¡¡¡ VIVA CRISTINA FERNANDEZ KIRCHNER NOBEL DE LA PAZ 2013 ¡¡
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:: Opinión :: J. Petras
30-05-2012
Colombia
y los medios de comunicación dominantes
Cuando
los respetables se vuelven extremistas, los extremistas se vuelven respetables
James
Petras
Traducido
para Rebelión por Ricardo García Pérez.
Introducción
Bajo
cualquier parámetro histórico, ya se trate de la legislación internacional, las
convenciones de los derechos humanos, los protocolos de Naciones Unidas o los
indicadores socioeconómicos, las políticas y prácticas de los gobiernos de
Estados Unidos y la Unión Europea se pueden calificar de extremistas. Con esto
queremos decir que sus políticas y prácticas se traducen en destrucción
sistemática a gran escala y largo plazo de vidas humanas y hábitats y afectan
probablemente a millones de personas mediante la aplicación directa de la
fuerza y la violencia. Los gobiernos extremistas detestan la moderación que
comporta rechazar las guerras declaradas y preferir las negociaciones
pacíficas. La moderación busca la resolución de conflictos a través de la diplomacia,
la negociación y el rechazo del terrorismo de Estado y paramilitar, la
desposesión masiva, el desplazamiento de poblaciones civiles y el ataque
sistemático contra los sectores populares de la sociedad civil.
La
primera década del siglo XXI ha sido testigo del abrazo de Occidente al
extremismo en todas sus manifestaciones, tanto de la política interior como
exterior. El extremismo es una práctica habitual de los autodenominados
conservadores, liberales y socialdemócratas. Antes, ser conservador suponía
preservar el statu quo y, como máximo, hacer pequeños ajustes en los márgenes.
Los «conservadores» actuales exigen el desmantelamiento completo de la
totalidad de los sistemas de bienestar social y la supresión de las
restricciones legales tradicionales que protegen de los abusos contra la mano
de obra y el medio ambiente. Los liberales y socialdemócratas que antes, de vez
en cuando, ponían en cuestión los regímenes coloniales han estado en la primera
línea de guerras coloniales múltiples y prolongadas que han asesinado y
desplazado a millones de personas en Iraq, Afganistán, Libia y Siria.
El
extremismo, tanto en lo referente a los métodos, los medios y los objetivos, ha
destruido las distinciones entre políticos de centro-izquierda, de centro y de
derecha. A quienes se oponen moderadamente a las políticas de rescatar a una
docena de bancos importantes y empobrecer a decenas de millones de trabajadores
se les llama «izquierda dura», «extremistas» o «radicales».
Siguiendo
la estela de las políticas extremistas de las autoridades públicas, los
respetables y prestigiosos medios de comunicación impresos se han entregado a
sus propias versiones del extremismo. (1) Las guerras coloniales que devastan
la sociedad civil y empobrecen material y culturalmente a millones de personas
en los países colonizados se justifican, adornan y presentan como legítimas,
humanas y promotoras de valores democráticos seculares. Las guerras internas en
nombre de las oligarquías y contra los trabajadores asalariados, que concentran
la riqueza y ahondan en la desesperación de los desposeídos, se califican de
racionales, virtuosas y necesarias. Las diferencias entre los medios prudentes,
equilibrados, prestigiosos y rigurosos y la prensa amarilla sensacionalista han
desaparecido. La invención pura y dura, las omisiones flagrantes y las
distorsiones de los contextos se encuentran tanto en unos como en otros.
Para
ilustrar el reinado del extremismo en los círculos oficiales y la prensa de
prestigio analizaremos dos casos concretos: las políticas estadounidenses hacia
Colombia y Honduras y la cobertura informativa que han dado de ellas The
Financial Times y The New York Times.
