HOMENAJE AL COMPAÑERO JULIO CESAR CARRIZO…
Obrero metalúrgico y PERONISTA REVOLUCIONARIO.....
Mi nombre, Julio César Carrizo nacido en Deán Funes un 28
de enero de 1942. Mi madre era una dirigente del peronismo de la primera hora.
En el año 1952 nos fuimos a vivir a Córdoba capital junto
con mi madre, mi padrastro y mi hermano mayor. Así fue que tanto en Deán Funes
como en Córdoba funcionaba una unidad básica en casa, siempre que las Fuerzas
Armadas lo permitieran, o sea que siempre respiré aire peronista.
Cursé el ciclo básico en la escuela de aprendiz que
funcionaba en la fábrica militar de aviones y después de tres años egresé como
ajustador de banco.
Córdoba crecía industrialmente con mejores trabajos y
sueldos. Fui cambiando de trabajo, en el 64 entré en una fundición como
matricero, era “Ferrari y Sacan”, que estaba en Bº Guemes, ese mismo año
elegimos delegados de U.O.M (la fábrica no estaba sindicalizada, solos hacíamos
los aportes sindicales), fuimos tres los elegidos.
En esa fábrica no nos pagaban horas extras, por trabajo insalubre por calorías, no había
ningún tipo de protección, no daban elementos de trabajo: ropas, guantes,
antiparras, ni lugar para comer, pese a que trabajábamos en turnos
discontinuos.
Nos cansamos de reclamar ante el sindicato y sus respuestas siempre fueron promesas, nada
concreto. Decidimos hacer una reunión
entre los delegados y compañeros de confianza y decidimos tomar la fábrica, un
compañero faltaría con permiso, era el encargado de comunicar al ministerio de
trabajo y a la prensa.
El día elegido, sabiendo que los trompas (patrones) a las 7
desayunaban, aprovechamos para soldar las puertas de entrada de las oficinas a la planta. Desplegamos una
bandera que decía “Fca. TOMADA POR LOS OBREROS HASTA SUS ULTIMAS CONSECUENCIAS
POR INCUMPLIMIENTO A LAS LEYES LABORALES”. Y recién hicimos una asamblea con
todos los compañeros, les dijimos que era la única forma de lograr nuestros
objetivos, entonces pasamos a una votación, la cual aprobó la toma.
Cuando se enteraron los trompas lo primero que hicieron fue
llamar a la U.O.M. y a la policía. Nuestro compañero encargado de comunicar a
los medios y al Ministerio de Trabajo cumplió su tarea, a los minutos vino un
secretario y la policía, los hicimos pasar y les comentamos el motivo de
nuestra lucha. Nos dijeron que tengamos las máquinas en orden y que no
rompiéramos nada. Después vinieron los de la U.O.M. encabezada por Alejo Simó y
sus patoteros, nos pidió que lo dejáramos pasar, que quería hablar con los
obreros y así fue, Alejo Simó habló de que no era el momento oportuno, de que
Perón tenía otros planes para todos los trabajadores, insistía a toda costa de
levantar la medida de fuerza. Los compañeros pidieron que yo le contestara. Le
dije que no podíamos esperar las últimas órdenes de Perón. Que había que poner
en práctica las “LEYES LABORALES”. Que además lo nuestro estaba por demás
claro, era nuestra bandera. Después de varias propuestas llegamos a un acuerdo.
La empresa se comprometía que en tres meses pondría las
instalaciones en orden, que en dos meses nos pagarían todo lo adeudado, con un
retroactivo de dos años y medio en las horas extras y compensación por trabajo
en altas calorías y que no se tomaría represalia alguna con ningún obrero.
Se formó una comisión compuesta por Delegado Obrero, un
miembro de la Empresa y uno del Ministerio para sacar las cuentas y dar
cumplimiento a lo acordado. Pasó el tiempo y nos cumplieron. Fue un gran
triunfo de todos los obreros.
Por supuesto que seguimos concurriendo a las asambleas
gremiales y con delegados de otras fábricas formamos una agrupación metalúrgica
y fuimos a elección por la Comisión Directiva con todos los requisitos en
orden. Pero a la Junta Electoral la manejaban ellos, fuimos impugnados, vaya
uno a saber por qué, cosa de la burocracia entreguista que duró muchos años.
