1 de julio de 2012
EL
EX JUEZ BALTASAR GARZON HABLA DEL DERROCAMIENTO DEL PRESIDENTE PARAGUAYO
FERNANDO LUGO
“Fue
un esperpento”
En
diálogo con Página/12, el español que investigó los crímenes de la dictadura
argentina cuando aquí no se podía habla de Europa, Latinoamérica, los Kirchner,
ciudadanía y participación.
Por
Alejandra Dandan
Desde
San Miguel de Tucumán
Baltasar
Garzón considera el reciente golpe en Paraguay como “un esperpento que
cuestiona la solidez democrática” de la región. “El hecho de que un mecanismo
esté previsto en la Constitución no quiere decir que su uso sea adecuado o
jurídicamente correcto o incluso que no pueda llegar a ser un fraude”, señala
el ex magistrado español que acaba de ser nombrado como asesor de la Comisión
de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación. En diálogo con
Página/12 desde la provincia de Tucumán, donde llegó para reunirse con los
organismos de derechos humanos del noroeste argentino, Garzón habla de la
estabilidad democrática, que volvió a ser cuestionada a partir del golpe
paraguayo, pero también repasa las fortalezas políticas que los gobiernos
locales vienen construyendo en contraposición al Viejo Continente, que no
quiere abrir “espacios o fisuras” porque considera “un peligro las formas de
democracia más directa, porque son procesos que no pueden controlar”. El primer
encuentro con Néstor Kirchner, su decisión de impulsar los procesos de lesa
humanidad “sin atender las consecuencias que pudieran tener” y su primera
visita a la ESMA fueron otros de los ejes de la entrevista. “La gran enseñanza
es que cuando hay gentes que están en contra de este tipo de procesos, ya sea por
interés propio o corporativo, no dimensionan lo que significa para el futuro de
una sociedad en el sentido de que se fortalece: ése es el caso de Argentina.”
–¿Cómo
es venir a Tucumán por primera vez luego de haber condenado a la distancia a
Antonio Bussi?
–Siempre
hay una primera vez, pero éste es uno de esos lugares a los que llegas por
primera vez y parece que regresas. Cuando te has aproximado a un lugar por el
estudio de los documentos, por los testimonios de las personas que sufrieron la
represión en esta parte del país de la mano de muchos, pero principalmente al
mando de quien tenía el poder, en ese momento te da la sensación de “déjà-vu”,
de que ya estuve aquí antes. Es lo inverso a lo que sucede cuando haces una
investigación: ocurre el hecho, vas a un lugar a ver lo que sucede y a partir
de allí actuás. Aquí el proceso es inverso, por eso esa sensación de haber
estado antes. Y en cuanto a la gente, hay diversas vibraciones. Ayer paseé en
la calle porque quería andar entre la gente. Cuando pasé por el edificio de la
Facultad de Derecho, un señor se me paró y me dijo: “Yo lo conozco, señor juez,
para que vea, lo vi por televisión”.
–Estuvo
el viernes con los organismos de derechos humanos del NOA. ¿Qué impresión le
dio?
–Reencontrarme
con personas, víctimas que habían concurrido en 2005 fue muy intenso porque
oyéndolas comprobás que tienen similares problemas en la Justicia en cualquier
parte del mundo. La dilación de los procedimientos, las dificultades y la
tramitación, la falta de medios, eventualmente la falta de compromiso de
quienes asumen esa obligación, el deseo de las víctimas de que se haga
justicia, y todo eso es vuelto a revivir.
–¿La
sensación es que no se avanzó lo suficiente?
–Todo
lo contrario. Lo maravilloso es que estamos hablando de justicia en vida, no
estamos hablando de un deseo frustrado como ocurrió desde el año ’96 en
adelante en España. Iban a reclamar justicia, pero lejos de su país y porque
aquí no se los tenía en cuenta. Una de las víctimas me dijo una vez: “Venimos a
España no porque aquí se va a resolver mejor el asunto, sino porque no tenemos
posibilidades de que se investigue en nuestro país”. Por tanto, la sensación
del viernes era muy diferente de la que he experimentado en otros viajes
previos a 2005. Me he encontrado con el presidente del Tribunal del caso ESMA
en el hotel. Me contó que preparan para agosto y septiembre la segunda gran
causa y me dio una sensación agradabilísima porque cuando nos encontrábamos en
España con argentinos la sensación era de frustración. Y eso es un hecho muy
potente.