Colombia:
«La democracia más antigua de América Latina» contra «la capital mundial de los
escuadrones de la muerte»
Siguiendo
los pasos de las alabanzas eufóricas que de la emergencia de Colombia como
imagen emblemática hacía en un número del mes de abril la revista Time, así
como de The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post, The
Financial Times publicó una serie de artículos que incorporaban una sección
especial sobre el «milagro» político y económico de Colombia: «Investing in
Colombia» [«Invertir en Colombia»]. (2) Según el enviado especial a América
Latina de The Financial Times, un tal John Paul Rathbone, Colombia es «la
democracia más antigua del continente». (3) La fascinación de Rathbone por el
presidente Santos de Colombia trasciende de deberse a su papel como «agente de
poder emergente» para la Sudamérica continental hasta llegar a hacerlo
responsable de dar garantías a los inversores extranjeros en Colombia y
«despertar la envidia» de otros gobiernos menos exitosos de la región. Rathbone
pone de relieve la historia de un dirigente empresarial del país que afirma que
Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, «vive sus mejores
tiempos». (4) En sintonía con la opinión de la élite extranjera y empresarial,
el respetable medio de comunicación impreso describe Colombia como un país
próspero, pacífico, generoso con las empresas (porque recibe las tasas de
regalías por las extracciones mineras más bajas de todo el continente) y un
modelo de democracia estable que debe ser emulado por todos los líderes con
amplitud de miras. Con el presidente Santos, Colombia ha firmado un tratado de
libre comercio con el presidente Obama, su aliado más estrecho en el
continente. (5) Con el presidente Bush, los sindicatos, los grupos de derechos
humanos y religiosos y la mayoría demócrata del Congreso estadounidense
consiguieron bloquear el acuerdo sobre las bases militares aduciendo las
violaciones continuas de los derechos humanos en Colombia. Cuando Obama
suscribió el tratado de libre comercio, la Federación Estadounidense del
Trabajo y Congreso de Organizaciones Industrailes (AFL-CIO, Federation of Labor
and Congress of Industrial Organizations) y la oposición demócrata se se
vinieron abajo en el momento en que el presidente Obama reclamó una mejora
significativa en la situación de los derechos humanos y el compromiso de Santos
para poner fin a los asesinatos de dirigentes y activistas sindicales. (6)
La
paz, la seguridad y la prosperidad alabadas por las élites petroleras, mineras,
banqueras y del sector agrario se basan en el peor expediente de derechos
humanos de América Latina. En lo referente al asesinato de sindicalistas,
Colombia supera a la totalidad del resto del mundo junto. Entre los años 1986 y
2011, más del 60 por ciento de los sindicalistas asesinados en todo el mundo
murieron en Colombia a manos de una fuerza militar-policial-paramilitar
combinada, en gran medida a instancias de dirigentes empresariales nacionales y
extranjeros. (7) La «paz» que Rathbone y su cohorte de The Financial Times
elogian tiene un coste de más de 12.000 asesinatos, detenciones, heridas y
desapariciones de sindicalistas entre el 1 de enero de 1986 y el 1 de octubre
de 2010. (8) En ese periodo fueron asesinados casi 3.000 dirigentes y
activistas sindicales y varios centenares fueron secuestrados o desaparecieron.
