Portada :: Venezuela
08-10-2012
El pueblo venezolano derrota a la oligarquía y al
imperialismo
Luciano Wexell Severo
Rebelión
En la madrugada del lunes 8 de octubre, el Consejo Nacional
Electoral (CNE) de Venezuela anunció la nueva victoria de Hugo Chávez. El
resultado electoral confirmó todas las previsiones de los últimos meses y
demuestra un progresivo aumento del apoyo popular al proceso de
transformaciones sociales venezolano. Según el primer boletín del CNE, con el
90% de las urnas contabilizadas, Chávez obtuvo 7.440.082 (54,4%). El pueblo
venezolano escribió otra bella página de su historia al derrotar al candidato
de la oligarquía, de los grandes medios de comunicación y del imperialismo
estadunidense. Y eso sería memorable aunque fuese por un voto. Pero la victoria
fue por más de un millón de votos. La abstención fue de solamente un 19,1%, una
de las más bajas de las últimas décadas. El principal opositor Capriles
Radonski, del Movimiento Primero Justicia (MPJ), tuvo 6.151.544 votos (45%).
El objetivo de este artículo es llamar la atención para el
avance de la participación política y demostrar que hay una tendencia creciente
de ampliación del apoyo popular a Chávez desde su primera elección en 1998. En
13 años, el país tuvo diversas elecciones y referendos de consulta abierta. El
actual presidente disputó y ganó las contiendas de 2001, 2006 y ahora 2012.
En 1998, Chávez enterró el llamado Pacto de Punto Fijo.
Pese a la resistencia de la oligarquía venezolana, que en aquel entonces
todavía concentraba el poder sobre la empresa Petróleo de Venezuela S.A.
(PDVSA), vinieron abajo 40 años de alternancia de los partidos Acción
Democrática (AD) y Comité de Organización Política Electoral Independiente
(COPEI) en el Palacio de Miraflores. Chávez ganó las elecciones con un 56,2% (
3.674.021 de votos) contra un 43,8% ( 2.864.343 de votos ) de los demás
candidatos .
Pocos meses después, el mandatario cumplió una de sus
antiguas propuestas y convocó un referendo popular sobre la posibilidad de
elegir una Asamblea Constituyente con funciones de elaborar una nueva Carta
Magna. Ese referendo fue aprobado en abril de 1999 con el 87,7% (3.630.666 de
votos). Posteriormente se convocó la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente, cuando los partidarios de Chávez obtuvieron el 66% de los votos
y eligieron el 90% de los parlamentares. En diciembre del mismo año, el
proyecto de Constitución fue sometido a un nuevo referendo y aprobado con el
71,8%, equivalentes a 3.301.475 de votos.
A continuación, fueron convocadas para julio del año 2000
las llamadas mega-elecciones generales, ocasión en la cual Chávez fue
nuevamente vencedor, ahora bajo la Constitución de 1999, con el 59,8%
(3.757.773 de votos). El Polo Patriótico, bloque chavista, conquistó el 58% de
los cargos de la nueva Asamblea Nacional. Los electores demostraron nuevamente
su rechazo con relación a los partidos políticos tradicionales, que obtuvieron
resultados bastante modestos: AD alcanzó 33 diputados (el 16,1% de los votos)
mientras COPEI eligió seis (el 5,3%). Por primera vez en su historia, los dos
partidos juntos alcanzaron solamente el 21,4% del total de votos.
La Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela es
una de las pocas del mundo que establece la posibilidad de suspensión de
mandatos del Poder Ejecutivo después de cumplida la mitad del ejercicio. Ese
instrumento creó una oportunidad sin precedentes para que una parcela
insatisfecha de la población, un 20% de los electores, pueda convocar
referendos con el objetivo de interrumpir mandatos y convocar nuevas
elecciones. Bajo amparo de esa norma, en agosto de 2004 fue realizado un
referendo que ratificó a Chávez en la Presidencia con 5.800.629 de votos
(59,1%) contra 3.989.008 de votos (40,6%).
En diciembre de 2005 fueron realizadas elecciones
parlamentarias. Frente a la visible victoria abrumadora de las fuerzas
bolivarianas, la oposición intensificó –a través de sus medios
comunicacionales– una campaña en contra del Poder Electoral, el Consejo
Nacional Electoral (CNE) y sus reglas. El grupo opositor reivindicó la
eliminación de las máquinas capta-huellas, exigió que se contaran los votos
manualmente uno a uno y casi pidió que se les regalaran 500 mil votos de
ventaja antes de abrir la primera urna. Consciente de su derrota y resuelta a
no reconocerla, la oposición hizo otra maniobra inaudita: se fugó de los
sufragios, alegando inseguridad y falta de garantías de elecciones limpias.
Después, los derrotados acusaron al gobierno de concentrar el 100% de los
diputados de la Asamblea Nacional, del Parlamento Latinoamericano y del
Parlamento Andino.
En las elecciones presidenciales de 2006, el margen de
votos pro-Chávez continuó ampliándose. El candidato bolivariano obtuvo
7.309.080 votos (62,8%) mientras la oposición sumó 4.321.072 votos (37,2%). El
candidato opositor con más votos fue el entonces gobernador del estado Zulia -y
hoy prófugo de la Justicia, Manuel Rosales, quien obtuvo el 36,9%. Rosales
había sido miembro del partido Acción Democrática (AD), pero en 1999 fundó la
agrupación “Un Nuevo Tiempo”. El día 12 de abril de 2002, cuando el golpe de
Estado en Venezuela, fue al Palacio para firmar el decreto de posesión del
empresario golpista Pedro Carmona, El Breve.
En 2007, 2008 y 2009 hubo otras tres elecciones que pueden
enriquecer este análisis. Deben notarse las grandes diferencias entre
elecciones presidenciales, sufragios regionales y referendos nacionales. Es
evidente que la participación tiende a ser mucho más amplia en las primeras.
Además, en las elecciones presidenciales se expresa efectivamente el apoyo o el
repudio a un candidato específico, mientras que en las demás, dichas voluntades
no se reflejan de forma totalmente clara y absoluta. En los comicios
regionales, por ejemplo, puede ser que los ciudadanos no logren asociar un
determinado candidato bolivariano con la figura de Chávez y con la Revolución.
Es decir, hay estados y municipios en los cuales el Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) perdió la elección sin que eso signifique que Chávez perdería
si fuera candidato.
La propuesta de Reforma Constitucional de 2007 fue la
primera y única derrota electoral de Chávez. De manera poco planificada, el
gobierno intentó aprovechar el elevado índice de popularidad del proyecto
bolivariano para quemar etapas. Propuso la modificación de 69 de los 350
artículos de la Carta Magna de 1999. La iniciativa fue derrotada: 50,7%
(4.379.392 de votos) contra 49,3% (4.504.354 de votos). Una diferencia de menos
de 125 mil votos en un universo de casi 17 millones de aptos a votar. La
expectativa de la oposición estaba basada en esa victoria apretada contra la
Reforma, no exactamente contra Chávez. Por un lado, la oposición relacionó su
victoria en la Reforma con un rechazo a Chávez. Por otro lado, es posible
suponer que casi 3 millones de partidarios de Chávez no asociaron la Reforma
con el presidente. La abstención fue del 45% y se puede decir que en ese día
los chavistas simplemente no fueron a votar.
En noviembre de 2008, ocurrieron nuevos comicios
regionales, en 22 de las 23 gobernaciones y en las 327 alcaldías venezolanas.
Las elecciones confirmaron de nuevo la amplia supremacía de las fuerzas
bolivarianas. Aunque el voto continúe siendo optativo en el país, no
obligatorio, el sufragio presentó un índice de abstención del 35%, uno de los
menores de la historia de las disputas regionales del país. Había 16.699.576
inscritos en el registro electoral, número que aumentó mucho desde 2003, con la
Misión Identidad. En el período del Punto
Fijo muchos pobres no tenían documentos, lo que reducía la abstención y
encubría la pobreza, el analfabetismo y otros indicadores económicos y
sociales.
Los resultados post-2008 demuestran que el mapa nacional
continuó “ teñido de rojo ” , ahora con el PSUV como principal agremiación:
ganó en 17 de los 22 estados en disputa (un 77,3% del total) y en 265 de las
327 alcaldías (un 81% del total). La base de apoyo a Chávez superó los 5,7
millones de votos. Otra vez vale recordar que una cosa es votar por un
candidato del partido de Chávez y otra cosa, distinta, es votar por él. La
oposición (UNTC y MPJ, acompañados por lo que todavía queda de AD, COPEI, URD,
MAS, Causa Я y Podemos) ha mantenido más o menos el mismo número de votos de
los últimos procesos electorales (4,5 millones en 2007).
Aún sobre las elecciones de 2008, cabe resaltar que la
oposición conservó el poder en las gobernaciones de Nueva Esparta (Isla
Margarita) y Zulia, además de haber conquistado los importantes estados
Miranda, Carabobo y Táchira (los últimos dos por un margen muy pequeño de
votos), así como la Alcaldía Metropolitana de Caracas. Hay otros seis puntos
importantes: 1) el ex-vicepresidente de la República y gobernador Diosdado
Cabello fue derrotado en el estado Miranda por Henrique Capriles Radonski; 2)
el ex-ministro Aristóbulo Istúriz perdió las elecciones de la Alcaldía Mayor
para Antonio Ledezma (ex-AD); 3) el ministro Jesse Chacón fue derrotado en la
popular parroquia Petare para un candidato del partido Primero Justicia (ambos
obtuvieron mucho menos votos que las abstenciones); 4) un 55,3% de los votos
totales de la oposición provienen de los estados Zulia, Carabobo, Miranda y
Caracas (las áreas de mayor producción industrial); 5) los estados Zulia y
Táchira tienen alta relevancia geopolítica por tener cerca de 700 kilómetros de
frontera con Colombia; y 6) Manuel Rosales, el prófugo, ganó con un 60% la
alcaldía de Maracaibo, que era gobernada por el PSUV.
Pese a los tropiezos, el resultado expone una victoria de
Hugo Chávez y las fuerzas nacionalistas. Uno de los primeros acontecimientos
posteriores al triunfo fue el rescate de la discusión sobre la relección
presidencial. El tema era crucial para la continuidad del proceso bajo
liderazgo de Chávez. El articulo 230 de la Constitución de 1999 preveía que: “
El periodo presidencial es de seis años. El presidente o presidenta de la
República puede ser reelegido o reelegida de inmediato y una sola vez para un
nuevo periodo ” . La Asamblea Nacional aprobó y el Consejo Nacional Electoral
convocó un referendo popular para la aprobación o no de una Enmienda
Constitucional. En medio a las discusiones, la propuesta fue ampliada,
abarcando la posibilidad de reelección también para gobernadores, alcaldes y
diputados (nacionales y regionales).
El día 15 de febrero de 2009, 6.310.482 venezolanos votaron
por el “ Sí ” , que obtuvo 54,8% de los votos validos. El “ No ” , que
aglutinaba los partidarios de la oposición, alcanzó 5.193.839 de votos (45,1%).
Mientras Chávez obtuvo 7,3 millones de votos en las elecciones presidenciales
del 2006, su propuesta para poder postularse a la relección por tiempo
indefinido tuvo 6,3 millones. Ese resultado puede ser interpretado de diversas
formas. Una es que había gente que apoyaba Chávez pero no estaba de acuerdo con
la posibilidad de relección indefinida. Otra conclusión posible es que una
cantidad de partidarios de Chávez no hayan dado la debida importancia al
referendo y a la propuesta de relección. Una tercera interpretación, la asumida
por la oposición, argumenta que entre 2006 y 2009 Chávez ha perdido cerca de 1
millón de seguidores.
El nuevo triunfo del presidente, en 2012, amplía el
horizonte de transformaciones estructurales de Venezuela. El gobierno ha
fortalecido el papel del Estado en la economía, con mayor poder para planificar
e implementar políticas, buscando intervenir – con creciente participación
popular – en los principales medios de producción. Internamente, el petróleo ha
financiado la estructuración y el fortalecimiento del mercado nacional, con un
proceso soberano de industrialización (distinto a la industrialización
dependiente y asociada a las transnacionales, llevada a cabo a partir de los
años sesenta por Rómulo Betancourt y Nelson Rockefeller), la creación de nuevas
empresas básicas e importantes obras de infraestructura.
Paulatinamente, los recursos que antes habían sido
canalizados para las compañías petroleras o hacia cuentas bancarias de la élite
privilegiada, fueron transformados en herramienta del Estado para combatir la
pobreza y la economía rentista, improductiva e importadora. Externamente, los
recursos del petróleo han sido utilizados como instrumento para la integración
latinoamericana y caribeña, así como para el impulso a la construcción de un
mundo multipolar. Venezuela ha asumido una nueva posición en sus relaciones
internacionales: intenta diversificar su producción y sus exportaciones;
diversificar los orígenes y los destinos del intercambio, no dependiendo
comercialmente de un país comprador o un país proveedor.
La gran victoria de Chávez abre las puertas, por lo menos
hasta 2019, para un camino largo hacia la consolidación de un país
independiente, soberano e industrializado. El gran espectáculo democrático de
todos los venezolanos debería ser suficiente para abrir los ojos de los
desinformados. Debería ser suficiente para ridiculizar a los grandes medios de
comunicación, que niegan lo que es innegable. Ganó Chávez, de nuevo. Ganó la
democracia en Venezuela. Los derrotados fueron la élite liberal y privatizadora,
las transnacionales del petróleo y del gas, los poderosos medios de
comunicación. Junto a los perdedores, por detrás de ellos, están la CIA y el
Departamento de Estado de los Estados Unidos.
* Luciano Wexell Severo es profesor de
Economía, Integración y
Desarrollo en la
Universidad Federal de
la Integración Latino-Americana, Brasil.
Doctorando en Economía
Política Internacional en
la Universidad Federal
de Río de
Janeiro (UFRJ). Autor
del libro “ Economía venezolana
1899-2008, La lucha
por el petróleo
y la emancipación ” .
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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08-10-2012
Un triunfo esperado, gratificante, alentador
Aram Aharonian
Rebelión
Latinoamérica sigue respirando sin sobresaltos: en las
inmaculadas elecciones presidenciales venezolanas, el presidente Hugo Chávez
fue reelecto para un tercer mandato, impidiendo la restauración neoliberal
alentada desde Estados Unidos y varios países europeos y avivando, una vez más,
el proceso integrador de la región.
El triunfo bolivariano es un aliento para aquellos que en
Latinoamérica y el mundo buscan salida a la crisis del neoliberalismo: sí se
puede luchar contra el capitalismo. “Venezuela ha cambiado. La lucha de clases
(ocultada por la historia tradicional) que se inició desde el mismo siglo XVI,
hoy día está culminando: la antigua hegemonía de la cultura burguesa está
siendo suplantada por una contrahegemonía de la clase popular”, dice el
historiador y antropólogo Mario Sanoja Obediente.
Seguramente el análisis de los guarismos compruebe que la
oposición derechista y ultraderechista del pasado ha logrado calar sectores de
las clases medias e incluso a sectores populares. Sectores que gracias a la
Revolución Bolivariana no tienen como preocupación principal comer, acceder a
la educación y a la salud y tener techo propio.
Entre los logros en los 14 años de gobierno bolivariano, se
pueden sumar la reducción de la pobreza y del desempleo, la eliminación del
analfabetismo, la consecución de un alto nivel de desarrollo humano, un acceso
gratuito al sistema de salud y a una red eficiente de alimentos, y la ubicación
del país como el quinto en matrícula universitaria.
Hoy las preocupaciones de muchos son las de las clases
medias urbanas latinoamericanas: la inseguridad, la corrupción y la
ineficiencia e ineficacia del aparato burocrático. Jesse Chacón, ex ministro
del Interior y ahora director de una encuestadora, señala que en Venezuela el
contrato social se rompe en el ’89, con el Caracazo, cuando la tasa de homicidios
por cada 100 mil habitantes estaba en 6. En una década pasó de seis a 37 y en
2009 estaba en 44.
“El Estado creyó algo que no es cierto: si disminuyes la
pobreza, disminuye la violencia. Del ’99 al 2009 la pobreza se redujo a la
mitad y la pobreza extrema del 27 por ciento bajó al siete por ciento, sin
embargo, la violencia no decreció. Las medidas neoliberales de los noventa
desarticularon la estructura social. Es un tema de veinte años de deterioro del
campo simbólico que no se resuelve fácilmente”, indicó Chacón.
Del análisis de los resultados saldrá también el rumbo que
emprenderá el nuevo período –el tercero- del gobierno bolivariano bajo la
conducción de Hugo Chávez, porque en el aparato existe una tendencia dispuesta
a negociar con la oposición de derecha.
El propio Chávez –siempre magnánimo en la victoria- dijo
dos días antes de las elecciones: “Yo estoy dispuesto a abrir las compuertas,
estas puertas de Miraflores, a tomar nuevas iniciativas de diálogo, a nombrar
comisiones de diálogo con los distintos sectores de la vida económica (…) El
socialismo del siglo XXI es democracia. Nosotros no estamos hablando de la
dictadura del proletariado; no”.
Hay muchos perdedores. Entre ellos, la prensa comercial
nacional e internacional que, cartelizadamente, quisieron crear un clima de
violencia y de eventual fraude. La oposición no tendrá derecho a quejarse
(aunque sin duda lo hará), pues controla la gran mayoría de los medios de
información de masas, que mienten, manipulan, insultan e intentan imponer imaginarios
colectivos virtuales, bien alejado de la realidad real.
El civismo fue absoluto, la violencia no apareció en ningún
rincón del país durante el acto electoral. Uno de los mayores triunfos del
bolivarianismo es haber convertido al ciudadano en sujeto de política
(tradicionalmente fue objeto), como eslabón imprescindible para soñar con una
democracia no declamativa sino participativa.
La próxima batalla
Asegura el sociólogo argentino-mexicano Guillermo Almeyra
que la campaña de Chávez fue antes que nada de aparato y reforzará, por lo
tanto, al aparato chavista, que está muy por detrás del radicalismo del
presidente. “Eso es particularmente peligroso en el caso de que en las futuras
elecciones del 16 de diciembre (de gobernadores de los estados) la oposición
burguesa consiga aprovechar el desprestigio de los candidatos chavistas para
conquistar el control de posiciones claves en el aparato estatal que hoy están
en manos del gobierno”.
Seguramente retornará a los medios comerciales el tema de
la enfermedad del presidente (su rendimiento, su eventual incapacidad),
buscando la desestabilización, quizá el camino antidemocrático que una buena
parte de la oposición no ha archivado aún, sabiéndose incapaz de acceder al
poder por las vías electorales . En esta revolución bolivariana, Chávez no solo
tiene el rol protagónico sino un papel irremplazable y hoy por hoy no hay
sucesor ni plan posChávez.
La elección de gobernadores, a su vez, estará marcado por
el resultado de las elecciones en Estados Unidos y enmarcada por la crisis del
neoliberalismo a escala mundial. Algunos expertos alertan que una caída de la
producción mundial reducirá el precio del petróleo y, por lo tanto, dificultará
los planes sociales y económicos del chavismo en Venezuela, en la Unasur, el
Mercosur y un encarecimiento de los alimentos que el país importa.
“Con Estados Unidos estamos siempre dispuestos a mejorar
las relaciones (…) ojalá con el próximo gobierno y ojalá sea el de Obama, como
ya lo dije, podamos nosotros rehacer el diálogo con los Estados Unidos”, señaló
el presidente Chávez este sábado.
Destacó asimismo que Venezuela tiene una gran relevancia en
el mundo, pues es la primera reserva de crudo del planeta. "Cuando se
acabe el petróleo en casi todo el mundo, que podría ocurrir quizá a finales de
este siglo (...), quedarán cinco países todavía con reservas importantes:
Rusia, Irán, Arabia Saudí, Irak y Venezuela", detalló. "Esto da a
Venezuela una importancia especial desde hace un siglo", agregó.
Recordó, asimismo, que todos los presidentes del país que
pretendieron tomar las riendas del negocio petrolero fueron derrocados:
Cipriano Castro, Isaías Medina, Carlos Delgado, Rómulo Gallegos y él mismo.
"La causa fundamental: el petróleo, porque los países poderosos de Occidente
necesitan ese petróleo”.
Señaló que su gobierno también es adversado desde Occidente
porque representa "lo que algunos llaman el mal ejemplo de
Venezuela", es decir, "un país que es capaz de levantarse"
contra el neoliberalismo. "Hemos demostrado muchas cosas sin el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), libres y soberanos, y
acosados por todos esos poderes", comentó.