–En
estos días dijo que Argentina es el país más avanzado en el juzgamiento de los
crímenes de lesa humanidad. Y subrayó el rol de Néstor Kirchner.
–No
pertenezco a ningún partido político, pero cada uno tiene sus afectos. Y es
reconocer a quien lo merece, aquello que ha hecho en un momento determinado de
su vida, en ese caso Néstor Kirchner, por su país. Me pueden decir que era su
obligación, yo diría que también era obligación de los gobernantes anteriores y
no hicieron nada. Por tanto, es algo más que la obligación. Cuando conocí a
Cristina Fernández de Kirchner era senadora. No era todavía Presidenta y, sin
embargo, el compromiso existía. Cuando hay autenticidad en las personas, lo
sabes. Y cuando no la hay y ves que es una pose, también lo sabes. Kirchner es
una persona que vio que no podía permanecer esa impunidad. En ese momento
estaba comenzando el juicio de (el ex marino Adolfo) Scilingo (en España) y
tomó una decisión importante, fundamental y trascendental para la historia de
Argentina. Creo que conforme transcurra el tiempo, se acrecentará esa figura
porque determinó con esa decisión anteponer los valores al interés político.
El
esperpento
–¿Se
puede pensar que la Justicia cambia los procesos políticos?
–La
Justicia, sin ningún lugar a dudas, tiene una trascendencia e importancia
política muy clara. Lo importante o determinante es que los jueces no corramos
el riesgo de querer incidir en el curso político de un país con las decisiones.
Es muy diferente eso a que una decisión judicial pueda tener consecuencias
políticas. Un enjuiciamiento a un líder, a un presidente o a cualquier
responsable puede determinar su eliminación política, pero otra cosa es que se
busque esa influencia desde lo jurídico. Esto ultimo es la politización de la
Justicia, que es nefasta, y lo otro es la dimensión correcta que tiene que
enfrentar algún hecho, porque todos son iguales ante la ley. Sin lugar a dudas
todos los casos de la represión argentina necesariamente tienen una incidencia
en la política. ¡Cómo no la van a tener! La tuvieron los crímenes contra la
humanidad que se cometieron contra los ciudadanos. Necesariamente la valoración
jurídica tiene una trascendencia política y es bueno porque esa dimensión es
social y la sociedad debe advertir que nunca más se puede admitir una vía
distinta a los estrictos términos democráticos. La gran enseñanza es que cuando
hay gentes que están en contra de este tipo de procesos, sea por interés propio
o corporativo, no dimensionan lo que significa para el futuro de una sociedad,
en el sentido de que se fortalece. En el caso de Argentina, mucho más.
–¿Se
puede pensar desde ahí el caso de Paraguay? ¿Un juicio pensado como herramienta
política?
–He
dicho en estos días que me preocupa profundamente Paraguay. El hecho de que un
mecanismo esté previsto en la Constitución no quiere decir que su uso sea
adecuado o jurídicamente correcto. O incluso que no pueda llegar a ser un
fraude. Si ha sido un fraude también se debería responder políticamente y
judicialmente por parte de quienes se han aprovechado de ese mecanismo para
acabar con el mandato de alguien que legítimamente lo estaba desempeñando por
elección popular. Lo que tendrían que haber hecho está lejos de aquello que se
hizo de forma sorpresiva, con nocturnidad y alevosía, y podría haber esperado a
que los ciudadanos emitan su opinión. No es bueno para el fortalecimiento
democrático en la región. Ya después de la malísima experiencia de Honduras y
las consecuencias que trajo el golpe de Estado de 2008 nos parecía que ya
tenéis estabilizada la región y que los mayores incidentes políticos se estaban
resolviendo por las vías democráticas y con participación ciudadana, y aparece
este esperpento que cuestiona la solidez democrática.
–Latinoamérica
está más o menos convulsionada. Chile con los estudiantes y con la universidad
pública. México, Colombia. ¿Cómo lo ve?