El presidente Santos era Ministro de Defensa durante el mandato del anterior
presidente Álvaro Uribe (2002-2010). En esos ocho años fueron asesinados 762
dirigentes y activistas sindicales, más del 95 por ciento a manos del Estado o
de fuerzas paramilitares aliadas. (9)
Bajo
los mandatos de los presidentes Uribe y Santos (2002-2012),fueron desplazados y
despojados de sus hogares más de cuatro millones de campesinos y habitantes de
zonas rurales, a quienes los terratenientes y narcotraficantes confiscaron las
tierras. (10) Las tácticas terroristas utilizadas por la estrategia
contrainsurgente de los gobiernos sirvió a la doble finalidad de reprimir a la
disidencia y acumular riqueza. Los periodistas de The Financial Times ignoran
este capítulo del «crecimiento renaciente» de Colombia. Sienten particular entusiasmo
por la consiguiente «seguridad» porque en el año 2012 afluyó una gran inversión
exterior a gran escala, más de 6.000 millones de dólares, a las regiones
mineras y petroleras que anteriormente estaban «aquejadas» de disturbios. (11)
Los
principales señores de la droga, que estaban estrechamente vinculados a los
gobiernos de Uribe y Santos y posteriormente fueron encarcelados y extraditados
a Estados Unidos, han declarado en sus testimonios que financiaron y eligieron
a un tercio de los miembros del Congreso colombiano afiliados al partido de
Uribe y Santos en esa «democracia más antigua» de América Latina a la que se
refiere Rathbone. Según Salvatore Mancuso, ex jefe del escuadrón de la muerte
paramilitar de 30.000 miembros de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), él
mismo se encontró con el entonces presidente Uribe en diferentes zonas del país
y le entregó dinero y facilitó apoyo logístico en su campaña de reelección de
2006. También afirmó que muchas corporaciones nacionales y multinacionales
financiaron el crecimiento y la expansión de los escuadrones de la muerte. Lo
que Rathbone y sus colegas periodistas de The Financial Times celebran como la
emergencia de Colombia como paraíso del inversor está cuajada de la sangre y la
matanza de miles de campesinos, sindicalistas y activistas colombianos pro
derechos humanos. La sangrienta historia del reinado de terror de Uribe y
Santos ha sido omitida por completo de la narración actual de la «historia de
éxito» de Colombia. Las descripciones detalladas de la brutalidad de las
matanzas y las torturas de los escuadrones de la muerte patrocinados por Uribe
y Santos, que refieren la utilización de sierras eléctricas para amputar
extremidades de campesinos sospechosos de simpatías izquierdistas, están a
disposición de todo aquel periodista que esté dispuesto a consultar a las
principales organizaciones de derechos humanos de Colombia. (12)
Los
escuadrones de la muerte y el ejército actúan de forma coordinada. El ejército
recibe entrenamiento de más de un millar de asesores de las fuerzas especiales
estadounidenses. Llegan a una aldea en una oleada de helicópteros suministrados
por Estados Unidos, arrebatan la región a las guerrillas y, a continuación,
permiten que los terroristas de AUC saqueen las aldeas matando, violando y
destripando a hombres, mujeres y niños sospechosos de simpatizar con la
guerrilla. Las tácticas terroristas han expulsado de las zonas rurales a
millones de campesinos.
Permitir
que los generales y los señores de la droga se apropien de sus tierras
Los
defensores de los derechos humanos suelen ser blanco frecuente del ejército y
los escuadrones de la muerte. Los presidentes Uribe y Santos los acusan primero
de ser colaboradores activos de la guerrilla por dar a conocer los crímenes
contra la humanidad cometidos por el gobierno. Una vez marcados, esos
defensores se convierten en «blancos legítimos» para el ataque armado de los
escuadrones de la muerte y el ejército, que actúan con absoluta impunidad.
Entre los años 2002 y 2011 se perpetraron 1.470 actos de violencia contra
defensores de los derechos humanos, cuya cifra récord se alcanzó en 2011 con
239, entre los cuales hubo 49 asesinatos durante la presidencia de Santos. (13)
Más de la mitad de los defensores de los derechos humanos asesinados son
indígenas y afro-colombianos.
El
terrorismo de Estado fue y sigue siendo el principal instrumento de gobierno
con los presidentes Uribe y Santos. Según la Fiscalía General, entre los años
2010 y 2014 se produjeron en los «campos de la muerte» colombianos decenas de
miles de homicidios, 1.597 matanzas y millares de desapariciones. (14)
La
práctica de «falsos positivos» revelada por la prensa colombiana, según la cual
el ejército secuestra a jóvenes pobres, los disfraza de guerrilleros y los
asesina, se encuentran en los respetables medios de comunicación impresos
estadounidenses como prueba de los éxitos militares de Santos y Uribe en su
lucha contra la guerrilla. Hay 2.472 casos documentados de asesinato de falsos
positivos a manos del ejército. (15)
Honduras:
The New York Times y el terrorismo de Estado
The
New York Times publicó un artículo sobre Honduras en el que subrayaba la
«cooperación» del gobierno en la lucha estadounidense contra la droga. (16) El
periodista Thom Shanker habla de una «asociación» basada en la expansión de
tres nuevas bases militares y el estacionamiento en el país de las fuerzas
especiales estadounidenses. (17)
Shanker
describe la victoriosa operación de las fuerzas de operaciones especiales de
Honduras, orientadas y dirigidas por formadores de las fuerzas especiales
estadounidenses. Shanker habla de la visita realizada por una delegación de
miembros del Congreso estadounidense que evaluaó a las tropas locales en lo
referente al respeto a los derechos humanos y cita que el embajador
estadounidense en Honduras elogió al gobierno como «socio entusiasta y
capacitado para este esfuerzo conjunto». (18)
Hay
paralelismos insidiosos entre la forma de encubrir al gobierno extremista
criminal de Honduras por parte de The New York Times y la cruda promoción que
lleva a cabo The Financial Times de esta democracia de escuadrones de la muerte
de Colombia.