La oposición
La nueva caída significará que nuevos reacomodos se
producirán en la oposición venezolana, antes o después de las elecciones de
gobernadores, luego del giro táctico producido tras la caída en las
presidenciales de 2006, con el abandono –al menos discursivo- de la vía
violenta y la adopción de una estrategia anclada en la dura crítica de la
gestión de gobierno, y la reapropiación de algunas de las principales
ideas-fuerza del chavismo originario.
Seguramente el nuevo discurso se base en la necesidad de
reconciliación nacional, que cuenta con el agrado del Departamento de Estado
estadounidense, de ONGs internacionales o trasnacionales e, incluso, con el
beneplácito de sectores académicos y una parte de la dirigencia chavista.
En tiendas chavistas el desafío será avanzar en el proyecto
hacia el Socialismo del Siglo XXI, lo que supone la necesidad de una nueva
forma de hacer política, eliminando de cuajo la “dedocracia” y la
representación, para avanzar en la participación popular y protagónica, que
incluye, sin lugar a dudas, la elección de las candidatos desde el poder
comunal, desde las bases.
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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07-10-2012
Por qué no entendemos a Chávez
Pascual Serrano
Público
"La presidencia de Chávez ha estado jalonada de
constantes embestidas mediáticas que han resonado en todo el mundo -y mucho más
en España- en torno a auténticos montajes informativos, manipulaciones o
irrelevancias"
En abril de 2008, algunos meses antes de que estallara la
crisis económica en la que ahora estamos instalados, la prensa española
informaba con profusión de un informe anual del BBVA presentado ante la
Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos, en el que advertía sobre los
riesgos de la situación económica venezolana. Meses después era esa comisión
estadounidense la que demostraba su falta de control de la situación económica
de su país, mientras que el gobierno venezolano concedía 236,7 millones de
dólares para 1.547 proyectos socioproductivos comunitarios. Han pasado más de
cuatro años y la situación económica que ha colapsado ha sido la del país del
banco que hacía ese informe y de los medios que tan diligentemente lo
difundían.
En cuanto a Venezuela, es hoy el segundo país latinoamericano
en recibir jóvenes españoles que encuentran allí trabajo y su gobierno entregó
el pasado año 146.022 viviendas a los sectores más humildes. Trabajo y
vivienda, dos de los principales problemas que las encuestas señalan como
prioritarios para los españoles, resulta que se están afrontando mejor en el
país que nuestra banca -tan necesitada de rescate- decía que presentaba riesgos
en su situación económica.
La crisis económica, del mismo modo que ha mostrado la
falsedad del discurso de nuestra boyante economía, ha permitido correr el velo
de gran parte de las mentiras en torno a Venezuela y el gobierno de Hugo
Chávez. Por eso ahora resulta que mientras nos anunciaban exiliados venezolanos
que decían que huían a Miami, nuestros jóvenes deben buscar empleo en
Venezuela.
Y es que revolución bolivariana ha sido el proceso político
del que más se ha (des)informado de forma diametralmente opuesta a lo que
estaba sucediendo. Si el público español hubiera tomado nota sistemáticamente
de forma contraria a lo que le decían los medios de comunicación, hubiera
tenido una idea más acertada de la realidad que creyéndoles.
Ya casi nadie lo recordará, pero el 31 de mayo la práctica
totalidad de la prensa internacional anunciaba que a Hugo Chávez le quedaban
dos meses de vida según "una fuente altamente respetada y cercana a
Chávez, que conoce su estado y su historial médico". La presidencia de
Chávez ha estado jalonada de constantes embestidas mediáticas que han resonado
en todo el mundo -y mucho más en España- en torno a auténticos montajes
informativos, manipulaciones o irrelevancias.
Durante todo el año previo al referéndum de la reforma
constitucional se estuvo diciendo que se postulaba como presidente vitalicio
cuando sólo pretendía poder presentarse a la reelección, del mismo modo que lo
puede hacer el presidente español. Publicaron que desde su antiamericanismo
había prohibido la Coca-Cola cuando las autoridades sanitarias venezolanas lo
que no autorizaron fue el edulcorante que se utilizaba en la modalidad Zero,
también prohibido en Estados Unidos y Canadá. Nos contaban que prohibía los
Simpson, cuando el organismo regulador lo que sencillamente planteó fue el
cambio de horario en una televisión privada. La ciudadanía española está
convencida de que Chávez ha expropiado de forma autoritaria las empresas pero
lo único que sucedía es que su administración se dedicaba a comprar acciones en
Bolsa, como cualquier capitalista, en sectores estratégicos de telefonía,
eléctricas y banca para tener un Estado fuerte, tal y como había en España
antes de las privatizaciones de Felipe González y José María Aznar. El
presidente venezolano expuso en la ONU durante veinte minutos una propuesta de
reforma para hacerla más democrática y cambiar su sede, y sólo nos enteramos de
que empezó su intervención diciendo "huele a azufre". Le vimos en
televisión cantar una ranchera pero no cómo informaba en ese mismo acto de la
inauguración de cientos de consultorios médicos.
El gobierno de Chávez ha demostrado, como pocos fenómenos
internacionales, el deterioro y el patetismo al que pueden llegar los medios de
comunicación. Y lo que es peor, el abandono que sufren los ciudadanos por parte
de empresas informativas y poderes públicos que impiden su derecho a recibir
información veraz.
Por ello, la mayoría de los españoles se asombran de sus
victorias electorales y de la probable de este 7 de octubre. Porque son muchos
los intereses económicos que se dan cita en nuestros medios para que no
comprendamos lo que sucede ni en Venezuela ni en el mundo.
Fuente:
http://www.publico.es/internacional/443505/por-que-no-entendemos-a-chavez
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06-10-2012
¿Por qué Chávez?
Jean-Luc Mélenchon e Ignacio Ramonet
La Jornada
Hugo Chávez es, sin duda, el jefe de Estado más difamado en
el mundo. Al acercarse la elección presidencial del 7 de octubre, esas
difamaciones se tornan cada vez más infames, tanto en Caracas como en Francia y
en otros países. Atestiguan la desesperación de los adversarios de la
revolución bolivariana ante la perspectiva (que las encuestas parecen
confirmar) de una nueva victoria electoral de Chávez.
Un dirigente político debe ser valorado por sus actos, no
por los rumores vehiculados en su contra. Los candidatos hacen promesas para
ser elegidos: pocos son los que, una vez en el poder, las cumplen. Desde el
principio, la promesa electoral de Chávez fue muy clara: trabajar en beneficio
de los pobres, o sea –en aquel entonces–, la mayoría de los venezolanos. Y
cumplió su palabra.
Por eso, este es el momento de recordar lo que está
verdaderamente en juego en esta elección, ahora cuando el pueblo venezolano se
alista para votar. Venezuela es un país muy rico, por los fabulosos tesoros de
su subsuelo, en particular sus hidrocarburos. Pero casi todas esas riquezas
estaban acaparadas por las elites políticas y las empresas trasnacionales.
Hasta 1999, el pueblo sólo recibía migajas. Los gobiernos que se alternaban,
democratacristianos o socialdemócratas, corruptos y sometidos a los mercados,
privatizaban indiscriminadamente. Más de la mitad de los venezolanos vivía por
debajo del umbral de pobreza (70.8 por ciento en 1996).
Chávez hizo que la voluntad política prevaleciera.
Domesticó los mercados, detuvo la ofensiva neoliberal y posteriormente,
mediante la implicación popular, hizo que el Estado se reapropiara los sectores
estratégicos de la economía. Recuperó la soberanía nacional. Y con ella, ha
procedido a la redistribución de la riqueza, en favor de los servicios públicos
y de los olvidados.
Políticas sociales, inversión pública, nacionalizaciones,
reforma agraria, casi pleno empleo, salario mínimo, imperativos ecológicos,
acceso a la vivienda, derecho a la salud, a la educación, a la jubilación…
Chávez también se dedicó a la construcción de un Estado moderno. Ha puesto en
marcha una ambiciosa política del ordenamiento del territorio: carreteras,
ferrocarriles, puertos, represas, gasoductos, oleoductos.
En materia de política exterior, apostó por la integración
latinoamericana y privilegió los ejes sur-sur, al mismo tiempo que imponía a
Estados Unidos una relación basada en el respecto mutuo… El impulso de
Venezuela ha desencadenado una verdadera ola de revoluciones progresistas en
América Latina, convirtiendo este continente en un ejemplar islote de
resistencia de izquierdas alzado en contra de los estragos del neoliberalismo.
Tal huracán de cambios ha volteado las estructuras
tradicionales del poder y acarreado la refundación de una sociedad que hasta
entonces había sido jerárquica, vertical, elitesca. Esto sólo podía
desencadenar el odio de las clases dominantes, convencidas de ser los legítimos
dueños del país. Son estas clases burguesas las que, con sus amigos protectores
de Washington, vienen financiando las grandes campañas de difamación contra
Chávez. Hasta llegaron a organizar –en alianza con los grandes medios que les
pertenecen– un golpe de Estado, el 11 de abril de 2002.
Estas campañas continúan hoy día y ciertos sectores
políticos y mediáticos europeos se encargan de corearlas. Asumiendo
–lamentablemente– la repetición como si fuera una demostración, los espíritus
simples acaban creyendo que Hugo Chavez estaría encarnando un régimen dictatorial
en el que no hay libertad de expresión.
Pero los hechos son tozudos. ¿Alguién ha visto un régimen
dictatorial ensanchar los límites de la democracia en vez de restringirlos? ¿Y
otorgar el derecho de voto a millones de personas hasta entonces excluidas? Las
elecciones en Venezuela sólo ocurrían cada cuatro años, Chávez organiza más de
una por año (14 en 13 años), en condiciones de legalidad democrática,
reconocidas por la ONU, la Unión Europea, la OEA, el Centro Carter, etcétera.
Chávez demuestra que se puede construir el socialismo en
libertad y democracia. Y convierte incluso ese carácter democrático en una
condición para el proceso de transformación social. Chávez ha probado su
respeto al veredicto del pueblo, renunciando a una reforma constitucional rechazada
por los electores vía referéndum en 2007. No es casual que la Foundation for
Democratic Advancement (FDA), de Canadá, en un estudio publicado en 2011,
situara entonces a Venezuela en el primer lugar de los países que respetan la
justicia electoral.
El gobierno de Hugo Chávez dedica 43.2 por ciento del
presupuesto a las políticas sociales. Resultado: la tasa de mortalidad infantil
ha sido dividida por dos. El analfabetismo, erradicado. El número de docentes,
multiplicado por cinco (de 65 mil a 350 mil). El país presenta el mejor
coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) de América Latina. En su informe
de enero de 2012, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal,
un organismo de la ONU) establece que Venezuela es el país suramericano que
–junto con Ecuador–, entre 1996 y 2010, ha logrado la mayor reducción de la
tasa de pobreza. Finalmente, el instituto estadunidense de sondeos Gallup ubica
al país de Hugo Chávez como la sexta nación más feliz del mundo.
Lo más escandaloso, en la actual campaña de difamación, es
pretender que la libertad de expresión esté constreñida en Venezuela. La verdad
es que el sector privado, hostil a Chávez, controla allí ampliamente los medios
de comunicación. Cada cual puede comprobarlo. De 111 canales de televisión, 61
son privados, 37 comunitarios y 13 públicos. Con la particularidad de que la
parte de la audiencia de los canales públicos no pasa de 5.4 por ciento,
mientras que la de los privados supera 61 por ciento... Mismo escenario para
los medios radiales. Y 80 por ciento de la prensa escrita está en manos de la
oposición, siendo los dos diarios más influyentes –El Universal y El Nacional–,
adversos al gobierno.
Nada es perfecto, por supuesto, en la Venezuela bolivariana
–¿dónde existe un régimen perfecto?–. Pero nada justifica esas campañas de
mentiras y de odio. La nueva Venezuela es la punta de lanza de la ola
democrática que, en América Latina, ha barrido con los regímenes oligárquicos
de nueve países, apenas caído el Muro de Berlín, cuando algunos vaticinaban el
fin de la historia y el choque de las civilizaciones como horizontes únicos
para la humanidad. La Venezuela bolivariana es una fuente de inspiración de la
que nos nutrimos, sin ceguera, sin inocencia. Con el orgullo, sin embargo, de estar
del buen lado de la barricada y de reservar los golpes para el malévolo imperio
de Estados Unidos, sus tan estrechamente protegidas vitrinas del Cercano
Oriente y dondequiera reinen el dinero y los privilegios. ¿Por qué Chávez
despierta tanto resentimiento en sus adversarios? Indudablemente porque, tal
como lo hizo Bolívar, ha sabido emancipar a su pueblo de la resignación. Y
abrirle el apetito por lo imposible.
Jean-Luc Mélenchon e Ignacio Ramonet, respectivamente:
copresidente del Partido de izquierda, diputado europeo; presidente de la
asociación Mémoire des Luttes (Memoria de las Luchas), presidente honorífico de
Attac.
Portada :: Venezuela
07-10-2012
Elecciones venezolanas: Una auténtica elección
James Petras
Rebelión
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo
Introducción
El domingo 7 de octubre, los votantes venezolanos decidirán
si siguen apoyando al presidente actual, Hugo Chávez, o se decantan por el
candidato de la oposición, Henrique Capriles Radonski. Será una elección entre
dos programas y dos sistemas sociales situados en las antípodas: Chávez reclama
un aumento de la titularidad pública de los medios de producción y de consumo,
un incremento del gasto social en programas asistenciales, una mayor
participación popular en las instituciones locales, una política exterior
independiente basada en una mayor integración latinoamericana, un aumento de la
fiscalidad progresiva, la defensa de la sanidad pública y programas educativos
gratuitos y la propiedad pública de la producción petrolera. En el otro
extremo, Capriles representa a los partidos y a la élite que apoyan la
privatización de las empresas públicas, se oponen a la sanidad y a los
programas educativos y de prestaciones sociales puestos en marcha por el actual
gobierno y defienden las políticas neoliberales favorables a ampliar el papel
del capital privado, extranjero y local, y su control de la economía. Aunque
Capriles afirma ser partidario de lo que él denomina "el modelo
brasileño" de "mercados libres y bienestar social", sus
seguidores políticos y sociales son y han sido fuertes defensores de los
tratados de libre comercio con EE.UU., la restricción del gasto social y una
fiscalidad regresiva. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, los
electores venezolanos tienen en sus manos la posibilidad de realizar una
auténtica elección y no solo de tomar una decisión cosmética: los dos
candidatos representan clases sociales bien diferenciadas, poseen visiones
sociopolíticas divergentes y cuentan con distintos aliados internacionales.
Chávez está con América Latina, se opone al imperialismo norteamericano allá
donde se manifieste y es un defensor incondicional de la autodeterminación y de
la integración latinoamericana. Capriles Radonski está a favor de los tratados
de libre comercio con EE.UU., se opone a la integración regional, apoya las
intervenciones norteamericanas en Oriente Medio y es un defensor acérrimo de
Israel. Durante la campaña electoral, como era previsible, todos los medios de
comunicación norteamericanos han estado saturados de propaganda contraria a
Chávez y favorable a Capriles, llegando incluso a predecir una
"victoria" del protegido de Washington, o al menos un resultado
apretado.
Las predicciones propagandísticas de los medios y de los
expertos se basan exclusivamente en fragmentos selectivos de encuestas de
dudosa fiabilidad y en comentarios vertidos durante la campaña. Pero lo peor de
todo es la ausencia absoluta de cualquier tipo de debate serio sobre el legado
histórico y los rasgos estructurales que forman el contexto esencial de esta elección
trascendental.
Legado histórico
Cuando se produjo la primera victoria electoral de Chávez
en 1998, la economía y la sociedad venezolanas llevaban casi un cuarto de siglo
cayendo en picado, con corrupción generalizada, inflación galopante, disminución
de la riqueza y aumento de la deuda, delincuencia, pobreza y desempleo.
Las protestas masivas que se desarrollaron a finales de los
ochenta y comienzos de los noventa culminaron en la masacre de miles de
habitantes de los suburbios, un fallido golpe de Estado y una desilusión
general con el sistema político bipartidista. Se privatizó la industria
petrolera; la riqueza del petróleo hizo medrar a una élite empresarial que iba
de compras a la "Quinta Avenida", invertía en apartamentos en Miami,
acudía a clínicas privadas para estiramientos faciales e implantes mamarios y
enviaba a sus hijos a escuelas exclusivas para asegurar la transmisión
intergeneracional del poder y el privilegio. El país era un baluarte del
proyecto norteamericano para el Caribe, América Central y del Sur. Venezuela
estaba polarizada socialmente pero el poder político era monopolio de dos o
tres partidos que competían por el apoyo de las diversas facciones de la élite
gobernante y de la embajada norteamericana.
El saqueo económico, la regresión social, el autoritarismo
político y la corrupción propiciaron la victoria electoral de Hugo Chávez en
1998 y con ella todo un cambio gradual en las política públicas, favorable a la
transparencia política y las reformas institucionales, que marcó un giro hacia
una mayor equidad social.
El fallido golpe de Estado militar-empresarial de abril de
2002, apoyado por Estados Unidos, y el fracaso del cierre patronal de los
directivos petroleros de diciembre 2002 a febrero 2003 (el "paro
petrolero") marcaron un hito en la historia política y social de
Venezuela. El asalto violento movilizó y radicalizó a millones de trabajadores
y habitantes de los suburbios que se echaron a la calle a defender la
democracia y que presionaron a Chávez para que "girara hacia la
izquierda". La derrota del golpe de Estado y del cierre patronal
capitalista (apoyado por EE.UU.) fue la primera de una serie de victorias
populares que abrieron la puerta a amplios programas sociales en el ámbito de
la salud, la vivienda y las necesidades educativas y alimentarias de millones
de venezolanos. Como consecuencia de su participación en el golpe de Estado, la
clase dirigente venezolana y norteamericana sufrió pérdidas significativas de
personal estratégico en el ejército, la burocracia de los sindicatos y la
industria del petróleo.
Capriles fue uno de los líderes del golpe, a la cabeza de
una banda de matones que asaltó la embajada cubana, y un colaborador activo del
paro petrolero que paralizó temporalmente toda la economía nacional.
Tras el golpe y el paro petrolero se celebró un referéndum,
financiado por Estados Unidos, que pretendía la revocatoria de Chávez y tuvo un
estrepitoso fracaso. Las derrotas de la derecha reforzaron las tendencias
socialistas del gobierno, debilitaron la oposición de las élites y enviaron a
los Estados Unidos de misión a Colombia, gobernada por el presidente
narcoterrorista Uribe, en busca de un aliado militar para desestabilizar y
derrocar al régimen desde el exterior. Aumentó la tensión en la frontera, las
bases norteamericanas se multiplicaron hasta siete y los escuadrones de la
muerte colombianos cruzaron la frontera. Pero la región al completo cerró filas
contra una invasión norteamericana, bien por principios, o bien por miedo a que
los conflictos armados pudieran salpicar por encima de las fronteras.
Este legado histórico de los gobiernos autoritarios y los
triunfos de Chávez está profundamente grabado en las mentes y las conciencias
de todos los venezolanos que se preparan para votar en las elecciones de este
domingo. El historial de hostilidad profunda de las élites ante cualquier
resultado democrático que favorezca a la mayoría popular y la defensa por parte
de las masas de su "presidente socialista" se ven reflejados en la
profunda polarización política del electorado y la mutua antipatía u "odio
de clase" que se filtra en la cobertura de la campaña electoral. Para las
masas, se trata de elegir entre los abusos del pasado y los avances actuales,
la movilidad social ascendente y las mejoras materiales en el nivel de vida; en
las clases alta y media adinerada reina un gran resentimiento por la pérdida
relativa de poder, privilegios, prestigio y preferencias personales. Las
pérdidas relativas sufridas por las élites derechistas han alimentado un resentimiento
que conlleva peligrosas connotaciones para la democracia en el caso de que
perdieran las elecciones y de políticas revanchistas en el caso de que las
ganaran.
Configuración institucional
Que la élite derechista no controle el gobierno no quiere
decir que carezca de una fuerte base institucional de poder. El 80 por ciento
del sector bancario y financiero está en manos privadas, al igual que la mayor
parte de la manufactura de servicios y una proporción importante del comercio
al por menor y al por mayor. La oposición cuenta asimismo con ciertas simpatías
dentro de la burocracia pública, la Guardia Nacional y el ejército, y todos
estos funcionarios apoyan de forma activa o pasiva a los grupos políticos
derechistas. El núcleo social de la derecha se encuentra en las asociaciones
empresariales, financieras y de terratenientes, y la derecha controla
aproximadamente una tercera parte de los alcaldes y gobernadores y más del
cuarenta por ciento de los diputados nacionales. Las principales multinacionales
europeas y norteamericanas del petróleo tienen una cuota minoritaria importante
en el sector.