A partir de allí cada uno tomó otros rumbos, entre ellos el
inolvidable RENE SALAMANCA que se fue al S.M.AT.A., fue un gran dirigente que
merece todo mi respeto y mi recuerdo.
Día a día crecían las organizaciones populares en los
barrios, entre los estudiantes, en lo sindical, artistas y profesionales.
Teníamos a los Toscos, Salamancas, López, curas Tercermundistas y muchos otros
que no recuerdo. Leíamos revistas como Cristianismo y Revolución y muchos
comunicados de distintas tendencias. Y así se produce la máxima expresión de
las luchas populares, el Cordobazo, que será un hito histórico. Nace el Luche y
Vuelve y se va multiplicando en todo el país. Como también las organizaciones
armadas tales como Montoneros, Descamisados, FAR, FAP, ERP y otras.
Perón regresa al país, por poco tiempo. El dictador Lanusse
convoca a elecciones con la proscripción de Perón.
En marzo del ‘73 la fórmula del FREJULI es la ganadora con
Cámpora y Solano Lima. A partir de allí crecen los grupos de derecha, los
matones de los sindicatos, CNU, COR, Alianza libertadora Nacionalista, Comando
de Organizaciones y personajes nefastos como Brito Lima, el Tte. Coronel
Osinde, el Gral. Iñiguez, Norma Kennedy, Giovenco, Juventud Sindical Peronista
y toda la escoria que pueden reclutar, ladrones y buchones de barrios.
El retorno de Perón les sirve como pretexto para matar a
todos lo que tenían olor a pueblo y se produce “LA MASACRE DE EZEIZA”.
Durante el gobierno popular ocurren miles de secuestros y
asesinatos en la vía pública con el motivo de aterrorizar a la población. Son
asesinados cientos de compañeros tales como O. Peña, Silvio Frondizi, A
Curuchet, J Troxler y nuestro querido Atilio
“Negro” López.
Para Perón dejamos de ser la Juventud Maravillosa y nos
convertimos en bandas organizadas al servicio de la sinarquía
internacional. Nos echan a los diputados
de la juventud, por oponerse a la reforma del código penal. Para mi escaso entender todo esto lo sabía el
gobierno popular por el que tanto habíamos luchado y tanta sangre derramado.
En el ‘76, yo militaba en la J.T.P. (Juventud Trabajadora
Peronista) que respondía a Montoneros y trabajaba en Franco Hnos. que
fabricaban repuestos de motos y motocargas, que estaba en Villa Corina. Al
entrar a trabajar (lo hacía en el segundo turno) un compañero me comenta que el
sábado anterior lo secuestraron a Juan Cucco. Un gran luchador que estuvo preso
en el Cordobazo. Ya en mi puesto de trabajo veo venir una patota con armas
cortas y largas, soy golpeado con golpes de puños, patadas y encapuchado me
suben a un auto. Después me entero que todos los compañeros se pusieron mal al
ver semejante paliza y de la forma que habían sido tratados ellos y la Empresa
decide dar por finalizada la jornada.
La patota da varias vueltas hasta que me meten en un
edificio o casa, me tiran sobre un banco de cemento, soy esposado y los ojos
vendados, intuyo que no estoy solo, que somos varios y empiezo a escuchar
quejidos y lamentos. Sabía que en cualquier momento vendrían por mí, como soy
creyente encomendé mi mente y mi lengua a Dios. Llegó el momento me subieron a
un lugar que era la sala de torturas, trompadas, patadas, soga en el cuello,
picana, submarino seco y húmedo, estos hijos de puta sabían todo de mí, me
preguntaban si mi madre seguía teniendo “La Unidad Básica”, hasta del tiempo
que mi padrastro estuvo preso durante la Resistencia Peronista, de mi detención
cuando vino el presidente Francés, quienes éramos los que habíamos tomado la
CGT. en los años Sesenta. Después me preguntaban: quien era mi responsable y
donde estaban las armas y la impresora. Después me tiran en una celda o algo
parecido, no sé cuanto tiempo pasó y me llevaron de vuelta, dale que dale, otra
vez torturado, si conocía a fulano o mengano, que yo había participado en los
cortes de los puentes.