El
gobierno actual encabezado por el «presidente» Lobos, que invita al Pentágono a
ampliar su control militar sobre grandes franjas de territorio hondureño, es
fruto de un golpe militar respaldado por Estados Unidos que derrocó a un
presidente liberal elegido el 28 de junio de 2009, un aspecto que Shanker
olvida mencionar. Lobos, el presidente de rapiña, mantiene el control
asesinando, encarcelando y torturando a críticos, periodistas, defensores de
los derechos humanos y trabajadores rurales sin tierra que pretenden reclamar
las tierras que les han arrebatado violentamente los terratenientes que
respaldan a Lobos.
Tras
el golpe militar, miles de manifestantes hondureños en favor de la democracia
fueron asesinados, apaleados y detenidos. Según estimaciones conservadoras de
Human Rights Watch, 20 disidentes pro democracia fueron asesinados por el
ejército y la policía. (19) Entre enero de 2010 y noviembre de 2011, al menos
12 periodistas críticos con el gobierno de Lobos fueron asesinados.
En
las zonas rurales, donde el reportero de The New York Times describe un idilio
amoroso entre las fuerzas especiales estadounidenses y sus homólogas
hondureñas, entre enero y agosto de 2011 fueron asesinados 30 campesinos en el
valle de Bajo Aguan, al norte de Honduras, por escuadrones de la muerte a
sueldo de los oligarcas que apoyan a Lobos. (20) Ni un solo asesino del
ejército, la policía o los escuadrones de la muerte ha sido juzgado y
encarcelado. Roberto Micheletti, líder golpista, y el presidente Lobos, su
sucesor, han atacado reiteradamente las manifestaciones en favor de la
democracia, en especial las encabezadas por maestros, estudiantes y
sindicalistas, y han torturado a centenares de disidentes políticos
encarcelados. Precisamente en el mismo periodo que The New York Times publica
su artículo más entusiasta sobre las relaciones amistosas entre Estados Unidos
y Honduras, el número de muertos entre los disidentes en favor de la democracia
aumentó bruscamente: en los primeros cuatro meses de 2012 han sido asesinados
ocho periodistas y un locutor de televisión. (21) A finales de marzo y
principios de abril de 2012, nueve campesinos y empleados fueron asesinados por
terratenientes favorables a Lobos. (22) Ninguna detención, ningún sospechoso...
la impunidad reina en la tierra de las bases militares estadounidenses. The New
York Times sigue el ejemplo de la complicidad y la ley del silencio propias de
la mafia.