Asimismo, la derecha mantiene el monopolio de los medios
impresos y cuenta con una audiencia mayoritaria en radio y televisión, a pesar
de los avances gubernamentales. El gobierno, por su parte, ha ganado influencia
gracias a la nacionalización de bancos (un 20 por ciento del sector), su cuota
de la industria minera y metalúrgica, unas cuantas plantas procesadoras de
alimentos y una base de apoyo sustancial en el sector agrícola, que le
proporcionan los beneficiarios de la reforma agraria.
El gobierno ha ganado la confianza de los empleados del
sector público y los trabajadores de la industria petrolera, de los servicios
sociales y del sector de la vivienda y de la asistencia. Parece que goza de un
fuerte apoyo en un ejército y una policía constitucionalistas. Asimismo, ha
creado medios de comunicación de masas y ha promovido toda una red de emisoras
de radio comunitarias.
La mayor parte de los sindicatos y asociaciones de
campesinos respaldan al gobierno. Pero su verdadera fuerza se encuentra en las
organizaciones comunitarias cuasi-institucionales enraizadas en los extensos
asentamientos urbanos y encuadradas en las diferentes "misiones
sociales".
Desde el punto de vista del poder monetario, el gobierno
cuenta con las sustanciosas ganancias del petróleo para financiar programas de
impacto social a corto y medio plazo, contrarrestando eficazmente las
influencias del sector privado y de los grupos "de base" que actúan
de forma abierta o encubierta financiados por fundaciones norteamericanas, ONG
y "agencias de ayuda". En resumen, a pesar de las enormes derrotas
políticas del pasado y de décadas de mal gobierno y corrupción, la derecha
retiene una base institucional poderosa para disputar los grandes avances
socioeconómicos del gobierno de Chávez y organizar una agresiva campaña
electoral.
Las dinámicas sociales y la campaña presidencial
La clave para el triunfo en la reelección de Chávez es
mantener la atención en los temas socioeconómicos: los programas de sanidad y
educación universal, el enorme plan de viviendas públicas puesto en marcha, los
supermercados subvencionados por el Estado, la mejora del transporte público en
las áreas más densamente pobladas. Cuanto mayor sea la polarización social
nacional entre la élite empresarial y las masas, menos probable es que la
derecha pueda aprovechar la desafección popular hacia las autoridades locales
corruptas e ineficientes. Cuanto mayor sea el nivel de solidaridad social entre
los trabajadores asalariados y los informales, menos probable será que la
derecha pueda apelar a las aspiraciones de estatus de los trabajadores y
empleados que han visto mejorada su situación y han accedido a estilos de vida
de clase media, curiosamente durante el periodo de prosperidad inducido por
Chávez.
La campaña de Chávez se basa en la promesa de continuidad
de la prosperidad social, el mantenimiento de la movilidad social ascendente y
de las oportunidades, un llamamiento a mejorar la sensibilidad frente a la
igualdad social y la justicia... y cuenta con un sólido 40 por ciento del
electorado listo para ir a las barricadas por su Presidente. Capriles atrae a
diversos grupos contradictorios: un sólido núcleo del 20 por ciento del electorado,
compuesto por las élites bancaria, empresarial y, especialmente, la agraria,
junto con sus respectivos empleados, directivos y profesionales, que anhelan un
retorno al pasado neoliberal, a una época en que la policía, el ejército y las
agencias de inteligencia mantenían a los pobres confinados en sus barrios de
chabolas y el tesoro del petróleo fluía hasta sus cofres. El segundo de los
grupos que se ven atraídos por Capriles es el de los profesionales y los
pequeños empresarios temerosos de la expansión del sector público y de la
"ideología socialista" que, sin embargo, deben su prosperidad a los
créditos baratos, el aumento de la clientela y el gasto público. Los hijos e
hijas de este sector próspero son los "activistas" que ven en la
caída del gobierno de Chávez una oportunidad de retomar el poder y el prestigio
que pretenden haber tenido antes de la "revuelta de masas". La
abierta adhesión de Capriles al neoliberalismo y al golpe militar de 2002 y sus
fuertes lazos con la élite empresarial, Washington y sus homólogos derechistas
de Colombia y Argentina hacen confiar a la clase media en que su promesa de
mantener las misiones sociales de Chávez es pura demagogia por motivos tácticos
electorales.
El tercer grupo, con el que Capriles no cuenta pero que le resulta
vital para conseguir un resultado respetable, es de la clase media baja y los
pobres urbanos de las pequeñas ciudades de provincias. Ante ellos, Capriles se
presenta como un seguidor "progresista" de las misiones sociales de
Chávez, para poder atacar la ineficiencia y las irregularidades de los
funcionarios y administradores locales y la inseguridad pública. La
hiperactividad de Capriles, su demagogia populista y sus intentos de explotar
el descontento local le aseguran algunos votos de las clases bajas, pero sus
relaciones con la clase alta y su largo historial de agresivo apoyo al
autoritarismo de derechas ha impedido que las masas se pusieran de su lado.
Por su parte, Chávez esta haciendo hincapié en sus enormes
logros sociales, una década espectacular de crecimiento elevado, disminución de
las desigualdades (el índice más bajo de América Latina) e índices muy elevados
de satisfacción popular con el gobierno. Los fondos para los programas sociales
de Chávez han sabido aprovechar un año de recuperación económica tras la
recesión mundial (5 % de crecimiento previsto para 2012), precios del petróleo
de tres dígitos y un entorno político regional favorable, por lo general, que
incluye una tremenda mejora en las relaciones bilaterales con Colombia.
Correlación de fuerzas a escala internacional, regional,
nacional y local
El gobierno de Chávez se ha visto enormemente beneficiado
por unos precios mundiales muy favorables para su principal producto de
exportación: el petróleo. Además, el Estado ha aumentado sus ingresos mediante
oportunas expropiaciones y subida de los royalties y de los impuestos, así como
de nuevos acuerdos de inversión con capital extranjero alternativo a pesar de la
oposición de algunas corporaciones multinacionales norteamericanas.
Washington, involucrado hasta los huesos en los conflictos
que mantiene en los países musulmanes ricos en petróleo, no se encuentra en
posición de organizar ningún boicot contra Venezuela, uno de sus principales y
más fiables proveedores. Su última iniciativa importante para propiciar un
"cambio de régimen" fue el paro petrolero organizado por los
directivos de PDVSA, la compañía venezolana de petróleos, en 2002-2003, que
fracasó estrepitosamente y provocó el despido de casi todos los
"asesores" norteamericanos y la radicalización de una política
nacionalista con el petróleo.
Las iniciativas del gobierno norteamericano para aislar
internacionalmente al régimen de Chávez no han rendido frutos; Rusia y China
han aumentado su comercio y sus inversiones, al igual que otra docena de países
europeos, de Oriente Medio y Asia. La recesión que sufre la Unión Europea y la
desaceleración de la economía norteamericana y mundial no son un buen caldo de
cultivo para los sentimientos favorables a cualquier tipo de restricción de los
lazos económicos con Venezuela.
Especial importancia ha tenido la llegada al poder de
regímenes de centro-izquierda en Sudamérica, el Caribe y América Central,
favorables al aumento de los lazos económicos y diplomáticos con Venezuela y a
una mayor integración regional. Por el contrario, el respaldo de la
administración Obama a los golpes de Estado de Honduras y Paraguay, así como
las políticas neoliberales y los tratados de libre comercio promovidos por
Washington han perdido el apoyo en la región. En resumen: la correlación de
fuerzas internacional y regional ha sido muy favorable al gobierno de Chávez y
la influencia dominante de Washington ha declinado.
Colombia, uno de los últimos baluartes de las iniciativas
norteamericanas para derrocar a Chávez, ha dado un giro repentino a su política
hacia Venezuela. Tras el cambio de régimen, del presidente Uribe al presidente
Santos, Colombia ha firmado acuerdos de comercio y de inversiones con Venezuela
por valor de miles de millones de dólares, así como alianzas diplomáticas y
militares, alcanzando una especie de "coexistencia pacífica". A pesar
del reciente tratado de libre comercio firmado con EE.UU. y del mantenimiento
de las bases norteamericanas en el país, Colombia ha rechazado (al menos en la
presente coyuntura) participar conjuntamente en cualquier intervención militar
o política auspiciada por Estados Unidos o en cualquier campaña de
desestabilización.
La influencia política norteamericana en Venezuela se basa
fundamentalmente en la canalización de recursos financieros y el asesoramiento
de sus clientes electorales. A causa de la disminución de aliados regionales
externos y la pérdida de influencia en el ejército venezolano y las fuerzas
paramilitares colombianas, Washington se ha centrado ahora en sus clientes
electorales. Mediante importantes transferencias financieras, ha conseguido
imponer un candidato único entre grupos opositores bien dispares, fabricando
una ideología de "centrismo" moderado para camuflar las tendencias
neoliberales de extrema derecha de Capriles, al tiempo que contrataba a cientos
de agitadores y organizadores "comunitarios" para explotar la
sustancial brecha que separa las promesas programáticas de Chávez de la
aplicación incompetente e ineficiente de dichas políticas que realizan los
funcionarios locales.
La debilidad estratégica del gobierno de Chávez se
encuentra en el ámbito de lo local, en la incapacidad de los administradores de
mantener el suministro de electricidad y de agua corriente. En el ámbito
internacional, regional y nacional, la correlación de fuerzas favorece a
Chávez. Washington y Capriles intentan compensar la fuerza regional de Chávez
atacando sus programas regionales de asistencia, afirmando que está desviando
recursos al extranjero en lugar de atender los problemas de casa. Pero Chávez
ha asignado enormes recursos a infraestructuras y gasto social; el problema no
es el envío de fondos al exterior, sino la mala administración de los
funcionarios chavistas locales, muchos de ellos acostumbrados al clientelismo
de personalidades y partidos del pasado. En cuanto al aumento de la
delincuencia y la escasa imposición de la ley, le costarían a Chávez algo más
que unos cuantos votos si no fuera porque los mismos índices de criminalidad
están presentes en el estado de Miranda, donde Capriles ha gobernado los
últimos cuatro años.
El resultado electoral
A pesar de las enormes mejoras que ha aportado el gobierno
de Chávez a las clases bajas y el sólido apoyo con que cuenta entre los pobres,
la emergente clase media producto de la era Chávez tiene expectativas de un
mayor consumo y una menor delincuencia e inseguridad; intentan distanciarse de
los pobres y aproximarse a los más acomodados: sus ojos miran hacia arriba y no
hacia abajo. El entusiasmo, tras doce años en el poder, se ha debilitado pero
el temor de las masas a una reversión neoliberal pone límites al electorado
potencial que Capriles pueda atraer. A pesar de la delincuencia y de la
ineficacia y corrupción de los funcionarios, la era Chávez ha sido un periodo
extremadamente favorable para la clase baja y los sectores empresarial,
comercial y financiero. Y este año, 2012, no es ninguna excepción. Según datos
de la ONU, el índice de crecimiento de Venezuela (5 %) es superior al de
Argentina (2 %), Brasil (1,5 %) y México (4 %). El consumo privado ha sido el
principal promotor del crecimiento gracias al incremento de los mercados de
trabajo, del crédito y de la inversión pública. La inmensa mayoría de los
venezolanos, incluyendo a algunos sectores empresariales, no votarán contra un
gobierno en ejercicio que ha generado una de las recuperaciones económicas más
rápidas del hemisferio. El pasado derechista radical de Capriles y su actual proyecto
encubierto podría generar conflictos de clase, inestabilidad política,
deterioro económico y un clima desfavorable para los inversores
internacionales.
Probablemente Washington no favorecería un golpe de Estado
o una campaña de desestabilización tras las elecciones si Capriles pierde por
un margen significativo. La popularidad de Chávez, las leyes sobre prestaciones
sociales, las ganancias materiales y el crecimiento dinámico de este año le
aseguran una victoria por un margen de 10 puntos. Chávez conseguirá el 55 % de
los votos y Capriles el 45 %. Washington y sus acólitos derechistas planean
consolidar su organización y prepararse para las elecciones al Congreso del
próximo diciembre. La idea es ir "ocupando las instituciones" con el
fin de paralizar las iniciativas del ejecutivo y frustrar el intento de Chávez
de seguir adelante con una economía socializada. El talón de Aquiles del
gobierno se encuentra precisamente en el ámbito local y estatal. Los
funcionarios incompetentes y corruptos deberían ser sustituidos por dirigentes
locales eficientes y controlados por la comunidad, capaces de poner en marcha
los programas inmensamente populares de Chávez. Y Chávez debería prestar mucha
más atención a la política y la administración local para poder igualar allí
sus éxitos en política exterior. El hecho de que la derecha sea capaz de juntar
medio millón de manifestantes en Caracas no se basa en el atractivo ideológico
de un pasado ruinoso y golpista, sino en su habilidad para sacar partido de las
quejas crónicas de carácter local que no han sido solucionadas: delincuencia,
corrupción, apagones y cortes de agua.
En la elección de octubre 2012 no solo está en juego el
bienestar del pueblo venezolano sino el futuro de la integración y la
independencia latinoamericana y la prosperidad de millones de personas que
dependen de la ayuda y la solidaridad de Venezuela.
Una victoria de Chávez proporcionará una plataforma para la
rectificación de un proyecto social básicamente progresivo y la continuación de
una política exterior antiimperialista. Su derrota proporcionaría a Obama –o a
Romney- un trampolín para relanzar los programas neoliberales y militaristas
existentes antes de la era Chávez, durante la infame década Clinton (los
noventa) de expolio, saqueo, privatizaciones y pobreza.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
publicarlo en otras fuentes.
Portada :: Venezuela
06-10-2012
Razones para apoyar a Hugo Chávez
Ramón Trujillo
Rebelión
Peter Ustinov mostró al Diablo enfadado con Dios porque,
según le decía, la gente le confundía con él constantemente. Quizá, si no
existieran las factorías de opinión pública de los grandes medios de
comunicación, el Diablo imaginado por Ustinov habría estado de mejor humor.
En cualquier caso, sin los grandes medios de comunicación,
quien sí tendría motivos para andar aún de mejor humor es el presidente de
Venezuela, Hugo Chávez. En 2008, cuando la CNN anunció que el presidente
venezolano “ sacaría los tanques a la calle ” , si la oposición ganaba las
elecciones, Chávez pidió a la corresponsal en Caracas que emitiera su
declaración completa. Pues había dicho que, “ si la oposición ganaba
gobernaciones ” y trataba “ de convertir estados en bases para el golpismo, la
violencia y el separatismo, pues yo tendría que sacar los tanques ” . Chávez
tampoco prohibió Los Simpson , como
contó la prensa internacional, cuando las autoridades venezolanas exigieron que
se emitiera fuera del horario infantil.
En 2007, El País
acusó a Chávez de rearmarse “ hasta los dientes ” y El Mundo tituló: “ Chávez realizará la mayor
inversión con fines bélicos de los dos últimos años en Latinoamérica ” . Según
señala el periodista Pascual Serrano, en su libro Desinformación , el gasto
militar de Venezuela era el 1.4% de su PIB, frente al 1.9% de media
latinoamericana. También en El Mundo se
pudo leer que “ Chávez es uno de los contados mandatarios que apoya los planes
nucleares de Irán ” . Pues bien, un año antes, los 117 países integrantes del
Movimiento de No Alineados apoyaron el programa nuclear iraní, es decir, la
mayoría de los estados existentes.
En abril de 2002, cuando Chávez fue efímeramente desalojado
del poder, por un golpe de estado que fracasó, El País lo culpó por la matanza de
manifestantes ocurrida en Caracas. Veinticuatro horas después, el fracaso del
golpe evidenció las mentiras del diario, que ya no atribuía al presidente los
asesinatos, sino a “ enfrentamientos entre partidarios y adversarios suyos ” .
Según El País , el 13 de abril Chávez
era un “ caudillo ” , un “ autócrata peligroso ” y el golpe de estado había
ocasionado un “ alivio mayoritario ante su destitución ” . No obstante, el 15
de abril reconocía que “ cuenta con el apoyo de una mayoría de la población ” .
Según el Latinobarómetro, en 1998, cuando Chávez ganó sus
primeras elecciones, sólo el 35% de los venezolanos se sentía satisfecho con la
democracia, frente al 37% de los latinoamericanos. En 2007, la cifra había
aumentado al 59% -frente a idéntico 37% de latinoamericanos- y, en España, los
grandes medios seguían despreciando el carácter democrático de un gobernante que
obtenía mayorías, que jamás tuvo ningún presidente español, desde la
Transición.
A menudo, se ha utilizado la retirada de la licencia a
Radio Caracas Televisión (RCTV), cuando caducó en mayo de 2007, como ejemplo de
la supuesta censura efectuada por el Gobierno de Chávez. Sin embargo, dejando a
un lado el hecho de que RCTV respaldó el golpe de estado contra el pueblo
venezolano, en 2002, lo cierto es que la pérdida de licencias de emisión es más
común de lo que pudiera parecer: el quincenal Diagonal recopiló 236 ejemplos de
clausuras, revocaciones y no renovaciones de radio y televisión en 21 países,
incluyendo a EE.UU. y la UE. En realidad, tal y como muestra un estudio sobre
las audiencias televisivas en Venezuela, elaborado por Mark Weisbrot y Tara Ruttenberg,
en 2010, las televisiones públicas de Venezuela sólo tenían el 5.4% de la cuota
de audiencia y más del 94% de la audiencia correspondía a canales privados que,
en su mayoría, eran hostiles al Gobierno. En Venezuela, los opositores a Chávez
tienen mucho más espacio televisivo que los partidarios del presidente
venezolano en los medios de ámbito estatal de España.
La campaña permanente de descrédito contra el Gobierno de
Chávez que, desde 1999, mantienen importantes medios de comunicación ha generado
una visión muy negativa de lo que ocurre en Venezuela en amplios sectores de la
ciudadanía. Y, por supuesto, el Gobierno de Hugo Chávez ha cometido errores y
cosechado fracasos, por ejemplo, en su lucha contra la inseguridad ciudadana.
Sin embargo, algunos episodios graves de su etapa de gobierno son
responsabilidad de sus adversarios, como la huelga petrolera, que tuvo lugar
entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, causante de la caída del 29% del
PIB.
Un reciente informe de dos economistas del Center for
Economic and Policy Research, Mark Weisbrot y Jake Johnston, nos muestra
algunas de las razones del gran apoyo de que goza Chávez entre los venezolanos.
De 1999 a 2011, el porcentaje de hogares en la pobreza se redujo del 42.8% al
26.7% y el gasto público social pasó de representar el 12.8% del PIB al 22.8%.
Después del sabotaje petrolero y hasta que la crisis mundial llegó a Venezuela,
entre el segundo trimestre de 2003 y el primero de 2009, la economía del país
creció un 96%. En 2011, una vez superada la crisis, el gobierno venezolano ha
sido capaz de construir 147.000 viviendas y prevé otras 200.000 para este año.
El desempleo pasó del 15% al 8.5%, entre 1999 y 2012,
mientras que el salario mínimo se ha convertido en el segundo más alto de América
Latina. El número de personas que perciben una pensión pública pasó de 475.000
a 1.900.000. La desigualdad se ha reducido y el índice de Gini pasó de 0.469,
en 1999, a 0.390 hace un año.
En el período 1999-2007 Venezuela incrementó la plantilla
pública de médicos de atención primaria de manera espectacular, pasando de
1.628 profesionales a 19.571. Esto supuso que millones de personas se
beneficiaran, por primera vez, de asistencia sanitaria pública y que, por
ejemplo, cientos de miles de venezolanos recuperaran la vista gracias a la
campaña de operaciones llevada a cabo por el Gobierno.
El número de estudiantes de educación primaria se
incrementó desde los 271.000 del curso 1999-2000, a los 1.098.400 del curso
2005-2006. En ese período, la cantidad de estudiantes en la educación superior
se incrementó en un 86%. Los éxitos de Venezuela en educación y erradicación
del analfabetismo han sido reconocidos por la Unesco.
La Venezuela de Chávez se ha convertido en un actor clave
en América Latina para limitar la injerencia estadounidense en la región. Junto
con otros países latinoamericanos está dando una respuesta al fracaso de las
políticas neoliberales y atendiendo las necesidades de las mayorías sociales.