–Lo que Latinoamérica le está demostrando al mundo es que
no se estaban haciendo tan mal las cosas cuando ahora comienzan a ser foco de
atención mundial. Las grandes democracias, las viejas democracias, están
sufriendo las consecuencias de ser malas gestiones. Los ciudadanos empiezan a
pasar facturas porque quieren comprender qué está sucediendo. Es esa dualidad
de política y ciudadanía, que en un país como Argentina algunos pueden
cuestionar por alguna cosa, pero no porque no haya un dinamismo político: una
proximidad entre el ejercicio de la política y la ciudadanía. Hay una
interacción permanente y eso es diferente. En España se está viviendo un
proceso que las estructuras políticas tradicionales se niegan a aceptar, a
abrir una fisura, y de momento comienzan a decir: “Es un peligro para la
democracia lo que está pasando”. En realidad no es un peligro para nada. Es un
peligro para ellos, que no quieren que se participe; para ellos sí es un
peligro, porque las formas de democracia más directa no se controlan, porque el
político fundamentalmente quiere tener tranquilidad, un espacio controlado para
desarrollar reformas importantes, pero para que no lo puedan cuestionar. Y en
países como Chile no es casualidad que el presidente Sebastián Piñera tenga un
índice de popularidad bajo cero como consecuencia en gran medida de su política
respecto de, entre otras, la educación. Hay que cambiar las mentes y las formas
de hacer política y eso es una enseñanza que estamos recibiendo de países como
Argentina, México, España ahora con los movimientos de los indignados. Es algo
novedoso que cuesta entender, pero es necesario que se mantenga, no como dicen
algunos que hay que institucionalizarlo, por qué: es la sociedad que está en
efervescencia. Suficiente movimiento político es la sociedad en sí misma.
POR
QUE NO SE PUDIERON INVESTIGAR LOS CRIMENES DEL REGIMEN FRANQUISTA
“En
España no ha habido un Néstor Kirchner”
Por
Alejandra Dandan
–¿Por
qué es tan complejo investigar el franquismo todavía?
–Complejo
no es, es imposible. Eso es lo que ha dejado el fascismo, porque ha habido una
decisión oficial, en este caso del máximo nivel, que lo impidió. Como dije
ayer, no soy un héroe, pero sí estoy convencido de lo que hago, mi convicción
está muy clara de no haber hecho nada que merezca una sanción como la definida.
Volvería a aplicar las leyes como creo que deben ser aplicadas, respetando el
derecho. En España no hay intención ninguna de investigar los crímenes
franquistas y eso denuncia la permanencia ideológica del franquismo. No es sólo
revisar la historia, hay hechos criminales que se siguen cometiendo. El
tribunal supremo dijo que no se podían interpretar así porque habían cesado las
consecuencias, y el delito de desaparición forzada de personas no estaba
configurado en aquel tiempo. Hoy, argumentos como ésos y un poquito mejores se
pueden usar exactamente para lo contrario. Y en esa duda yo siempre me
inclinaré por la defensa y a favor de las víctimas. Y no sólo yo, sino los
tribunales internacionales y la mayoría de los juristas progresistas del mundo
opinan que debemos de optar por la defensa de las víctimas.
–En
Argentina fue clave el movimiento de derechos humanos. ¿En España puede serlo?
–El
movimiento de derechos humanos ha estado a una altura muy grande. Muy firme. Ha
habido manifestaciones públicas de una contundencia tremenda, no sólo conmigo,
pero también con el proceso. Cien mil personas en la calle. Ha habido mucho
apoyo y decisión. También hay frustración porque se cierran todas las puertas,
pero creo que ese movimiento se va a reactivar porque el movimiento de derechos
humanos es imparable. Una mujer que después de tantos años sigue yendo a la
Puerta del Sol a pedir que se haga justicia, muestra que ella no cedió y que va
a ser lo suficientemente fuerte como para sostenerse.
–Es
necesaria entonces la decisión política.
–Sin
ninguna duda. En España no ha habido un Néstor Kirchner. Más allá de impulsar
la ley de memoria histórica hay que tomar una decisión para arreglar esta
cuenta pendiente de la democracia española.
–¿Cómo
conoció a Kirchner?
–Fui a verlo al palacio de gobierno, me acompañaba Héctor
Timerman, entonces embajador para derechos humanos y Naciones Unidas. Y vinimos
acá y me dijo: “Vas a tener la entrevista, Néstor es un hombre muy particular,
incluso algunos dicen que es arisco, pero si a la media hora ves que empieza
con la mano derecha a tocarse una pierna o el brazo o el sillón es que nos
tenemos que ir”. Yo entré un poco cohibido. “Vamos a ver si llegamos a la media
hora o no llegamos a la media hora”, me dije. Y no solamente no tocó el brazo
del sillón, sino que cuando llevábamos hora y media entonces ya le dijimos
nosotros: “Nos tenemos que ir”, porque la primera dama nos estaba aguardando en
la Escuela Mecánica de la Armada para poder visitarla de su mano en la primera
ocasión que tenía para hacerlo. El me dijo en ese momento: “Yo tenía muy claro
(que debía comprometerse con el reclamo del movimiento de derechos humanos)
porque si aquí no se adelantaba, estaba dispuesto a montar a los responsables
en un avión y mandárselos a usted a España”. Esas dos anécdotas, porque otro
era el objeto de la conversación, y la firme decisión escenificada en un avión
que obviamente no era tan fácil de organizar, dibujaban la figura de alguien
que cree que debe y tiene que hacer.