Siria:
Cómo The Financial Times absuelve a los terroristas de Al Qaida
Mientras
los terroristas respaldados por Occidente saquean Siria, la prensa occidental,
especialmente The Financial Times, sigue absolviendo a los terroristas de
colocar coches bomba, matar y mutilar a centenares de civiles. Con un cinismo
descarnado, sus reporteros se encogen de hombres y dan crédito a las
afirmaciones de los terroristas de Londres dedicados a sembrar propaganda,
según la cual el gobierno de Assad se dedica a destruir sus propias ciudades y
sus fuerzas de seguridad. (23)
Conclusión
Mientras
el gobierno de Obama y sus adláteres europeos abrazan públicamente el
extremismo, (incluido el terrorismo de Estado), los asesinatos selectivos y los
coches bomba en ciudades abarrotadas, la prensa respetable le imita. El
extremismo adopta muchas formas: desde la omisión de información sobre el uso
de la fuerza y la violencia para derrocar a gobiernos adversarios hasta el
encubrimiento de asesinatos generalizados de decenas de miles de civiles y la
expropiación de millones de campesinos y agricultores. Las «clases cultas», los
lectores acomodados, están siendo adoctrinados por los medios respetables para
que crean que el presidente Santos sonriente y pragmático y el presidente
electo Lobos han conseguido consolidar la paz y la prosperidad basada en el
mercado y garantizar un acuerdo de libre comercio y unas concesiones de bases
militares a Estados Unidos que benefician a ambas partes, aun cuando los dos
gobiernos ocupen los primeros puestos de la lista de países del mundo donde se
asesinan a más sindicalistas y periodistas. Incluso hoy, día 15 de mayo de
2012, mientras leo que la asamblea de congresistas hispános de Estados Unidos
ha otorgado a Lobos el primer puesto en un galardón de defensa de la
democracia, la prensa hondureña informa del asesinato del director de
informativos de la emisora de radio HMT, Alfredo Villatoro, que hace el número
25 de los periodistas críticos asesinados entre el 27 de enero de 2010 y el 15
de mayo de 2012. (24)
El
apoyo de la prensa respetable al extremismo y su utilización de una
terminología demonizadora y un lenguaje virulento para describir a los
adversarios del imperio van a la par de las alabanzas eufóricas y efusivas de
los terroristas de Estado y los mercenarios pro occidentales. El encubrimiento
sistemático ejercido por el periodismo extremista va mucho más allá de los
casos de Colombia y Honduras. El reportaje de Michael Peel en The Financial
Times sobre la devastación dirigida por la OTAN de Libia (el estado de
bienestar más avanzado de África) y el ascenso al poder de bandas armadas de
terroristas tribales e islámicos fanáticos se presenta como una victoria de la
democracia sobre «una dictadura brutal». (25) La mendacidad y la hipocresía de
Peel quedan patentes en sus vergonzosas afirmaciones de que la destrucción de
la economía libia y la tortura masiva y los asesinatos raciales que siguieron a
la guerra de la OTAN son una victoria del pueblo libio.
El
giro totalitarista de la prensa respetable es consecuencia directa de su
adulación de las medidas extremistas adoptadas por los gobiernos occidentales.
Como, al igual que sucede con el uso de la fuerza, la violencia, el asesinato y
la tortura, las medidas extremistas se han convertido en práctica habitual de
los presidentes y primeros ministros actuales, a los periodistas no les queda
otra opción que inventar mentiras para racionalizar los delitos y escupir un
chorreo constante de adjetivos muy recargados con el fin de convertir a las
víctimas en verdugos y a los verdugos, en víctimas. El extremismo en defensa de
los gobiernos pro estadounidenses ha desembocado en los relatos más grotescos
que se puedan imaginar: los presidentes de Colombia y México son los líderes de
las economías más absolutamente narcotizadas del continente, pero se les elogia
por la guerra que libran contra las drogas mientras que a Venezuela, el país
productor más marginal, se le estigmatiza calificándolo de ser el principal
«narcoducto». (26)
Los
artículos sin ningún fundamento de hecho, indignos de ser fuente de información
objetiva, nos orientan a buscar una explicación subyacente. Colombia ha firmado
un tratado de libre comercio que beneficiará a las exportaciones
estadounidenses frente a las colombianas en una proporción de dos a uno. (27)
La política de libre comercio de México ha beneficiado en una proporción
similar al sector agrario y los grandes minoristas estadounidenses.