Chávez también ha denunciado con fuerza las intervenciones militares de
Washington en Oriente Medio y ha retirado a su embajador en Tel Aviv cuando
Israel perpetró una matanza de cientos de civiles en Gaza. El presidente ha
logrado impulsar una política exterior propia y ahora Venezuela posee una
relevancia internacional que el país nunca había tenido. Está contribuyendo de
forma notable a la creación de un espacio común, entre estados y ciudadanos
progresistas, para impulsar políticas de redistribución de la riqueza y de
democratización de las relaciones internacionales y dentro de los propios
estados. Por lo tanto, no debiera sorprender que tenga, por una parte, tantos
apoyos y, por otra, enemigos tan poderosos.
* Ramón Trujillo, coordinador de Izquierda Unida Canaria .
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Portada :: Venezuela
06-10-2012
Chávez en el punto de mira
Estados Unidos ama la democracia, salvo en Venezuela
Mark Weisbrot
Counterpunch
Traducido del inglés para Rebelión por Enrique Prudencio
El 30 de mayo Dan Rather, uno de los periodistas más
famosos de EE. UU. Anunció que el presidente venezolano Hugo Chávez iba a morir
“en un par de meses como mucho”. Cuatro meses después, Chávez no sólo está vivo
y en campaña electoral, sino con las mayores expectativas de ser reelegido el
domingo. Tal es el grado de tergiversación cuando se trata de Venezuela,
probablemente el país sobre el que más se miente en el mundo, y del que un
periodista puede decir casi de todo sobre Chávez o su gobierno sin que le
reporte ningún problema, siempre que lo que diga sea negativo para el país o su
presidente. Peor aún, Rather se refiere a Chávez como “el dictador”, un término
que pocos científicos políticos que conozcan el país tolerarían, por no decir
ninguno.
Esto es lo que dijo Jimmy Carter sobre la “dictadura” de
Venezuela hace unas semanas: “de hecho, desde las elecciones de 1992, de las
que hicimos un exhaustivo seguimiento, yo diría que el proceso electoral de
Venezuela es el mejor del mundo”.
Carter ganó el Premio Nobel por su trabajo en el centro de
monitorización electoral que lleva su nombre, ha sido observador y ha
certificado el proceso de las anteriores elecciones venezolanas. Pero debido al
empeño de Washington de deslegitimar al gobierno de Venezuela su punto de vista
solo se hace público en raras ocasiones. Sus últimos comentarios fueron
ignorados por casi todos los medios de comunicación estadounidenses.
En Venezuela, los votantes tocan la pantalla táctil de un
ordenador para emitir el voto y a continuación reciben un justificante que
ellos mismos verifican y depositan en una urna. La mayoría de los votos
registrados en papel se cruzan con el registro electrónico del ordenador. Este
sistema hace que el fraude electoral resulte prácticamente imposible: robar el
voto requeriría hackear el ordenador y después rellenar la urna con las
papeletas para que cuadraran con la trampa realizada en el sistema informático.
Al contrario de lo que se hace en Estados Unidos, donde con
voto cerrado no tenemos ni idea de quién ha ganado (recuerden las elecciones en
las que participó Bush frente a Gore en 2000), los venezolanos en cambio pueden
estar seguros de que cada uno de sus votos se cuenta. E igualmente al contrario
que en Estados Unidos, donde al menos 90 millones de ciudadanos con derecho a
voto no votarán en noviembre, el gobierno de Venezuela ha hecho todo lo posible
para incrementar el número de votantes registrados y su participación, que
actualmente llega al 97%.
Sin embargo, la política internacional estadounidense (que
incluye a la mayoría del aparato de propaganda de EE.UU. y de Occidente) hierve
con despectivas descalificaciones al proceso democrático de Venezuela. En un
reportaje publicado en vísperas de las elecciones venezolanas, el llamado
“Comité de Protección de los Periodistas” dice que el gobierno de Venezuela
controla un “imperio mediático”, ocultando a sus lectores que la televisión del
Estado venezolano cuenta solo con una cuota de pantalla de entre el 5 y el 8%
de la audiencia televisiva total del país. Es cierto que Chávez puede
interrumpir la programación normal para emitir sus discursos (bajo una ley
promulgada mucho antes de que Chávez llegara al Gobierno) y suele hacerlo
regularmente. Pero la mayor parte de los medios de comunicación se encuentra en
poder de la oposición, incluyendo radio y prensa escrita, por no mencionar la
mayor parte de la riqueza y los ingresos del país.
Lo más probable es que la oposición pierda estas elecciones
no por las ventajas inherentes a quienes están en el gobierno, de cuyas
ventajas por otra parte se hace un uso abusivo en todo el hemisferio, incluidos
los Estados Unidos. Si la oposición pierde será porque la mayoría de los
venezolanos ha mejorado espectacularmente su nivel de vida con el gobierno de
Chávez. Desde 2004, cuando el gobierno obtuvo el control de la industria
petrolera y la economía se recuperó de los devastadores e ilegítimos intentos
de derrocamiento del gobierno (incluyendo el golpe militar de 2002 apoyado por
Estados Unidos y la huelga petrolera de 2002-2003), la pobreza se ha reducido a
la mitad, la extrema pobreza el 70% todas las medidas para conseguirlo se han
financiado con ingresos en efectivo. Millones de venezolanos han accedido a la
sanidad pública y las matrículas universitarias se han duplicado, siendo
gratuitas para una gran cantidad de estudiantes. Las desigualdades también se
han reducido considerablemente. Por el contrario, las dos décadas que
precedieron a Chávez representaron uno de los peores fracasos económicos de
Latinoamérica, con una bajada de ingresos por persona del 14% entre 1980 y
1998.
En Washington la democracia tiene una definición muy
simple: ¿hace un gobierno lo que el Departamento de Estado quiere que haga? Y
por supuesto, aquí la idea de que los políticos hagan durante su mandato lo que
han prometido a los votantes en campaña electoral, resulta también un concepto
desconocido. Así que no es solo Venezuela la que con regularidad se encuentra
bajo el fuego de la potente artillería de todo el aparato de Washington. Toda
la izquierda y los gobiernos de América del Sur que se han ido emancipando de
la tutela imperialista, como Argentina, Ecuador y Bolivia, se encuentran en la
línea de fuego (aunque a Brasil se le considera demasiado grande para darle el
mismo tratamiento, excepto por parte la extrema derecha). Pero el Departamento
de Estado trata de mantener el ojo sobre el dinero: Venezuela está sentada
sobre 500.000 millones de barriles de petróleo y no respeta la política
exterior de Washington. Eso es lo que la convierte en el enemigo público número
uno y por lo que está condenada a sufrir el peor maltrato de los medios de
comunicación estadounidenses y occidentales en general.
Pero Venezuela es parte de una “primavera latinoamericana”
que ha producido el grupo de gobiernos más democrático, progresista e
independiente que nunca haya tenida esta región. Trabajan juntos y Venezuela
cuenta con un sólido apoyo entre sus vecinos. Lo decía Lula da Silva el mes
pasado: “Una victoria de Chávez (en las próximas elecciones) no es solo una
victoria del pueblo de Venezuela, sino de todo el pueblo Latinoamericano…” y
esta victoria representa otro golpe al imperialismo. El apoyo de América Latina
a Venezuela es la mejor garantía contra los continuos intentos de Washington,
que sigue gastando millones de dólares –además de los fondos “encubiertos”-
para socavar, deslegitimar y desestabilizar la democracia en Venezuela.
* Mark Weisbrot es economista y codirector del Centro de
Investigaciones Económicas y Políticas. Es coautor,
con Dean Baker,
de Social Security:
the Phony Crisis.
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2012/10/04/america-likes-democracy-except-in-venezuela/
rCR
Portada :: Venezuela
06-10-2012
El proceso
Santiago Arconada Rodríguez
Rebelión
1.- El 6 de diciembre de 1998 voté por Chávez en una
Venezuela carente de significación, salvo el dudoso honor de proveer al mundo,
pero sobre todo a Estados Unidos, de tres millones de barriles de petróleo
diariamente a un precio de 7 $ por barril. Era Venezuela un pedazo del patio
trasero de los Estados Unidos particularmente dominado, precisamente a causa de
su mucho petróleo, particularmente sometido por la creencia de que ir al Norte
era ir para Miami, Orlando y Houston, particularmente expoliado en su
naturaleza pero sobre todo en su historia.
Chávez había desarrollado como elemento más que central,
casi único de su campaña, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente
para refundar a la República, y tal sería la sensación de andar al garete que
teníamos que, contra todo pronóstico, le ganó a la más mortífera maquinaria
electoral adeco-copeyana.
El 7 de octubre de 2012 voy a votar por Chávez en el mundo.
Mi voto contribuirá a contener la amenaza de que “ liberen ” a Siria como “
liberaron ” a Libia, significará un pequeño escollo para que Israel desate la
guerra contra Irán, esparcirá una brisa de esperanza al cada vez más potente
movimiento de indignados contra el capitalismo en todo el mundo occidental,
pero sobre todo será un grito de ánimo a lo que se conoce como “ el proceso de
cambios en América Latina ” desde México a la Patagonia sin dejar de lado a
todas las islas del Caribe. Sentir que mi voto dialoga con procesos en marcha a
lo largo y ancho de este mundo es mi más contundente noción de proceso.
De no tener ni rostro, aquella anomia que caracterizó a los
años noventas, aquella pérdida de sentido, sumidos en la más profunda
dominación pero con elecciones quinquenales, a tener esta sólida noción de
cambio de rumbo, de ir hacia algún otro destino no determinado por Washington.
Ese sentido o imaginario de “ proceso de cambios ” es el
bien más precioso que poseemos en conjunto los pueblos latinoamericanos en la
presente coyuntura.
El discurso de los líderes de la oposición se burla de eso,
no tanto porque ellos no crean que eso sea así, sino porque ese imaginario
opera en contra de lo que son sus intereses. Si el imaginario siguiese siendo
el montarse en un avión para aterrizar en Miami, ¡qué contentos estarían¡
Pésele a quien le pese, en diciembre de 1998 el pueblo
venezolano, parejero e igualado que es, abrió para América Latina una era de
cambios cuyo precedente es la gesta independentista latinoamericana. Los
elementos que se han trabajado en los diversos procesos constituyentes, en los
diferentes momentos por los que pasan, han ido dejando documentos
constitucionales que significan un parteaguas en la historia de esos
respectivos países llámense Bolivia, Ecuador, Venezuela. Una República
Plurinacional de Bolivia era un sueño iluso hace diez años. Una constitución
que, como la ecuatoriana, le reconoce derechos a la Madretierra, es un giro
copernicano en relación a la constitución inmediata anterior. Una constitución
como la venezolana, que inicia su autoreconocimiento como país por el
reconocimiento a los pueblos indígenas que habitan en él, es un marco de lucha
hasta el presente desconocido. Que nadie me recuerde lo irrespetadas que pueden
estar. Insisto en reivindicarlas como pruebas irrefutables de un proceso de
cambios en marcha. Plagado de fallas y contradicciones, pero en marcha
2.- Sí hay un camino: Es el de regreso.
Debo ser muy inocente, pero yo no percibo ningún
ocultamiento, ningún paquetazo bajo la manga. Creo que Henrique Capriles
Radonsky ha hecho un llamado sincero y abierto a regresar al capitalismo del
que salimos. No porque yo crea que esto en lo que estamos sea el socialismo,
sino porque no es el capitalismo del que salimos. Con las reglas de las
transnacionales y los tribunales de las transnacionales y el beneplácito del
tío Sam.
En la fase del proceso en la que estamos, nos encontramos
en el seno de una economía capitalista, de la que dan cuenta las memorias
anuales de la Asociación Bancaria Nacional, y seguimos padeciendo el mismo
rentismo de toda la vida, pero empezamos a darnos cuenta de que no es bueno
sino malo. De que lo más antisocialista que hay es la renta, por lo que si
aumentamos la renta nos alejamos del socialismo.
En todo caso, salvo las mentiras piadosas en las que dice “
empleo ” pero no dice “ explotación ” , Capriles ha dicho por activa y por
pasiva que volvamos a ser lo que antes fuimos. Para aprovechar al máximo ese
símil tan opusdeísta del “ camino ” , precisemos esa metáfora. El único camino
que existe está hecho. Lo hizo el pueblo venezolano luchando para salir de la
dominación del capitalismo y del imperialismo norteamericano.
El camino hacia la sociedad de la consigna de las tres
palabras: Libertad, Igualdad, Fraternidad, añadiéndole Justicia y Democracia;
el camino a la sociedad del “ Buen Vivir ” , no sólo no existe, sino que, como
nos lo recuerda desde la eternidad Antonio Machado y nos lo canta Joan Manuel
Serrat a cada rato, sólo existirá cuando lo andemos por aquello de que “
Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar ”
El regreso que plantea Capriles Radonsky , con su autobús
del progreso y su noción de futuro sin pasado, encubierto de consignas
intimistas, de tú a tú, o el cursilísimo “ SE TRATA DE TI ” , con el que
pretenden evadir el hecho de que el 7 de octubre de 2012 no sólo se escoge un
presidente, o un gobierno, sino que se ratifica o se niega un rumbo histórico
hacia la liberación, es un regreso en muchos sentidos. En el económico es un
regreso a “ lo estatal es corrupto e ineficiente y lo privado es honesto y
capaz ” . En el geopolítico es dejarse de CELAC, de UNASUR, y del ALBA, que
para eso está la OEA y, a nivel mundial, la ONU y la OTAN. Pero el regreso más
tremendo que implica es el regreso al tiempo del NO proceso. Al tiempo en el
que como pueblo, no íbamos hacia ningún ideal de sociedad, ni nos dirigíamos
hacia algún modelo superior de participación democrática, al tiempo en el que
tan sólo estábamos, y salíamos de rumba y psss la pasábamos bien y ya, y eso
era todo hasta el Sábado Sensacional de la próxima semana. El regreso al
universo de la individualidad sobre lo colectivo. El regreso al mundo de los
ganadores y los perdedores en una competencia sin fin. El regreso al reino de
César Augusto, aquél muchacho tan simpático de la Polar que hacía reír a todo
el mundo por la forma en que engañaba a su papá.
3.- En lucha. Así se llamaba el periódico del sindicato
Unión de Trabajadores de la Industria Textil (UTIT) a finales de los años
setentas. Así hemos estado y así estamos. En lucha. No es para fanfarronear de
ello porque eso no se hace y me daría mucha vergüenza, sino para explicar que
por estar en la lucha por el agua, uno termina metiéndose en la lucha contra el
extractivismo, esa perversa noción de que hay que extraerle a la tierra sus
entrañas, de que como hay tal mineral, entonces hay que sacar ese tal mineral.
El agua es la primera víctima del extractivismo. Y por estar en la lucha por el
cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y
estar construyendo una sociedad pluriétnica y multicultural, uno termina en la
lucha de los Pueblos Indígenas por el derecho a las tierras y hábitat
ancestrales que les permitan la reproducción de sus formas de vida, y en este
estar en lucha, a veces se está con el gobierno y a veces se está contra el
gobierno, dependiendo de lo que el gobierno represente en cada coyuntura y,
para poner un ejemplo concreto, se está en lucha contra de la nefasta acción
que realiza el Ministerio del Poder Popular para Asuntos Indígenas (MINPI) al
desconocer y reducir, en el peor estilo misionero, el derecho de los pueblos
indígenas a su hábitat , a su idioma, a su cultura que no es la cultura
occidental extractivista, con la que, por ejemplo, se pretende transformar ese
inmenso y profundo manantial que es la Sierra de Perijá, tierras y hábitat de
los barí, de los yukpa, de los japreria y de los wayúu, en una mina, o el
Orinoco de los kariñas y el delta de los warao en “ área de sacrificio ” como
lo que ha sido el Lago de Maracaibo, entre otras muchas atrocidades.
Lo que no es posible es estar contra el proceso. Este 7 de
octubre de 2012 voy a votar porque el proceso siga. Que siga en Venezuela, en
Latinoamérica y en el mundo. El proceso puede que no sepa muy bien a dónde vaya
pero sí sabe, muy bien, que no quiere ir al capitalismo. Al sistema que hace al
hombre lobo del hombre.
Chávez representa que el proceso siga.
Capriles Radonsky es el regreso al reino de César Augusto.
Aquel muchacho tan simpático de la Polar.
Voy a votar por Chávez.
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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06-10-2012
La batalla de Ayacucho, ahora en el siglo veintiuno
Atilio A. Boron
Rebelión
La batalla de Ayacucho, librada el 9 de diciembre de 1824,
selló el destino del imperio español en América del Sur. El Gran Mariscal de
esa heroica batalla, Antonio José de Sucre, en su arenga final a los soldados
pronunció las siguientes palabras: “de los esfuerzos de hoy depende la suerte
de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable
constancia.” El próximo 7 de Octubre Nuestra América se encamina hacia una
segunda batalla de Ayacucho. Las elecciones que se lleven a cabo en la
República Bolivariana de Venezuela tienen, como el heroico combate librado en
tierras peruanas, una extraordinaria resonancia continental. Un triunfo del
presidente Hugo Chávez Frías fortalecería los aires de renovación política,
económica y social que recorren América Latina y el Caribe desde finales del
siglo pasado y que nos han permitido dar importantes pasos hacia nuestra
segunda y definitiva independencia. Su derrota, en cambio, implicaría un
fenomenal retroceso no sólo para Venezuela sino para los países del ALBA y,
además, para toda Nuestra América.
Las chances de un desenlace tan desafortunado son muy
bajas, pero no inexistentes. Casi la totalidad de las encuestas, aún las más
afines con la oposición, dan como ganador a Chávez. El disenso viene a la hora
de estimar el margen de su victoria, que dependerá de factores circunstanciales
propios de la jornada electoral. Sobre todo, de la proporción de votantes que
acudirá a las urnas, cosa que puede verse afectada, por varios factores: el
decaimiento del fervor militante de los cuadros medios del chavismo que
movilizan y organizan a la base popular; el atosigamiento y la confusión
intencionalmente sembrada por los medios de la derecha que dominan el espacio
público; la apatía luego de un tenso y complejo período pre-electoral; el temor
y la desactivación política que provocan los permanentes ataques de Estados
Unidos en algunos segmentos del electorado e inclusive por algo tan aleatorio y
ajeno a la lucha política como el estado del tiempo. Un 7 O que amanezca como
un día horrible y lluvioso puede hacer que algunos chavistas prefieran quedarse
en sus casas, dando por descontado el triunfo de Chávez; un bello día cálido y
soleado puede hacer que otros tantos decidan ir a disfrutar de algunas de las
bellísimas playas con que cuenta Venezuela. En ambos casos, el principal
perjudicado por la deserción ciudadana sería Chávez, desincentivado su
electorado de ir a votar por la certidumbre de la victoria de su líder,
proclamada, temerariamente por quienes se suponen que juegan a favor del
gobierno. Por eso Chávez ha dicho, con razón, que “nuestro peor enemigo es el
triunfalismo.” Si la concurrencia a las urnas de los chavistas suscita algunos
interrogantes, la derecha en cambio ha logrado solidificar un núcleo duro que
está dispuesto a todo y que irá a votar bajo cualquier circunstancia. Los
3.200.000 que participaron de la interna que eligió a Capriles como candidato
es un dato cuya importancia mal podría ser subestimada. Ese núcleo duro no le
alcanza para ganar, pero si para librar una fuerte batalla. Para resumir: si el
7 O el multitudinario enjambre de organizaciones populares del chavismo logra
que sus bases sociales se vuelquen en masa a las urnas el amplio triunfo de
Chávez está asegurado.
Pero aparte de la tasa de participación electoral hay otros
factores que también cuentan. En sus últimos discursos el presidente ejerció
una noble y valiente autocrítica en relación a la gestión oficial, misma que
podría haber desalentado a cierto segmentos de sus seguidores. Sin embargo, a
la hora de elegir entre avanzar y profundizar por el camino de la Revolución
Bolivariana –que ha construido un país muchísimo más justo y democrático, dando
esperanza a sectores que antes no tenían ninguna- o retroceder y perder todo lo
ganado, cosa que obviamente ocurriría ante una eventual triunfo de Capriles,
aún los desafectos e irritados por algunos problemas de la gestión (como la
inflación y la inseguridad, entre otros) seguramente renovarían su confianza en
el proceso bolivariano. Saben, y si no lo saben lo intuyen, que con el triunfo
de Capriles se volvería atrás una página de la historia y que Venezuela se
convertiría en un nuevo protectorado de Estados Unidos; que sus inmensas
riquezas petroleras serían saqueadas sin pausa por el imperialismo
norteamericano, obsesionado por recuperar el absoluto control de un elemento
como el petróleo del cual grandemente depende el modo americano de vida y su
propia seguridad nacional. Esa y no otra es la verdadera misión de las 14 bases
militares estadounidenses que han construido un intimidatorio cordón sanitario
rodeando todo el territorio de la República Bolivariana y perturbando el normal
funcionamiento de sus instituciones democráticas. (Cabe preguntarse: ¿cómo sería
el proceso electoral norteamericano si el país estuviera rodeado por 14 bases
militares de un país hostil, que caracterizara año a año a Estados Unidos como
un santuario de terroristas?) Saben también que se acabarían los programas
sociales que ciudadanizaron a millones de personas, que universalizaron el
acceso a la salud y la educación como jamás antes; que se reinstalaría la
corrupta partidocracia que gobernó a lo largo de casi todo el siglo veinte
sumiendo en la pobreza a millones en uno de los países potencialmente más ricos
del mundo y que los factores que dieron origen al “Caracazo” de 1989 serían una
vez más puestos en funcionamiento.
