Videla reconoció ocho mil asesinatos
de LESA HUMANIDAD
Por primera vez, el ex dictador contó que el régimen militar
que encabezó mató a civiles como única forma de ganar la guerra contra la
subversión.
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El ex TIRANO Jorge Rafael Videla admitió por primera vez
que el régimen militar fascista clerical que gobernó a sangre y fuego en
Argentina entre 1976 y 1983 asesinó a “siete u ocho mil personas”, reveló que
los cuerpos de las víctimas fueron “desaparecidos” para no provocar protestas
dentro y fuera del país (el Vaticano) y
que el golpe militar del 24 de marzo de 1976 “fue un error” porque “no se
necesitaba para combatir la subversión”. Consideró, sin embargo, que los
crímenes de civiles “era el precio que había que pagar para derrotar a la
subversión”
Además, destacó que, a diferencia del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), “Montoneros guardaba algo del nacionalismo,
del catolicismo, del peronismo”; dijo que los decretos del presidente provisional
Dr. Ítalo Luder (seis meses antes del golpe) les daba “licencia para matar”,
reveló que los empresarios apoyaron decididamente diciéndoles a los militares
que “tendrían que haber matado a mil, a 10 mil más”. Pese a esa tragedia que
provocó, Videla afirmó: “Dios nunca me soltó la mano”.
El tirano fascista , de 86 años, hizo esta confesión en el
libro Disposición final , del periodista argentino Ceferino Reato, que será
lanzado hoy por la editorial Random House Mondadori.
“No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el
precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no
fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un
conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco
fusiladas”, sostuvo.
Según el condenado ex
militar Videla, “eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para
ganar la guerra contra la subversión”. Agregó que los cadáveres fueron
eliminados “para no provocar protestas dentro y fuera del país. Cada
desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el
disimulo, de una muerte”.
Contó que hizo desaparecer cuerpos de los jefes guerrilleros
como el del ERP, Mario Santucho, y el del montonero Roberto Quieto porque
“eran personas que generaban
expectativas y la aparición de esos
cuerpos iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones”.
“No hay listas con el destino final de los desaparecidos.
Podría haber listas parciales, pero desprolijas”, añadió.
“Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad
anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista,
demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal.
Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”,
relató el ex militar , clerical-fascista.
“Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no
podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas. No había otra solución;
estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra
la subversión”.
“Cuántas veces (los empresarios) me dijeron ‘se quedaron
cortos, tendrían que haber matado a mil, a 10 mil más’”. “Dios sabe lo que
hace, por qué lo hace y para qué lo hace. Yo acepto la voluntad de Dios. Creo
que Dios nunca me soltó la mano”, confiesa quien nunca se arrepintió de sus
miles de crímenes de lesa humanidad.
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Lic Cecilio Manuel Salguero
Cordoba
14/4/2012
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