El
extremismo en todas sus modalidades se infiltra en los gobiernos occidentales y
encuentra su justificación y racionalización en los medios respetables, cuya
misión es adoctrinar a la sociedad civil y convertir a los ciudadanos en
cómplices voluntarios del extremismo. Al prologar interminablemente los «reportajes»
sobre Putin, de Rusia, presentándolo como un tirano autoritario de la era
soviética, los medios respetables evitan todo debate sobre el hecho de que ha
duplicado el nivel de vida y ha obtenido una victoria electoral con más del 60
por ciento de los votos. Al magnificar el pasado autoritario de Gadafi, sus
mastodónticas obras públicas, sus programas de bienestar social y sus generosos
programas de inmigración y ayuda exterior al África subsahariana quedan
relegados al pozo sin fondo de la memoria. Las alabanzas que la prensa
respetable vierte sobre los presidentes Santos y Lobos y sus escuadrones de la
muerte forman parte de un desplazamiento sistemático a gran escala y largo
plazo desde la pretensión hipócrita de promover las virtudes de una república democrática
a la suscripción abierta de un imperio asesino y enfurecido. La nueva regla de
los periodistas dice: «para la defensa del imperio, el extremismo no es ningún
mal».
Notas
(1)
Hay consenso generalizado acerca de que entre los medios de comunicación
impresos respetables se encuentran The Financial Times, The New York Times, The
Washington Post y The Wall Street Journal.
(2)
The Financial Times (en adelanet, FT), 8 de mayo de 2012; véase también FT, 4
de mayo de 2012, «Colombia looks to consolidate gains in country of
complexities» [«Colombia aspira a consolidar beneficios en el país de las
complejidades»].
(3)
FT, 8 de mayo de 2012, p. 1.
(4)
FT, ibíd.
(5)
BBC News, 5 de mayo de 2012.
(6)
Ibíd.
(7)
Renan Vega Cantor, ¡Sindicalicidio! (Un cuento poco imaginativo de) terrorismo
laboral, Bogotá, 25 de febrero de 2012.
(8)
Ibíd.
(9)
Ibíd.
(10)
Informe de CODHES, noviembre de 2010.
(11)
FT, 8 de mayo de 2012, p. 4.
(12)
Véanse los informes anuales de CODHES, Reiniciar y Human Rights Watch.
(13)
«Claroscuro», Informe anual 2011 del Programa Somos Defensores, Bogotá, 2012;
Corporación Colectivo de Abogados, enero-marzo de 2012.
(14)
Fiscalía General, Informe de 2012.
(15)
http://www.falsos.positivos.blogspot.com
(16)
Thom Shanker, «Lessons of Iraq Help US Fight a Drug War in Honduras» [«Las
enseñanzas de Iraq ayudan a Estados Unidos a luchar contra la droga en
Honduras»], The New York Times, 6 de mayo de 2012.
(17) Ibíd.
(18) Ibíd.
(19) Human Rights Watch, Informe mundial de 2012
(20)
Honduran Human Rights, 12 de mayo de 2012.
(21)
Ibid
(22)
Ibíd.
(23)
El flagrante encubrimiento de los coches bomba es obra de las estrellas del
periodismo de The Financial Times enviadas a Oriente Próximo. Véase Michael
Peel y Abigail Fieldgin-Smith, «At Least 55 Die in two Damascus Explosions:
Responsibility for Blasts Disputed» [«Al menos 55 muertos en dos explosiones en
Damasco: autoría en discusión»], FT, 11 de mayo de 2012.
(24)
Honduras Human Rights, 24 de abril de 2012.
(25)
Michael Peel, «The Colonels Last Stand», FT, 12 y 13 de mayo de 2012.
(26)
Uno de los narcotraficantes más conocido de Colombia describió los estrechos
lazos financieros y políticos existentes entre los terroristas de Autodefensas
Unidas de Colombia y los gobiernos de Uribe y Santos. Véase La Jornada, 12 de
mayo de 2012.
(27)
BBC News, 15 de mayo de 2012. Según las estimaciones de la Comisión de Comercio
Internacional de Estados Unidos, el valor de las exportaciones norteamericanas
a Colombia podría aumentar en 1.100 millones de dólares, mientras que las de
Colombia aumentarían 487 millones de dólares.
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