En el plano internacional la derrota de Chávez alimentaría
la contraofensiva del imperialismo para aplastar el espíritu rebelde y la
voluntad contestataria que se apoderaron de muchos países de la región y que
dieron lugar a la derrota del ALCA en Mar del Plata en el 2005. A raíz de ello
una noche negra descendería sobre Nuestra América. Por todas estas razones
decimos que las elecciones del próximo domingo tienen un significado histórico
análogo al que, en su momento, tuvo la Batalla de Ayacucho: de su resultado
depende el futuro de América Latina y el Caribe. Si el campo popular no es
consciente de su enorme importancia, la derecha y el enemigo imperialista lo
son y a plenitud. Por eso hace meses vienen pregonando que “habrá fraude”,
aunque el Centro Carter y el propio ex presidente Jimmy Carter hayan declarado
hasta el cansancio que el sistema electoral de la Venezuela bolivariana es uno
de los mejores y más transparentes del mundo, superior, recalcaba Carter, al de
los Estados Unidos. Esto no es casual: el coro desafinado de estos críticos
-omnipresentes en toda la prensa hegemónica de las Américas, en sus diarios tanto
como en sus radios y canales de televisión, todos repitiendo el mismo guión- no
hace otra cosa que preparar el clima ideológico que justifique el
desconocimiento del resultado electoral, la desestabilización política y
eventual sedición de algunos grupos y regiones ni bien el veredicto de las
urnas ratifique el triunfo del Comandante Chávez. La oposición antichavista no
está compuesta por competidores leales que comulgan con el juego democrático.
El propio Capriles fue uno de los energúmenos que intentó tomar por asalto la
embajada de Cuba en Caracas cuando el golpe de estado del 2002 para ajusticiar
a los chavistas allí refugiados, algo que ni Videla ni Pinochet se atrevieron a
hacer durante sus respectivas dictaduras. Es difícil que una coalición cuyo líder
posee semejantes cualidades acepte hidalgamente el previsible revés electoral.
Por eso habrá que estar muy preparados, dentro y fuera de Venezuela, para
defender desde las calles y plazas y de inmediato el triunfo obtenido por
Chávez en el escenario institucional. A nivel internacional será necesario
manifestar sin demora alguna la solidaridad de los movimientos sociales y
fuerzas políticas de izquierda con Chávez, y exigir a los gobiernos de la
UNASUR que comuniquen a los derrotados que cualquier intento de
desestabilización o golpe de estado condenaría a los golpistas al ostracismo y
que Venezuela en ese caso se convertiría en un paria internacional. No creemos
que sea necesario porque, insistimos, el triunfo de Chávez es un hecho. Pero
sería bueno adoptar una actitud de permanente vigilancia y movilización.
Porque, como lo recordaba sabiamente el Che, “a los imperialistas (y sus
lacayos vernáculos) no se les puede creer ni un tantico así.”
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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05-10-2012
Razones para la Victoria Perfecta el 7-O
Adrián Figueroa León
Rebelión
Estamos a sólo escasas horas para el cierre de la campaña
electoral que conduce a la elección presidencial del 7 de Octubre donde se
estará librando una de las batallas más importantes del escenario político
venezolano, y se confrontarán dos propuestas políticas, económicas y sociales
antagónicas e irreconciliables; por una parte, el programa bolivariano y
socialista de la patria y por la otra, la propuesta neoliberal y capitalista de
la MUD, que responde a los intereses de la burguesía venezolana y las grandes
transnacionales imperialistas.
El Programa de la MUD es un documento suscrito el 23 de
enero del presente año por los sectores de la ultraderecha y burguesía
venezolana que ha tenido varias versiones, las cuales han sido desenmascaradas
por el sociólogo francés Romain Mingus y hasta por los propios voceros
opositores como el ex – gobernador de Anzoátegui David De Lima, el diputado de
UNT William Ojeda, el diputado y constituyentista Germán Escarrá y
recientemente el exgobernador y connotada figura de COPEI por Falcón, Aldo
Cermeño quienes inclusive han llamado a no votar por esa propuesta neoliberal
que ya fracasó en Venezuela, y es muy similar al programa económico que se está
aplicando en países como España, Grecia, Portugal e Italia con nefastas
repercusiones sociales.
La independencia y el papel protagónico revolucionario de
Venezuela en la unidad e integración de Nuestra América es lo que está en juego
en las elecciones que se estarán llevando a cabo el próximo domingo. Son
poderosas razones por las cuales debemos votar por Chávez el próximo 7 de
octubre para alcanzar la Victoria Perfecta, tal como el propio candidato de la
patria la ha llamado y con mucho acierto su campaña la denominó Carabobo, con
el mismo nombre que se le dio a la gesta que sirvió para consolidar
definitivamente nuestra independencia del colonialismo español en 1821.
La victoria de las fuerzas revolucionarias socialistas, al
mismo tiempo, será una derrota para la burguesía apátrida y contra quienes
pretenden la reedición del puntofijismo y la neocolonización yankee en nuestra
patria.
La restauración del credo neoliberal, la pérdida de todas
las reivindicaciones y logros sociales obtenidos en estos últimos 14 años,
serían algunas de las consecuencias inmediatas ante la hipotética y negada
aplicación de esta propuesta que presenta la ultraderecha venezolana.
Para expresarlo en términos más concretos, la
reprivatización de nuestra principal industria PDVSA y otras empresas como
CANTV, SIDOR, CORPOELEC, el desmantelamiento de nuestro marco jurídico vigente,
el desmontaje del Estado, la eliminación de las misiones sociales, la
liquidación de la OPEP y la tentativa de convertir a Venezuela en un Estado
subordinado al poder de las grandes transnacionales imperialistas son algunos
de los elementos centrales de los cuales se compone la agenda no-social,
antinacional y antipatria de la MUD.
La victoria de las fuerzas revolucionarias bolivarianas y
socialistas que lidera el candidato de la patria Hugo Chávez Frías garantizará
la subordinación y control estratégico de la industria petrolera a favor de los
intereses del pueblo venezolano, como lo viene haciendo la Nueva PDVSA a través
de su política de Plena Soberanía Petrolera, con la cual ha logrado captar más
de 383.223 millones de dólares en beneficio de nuestro pueblo. Es importante
destacar que si la Revolución Bolivariana no hubiera cambiado el régimen
fiscal, sólo habríamos recibido 48 mil millones de dólares por concepto de
regalías.
La agenda que propone la burguesía venezolana prácticamente
apunta a la restauración de la vieja política antinacional de la apertura
petrolera que se aplicó en la década de los `90, la cual desmanteló nuestra
principal industria entregando nuestra soberanía petrolera e importantes
actividades de PDVSA a las grandes corporaciones transnacionales, negándole las
posibilidades de desarrollo a nuestro pueblo venezolano.
Con la apertura petrolera, se diseñó una política que se
ajustó a la voracidad de las grandes transnacionales imperialistas, en contra
del pueblo venezolano, con la cual se pagó el nivel más bajo de regalías 1%,
con un barril de petróleo que llegó a oscilar por el orden de los 7$, y se le
vendía petróleo a EEUU con una política especial de descuento de 4$. Debemos
recordar que para esa época a nuestro petróleo en la Faja se le dada el
tratamiento de bitumen y se vendía a 4$ (precio de referencia del carbón para
esa época).
Es imprescindible obtener una contundente y aplastante
victoria el próximo 7-O con la finalidad de continuar la marcha del proceso
revolucionario venezolano y profundizar en la construcción del socialismo
bolivariano. La Victoria Bolivariana del próximo 7 de Octubre será el triunfo
de los pueblos Nuestroamericanos, de los pueblos oprimidos del mundo en su
lucha contra el imperialismo, el enemigo común de los pueblos.
Debemos dar la batalla perfecta para neutralizar los planes
desestabilizadores y de operaciones psicológicas de la derecha internacional y
sus interlocutores en Venezuela, para garantizarle a nuestro pueblo el buen
vivir, la tranquilidad, la paz y al mismo tiempo profundizar en la concreción
de los grandes objetivos históricos que se plantean en la propuesta de la
patria para el próximo 2013-2019.
Independencia y Patria Socialista ¡VENCEREMOS!
* Adrián Figueroa
León es militante de la
Revolución Bolivariana Socialista
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
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Portada :: Venezuela
05-10-2012
Las elecciones en Venezuela determinan el futuro de
Latinoamérica
Níkolas Stolpkin
Rebelión
El termino del siglo XX y el inicio siglo XXI han puesto a
Venezuela en un lugar privilegiado en la escena política y los horizontes
latinoamericanos que vienen a romper con el tradicional acomodo a los intereses
de EEUU.
El presidente Hugo Chávez representa, en cierto modo, el
cambio de dirección que hoy Latinoamérica está protagonizando, dando
continuidad y profundidad a un modo de ejercer política iniciado en Chile por
Salvador Allende a inicios de la década del 70 en lo que se refiere a la
construcción del socialismo desde dentro de una formación socioeconómica
capitalista y que bien sabemos cómo acabó todo.
La amenaza a dicha forma de ejercer política estará latente
y no se habrá de disipar mientras sigan habiendo fuertes intereses contrarios a
los intereses populares, principales beneficiados del actual modo de hacer
política hoy en Venezuela.
Es habitual que los representantes de grandes intereses
habrán de ver siempre una amenaza allí donde sus intereses particulares se
puedan ver perjudicados para desenvolverse.
Hoy Venezuela está en el foco de atención de los Grandes
Medios ya que, al ser estos representantes ideológicos de los grandes intereses
económicos, saben muy bien lo que significa la continuidad en el poder de Hugo
Chávez.
Para nadie es ajeno de que en las últimas décadas
Latinoamérica ha sido protagonista de serios cambios en relación al
comportamiento sumiso que ha venido arrastrando históricamente muchos países en
el continente. Y Venezuela, con el presidente Hugo Chávez, han tenido mucho que
ver con el actual cambio, transformándolo en el motor de dichos cambios.
Por lo anterior, es que las elecciones en Venezuela tienen
un alto grado de relevancia para el continente y su futuro. Al ser Venezuela y
su presidente, Hugo Chávez, el motor de los presentes cambios, se hace
fundamental poner mucha atención a lo que allí suceda.
Un triunfo de Hugo Chávez habrá de significar el avance de
un modo de hacer política que es ejemplo para los pueblos de Latinoamérica y el
mundo y, a su vez, un avance en el desprendimiento de la influencia de EEUU
dentro de la región.
Un triunfo de Henrique Capriles solo podría significar un
retroceso para el continente Latinoamericano y un afianzamiento de los intereses
de EEUU en la región; significa un retroceso en cuanto al poder alcanzado por
las clases populares de Venezuela, que se verían obligados a retomar el viejo
camino de la apatía.
Hay que estar muy atentos a las elecciones presidenciales
en Venezuela a realizarse el próximo 07 de Octubre.
La presencia de observadores internacionales, como en
ocasiones anteriores, habrán de dar transparencia y validar internacionalmente
un proceso que perfectamente algunos sectores, tanto nacional como
internacionalmente, quieran hacer daño si los resultados le fueran adversos.
Ya hemos conocido muy bien cómo el “cambio” de jefes de
Estado, en el Magreb y Medio Oriente, ha sido respaldado por la llamada
“comunidad internacional”. ¿Algunos grupos que se puedan ver perjudicados en
los resultados de las próximas elecciones en Venezuela, querrá importar el
modelo de “cambio” que muy bien nos han habituado los Grandes Medios a observar
en el Magreb y el Medio Oriente? ¿Las próximas elecciones podrían ser un
espacio propicio para que los opositores quieran desestabilizar al país por
medio de la violencia “planificada” y secundada por fuerzas externas?
Mucha atención a las elecciones en Venezuela. La reforzada
presencia militar de EEUU en la región, y próxima a Venezuela, no es ningún
adorno. No podemos cerrarnos a ninguna posibilidad.
Rebelión ha publicado este artículo
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su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Portada :: América Latina y Caribe
09-10-2012
Venezuela representa un ejemplo en la lucha contra el
neoliberalismo
TeleSUR
En declaraciones a teleSUR, el coordinador del libro 'El
Volcán Latinoamericano', Franck Gaudichaud, explicó que la Revolución
Bolivariana representa un ejemplo para los partidos de izquierda en el mundo.
Gaudichaud llamó a ser prudentes con la postura del candidato de la derecha,
Henrique Capriles.
El coordinador del libro, El Volcán Latinoamericano, Franck
Gaudichaud, aseguró en entrevista a teleSUR que “la Revolución Bolivariana está
sirviendo de ejemplo a los grupos de izquierda de Europa que buscan un cambio
por la crisis mundial.
“Las izquierdas del mundo buscan respuestas al
neoliberalismo y lo que está sucediendo en Venezuela es parte de la respuesta
que están buscando en estos momentos”.
Añadió que Venezuela juega un papel fundamental en la
unidad de Latinoamérica” y que “los resultados de las próximas elecciones
impactarán a toda la región y a nivel internacional”.
“Esta fecha será muy importante para Venezuela y para toda
la geopolítica de América Latina, ya que Venezuela juega un papel esencial en
la unidad Latinoamerica, además que estas elecciones impactarán a toda la
región y a nivel internacional”.
En relación a la Revolución Bolivariana liderada por el
presidente Chávez, Gaudichaud dijo que “lo impresionante de esta Revolución es
que son las clases bajas, pescadores, obreros, los que ahora son protagonistas.
A los europeos nos impacta esta capacidad de las personas de sectores populares
y la forma cómo se involucran. La crisis en Europa ha permitido que nuestros
pueblos busquen caminos alternos al neoliberalismo”.
El escritor francés aseguró que hay que cuidarse del
discurso del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que manejan un
discurso de ayudar al pueblo, pero que harán exactamente lo contrario.
“Detrás del discurso hay un delito disfrazado, hay un
paquetazo neoliberal y por eso son tan impactantes las elecciones del domingo y
las consecuencias de un paquetazo las estamos viviendo ahorita en Europa. El
proceso Bolivariano debe impedir que vuelva el neoliberalismo que está
escondido con la candidaturta de Capriles”.
Destacó igualmente la importancia de las redes sociales en
coyunturas polarizadas. "Las redes sociales tienen un alto impacto y lo
hemos visto en el último período en el mundo árabe. Debido al oligopolio
mediático se manipula, hay desinformación y eso hace que la gente vaya más
hacia las redes sociales para conocer lo que sucede”, subrayó Gaudichaud.
Fuente:
http://www.telesurtv.net/articulos/2012/10/03/elecciones-en-venezuela-son-importantes-para-america-latina-y-el-mundo-2744.html
Portada :: Venezuela
09-10-2012
Chávez frente a Chávez
Hablar de socialismo
Juan Carlos Monedero
Público
Cuando hace un año la enfermedad de Chávez parecía poner
punto y final al proceso bolivariano, los analistas más serios coincidieron en
que, fuera el que fuese el desenlace, ya no sería cierto que los logros del
proceso bolivariano pudieran revertirse. La politización del pueblo —desde ese
comienzo en que una sociedad con un enorme grado de analfabetismo fue capaz de
discutir, enmendar y aprobar una nueva Constitución— se tradujo en la capacidad
de exigir derechos. Escuchando al candidato Capriles durante la campaña, uno
podría imaginar, de no conocer al personaje, que estaba ante un genuino
representante de la izquierda. Chávez, en cualquier caso, había logrado que la
cuestión social volviera a estar en la agenda política venezolana. Algo que los
que se han presentado contra el comandante olvidaron durante, al menos, los 30
últimos años. Ahora, el pueblo venezolano ha vuelto a recordárselo. Con una
participación histórica y con casi 10 puntos de distancia frente al candidato
de la oposición. ¿Tendrá Chávez derecho a gobernar con ese resultado? Hollande
le sacó a Sarkozy apenas tres puntos. Chávez a Capriles, diez. Qué dirá hoy la
doliente prensa del mundo libre...
Chávez ha logrado que la cuestión social vuelva a estar en
la agenda política venezolana Mientras que en Europa la democracia se está
vaciando, en Venezuela gana puntos elección tras elección. El sentido común
electoral europeo ya no permite escoger entre modelos diferentes. Si llega el caso
de ponerse en riesgo el modelo existente, aparece un técnico (Monti, Papademos)
o se amenaza al candidato alternativo y a sus votantes con las siete plagas
(caso de Syriza). En Venezuela las elecciones merecen ese nombre porque cada
candidato implica un tipo radicalmente diferente de sociedad. Y a Chávez nunca
se le ocurriría, si viera que iba a perder las elecciones, llamar a un técnico
para salvaguardar el modelo. Pero Vargas Llosa, como un idiotés descongelado,
cree que es al revés, que donde la democracia peligra es en Venezuela, y los
medios afines lo amplifican. La brillantez de su verbo parece agotar toda su
inteligencia para el resto de tareas. Por debajo de Vargas Llosa, ni
mencionarlo. Ya que no han matado a Chávez, regresan a las maniobras de antaño.
El dictador bolivariano...
La victoria de Chávez, y eso es lo que debiera ocupar a la
derecha, implica cumplir su programa (en cuanto a cumplimiento de compromisos
electorales, Chávez ha demostrado hasta el día de hoy que no es Rajoy). Ese
programa, ahora refrendado popularmente, habla de soluciones socialistas. Un
gesto de radical honradez de Chávez, nunca lo suficientemente reconocido, tiene
que ver con el anuncio en 2005, en el estadio Gigantinho de Porto Alegre, de
que la solución a los problemas de su país y del mundo sólo podía venir del
socialismo. Nada más sensato, desde otra lógica, que proponer un modelo que se
basara en el "chavismo". Si, como reza la hueca crítica, Chávez fuera
un abusivo populista —un curioso populista que comenzó su gobierno con una
nueva Constitución y aumentando a cinco los poderes del Estado (añadiendo un
poder moral y un poder electoral), mientras que los que lo acusan de populista
en España, están desmantelando en silencio y sin referéndum la propia—,
difícilmente hubiera renunciado a construir un régimen personalista. De esa
manera, podría haber chavistas de derechas y chavistas de izquierdas, algo que
no cabe cuando el asunto va de "socialismo". Apostar por el
socialismo resta apoyos. ¿Alguien recuerda en nuestro entorno a algún
gobernante dispuesto a perder votos antes que perder ideas?
Los que le acusan de populista en España están
desmantelando en silencio y sin referéndum su Constitución Pero Chávez no se
quedó ahí, sino que, además, dijo que el socialismo del siglo XXI no podía
repetir los errores del socialismo del siglo XX. Por eso se abrieron líneas de
discusión —donde el Centro Internacional Miranda tuvo un papel estelar— que
debían identificar qué aspectos del socialismo del siglo XX debían conservarse
y cuáles debían superarse. Muros y alambradas, desconfianzas ante el pueblo,
campos de reeducación, adoctrinamiento, confusión del Estado y el partido,
autoritarismo, estatización de todos los medios de producción, partido único,
primacía de los fines sobre los medios o falta de respecto a la diversidad
(recordemos el trato concedido a los homosexuales en muchos países socialistas
o cómo la Komintern fue a Perú a recriminar a Mariátegui por hablar de un
socialismo indígena en su país o) forman parte de aquellos aspectos que durante
el siglo XX alejaron al socialismo de la libertad y del apoyo popular.
Sin embargo, la entrega y el sacrificio (fue el ejército
rojo quien frenó a los nazis), la eficacia económica (Rusia y China salieron
del feudalismo), la conquista de derechos sociales y políticos, la
descolonización, el pacifismo, el ecologismo son todos logros de la izquierda.