EL
JUEZ VISITO EL POZO DE VARGAS, EN TUCUMAN
Una
excursión al horror
Por
Alejandra Dandan
Al
comienzo era como una leyenda, comentó el hombre parado frente a la entrada del
Pozo de Vargas. “Nos decían: los vamos a tirar a un pozo a ustedes. Estoy
hablando de marzo del ’77, la gente que venía de la Escuelita de Famaillá a la
cárcel donde estábamos nosotros nos decía eso y lo tomábamos como parte de una
situación de amenaza.” Cuando Humberto Rava dejó la cárcel en 1985 se puso a
buscar en la periferia de la capital tucumana con otros compañeros datos sobre
esa leyenda. En los barrios todavía no había casas. La finca donde ahora está
el Pozo estaba cubierta de plantas y de bosques que tapaban, como habían tapado
el pozo, los terrenos que se habían usado durante la dictadura para arrojar los
cuerpos, en ocasiones con vida, de los desaparecidos.
El
Pozo de Vargas está en lo que era la finca de Vargas, un terrateniente de quien
se dice que era amigo de Antonio Bussi. Está ubicado en un punto intermedio
entre el centro Arsenales y el de Jefatura y al parecer lo usaban
alternativamente el Ejército y la policía como zona liberada para deshacerse de
los cuerpos. Ayer Baltasar Garzón descendió por el Pozo, que tiene treinta
metros excavados y donde se ha identificado, entre otros, el cuerpo de
Guillermo Vargas Aignasse. Con Garzón estuvieron Remo Carlotto de la Comisión
de Derechos Humanos de Diputados; Rava, que ahora es secretario de Derechos
Humanos de Tucumán, y el juez federal Fernando Poviña a cargo de esa causa.
“Impresiona,
la verdad, ver hasta qué punto llegó la perversión de esta gente”, dijo Garzón
apenas salió del pozo. “Es que hemos visto cuerpos con plásticos abajo y con
alambres de púas dándoles vueltas.”
Los
antropólogos les explicaron el trabajo. Y la necesidad de financiación para
terminar un laboratorio con el que podrían acelerar el trabajo pendiente. “El
trabajo es como armar piezas de un rompecabezas”, dijo Elena Colinari. “A las
vigas que ahora están acá arriba les hicimos pruebas de luminol, en las que
estaban más arriba encontramos salpicaduras de sangre, que es una prueba de que
los cuerpos estaban con vida. En las de más abajo no, pero es lógico, por la
filtración del agua.”
“Ahora
la tarea es de continua replanificación”, dijo Alejandro Leiva. “Estamos a
treinta metros, hay que llegar, en teoría, hasta los cuarenta, somos ocho pero
abajo el ambiente es algo anaeróbico y no pueden trabajar más de dos personas
por el resguardo del material, pero también por el oxígeno. De acuerdo con el
metabolismo de cada día estamos más tiempo o menos tiempo y a veces nos pasa
que estamos 20 minutos y nos hormiguea el cuerpo por falta de oxígeno. Como
cuando uno está mal sentado hay una especie de calambre, igual en todo el
cuerpo. Siempre alguien está arriba para el resguardo de emergencia. Eso ahora
hay que actualizarlo y ver el tema de la oxigenación.”
El
Cóndor
Las
causas del Plan Cóndor están demoradas. ¿Tiene alguna información?
–Información
no tengo, quizá la dificultad sea que conlleva a la cooperación internacional
entre diferentes países que no todos están alineados, en la misma forma, en
favor del esclarecimiento de esos hechos y que realmente haya una Justicia que
determine cómo fueron. Eso dificulta sin lugar a dudas el avance de las causas
y puede incluso llevar a suponer la frustración de las mismas, pero eso no
impide que haya que continuar exigiéndolos.
–¿Será
uno de los temas que podría tratar como asesor de la Cámara?
–Todavía
tenemos que definir exactamente cómo será, pero sin lugar a dudas todo lo que
se refiere a los temas relativos a derechos humanos van a estar presentes.
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