le habían entrado al departamento y le
habían robado los sanitarios.
-Y ahora aparece esta publicación cuestionando todo lo
ocurrido.
¿No creen que en todo estos años no se había logrado
construir la realidad de lo sucedido?
Carlos Bettiol.- Por eso llama la atención que aparezcan
estas notas. Todavía cuesta creer que hoy, con todo lo que se ha vivido, con
todo lo que ha salido a luz a través de los juicios que se llevaron a cabo,
todavía se aparezcan estas voces burlándose jocosamente de lo que pasó.
Rosana.- Además, por la reacción que han tenido desde la
UEPC y desde el SADOP uno se da cuenta de que desde la educación es escándaloso
lo que ha pasado. No sólo porque está faltando a la verdad histórica sino por
el mensaje que se le está dando a los chicos. ¿Qué quiere decir? Que si vos
como sociedad reclamas algo son un inadaptado social y no sabés lo que te puede
llegar a pasar. Es preferible que los chicos militen y hagan trabajo barrial a
que esten perdidos en la droga. Lo grave es la mentira y la justificación de la
represión.
Graciela.- La justificación de la figura de la desaparición
y la tortura por el hecho de haber sido militantes.
-¿Qué van hacer?
Graciela.- Desde el Ministerio ya se está encarando algún
tipo de sumario o de investigación. Quiero suponer que el Ministerio va a tomar
cartas reales en el asunto. Aquí no se pide la cabeza de nadie pero sí que se
rectifique públicamente en sus dichos. No pedimos su transformación ideológica
pero sí que no use un cargo para falsear una realidad que lamentablemente nos
tocó vivir.
Rosana.- Y como país. Porque nosotros somos ex presos, pero
también fue una hecatombe para el país.
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