Proponer el socialismo en un país petrolero rentista, donde el consumismo es
casi una religión, con unos militares formados durante 40 años para combatir a
los izquierdistas, con un Estado débil y "anárquico" (Macondo se
empeña en mudarse a Venezuela) y en un momento de crisis mundial de la
izquierda y de auge del modelo neoliberal o es un rasgo de genialidad o lo es
de locura tropical. Aunque, ¿acaso no tienen mucho que ver ambas? Chávez
conecta con su pueblo. Y resulta que Venezuela está en Venezuela.
Esa coherencia hace daño en no pocos oídos. Si el
neoliberalismo sólo puede sobrevivir en tanto en cuanto convenza de que no hay
alternativa, la Venezuela bolivariana es en exceso disolvente. Una piedra en el
zapato de la lógica una, grande y libre, como ayer fue el Chile de Allende, la
Cuba de Fidel, la España del Frente Popular, la Rusia de Lenin, la Comuna de
París, el Haití de Petion o la Roma de Espartaco.
En el caso de España, el odio de los que viven de odiar
viene de lejos. Aznar, ya presidente del Gobierno, mandó en 1998 a Venezuela a
su futuro yerno Alejandro Agag, a su asesor político Pedro Arriola, el jefe de
comunicación del PP, García Diego, y al entonces desconocido empresario
Francisco Correa (ya andaba fraguándose la red Gürtel) a montarle la campaña
presidencial a Irene Sáez, una ex Miss Universo que si bien iba si no a
solventar los problemas de un país con un 60% de pobreza, iba, al menos, a
llenarlo de glamour (quizá, si hubiera sido así, Boris Izaguirre no habría
venido a España a bajarse los calzoncillos en la tele y a pegar gritos que
desvelaban a los pensionistas). Pero Chávez ya apuntaba maneras y arrasó en
aquellas elecciones. Le sacó a la candidata de Aznar más de 50 puntos. Nada
extraño que cuando el golpe contra Chávez en 2002, Aznar mandara al embajador
español a reconocer al golpista, a la sazón, además, presidente de la patronal.
Todo un exceso (que las patronales den un golpe y pongan al patrón de patrones
al frente ¿Se imaginan a Cuevas o a Díaz Ferrán de jefes de gobierno después
del 23-F? Bueno, la pregunta no deja de ser retórica).
Por parte del PSOE, el desencuentro viene de las relaciones
de Felipe González con Carlos Andrés Pérez, el presidente corrupto (así lo
sancionó el congreso que lo juzgó mucho antes de que llegara Chávez) y
responsable de mandar al ejército a disparar contra el pueblo durante el
Caracazo de febrero de 1989. Esas complicadas amistades que hace la
Internacional Socialista... Añadamos que a González, quien ya debería estar
tanteando el terreno que le llevaría a trabajar para Carlos Slim (el hombre más
rico de América Latina), le presentó el mismo Carlos Andrés a un empresario,
Gustavo Cisneros (una de las principales fortunas de Venezuela). Aquello debió
ser el comienzo de una hermosa amistad, pues González le vendería a Cisneros
Galerías Preciados por 1.500 millones de pesetas. Tras un saneamiento con
dinero público de 48.000 millones de pesetas, el avispado empresario vendería
cinco años después la empresa por 30.600 millones, esto es, 20 veces más. No es
de extrañar el enfado de Cisneros, Carlos Andrés y Felipe González con el
comandante Chávez. Más extraño es por qué tuvo que hacer de su enfado personal
una cuestión política. Aunque a lo mejor el enfado ya era también política.
Quedaba por ver la posición de la izquierda del PSOE. La que siempre ha tenido
dificultades para procesar lo que estaba fuera de los partidos comunistas. Anda
aún dándole vueltas al asunto. 40 años de dictadura militar han generado
igualmente algunos anticuerpos ante todo lo que tenga que ver con la milicia.
Sin embargo, como dice Boaventura de Sousa Santos, tenemos
que empezar a aprender del Sur. No para repetir el error de importar
acríticamente modelos, como ellos hicieron en el pasado. En esta situación de
pérdida del Estado social y democrático de derecho en Europa motivado por el
embate neoliberal, pudiera ser interesante saber cómo América Latina sufrió lo
mismo hace 30 años (incluidas privatizaciones, pérdida de infraestructuras,
también del transporte ferroviario, cierre de hospitales y escuelas, rescates
bancarios, primas de riesgo, empobrecimiento general de la población) y cómo
salieron a través de procesos constituyentes que están sentando las bases de un
nuevo pacto social. Y ahí puede aparecer un Chávez diferente. Un Chávez que nos
ayude a mirarnos de otra manera. Un militar zambo y de Sur. ¿Nos atrevemos al
menos a entenderlo?
* Juan Carlos Monedero Profesor de Ciencia Política de la
Universidad Complutense de Madrid
Fuente:
http://www.publico.es/internacional/443570/chavez-frente-a-chavez-hablar-de-socialismo
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Portada :: Mentiras y medios
09-10-2012
Pueblo venezolano: 10; diario imperial-global: 0
Salvador López Arnal
Rebelión
La gran victoria de Chávez, ha señalado Luciano Wexell
Severo [1], abre las puertas a un largo camino “hacia la consolidación de un
país independiente, soberano e industrializado”. El gran espectáculo
democrático de todos los venezolanos (que hemos vivido con entusiasmo y alegría
en muchos países del mundo), prosigue LWS, “debería ser suficiente para abrir
los ojos de los desinformados” y debería ser suficiente también “para
ridiculizar a los grandes medios de comunicación, que niegan lo que es
innegable”. Ganó Chávez de nuevo, concluye, ganó la democracia en Venezuela.
¿Y los derrotados?, ¿quiénes fueron los derrotados? La
élite liberal y privatizadora, las transnacionales del petróleo y del gas, los
poderosos medios de comunicación, la CIA, el Departamento de Estado de los
Estados Unidos y así siguiendo.
Tiene razón Luciano Wexell Severo: los poderosos medios de
incomunicación, de intoxicación ideológica, de manipulación y violentación de
las consciencias, han sido derrotados, fuertemente derrotados. En el caso de
España, El País, el diario global-imperial, un diario que decía ser el
independiente de las mañanas, ha sido derrotado en toda regla. Por goleada
popular.
Si tienen tiempo, después de celebrar con sus amigos, con
sus familiares, con sus organizaciones políticas y sindicales, repasen las
“informaciones”, los artículos, los editoriales del diario imperial-global.
Lean lo dicho sobre el presidente Chávez y sus partidarios y, sobe todo, el
estilo en que ha sido formulado. Escriban a Maye Primera y Luis Prados si
tienen un momento y, con la máxima cortesía, le recuerdan que la primera
obligación de un periodista es informar con veracidad y con la máxima
objetividad, sin menoscabo de sus posiciones políticas e ideológicas, e incluso
de su propia concepción del mundo. Algunas de las perlas de la pareja: “Como un
nuevo Mesías…”, “como un telepredicador en estado de éxtasis”, “como una
estrella de rock en un concierto apoteósico”, “el presidente venezolano hizo
una exhibición del caudillo populista que conecta con el pueblo al margen de
las instituciones” [2]. No es necesario seguir.
El País ha tomado neta posición -la reaccionaria de casi
siempre: recuerden su papel en el frustrado golpe de estado de hace una década-
es esta contienda electoral de gran alcance político no sólo para Venezuela y
ha sido derrotado. La ciudadanía popular venezolana le ha ganado por goleada.
Ha sabido ver claramente, a pesar de las mentiras y tergiversaciones a las que
se ha visto sometida, quien era uno de los suyos, quien apoyaba y abonaba las
finalidades y necesidades del pueblo trabajador y quien era un adversario falaz
que aprovechaba cualquier circunstancia para hablar del “régimen venezolano”,
término que jamás usaría para hablar (esta vez sí con razón) del régimen
político español o del régimen usamericano y para señalar, sin mayor
documentación, para arrojar insidia sobre insidia, que en muchas empresas
venezolanas se había pasado lista para controlar quienes iban a acudir a la
manifestación central de apoyo al presidente Chávez. Comparen con lo dicho
sobre el candidato opositor Capriles en todas sus crónicas para calibrar el
tamaño de la infamia pseudoinformativa.
Así pues: ¡viva la revolución bolivariana! ¡Viva el
internacionalismo! ¡Viva el socialismo del siglo XXI! ¡Viva el presidente
Chávez!
Ni que decir tiene que todo triunfo exige un análisis y que
todo proceso de transformación social, por exitoso que sea, pide -exige
incluso- rectificaciones y mejoras. Y sobre todo, estar atentos ante el
oportunismo y burocratismo que a toda revolución democrática y popular acecha.
Notas:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157296
[2] El País, 5 de octubre de 2012, p. 8.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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Portada :: Bolivia
09-10-2012
Evo:
Para Evo Morales, "el triunfo de Chávez es el triunfo
de los pueblos"
Alex Contreras Baspineiro
Rebelión
La reelección democrática del presidente de la República
Boliviariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, fue calificada como “un triunfo
de los pueblos y no de los imperios” por el presidente del Estado Plurinacional
de Bolivia, Evo Morales Ayma.
"Es un triunfo de los pueblos, estamos en tiempos de
los pueblos y no de los imperios. Por lo tanto, ese triunfo consolida un
movimiento político, económico y programático antiimperialista", aseveró
el Jefe de Estado.
En una rueda de prensa desde Palacio de Gobierno, agregó
que la reelección del presidente venezolano es un triunfo contundente de los
países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y
del continente latinoamericano.
Al expresar su respeto y admiración al pueblo venezolano, dijo
que las elecciones democráticas reflejan la madurez de las mayorías nacionales
por profundizar el proceso bolivariano y por luchar por la defensa de la
soberanía y dignidad. Según el Comité Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, la
participación electoral fue del 80,94 por ciento -la mayor participación
ciudadana en la historia del país bolivariano porque nunca habían sobrepasado
el 50 por ciento- Además, no se reflejaron ningún tipo de problemas entre
oficialistas ni opositores.
El presidente Hugo Chávez Frías recibió en las elecciones
en Venezuela, alrededor del 54.42 por ciento de los votos contra el 44.97 por
ciento de su rival Henrrique Capriles.
"En Venezuela no hay dictaduras ni autoritarismo como
intentan posesionar algunos medios de comunicación. Más bien (la reelección) es
un reconocimiento de la gestión del presidente Chávez, de parte de los pueblos
que han sido beneficiados con este proceso", dijo Morales.
Anoche al conocer los primeros resultados, el presidente
boliviano, aseveró: "El triunfo del presidente Chávez es el triunfo de la
democracia. No solamente es el triunfo del pueblo de Venezuela, sino también el
triunfo de los países del ALBA y de América Latina".
Bolivia y Venezuela junto a otros países de América del Sur
y el Caribe conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA), organización que busca la integración regional, económica,
social, cultural y de complementariedad contra las asimetrías existentes entre
los países del hemisferio.
Según Morales Ayma, el proceso de transformación
latinoamericano puede ser calificado de imparable cuando la oposición auguraba
el fin de los gobiernos progresistas.
"Este proceso de transformación es imparable en
Latinoamérica, porque los modelos económicos impuestos desde el Fondo Monetario
Mundial y Banco Mundial ya no resuelven los problemas sociales en el mundo.
Este triunfo del presidente Chávez demuestra ese debate permanente entre el
capitalismo y el socialismo, quienes afirman que se acaba el socialismo en el siglo
XXI se equivocan", remarcó.
Cuando hoy -8 de octubre- se conmemoran los 45 años de la
muerte del “Che”, el presidente boliviano comentó que también el triunfo
democrático de Chávez “es un triunfo dedicado al comandante revolucionario,
Ernesto 'Che' Guevara”.
Alex Contreras Baspineiro. Periodista y escritor boliviano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
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Portada :: Venezuela
09-10-2012
Cinco conclusiones de las elecciones de Venezuela
Alejandro Fierro
Rebelión
1.- Venezuela es una auténtica democracia
El país caribeño ha vuelto a demostrar que es una de las
democracias más sólidas de Latinoamérica. Las elecciones han sido limpias y
transparentes, con una participación del 80%, impensable en otras latitudes.
Este elevadísimo índice es más sorprendente aún si se tiene en cuenta que desde
1998, año en el que Chávez accedió a la Presidencia, el pueblo ha sido llamado
15 veces a las urnas. Por comparar, el Gobierno de Venezuela convocó un
referéndum vinculante en 2007 para introducir varias reformas constitucionales
mientras que PSOE y PP pactaron en privado y sin consultar con el pueblo la
imposición del límite al déficit público en la Constitución (por cierto, Hugo
Chávez perdió el referéndum y aceptó su derrota sin ningún problema).
2.- Los medios de comunicación han quedado deslegitimados
La prensa internacional, con El País y ABC a la cabeza, han
manipulado la información para presentar a la derecha como una opción vencedora
frente a un Chávez abandonado por el pueblo y que sólo se mantendría gracias al
uso abusivo del poder institucional. Amparándose en el desconocimiento de su
audiencia sobre la realidad de Venezuela, no han dudado en informar sólo de las
encuestas que daban como ganador a Capriles, entrevistar únicamente a
opositores, presentar a destacados antichavistas como supuestos analistas
imparciales o tergiversar datos y hechos. De nuevo, los medios de comunicación
de masas han incumplido su principal obligación y razón de ser que es
garantizar el Derecho a la Información de la ciudadanía (consagrado en el
artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Por eso, la
prensa es percibida como uno de los principales problemas del Estado español,
según las encuestas.
3.- El pueblo apoya a Chávez
El presidente mantiene un respaldo mayoritario. Ganar por
diez puntos tras 14 años en el poder está al alcance de muy pocos mandatarios.
Los resultados demuestran que el electorado venezolano no comparte la grotesca
caricatura que las terminales mediáticas y políticas del neoliberalismo hacen
del líder bolivariano. La conexión entre Chávez y el pueblo se sustenta en los
avances de estos años. El cumplimiento de lo prometido es lo que le permitió el
pasado jueves, ante más de un millón de personas, decir “Yo nunca les he
fallado; yo nunca les he mentido” y que sonara creíble.
4.- Los ataques continuarán
Las primeras declaraciones ante el triunfo de Chávez
anuncian que se mantendrá el acoso. Continuará el hostigamiento, las
difamaciones, las críticas de trazo grueso y los chantajes políticos y
económicos. Una vez más, las supuestas democracias avanzadas no respetan la
decisión de los pueblos cuando creen que ésta va en contra de sus intereses.
5.- Hay alternativas
Venezuela es la prueba de que otro modelo es posible. Sus
logros son incontestables: 5,6 de crecimiento del PIB; descenso a la mitad del
desempleo, que ha pasado del 15% de 1998 a un 7% en la actualidad y continúa
bajando; erradicación del hambre y el analfabetismo; disminución de la pobreza
del 6%0 al 27% y de la pobreza extrema del 25% al 7%; quinto país del mundo en
tasa de matriculación universitaria; extensión de la sanidad universal y
gratuita… Otros transitan ya la misma senda, con mayor o menor similitud:
Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Honduras (en estos dos
últimos países el neoliberalismo no dudó en derrocar mediante golpes de estado
a los gobiernos legítimamente elegidos). Latinoamérica es hoy la última
trinchera frente al dogma de los recortes, las privatizaciones y la supresión
de derechos. Las clases populares europeas harían bien en mirarse en este
espejo.
* Alejandro Fierro es periodista y colaborador de la
Fundación CEPS
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
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Portada :: Venezuela :: Opinión
09-10-2012
Chávez, o la racionalidad populista
J. Hernández
Rebelión
El temor a las masas, siempre presto a convertirse en odio,
es un sentimiento aristocrático. Cuando, la noche del domingo 7 de octubre, la
periodista de la agencia Reuter increpó a Jorge Rodríguez, jefe del Comando
Carabobo, por los “motorizados” que se apresuraban a celebrar la victoria
chavista, delataba este mismo temor. Si al temor a las masas se agrega el
rechazo a los jefes, lo que resulta es el socialmente extendido pathos
antipopulista. Aquel temor y este rechazo, desde distintas proveniencias, convergen
en la percepción del populismo como una pulsión irracional, desenfrenada y
destructiva, que irrumpe en la política, arrastrando consigo todo aquello que,
por su elevado status, merecería ser conservado.
Entre 1992 y 2012 en Venezuela ha tenido lugar un intenso
proceso de racionalización política, contradictorio e inacabado, como todo lo
que es histórico: renovada legalidad republicana, soberanía estatal, inclusión
socioeconómica e instituciones de participación y decisión democráticas. Cada
una de estas conquistas ha sido sucesivamente legitimada mediante el recurso, a
veces hiperbólico, a los procedimientos electorales. El 4 de febrero de 1992
Chávez era un militar desconocido que prometía un futuro mejor. El 7 de octubre
de 2012 es un jefe mayoritariamente reconocido por sus aciertos en el ejercicio
de sus funciones públicas. Un síntoma de la distancia entre 1992 y 2012 son los
programas políticos; compárese El Libro azul: el árbol de las tres raíces,
documento programático previo al alzamiento militar de 1992, con el Programa de
Gobierno (2013-1019). Aquella legitimidad, carismática por su origen, ha
devenido legal y racional. No tenía otra manera de permanecer: el carisma se
funda en pasiones, pero no sobrevive sólo con ellas.
Del Chávez de 1992 perviven en 2012, no obstante, dos
rasgos que lo han convertido en el jefe popular que actualmente es. Ambos
apuntan al mismo proceso de racionalización. Primero, la disposición a luchar,
incluso poniendo en riesgo la propia vida, por sus convicciones políticas. El
Chávez que ayer conducía una rebelión armada teniendo la democracia en el
horizonte, hoy, sometido a las crudas secuelas de una enfermedad mortal,
encuentra en sí mismo la fuerza suficiente para conducir, a lo largo del
territorio, una campaña electoral considerada decisiva para el proceso
revolucionario. Segundo, la asunción plena de la responsabilidad política por
las consecuencias de las propias decisiones y actos. El Chávez que ayer decía
ante las cámaras de televisión “asumo la responsabilidad por este movimiento
bolivariano”, hoy hace una campaña electoral basada, entre otras cosas, en el
reconocimiento de los propios errores y la promesa de rectificación.
Lo que niegan los antipopulistas de toda índole, como la
periodista de Reuter, es ese proceso de racionalización que se confunde con la
historia misma de la Revolución bolivariana. En el ruido ensordecedor de unas
masas que, alegremente, la noche del 7 de octubre, frente a El balcón del
pueblo, celebraban el triunfo electoral, no se manifestaba la adhesión pasional
a un demagogo desconocido cuyo lenguaje evocaba un futuro lejano e incierto.
Ese ruido era la convicción racional de que, cuando las masas combaten, sus
necesidades radicales, siempre postergadas por un orden económico que sólo cuenta
con ellas como material de desecho, pueden encontrar cumplimiento, o al menos
transitar hacia él. Y la convicción, asimismo racional, de que la legalidad
democrática no siempre es el instrumento con el que los que dominan resguardan
sus privilegios, o el complemento sádico con el que “democráticamente” son
golpeadas, sometidas. En el mundo que apenas empiezan a crear, las masas,
cuando obedecen, también mandan. Construyen y legitiman, en las calles y en las
urnas, una forma de autoridad que, quienes la desconocen, temen y adversan,
suelen llamar populista, pero que las masas reconocen como una autoridad en la
que su vida comienza a hacerse posible. La reconocen, en una palabra, como el
único sentido de democracia con el que, racionalmente, pueden estar
comprometidas.
ha31291@gmail.com
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Portada :: Venezuela
09-10-2012
Por qué Chávez triunfó
Hedelberto López Blanch
Rebelión
Las riquezas naturales de Venezuela fueron saqueadas
durante largas décadas por Estados Unidos y las empresas transnacionales, sin
que el pueblo recibiera los dividendos de sus abundantes recursos petroleros y
minerales. Los beneficios iban a parar a las capitales occidentales y a las
manos de la burguesía nacional pero tras la llegada de Hugo Chávez al poder en
1999, el panorama cambió totalmente.
La victoria electoral de Chávez en las recientes elecciones
presidenciales por amplio margen del 10 % por encima del contendiente
derechista Henrique Capriles, la obtuvo pese a la enorme campaña de los medios
de comunicación, tanto nacionales como extranjeros que levantaron la imagen de
su contendiente y llamaban a la población a buscar el llamado sueño americano
que, por cierto, se ha convertido en un los últimos años en una pesadilla para
más de 50 000 000 de estadounidenses.
Dentro de Venezuela, la mayoría de las cadenas de
televisión y radio están dirigidas por la derecha criolla que ten’ia
intenciones de volver a convertir al país en un apéndice directo de Washington
y de las transnacionales en aras del enriquecimiento de unos pocos y el
empobrecimiento de la mayoría.
