22 de agosto de 2012 .-
Queridos Compañeros
cuestan hacer estos mail, por eso elegí buscar palabras de Carlitos, para
reflejar su inmensa humanidad, su compromiso, su participación en la asociación
de Ex Presos Políticos de Córdoba, regional Río IV, donde el asistía como
delegado de esa zona a nuestras reuniones en la ciudad de Córdoba. En la última
reunión manifestó que estaba tranquilo, contento porque ese mes recibió la
noticia que su pensión de provincia de Bs As le había llegado y que se pagaría
un asado. Vendía libros, no le fue fácil en lo económico. El último viernes que
estuvimos juntos varios compañeros nos contó que no podría venir este último
viernes porque se iba a Bs As, sería testigo del Juicio por Mansión Seré. Si
mal no recuerdo también había sido
testigo por la cárcel de La Plata.CARLOS BETTIOL MILITO EN EL PERONISMO REVOLUCIONARIO de CORDOBA y PARTICIPO EN LA RESISTENCIA CONTRA LA ULTIMA TIRANIA FASCISTA de VIDELA,MENENDEZ, PRIMATESTA ,MARTINEZ de HOZ y CIA....
Por tu lucha de todos los días, ¡¡¡¡ HASTA LA
VICTORIA SIEMPRE COMPAÑERO CARLITOS !!!
Sus restos son velados
en Sociedad Francesa, 9 de Julio 1300, Río IV hasta las 11 hs del día jueves 23
de AGOSTO de 2012.-
ENTREVISTA CON CARLOS
BETTIOL DETENIDO-DESAPARECIDO EN CCD MANSIÓN SERÉ.
“Estábamos con los ojos
vendados y oíamos gritos de los torturados”
El riocuartense Carlos Bettiol es una de las
víctimas de los hechos que se juzgarán en Buenos Aires. Estuvo en el centro
clandestino secuestrado durante casi un mes antes de ser trasladado a una
cárcel
Carlos Bettiol fue secuestrado en junio de
1977 de una pensión en la que vivía en Olivos, en Buenos Aires. Lo llevaron a la
comisaría de Castelar y luego a Mansión Seré, donde estuvo cerca de un mes
privado ilegítimamente de su libertad. Su caso es uno de los que componen una
megacausa que acaba de ser llevada a juicio por delitos ocurridos durante la
dictadura en ese centro clandestino.
La Justicia federal
elevó a juicio esta causa por la que están imputados 10 represores de la Fuerza
Aérea. Hoy, de la gran casona donde tenían a los detenidos sólo quedan las
ruinas, pues fue destruida por los militares luego de la fuga de 1978, pero el
recuerdo de las víctimas sigue con fuerza en su pedido de justicia.
“Con los años volví al
lugar, porque era una deuda que tenía conmigo mismo, pero fue algo muy duro”,
cuenta Carlos sobre su paso por Mansión Seré. En la noche del 29 de junio del
‘77 un grupo que estaba de civil lo esperaba en la pensión donde vivía en
Olivos. En esa época trabajaba en una empresa familiar y cuando volvió a su
hogar lo secuestraron.
“El dato lo tenían
desde Río Cuarto, pues habían detenido a todo un grupo de compañeros que
militaba en el Peronismo de Base y un grupo después nos habíamos vinculado en
el ‘75 con el PRT”, cuenta Bettiol, que señala que por entonces tenía sólo 22
años.
- ¿Adónde fue
trasladado esa noche?
- Me llevaron a un lugar que después me enteré
se trataba de la comisaría de Castelar y que era la Fuerza Aérea la que me
había secuestrado. Ellos me habían dicho que eran de Río Cuarto, cosa que noté
que era falso por la tonada porteña. No los alcancé a ver porque inmediatamente
me tiraron al piso, me taparon con una bolsa y me metieron en el baúl de un
auto.
Comenta que en Castelar
también estuvo aproximadamente un mes; “después de que me detuvieron, que fue
un viernes, pasé el fin de semana sin que me hicieran nada, pero el lunes
empezaron con los interrogatorios con torturas”.
- ¿Ese tiempo vivió en
condición de desaparecido?
- Sí, un familiar se enteró de que estaba
detenido porque me fueron a buscar primero a su departamento. Allí encontraron
una dirección en una libreta y me fueron a buscar a la pensión. Así dedujeron
que me habían secuestrado; por supuesto que fueron por todos lados preguntando
por mí y nadie se hizo cargo de tenerme. En esa situación de desaparecido
estuve cerca de tres meses.
El trato más duro lo
sufrió en Castelar, por las torturas físicas y psicológicas a las que era
sometido: “Escuchábamos a los otros que traían para ser torturados”, dice.