No sé si fue la droga, las palizas o Dios, el asunto que
empiezo a perder la razón y comienzo a tener alucinaciones, tales como que yo
tenía entre mis manos a mi bebé de dos meses que se convertía en algo como una
gelatina y que se me iba de entre mis dedos a un resumidero y no la podía
retener, también me pasaba lo mismo cuando me ponía a hablar con mis
compañeros, les decía “que no nos hiciéramos problemas que ya tenían la
solución para nosotros, que nos llevarían a la Antártida para dar cumplimiento
a un acuerdo que existía entre Argentina y las Naciones Unidas para un
intercambio entre nosotros por focas y pingüinos” (a todo esto lo pueden
afirmar los compañeros Sacco, el flaco Juan Morales, Juárez y otros
compañeros). Por esto me llamaban el Loco.
Yo había perdido totalmente la noción de tiempo y
distancia. En un momento me saco las vendas y veo a un montón de compañeras y
compañeros que estaban todos muy golpeados, un custodio saca su arma, me
apunta, viene hasta donde yo estaba y me dice que si no sabía que no tenía que
sacarme las vendas, me lleva a un lugar que funcionaba como baño, me hace lavar
un poco, porque tenía mucho olor, después me lleva a mi lugar y me dice que sea
la última vez que lo haga.
Por mi estado deciden llevarme a otro lugar. Era de noche,
me suben encapuchado a un auto con “patotas de azafatas”. Ese lugar era el
hospital San Roque, allí estaba un muchacho que lo sacan a los gritos. Me ve un médico que me hace caminar con un
pie y ponerlo delante del otro, un buen rato, después me hace dirigir la vista
a un péndulo, me pone una pichicata y me llevan de vuelta al mismo lugar. A la
D2, sabíamos que era la jefatura de la Policía de la provincia, por las
campanadas de la Catedral.
En Julio del 79 me dan “LA LIBERTAD VIGILADA”, en los
trabajos que consigo entre ellos FRANCO HNOS, reciben orden del Tercer Cuerpo
del Ejército de no darme más trabajo y así pasa en otros trabajos. En 1982
decido irme a Buenos Aires y aquí estoy desde entonces, conseguí trabajo, volví
a buscar a mi familia, construí mi casa, eduqué a mis hijas, mi señora es
docente y delegada en el gremio SUTEBA, tengo cinco nietas que son mi vida.
Por supuesto que continúo en la lucha, fui presidente de la
sociedad de fomento del barrio, participé en el PJ pero no por mucho tiempo,
aquí es todo “chorizan”(san chorizan), nada de ideología, solo amuchados,
también fui delegado gremial y formamos una agrupación opositora, no nos fue
nada bien (aquí prendió fuerte el no te metas). Actualmente estoy junto a
compañeros docentes que conformamos la Comisión de Derechos Humanos por la
Memoria de Pilar (Pcia. BS. As), aquí ocurrió la Masacre de Fátima (es el
traslado de 30 compañeros que estaban detenidos en la Súper Intendencia de la
Federal, en Capital y aquí son asesinados, sus cuerpos dinamitados). Es por eso
que todos los años hacemos actos recordatorios, plantamos 30 árboles,
levantamos un monumento en el lugar del hecho, logramos que se declare como
fecha de interés municipal el día 20 de agosto, dimos charlas en distintos lugares
como centros culturales y escuelas, también colocamos en la Municipalidad dos
placas recordando a los 30.000 Desaparecidos y otra por los Detenidos y
Desaparecidos de la zona de Pilar. Siempre hemos tenido la presencia de
nuestras queridas Abuelas, Madres de plaza de Mayo y Familiares de Presos y
Desaparecidos por Razones Políticas.
Pero lo que más quiero recordar en esta pequeña nota es el
heroísmo de aquel muchacho que me vio en el Hospital San Roque, que identificó
el logotipo de FRANCO HNOS. y no vaciló en ir hasta la empresa y decirles que
había visto a un obrero de esa empresa, mal golpeado pero con vida.
Inmediatamente la empresa se pone en contacto con mi familia y les comenta la
noticia. Siempre estaré agradecido a ese desconocido que llevó un poco de
tranquilidad a mi familia.
¡¡¡Viva la solidaridad de mi pueblo CARAJO!!!
- Julio César Carrizo- 2007-
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