Tras la llegada de Chávez al poder en 1999, el 60 % de la
población que se hallaba en condiciones de hambre y pobreza, comenzó a salir de
ese abismo y por primera vez tuvieron acceso a educación y atención médica
gratuita y a una mejor alimentación.
Sus logros han sido reconocidos por organismos
internacionales comola Comisión Económica para América Latina (CEPAL) que un
informe divulgado recientemente explicó que mientras la pobreza se incrementó
entre 1990 y 2011 en algunas naciones en la región “en Venezuela se redujo en
más del 50 %”.
Según CEPAL, la nación bolivariana disminuyó del 60 % al 23
% la pobreza general y en cuanto a la pobreza extrema aún es más drástica: de
29 % a 7 %”, e invitó a continuar esos logros en los próximos veinte años.
Pese a sufrir en años anteriores fuertes desastres
naturales tras inundaciones que afectaron a 12 Estados con millonarias pérdidas
económicas y miles de viviendas destruidas, el Gobierno logró revertir la
situación al aportar grandes sumas de dinero en beneficio de los afectados, en
contraposición a similares sucesos ocurridos en varios países de América Latina
y del mundo que tras años de sufrir catástrofes, aun padecen de escenarios
extremos.
Desde hace tres años la nación bolivariana impulsa un
amplio y ambicioso programa de reconstrucción nacional con prioridad en la
fabricación de viviendas, no solo para los afectados sino también para los
millones de personas que durante las pseudo repúblicas han vivido en tugurios y
en casuchas erigidas en los cerros del país solo con cartones y pedazos de
zinc, sin tener agua potable, servicio sanitarios ni caminos loables de acceso.
La economía se ha estabilizado y luego de padecer los
estertores producidos por la crisis económica capitalista mundial y la baja en
los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos, en los dos ‘últimos
años el Producto Interno Bruto ha crecido cerca del 4 %.
A la par, Venezuela hay ido vertiginosamente diversificando
sus producciones y ya no solo depende del petróleo y sus derivados, sino que se
han construido fábricas de tractores, automóviles, maquinarias agrícolas, de
televisores, computadoras, celulares, de alimentos y hasta avanzó en el
desarrollo de la telecomunicación satelital.
En este año se producen crecimientos en muchos renglones:
instituciones financieras 9,2 %; comercio, 7,2 %; comunicaciones, 8,2 %;
electricidad y agua, 6,5,3 %; servicios de transporte y almacenamiento, 5,8 %,
servicios producidos por el Gobierno central, 3,9 % y la industria
manufacturera, 2,3 %.
En el sector petrolero el aumento anual ronda el 2,3 % y
solo el pasado año ese sector atrajo capitales por 80 000 millones de dólares
de compañías procedentes de varios continentes.
Si a la llegada de Chávez el desempleo era de casi el 20 %,
la cifra se ha reducido a solo 7 %, logro que no pudo hacer ninguno de los
anteriores gobiernos neoliberales.
Todo eso se ha alcanzado con la aplicación de una
consecuente política de desarrollo social a favor de las grandes mayorías del
país, que salieron a votar para que el comandante continuara su denominado
Socialismo del siglo XXI.
En ese camino, se nacionalizaron compañías y se consolidó
la soberanía sobre los recursos naturales como el petróleo, gas, oro y cuyos
grandes dividendos se emplean en numerosas misiones sociales.
Solo en el ámbito educacional aparecen las Misiones Ribas,
Robinson, Sucre y Madres del Barrio, entre otras. Mediante el programa Canaima,
se entregaron miles de computadoras a niños de la enseñanza primaria y de las
Aldeas Universitarias, dirigidos a llevar los estudios superiores a cada uno de
los 335 municipios. El analfabetismo fue erradicado del país y sus ciudadanos
ya son tan fáciles de engañar con los cantos de sirena de los medios de
comunicación de la derecha.
La salud se convirtió en un beneficio público al alcance de
cualquier habitante, y esos servicios han salvado la vida de miles de personas
o les ha devuelto la visión tras ser operados gratuitamente. La tasa de
mortalidad infantil se redujo de 21,4 % en 1998 a 11,8 % en 2011.
El ciudadano de a pie comprendió que ante todas esas
bondades entregadas por el gobierno bolivariano debía salir en masa a votar por
el único presidente en la historia de la nación que ha gobernado para el bien
de su pueblo. Por eso Chávez ganó y la derecha pro norteamericana salió
trasquilada.
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando
su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Portada :: América Latina y Caribe
14-10-2012
Las elecciones venezolanas y el debate económico en
Nuestramérica
Julio C. Gambina
Rebelión
El triunfo electoral de Hugo Chávez en las recientes
elecciones presidenciales en Venezuela habilita un debate sobre los cambios
económicos, su rumbo y sus beneficiarios.
Quedó muy claro en la campaña electoral y en el balance del
resultado, las opiniones favorables al rumbo de la revolución bolivariana y sus
críticas, incluso más allá de Venezuela. Casi podemos mencionar al episodio
como un acontecimiento mundial. No daba lo mismo para unos y para otros el
resultado.
La derrota del chavismo hubiese representado una esperanza
para las clases dominantes locales, regionales y mundiales para reencauzar a
Venezuela y su petróleo en la lógica de acumulación y de dominación
imperialista. Enfatizo en ello porque aún vendiendo petróleo a EEUU en grandes
cantidades, el régimen actual de Caracas no se subordina a la lógica de
dominación global de EEUU, más bien la confronta.
Por el contrario, el triunfo bolivariano otorga nuevos
aires al rumbo por los cambios en la región. El pasado 12 de octubre, Evo
Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, denunciando aquel 12
de octubre de 1492 trajo a cuento la realidad del presente y señaló que hoy
“tener relaciones con la Embajada de Estados Unidos es como una caca”. La
réplica del poder mundial no se hizo esperar, adentro y afuera de Bolivia.
Del cambio político al cambio económico
Es que Nuestramérica en proceso de “cambio político”
necesita, además de consolidarlo (en el sentido que afirman estas elecciones
venezolanas), avanzar en el “cambio económico”, sea el Socialismo del Siglo XXI
propuesto por Venezuela, o el Socialismo Comunitario sustentado desde Bolivia.
No se trata solo de decisiones nacionales de esos países,
sino de la capacidad de la región por liquidar la herencia neoliberal de la
institucionalidad gestada en los años 80 y 90. Claro que algunos imaginan que
se puede criticar y enfrentar al neoliberalismo desde el capitalismo. Es parte
de las ilusiones que sostienen la independencia dentro del capitalismo.
Tanto Venezuela como Bolivia se proponen el tránsito del
capitalismo al socialismo, cada uno con sus adjetivos, que reportan a su
historia y tradiciones, pero coincidentes en el rumbo de la transición al
socialismo.
Ello supone desarmar los vínculos estructurales del orden
social vigente, al interior de los países y en el vínculo con el resto, lo que
impacta en el proceso de integración regional.
Recientemente Ecuador ha sido demandado por el CIADI a
cumplir con una sentencia ante la demanda de una transnacional. Una cosa será
la lucha solitaria desde el Ecuador ante el CIADI, o la activa solidaridad de
los países de la región.
Tanto Bolivia, Venezuela, como Ecuador se retiraron del
CIADI, además, Brasil nunca firmó el protocolo de adhesión, con lo que surge el
interrogante sobre la legitimidad que le otorgan a ese ámbito de la dominación
otros países, los que continúan subordinados a la lógica de defensa de las
transnacionales que opera en el CIADI y su mentor el Banco Mundial.
Se trata de organizar la transición en dos carriles
simultáneos, el nacional y el regional, como forma de discutir y disputar desde
la región el orden mundial.
A nivel nacional se precisa desarticular el poder de las
transnacionales, orgánicamente articuladas con el poder económico local, sea el
tradicional oligárquico, como el burgués moderno, o el especulativo.
Es curioso, por ejemplo para el caso argentino el
fortalecimiento del sector bancario, con excedentes que lo alejan de la crisis
del 2001 y lo proyectan en el presente como uno de los emprendimientos con
mayor rentabilidad. ¿De dónde sale esa renta? ¿No estará asociado al usurario
margen entre tasas pasivas y activas, cuantiosos costos de los servicios a
usuarios del sistema bancario?
En rigor, solo responde a la lógica de la ganancia en el
capitalismo, y la creciente bancarización más que favorecer al usuario del
servicio financiero es una forma de extensión del negocio bancario.
Convengamos que transitar el cambio económico supone
enfrentarse con el poder local y mundial. No es ni será sencillo enfrentar a
ese poder, pero la primera decisión es asumir el costo del enfrentamiento, lo
que requiere generar en consenso social para las transformaciones. Hace falta
construir un sujeto económico para esa tarea, y la autoconciencia de ese sujeto
para la transición.
Aprender de las experiencias
La experiencia boliviana puede ayudar en la región. Su
concepción constitucional de economía plural evidencia la presencia de
distintas formas de organizar la economía, vía empresa privada capitalista,
pública estatal, comunitaria y social cooperativa; pudiendo encarar procesos
mixtos.
La hegemonía actual en la economía boliviana es la
capitalista, pero el análisis de los presupuestos públicos de los últimos años,
en la gestión de Evo Morales, da cuenta de una tendencia al crecimiento del
sector estatal, incursionando en la creación y el fortalecimiento de empresas
públicas. Es cierto que no siempre con los mejores resultados, pero puede
contarse a favor del proceso boliviano la escasa tradición del Estado en la
estructuración de empresas productivas o de servicios.
El objetivo explicitado por el gobierno plurinacional es
modificar la hegemonía en la economía plural, lo que supone aplicar políticas
favorables al desarrollos del sector estatal, del comunitario y del social
cooperativo, desestimulando la lógica de privilegio al sector capitalista.
Un problema en Bolivia, tal como en otros países de la
región, es la tentación de una inserción internacional mediante la venta de
recursos naturales. En la agenda patriótica formulada por el presidente
boliviano en agosto pasado se enfatiza en la necesidad de superar la
primarización de la economía, vía industrialización de los recursos
naturales[1].
Esa agenda se complementa con la superación de la extrema
pobreza, la seguridad alimentaria con soberanía, la satisfacción universal de
los servicios sociales para el conjunto de la población, y el desarrollo
tecnológico, imprescindible para el proceso de emancipación.
La disputa es grande en ese proceso y el propio sector
empresarial hegemónico demanda ser parte de la discusión de la agenda
sustentada hacia el 2025, el año del bicentenario de Bolivia.[2]
Toda la región debe estudiar los procesos de cambio,
especialmente aquellos con mayor disposición a confrontar con las hegemónicas
relaciones sociales de producción capitalistas.
Lo definitorio es el sujeto económico
Ello supone el desafío por construir sujeto, por el
socialismo comunitario en Bolivia, y con la especificidad que suponga cada
construcción nacional, pero completando el acumulado en sujeto político popular
con sujetos actuando en el proceso económico, y especialmente productivo. En el
caso boliviano son los indígenas, originarios y campesinos, los trabajadores,
los cooperativistas, los micro y pequeños, medianos y grandes empresarios
asociados al proyecto transformador.
Tal como hemos sugerido en varias ocasiones, e insistiremos
hasta el cansancio, las preguntas que se nos imponen para la transición apuntan
a responder: ¿Qué, quién, cómo, y para quién producir?
Ese es el debate en Nuestramérica, en un mundo en crisis,
cuando el FMI acaba de publicar sus perspectivas económicas para el 2013[3],
rebajando las proyecciones del 2012 y del 2013 “de 3,2 por ciento en 2012 para
ALC
(un 0,6 por ciento por debajo de lo proyectado en abril) y
de 4 por ciento en 2013”. En el informe mundial se muestran tendencias de menor
crecimiento para EEUU, Japón y especialmente Europa.
¿Tiene que continuar nuestra región produciendo para ese
mundo capitalista en crisis, o generar las condiciones para una ruptura en el
plano de la economía y la producción?
Así como afirmamos la necesidad del cambio político al
económico, esa orientación también debe constituir el desafío de la integración.
Es muy destacable el avance de Unasur y Celac, pero están desafiados en la
actualidad a constituirse en mecanismos de articulación productiva para
contribuir a la transición de la hegemonía capitalista hacia un nuevo orden.
Claro que hay que ser conscientes que en la región anidan
proyectos diferenciados, incluso contradictorios. Por eso enfatizamos en la
importancia del triunfo democrático para un nuevo periodo de gobierno de Hugo
Chávez y su proyecto de revolución bolivariana por el socialismo.
La Paz, 13 de octubre de 2012
[1]
http://www.economiayfinanzas.gob.bo/index.php?opcion=com_prensa&ver=prensa&id_item=&id=2518&seccion=308&categoria=6
[2]
http://www3.abi.bo/nucleo/noticias.php?i=2&j=20120812192019
[3] http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/reo/2012/whd/wreo1012s.pdf
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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Portada :: Venezuela
14-10-2012
Chávez: El extraño dictador que derrotó a los medios
José Manzaneda
Cubainformación
Vídeo: "Hugo Chávez: el presidente que derrotó a los
medios internacionales"
Tras la victoria contundente de Hugo Chávez en las
elecciones de Venezuela, todos los tópicos y mentiras manejados por los grandes
medios internacionales durante la campaña electoral han caído bruscamente, como
un castillo de naipes.
Uno, el “empate técnico” que anunciaban estos medios, a
pesar de que la inmensa mayoría de las encuestas pronosticaron el resultado que
finalmente se dio: una ventaja para Chávez superior al 11 % (1).
Dos, que Venezuela es un estado autoritario, sin democracia
(2). Estas elecciones han movilizado a más del 80 % del electorado, una cifra
de participación que deja en ridículo a medios y gobiernos de los países que
pretenden dan lecciones de democracia a Venezuela (3). En las últimas
elecciones presidenciales de EEUU, en las que se alcanzó la participación más
alta en un siglo, votó –como cifra record- el 65 % (4).
En la Venezuela gobernada por Chávez se han convocado 15
consultas electorales en 14 años (5). El Gobierno de Venezuela, por ejemplo,
convocó en 2007 un referéndum vinculante para reformar la constitución. En
contraste, en España, los dos grandes partidos aprobaban en 2011, sin consulta
alguna a la ciudadanía y por imposición de los acreedores internacionales, una
modificación constitucional que prioriza el pago de la deuda sobre el de
pensiones y otros gastos sociales (6).
Tres, que el Gobierno venezolano ha utilizado en estas
elecciones su supuesto “control” de los medios de comunicación (7). Nada más
falso: en Venezuela el 85% de los medios apoyaba a la oposición (8). De los 111
canales de televisión, sólo 13 son del estado, y los privados son –en su
inmensa mayoría- claramente opositores (9).
Ahora, tras la derrota de su candidato Henrique Capriles,
el mensaje que trasladan los grandes medios internacionales es el de la
supuesta “fractura política” de Venezuela (10). Según esta tesis, que jamás
aplican a las elecciones en Europa, por ejemplo, dado que un 44 % se opone al
presidente, éste debería gobernar también para esa parte de la población.
Conclusión: Chávez debe renunciar a las políticas de orientación socialista que
–supuestamente- “fracturan” el país, pero por las que –precisamente- le ha
votado la mayoría.
Pero, ¿qué políticas son éstas, de las que estos medios no
nos han informado, y que explican por qué Hugo Chávez, 14 años después, sigue
siendo respaldado por la sociedad venezolana?
Los medios no nos han hablado del descenso a la mitad del
desempleo desde que entró Chávez al Gobierno (11); de la disminución drástica
de la pobreza desde el 44% al 27%, y de la pobreza extrema del 25% al 7%,
gracias a las llamadas “misiones sociales” del estado, algunas de ellas en
cooperación con Cuba (12); de la erradicación total del analfabetismo (13); de
la creación de un sistema público y gratuito de salud que ha beneficiado –sobre
todo- a la población más pobre (14); de la creación de 22 nuevas universidades,
que han convertido a Venezuela en el quinto país del mundo en tasa de
matriculación; o de los programas de vivienda pública subsidiada para las
familias más humildes.
Y es que posiblemente no exista figura política
internacional, en los últimos años, más denostada, demonizada y manipulada en
los medios que el presidente venezolano Hugo Chávez.
Como nos recuerda el periodista Pascual Serrano, cuando
Chávez convocó un referéndum para eliminar de la Constitución el límite en el
número de mandatos presidenciales, Venezuela se equiparó entonces con otros
estados del mundo, como España. Pero en los medios se repetía que Chávez
proponía convertirse en “presidente vitalicio” (15).
Cuando propuso en Naciones Unidas una reforma para
democratizar la ONU, los medios solo informaron de que había insultado a George
W. Bush con la frase "aquí huele a azufre".
Y cuando le vimos en televisión cantar una ranchera, ningún
medio nos dijo que en ese mismo acto se inauguraban en toda Venezuela cientos
de consultorios médicos.
Si así nos mienten y nos ocultan información estos medios,
habría que preguntarse por qué la ciudadanía no dirige también su indignación
hacia este cuarto poder, que moldea la opinión pública en función del modelo de
sociedad que responde a sus evidentes intereses de clase.
(1)
http://www.cubainformacion.tv/index.php/lecciones-de-manipulacion/45828-mas-de-10-puntos-de-ventaja-para-chavez-en-una-encuesta-es-un-empate-tecnicoa
(2)
http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/venezuela_20_anios_de_dictadura.php
(3) http://www.avn.info.ve/node/136746
(4)
http://www.rtve.es/noticias/20081105/641-electores-votaron-participacion-mas-alta-eeuu-siglo/189658.shtml
(5) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157296
(6)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157342&titular=cinco-conclusiones-de-las-elecciones-de-venezuela-
(7)
http://www.iprofesional.com/notas/146380-Las-siete-claves-de-la-victoria-de-Hugo-Chvez-en-Venezuela
(8)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157030&titular=lo-que-no-cuenta-su-periódico-
(9) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157389
(10)
http://elpais.com/diario/2002/10/25/internacional/1035496811_850215.html
(11)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157030&titular=lo-que-no-cuenta-su-periódico-
(12)
http://www.minci.gob.ve/2012/07/26/la-pobreza-en-venezuela-ha-reducido-en-mas-de-60-en-los-ultimos-12-anos/
(13)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157342&titular=cinco-conclusiones-de-las-elecciones-de-venezuela-
(14)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157030&titular=lo-que-no-cuenta-su-periódico-
(15) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157240&titular=por-qué-no-entendemos-a-chávez-
Fuente:
http://www.cubainformacion.tv/index.php/lecciones-de-manipulacion/46054-hugo-chavez-el-presidente-que-derroto-a-los-medios-internacionales
Portada :: Venezuela
14-10-2012
La Revolución Bolivariana en la política internacional
Leyde E. Rodríguez Hernández
Rebelión
Muchos son los beneficios que se vislumbran para el pueblo
venezolano tras la histórica reelección del Comandante Hugo Chávez, el 7 de
octubre del 2012, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para
el periodo 2013-2019. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos (7 millones
444 mil 082) que reeligieron a Hugo Chávez, conscientes o inconscientemente,
también optaron por la prolongación de los avances bolivarianos en el ámbito de
la política internacional.
Es bien conocido que durante los últimos 14 años el proceso
revolucionario liderado por Hugo Chávez construyó una nueva y exitosa política
exterior inspirada en la historia nacional y en los ideales
latinoamericanistas, caribeños y universales del Libertador Simón Bolívar;
mientras, por otra parte, obtenía el respaldo, en política interna, de un
profundo movimiento social que ha dado lugar a una democracia desbordante de
participación popular a nivel electoral y en las tareas de la Revolución; así
como a una permanente e impresionante comunicación del presidente Hugo Chávez
con las mayorías sociales. Es precisamente la justicia social el centro
neurálgico de la política interna que, en última instancia, ha permitido la
fortaleza moral, la influencia regional y el prestigio de Venezuela en el
escenario internacional.
A partir de ahora, y hasta el 2019, el presidente Hugo
Chávez tendrá una amplia y legitimada vía para profundizar los progresos
obtenidos por Venezuela en el terreno de la integración latinoamericana y
caribeña. En un mensaje de felicitación a Chávez, el presidente cubano Raúl
Castro Ruz expresó que la decisiva victoria (de Chávez) asegura la continuidad
de la lucha por la genuina integración de Nuestra América. Es así porque atrás
quedaron los tiempos en que Venezuela, aislada en el plano regional e
internacional, solo podía tener relaciones con los países que ordenaba el
gobierno de turno en los Estados Unidos, fuera este demócrata o republicano.