Bettiol explica que no
se conocía con los otros detenidos, porque eran todos de Buenos Aires. “La
Fuerza Aerea se ocupó de todo el aparato represivo de la zona Oeste, y de
‘aniquilar’ esa columna de Montoneros. Por eso, los que estaban ahí eran casi
todos montoneros”, explicó el ex preso político.
Comenta que entre otras
personas que conoció en este centro de detención se encontraban los padres del
nieto 102, recuperado recientemente: Graciela Tauro y Jorge Rochistein. “Ella
estaba embarazada de 4 meses, y habían sido detenidos un tiempo antes que yo.
Pude hablar con ellos en algunos momentos en los que estuvimos juntos”, indicó.
- ¿Cómo fue su traslado
a Mansión Seré?
- Cuando nos sacaron de Castelar nos llevaron
a la mansión y allí estuve cerca de un mes, hasta un 22 de agosto. Me acuerdo
que uno de los miembros de la patota que nos sacó a mí y a otro hombre con el
que compartía la pieza de la mansión nos preguntó si sabíamos qué día era. Ya
habíamos perdido bastante la noción del tiempo, porque estábamos con los ojos
vendados casi todo el tiempo. Nos dijo que era el 22 de agosto, y agregó:
“Ustedes no van al pozo, van al PEN (en el sentido de que no serían asesinados,
sino que serían puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional)”.
- ¿Cómo era el centro
de detención?
- La Mansión Seré era una vieja casona que
después fue donada a la Armada y a su vez cedida a la Fuerza Aérea. Durante la
dictadura funcionó como centro clandestino de detención, en el primer piso
estaban todas las habitaciones donde estabamos los secuestrados.
Bettiol señala que
estaban distribuidos de a dos o cuatro por pieza, y que en el mismo piso había
una cocina y la pieza de la guardia. “Había una radio con la que se comunicaban
con la base de Palomar y la planta baja estaba desocupada”, comenta.
Indica que debajo de
todo habría habido un sótano, que él no vio, y que era donde se torturaba a los
secuestrados. “Cuando se tiró abajo la casa, se perdió todo, pero ahora los
antropologos están trabajando para determinar si existía esa pieza”, asegura y
agrega: “A la noche oíamos los gritos de los torturados”.
De acuerdo a su relato,
los secuestrados estaban todo el día con los ojos vendados y esposados. “En
Mansión Seré fui sometido a interrogatorios, pero no recibí torturas físicas.
Las psicológicas eran constantes”, confiesa.
“Había guardias que el
último tiempo nos permitían sacarnos las vendas, incluso hacíamos tareas de
fajina. Eran tareas feas, pero significaban un descanso para la mente y
podíamos ver quiénes estaban”, dice en su relato y asegura: “Yo no conocía a
nadie, porque eran todos de Buenos Aires, pero las pequeñas ayudas que se
pueden dar en situaciones límite son clave”.
Comentó que unos días
después que él llegó un matrimonio a Mansión Seré. A la pareja la habían
colocado en cuartos separados y al esposo le habían dicho que su mujer había
sido asesinada, como forma de una tortura psicológica. “En un momento tuve que
retirar los tarros de orina que había en las piezas. Había un olor nauseabundo,
estabamos todos sin bañarnos, y la vi a ella. Cuando fui a la pieza de él, le
alcancé a decir al oído por lo bajo que su esposa estaba viva”, recuerda y
concluye: “Con el tiempo, cuando me los encontré, porque sobrevivieron, él me
dijo que en e instante le había vuelto el alma al cuerpo”.
- ¿Recuerda haber visto
a alguno de los que están como imputados ahora en la causa?
- De los imputados me acuerdo de algunos, no
de los jefes, pero a los que estaban en la mansión sí los recuerdo. Eran los
miembros de la guardia y de la patota.
- ¿Qué sucedió después
de Mansión Seré?
- Cuando nos sacaron de la mansión nos
llevaron a Haedo, lo que era el circuito más común que realizaban con todos los que
estuvimos detenidos en esa época. A los días nos legalizaron y salimos en los
listados de los diarios como los detenidos a disposición del PEN. Fue en ese
momento en el que pude ver a mis familiares por primera vez. Incluso mis padres
no sabían nada de mí hasta ese momento, si estaba vivo o no.
Tras su paso por los
centros clandestinos Bettiol estuvo en La Plata, en varias oportunidades, en
Córdoba y Caseros, hasta que le dieron la libertad el 22 de noviembre de 1980.
Luis Schlossberg
Fuente:Puntal.com
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