La estrategia diseñada por la Revolución Bolivariana acercó
las relaciones con todos los países de América Latina y el Caribe. Los
resultados concretos en política internacional se encuentran en el despliegue
de los mecanismos de integración como PETROCARIBE, la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR), la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), y el
ingreso al Mercado Común del Sur (MERCOSUR). De carácter estratégico, en el
interés de lograr una nueva arquitectura financiera regional y mundial, es la
creación del Banco del Sur, que ha sido aprobado por la mayoría de los países
de la región.
La política exterior bolivariana también ha impactado a
África. Entre los importantes avances en las relaciones con esta región, se
destacan las cumbres de los países de América del Sur y África (ASA); y cada
vez cobran más vitalidad los vínculos de Caracas con China, Rusia, Vietnam,
Corea del Norte, Irán, Bielorrusia y, en general, con todos los países
europeos, siempre en el marco del respeto a la soberanía y la libre
determinación de los pueblos. En ningún otro periodo de su historia Venezuela
desarrolló una política exterior tan amplia, solidaria y diversa en beneficio
propio y de otras naciones.
Ahora pasemos una mirada al alcance y la contribución de
los proyectos ya mencionados a la política internacional actual:
PETROCARIBE (Petróleo solidario para el Caribe). Esta
organización fue creada el 29 de junio de 2005 en la ciudad de Puerto La Cruz,
suscrita inicialmente por 14 países como un acuerdo de cooperación energética.
PETROCARIBE es una respuesta a los abusos que los buques foráneos realizaban a
los países del Caribe con la venta del petróleo, imponiéndoles precios de
transportación excesivos. Por eso el acuerdo está basado en la eliminación de
todos los intermediarios, solo intervienen entidades dirigidas por los
gobiernos. Se busca la transformación de las sociedades latinoamericanas y
caribeñas, haciéndolas más justas, participativas y solidarias. La idea se
concibe con la finalidad de crear un proceso integral que promueva la
eliminación de las desigualdades sociales, fomenta la calidad de vida y una
participación efectiva de los pueblos.
ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América). Fue creada en La Habana, el 14 de diciembre de 2004 por el acuerdo de
Venezuela y Cuba, como una iniciativa de los presidentes Hugo Chávez y Fidel
Castro; posteriormente ingresaron: Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San
Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda. Honduras abandonó la Alianza luego
del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya, el 29 de junio del
2009. Es el resultado de la lucha contra los tratados de libre comercio (TLC),
que impone la estrategia de dominación de los Estados Unidos. Es uno de los más
importantes mecanismos de integración en el que se aprovechan las ventajas cooperativas
entre las diferentes naciones asociadas para compensar las asimetrías entre las
mismas. Esto se logra mediante fondos compensatorios, destinados a la
disminución de las desigualdades intrínsecas de los países miembros, y con la
aplicación del tratado de comercio de los pueblos (TCP).
El ALBA-TCP es un mecanismo de integración de nuevo tipo
porque otorga prioridad a la relación entre los propios países en pie de
igualdad y en el bien común, utilizando el diálogo subregional y multiplicando
las alianzas estratégicas para fomentar el consenso y el acuerdo entre las
naciones latinoamericanas. En fin, el ALBA ha simbolizado un nuevo amanecer
político para “Nuestra América”.
UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas). Nació el 18 de
diciembre de 2004 durante la III Cumbre Suramericana reunida en Cuzco, Perú.
Los presidentes de los 12 países de América del Sur firmaron la Declaración de
Cuzco, mediante la cual decidieron conformar la Comunidad de Naciones
Suramericanas, que fue evolucionando a través de la Cumbre de Cochabamba,
celebrada el 9 de diciembre de 2006. Los presidentes de Suramérica, reunidos en
la Cumbre realizada en la isla de Margarita, el 17 de abril de 2007, decidieron
renombrar a la comunidad como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada
sobre una región con raíces comunes. Este esfuerzo regional dio fundación a la
Unión de Naciones Suramericanas en la Reunión Extraordinaria de Jefes de Estado
y de Gobierno en la ciudad de Brasilia, República Federativa del Brasil, el 23
de mayo de 2008, donde se suscribió su tratado constitutivo, que entró en vigor
el 11 de marzo de 2011, por lo que la UNASUR se convirtió en una entidad
jurídica durante la reunión de Ministros de relaciones Exteriores en Ecuador,
donde se puso la piedra fundamental de la sede de la Secretaría. En octubre de
2011 UNASUR fue reconocida como miembro observador de las Naciones Unidas
(ONU). La UNASUR es un mecanismo de integración regional sin el patrocinio de
los Estados Unidos, lo que significa la preservación de la independencia y la
soberanía de las naciones suramericanas.
CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe).
Fue creada el 2 y el 3 de diciembre del 2011 en Caracas, con la participación
de 33 países, y manifiestamente excluidos los Estados Unidos y Canadá, a pesar
de los intentos de sabotaje desde Washington y sus gobiernos subordinados en
América Latina. La CELAC es otro de los notables logros del proceso de
integración bolivariano. Es una respuesta estratégica a la inoperancia y
obsolescencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), convertida en
ministerio de colonias estadounidenses, utilizada por los Estados Unidos como
instrumento de dominación y para justificar intervenciones militares en los
países de América Latina y el Caribe.
ASA (América del Sur y África). Iniciada en la Cumbre
América del Sur-África, celebrada en Margarita, el 25 de septiembre del 2009,
contó con la participación de 29 gobernantes africanos y ocho de Suramérica. Es
un mecanismo multilateral que busca trazar objetivos comunes, con espíritu de
gran solidaridad y por medio de colaboraciones estratégicas y de cooperación
Sur-Sur para estimular la capacidad de desarrollo sostenible de los países
miembros. ASA busca mejorar el comercio exterior y la cooperación entre las dos
regiones, así como aumentar la inversión entre África y América del Sur, además
de favorecer el intercambio de tecnologías que sirvan para añadir valor a las
materias primas. Asimismo, se propone promover la participación del sector
privado en dichas iniciativas a través de las asociaciones nacionales de
negocios y la posible creación de una Asociación de Negocios África-América del
Sur, así como la creación del Banco de Inversión Africano de la Unión Africana.
ASA es el acercamiento entre dos continentes similares, ubicados en el llamado
Tercer Mundo, también denominados por los teóricos de la política internacional
como la periferia del dominante centro capitalista. Procesos similares
Venezuela intenta extender a Asia y Medio Oriente.
El último de los importantes éxitos internacionales de la
política exterior bolivariana ha sido la entrada como miembro pleno de
Venezuela al MERCOSUR, considerada entre las primeras cinco economías más
grandes del sistema-mundo, y que funciona con solidez ante la crisis por las
que atraviesa el modelo económico neoliberal en los Estados Unidos y la Unión
Europea.
Hasta aquí hemos visto las substanciales contribuciones de
la Revolución Bolivariana al orden, la paz y la institucionalidad de las
relaciones políticas y económicas internacionales del siglo XXI, teniendo como
objetivo principal el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos
del Sur. Cada uno de estos procesos, mecanismos e instituciones de signo
progresista y humanista en la política internacional han podido concretarse y
consolidarse porque asistimos a una época de cambio en la correlación de
fuerzas en América Latina y el Caribe, a favor de los pueblos, aunque todavía
no sea así al interior de todas las naciones y sin que sea todavía un proceso
irreversible; pues esta tendencia o movimiento favorable a la izquierda seguirá
enfrentando múltiples desafíos y amenazas provenientes de las pretensiones de
dominación capitalistas generadas por las burguesías latinoamericanas serviles
a las viejas políticas coloniales y hegemónicas de los Estados Unidos en la
región.
Pero, en lo adelante, lo cierto es que estaremos
inevitablemente signados por el impacto del triunfo electoral de Hugo Chávez y
la Revolución Bolivariana en la política internacional. Desde Venezuela, en el
periodo 2013-2019, se inaugura un nuevo ciclo de oportunidades progresistas
para América Latina y el Caribe, ya que en el escenario podríamos observar un
impulso mayor a los procesos y mecanismos unitarios que intentan revolucionar
las relaciones internacionales del siglo XXI hacia un sistema-mundo pluripolar
mucho más equilibrado, solidario, democrático, favorable a la cooperación
económica entre los pueblos y al respeto a la igualdad soberana entre las
naciones.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
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Portada :: Venezuela
14-10-2012
El acto electoral del 7 de Octubre de 2012 en Venezuela
Después del 7-O, Venezuela sigue
Paco Vera
Alai-amlatina
Fueron 6 los candidatos que se presentaron el domingo 7 de
Octubre, para optar a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Dos mujeres y cuatro hombres. Con el 95,58 % de los votos escrutados, el
candidato Hugo Chávez obtuvo 55,11% frente a 44,27% que obtuvo el candidato
Henrique Capriles. Los votos de las otras cuatro candidaturas sumados
representan alrededor del 0,60%. La población venezolana se abocó a votar, fue
una participación multitudinaria que supuso el 80,9% del censo electoral. La
más alta de la historia democrática de Venezuela.
Este proceso estuvo todo el tiempo controlado por los dos
grandes colectivos políticos que aspiraban llevar su candidato a la
presidencia: el Gran Polo Patriótico (GPP), por una parte y por la otra la Mesa
de la Unidad Democrática (MUD), con testigos en cada una de las 39.018 mesas de
votación instaladas en todo el país, más las 304 situadas en diferentes países
del mundo. El triunfo de la candidatura de Hugo Chávez, luego de 13 años de
gobierno, se hizo efectivo en 22 de los 24 estados del país, incluyendo el
Distrito Capital.
La presencia masiva de gente produjo grandes colas, algunas
de hasta 500 metros, en un ambiente participativo. La gente aguardaba con
alegría su momento, en algunos casos durante 2 o más horas. Había personas de
todas las edades y estatus, destacando la gran cantidad de jóvenes y los
mayores con más de 80 años. En Catia -barriada popular del oeste de Caracas-
presencié como un Guardia Nacional se acercó a un anciano y lo acompañó al
recinto de votación. La gente allí presente no protestó, aplaudió el gesto.
Un pueblo en el ejercicio de su derecho
Estas elecciones se desarrollaron en el contexto de un
pueblo en pleno ejercicio de sus derechos democráticos. El pueblo venezolano ha
conquistado espacios de expresión, de participación y de empoderamiento. El
Gobierno Bolivariano ha facilitado el tránsito. Hoy las comunidades son
difícilmente manipulables, y en este contexto las elecciones se dan en un
ambiente de fiesta, de conciencia ciudadana y en paz. Quien quiso provocar
zozobra se encontró aislado en su propio desajuste.
El proceso previo y el acto electoral del día 7 de octubre
ha sido una ocasión para mostrar el vigor ciudadano a través del voto. Este
evento dignificado por la masiva participación es un ejemplo. Como es de
suponer, hubieron también curiosidades; por ejemplo, alguien dijo “si no gana
mi candidato no volverán a contar con mi voto”; unas señoras se persignaban al
depositar el voto; y a más de una persona se la veía con gesto de orar.
En una correspondencia clara con la transición demográfica
que vive el país, la juventud en su primera o segunda oportunidad como
electores demostraron que la apatía juvenil en los asuntos públicos es un
eufemismo, y fueron a dejar su huella para el futuro del país.
Dos propuestas para dos modelos de país
La fase previa de la competencia partidista por la
presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, estuvo marcada por dos
enfoques de la política y del concepto de gobierno. Las características que
identificaban a cada una de las propuestas política de los dos principales
contendientes, eran indefectiblemente distintas, incluso contrarias en temas
focales. Una se manifestaba socialista humanista y la otra de signo capitalista
neoliberal.
Es decir, dos proyectos distintos respecto a la economía,
la educación, la cultura, los valores sociales y el modelo de vida. En términos
filosóficos, irreconciliables. Los discursos de los candidatos y de sus voceros
eran también distantes, si no se camuflaban. Mientras el oficialismo daba a
conocer su propuesta programática de gobierno, marcando terreno, la oposición
ponía énfasis en desacreditar al contrincante, quizás para crear una matriz de
opinión, entrando al final de la carrera a ofrecer mejoras en políticas
sociales que ya existen y que sorprendió a mucha gente (¿camuflaje?).
Los poderes tras bambalinas
Chávez ha ganado estas y todas las elecciones a Presidente
que se ha presentado. Él es la referencia. Ahora bien, a estas elecciones
Capriles no las ha perdido, ni tan siquiera su plataforma, la MUD, es quien
pierde. Quién ha perdido estas elecciones es el “grupo de poder” (en la sombra)
que lo respaldó y lo financió, y que hasta 1999 manejó el país en lo económico,
lo político, lo cultural, etc., y que aún mantiene importantes cuotas de ese
poder. Ellos eran los pedagogos de los gobernantes, dictaban leyes y reglas,
pontificaban sobre lo que era bien y lo que estaba mal, mientras tanto amasaban
fortunas con las que compraban contratos, voluntades y tierras, considerándose
a sí mismos como los llamados, los únicos que sabían y que tenían con qué
comandar y con qué justiciar.
Haber perdido todas las elecciones desde 1999 y además
perder estas de 2012 ha de ser muy duro, posiblemente indigerible para ese
sector de los poderosos, herederos de una minoría social convencida de “su
derecho” histórico y de “su poder” no cuestionable. Lo que lleva algunas dudas:
¿Cederán fácilmente esos reyecitos a “sus” privilegios? Para esa clase social
¿qué valor tienen los principios democráticos?... Son núcleos humanos ideológicamente
pro-fácticos que, en algunos casos, han controlado el país por siglos.
Consideran de derecho propio su hegemonía, y por ende, cabe
pensar que difícilmente dejaran, sin más, que unos advenedizos con un séquito
de desarrapados vulneren su tradición y lo que consideran su propiedad por la
simpleza de una operación aritmética.
El resultado electoral del 7-O deja al descubierto otros
oprobiosos ataques al proceso socio-económico y político de Venezuela, al
propinarles una clara derrota moral. Me refiero a grandes medios de
comunicación venezolanos, latinoamericanos, españoles y norteamericanos, que
han desplegado -y lo siguen haciendo- vergonzosas campañas difamatorias por la
falsedad o la tergiversación en sus informaciones.
Entre los medios españoles destacan El País, ABC, El Mundo,
La Razón, Cadena SER, Radio y Tv española, etc. Esos medios, juntos con medios
venezolanos, se han convertido en una especie de Internacional en apoyo a la
derecha empresarial, bancaria y política en Venezuela, montando una matriz de
violencia exacerbada, de incapacidad gubernamental y falta de libertad contra
Chávez, y por ende contra la revolución bolivariana. Buscando evitar que
Chávez, con su proyecto de socialismo, siga al frente del gobierno. En España
se ha extendido la matriz de que Chávez es un dictador y que el proceso
venezolano es un fraude, en gran medida por la línea informática de los medios
de comunicación.
La matriz de “antichavismo” montada es tan fuerte, que
produce disociación en los seguidores de esos medios; veamos un caso que,
aunque aislado es sintomático: la noche del 7-O en el municipio San Francisco,
del Estado Zulia (occidente del país) dos jóvenes mueren por disparos de un
conocido de ellos con el cual habían apostado dinero sobre el resultado electoral,
el hombre perdió la apuesta y cuando los jóvenes pretenden cobrarla, furioso se
niega y los mata; huye del lugar y se encuentra con una grupo de chavistas que
festejan la victoria con sus banderas y vestimenta roja, sin conocerles el
hombre acelera su vehículo y los atropella matando a cinco de ellos, entre los
que había mujeres y niños.
Los ojos del mundo en Venezuela
En este proceso electoral venezolano, los acompañantes
(observadores) y representantes extranjeros dieron fe de la transparencia, la
libertad y la tranquilidad con que se desenvolvió, independientemente de
episodios aislados, localizados y controlados de intentos de violencia,
claramente provocada con la intención de desacreditar el acto comicial. Antes y
durante los comicios electorales estuvieron presentes observadores cualificados
de América Latina, El Caribe, Europa, África, Asia y Oceanía.
El jefe de la misión de acompañantes de la UNASUR, Carlos
Álvarez, dijo que “el pueblo venezolano ha dado una lección extraordinaria a la
comunidad internacional, fortaleciéndose en ello también la democracia
suramericana”, recordando que ciertos sectores de la comunidad internacional
tenían dudas o cuestionamientos en torno a la democracia electoral venezolana.
Estas votaciones echaron por tierra esos rumores ”malintencionados que lo que
pretendían era levantar sospechas sobre el funcionamiento electoral venezolano,
a la vez que mostró la realidad a aquellos que ingenuamente creían que en
Venezuela no funcionaba la democracia”. Emocionado añadió: “me conmuevo porque
a los latinoamericanos nos costó mucho sufrimiento recuperar la democracia,
muchas muertes, muchas desapariciones, muchas torturas y muchas persecuciones”.
Los dirigentes del oficialismo, de la oposición y los
observadores internacionales, coincidieron en manifestar al final de la
contienda que el Consejo Nacional Electoral demostró ser un árbitro competente,
eficaz, transparente y confiable.
Hacia un nuevo proceso constructivo
Terminado el sufragio, el oficialismo celebró hasta horas
de la madrugada su holgado triunfo. Mientras, respondiendo a preguntas de
periodistas, el vocero de la oposición declaró que estaban tristes porque no
les alegraba el resultado electoral, pero, dijo, “estos más de 6 millones de
venezolanos que votaron a Capriles merecen una respuesta”, reconociendo a la
vez que los más de 8 millones de votos a favor de Chávez también merecían
respeto. “Venezuela espera mucho liderazgo” añadió.
Voces de uno y otro lado coinciden en que, ahora se trata
de construir un cambio profundo en algunas políticas. Y como no, en la
pedagogía del poder. Pero un cambio que además de visible sea abierto a la
participación ciudadana e integrador. Un cambio de calidad a partir de todo lo
que se ha avanzado en los últimos años, no sólo en lo económico sino también en
lo cultural, donde los valores fundamentales sigan siendo, entre otros, los de
la solidaridad, la convivencia y el reconocimiento del otro.
Lo que muestra Venezuela con estos dos grandes bloques
políticos, no es una división en la sociedad, no, es más bien la muestra de que
permanecen dos enfoques, dos escuelas de entender el país en la economía y en
la sociedad, dos modelos, uno que se afianzan en la economía de mercado y la
propiedad privada, y el otro en una economía social y humanista donde la gente
y su felicidad son origen y fin. La construcción del país en equilibrio ha de
lograrse en la vertebración social, y la revolución necesaria ha de hacerse
desde las comunidades. Es así como, la posibilidad de encuentro fructuoso entre
el oficialismo (izquierda) y la oposición (derecha) va a depender de la
capacidad y la disposición al encuentro, y sólo de ahí puede nacer un diálogo
enriquecedor.
El Presidente Chávez, al siguiente día de su triunfo, llamó
al Henrique Capriles felicitándole por la campaña y ofreciendo su disposición a
conversar. Vale destacar esta llamada, por cuanto no fue Capriles, el que llamó
al reelecto Presidente. Ni siquiera en las palabras dirigidas a sus seguidores,
después de que el CNE informara de los resultados, nombró ni felicitó a Hugo
Chávez, como presidente electo. Actitudes estas que reflejan los talantes, y
que deja también alguna moraleja: la soberbia es una mala compañía.
Dado el primer paso, parece presentarse el momento de abrir
espacios. Quizá para empezar habrá que convocar a quienes conservan principios
democráticos de la política, aunque respondan al modelo occidental encajonado
en listas cerradas y en la representatividad, alejado de la democracia
participativa y protagónica, como plantea la revolución venezolana. Para eso,
habrá que apostar por un proceso generoso de intercambio y debate constructivo.
La soberanía en política
Mientras que el modelo económico neoliberal impuesto desde
el FMI y el BM no se muestra incapaz de resolver los problemas que él mismo
genera en el mundo, y cuya prueba contundente se tiene en “la crisis” que ahoga
a los pueblos y esclaviza a los Estados, como sucede en Norteamérica y en
Europa. En Venezuela se da un proceso transformador, revolucionario que alumbra
incluso a Latinoamérica y El Caribe.
Tratando el tema político de la independencia, en su día el
Che dijo: “La soberanía política y la independencia económica son dos términos
que tienen una estrechísima unión y necesariamente deben ir juntos. Si no hay
economía propia, si se está penetrado por un capital extranjero, no se puede
estar libre de la tutela del país del cual se depende, ni mucho menos se puede
hacer la voluntad de ese país si choca con los grandes intereses del otro que
le domina económicamente… la soberanía política es el instrumento para la
conquista económica y para hacer realidad en toda su extensión la soberanía
nacional”.
- Paco Vera canxiscos @ gmail.com
Fuente: http://www.alainet.org/active/58751
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